Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

miércoles, 26 de diciembre de 2012

FUI BAUTIZADO

Estaba muy enferma, sus pulmones no daban mas, aun así,  bajo del cuarto piso donde estaba ingresada, para verme allí acostado, en aquella salita del hospital de Maternidad de Línea, donde yo había visto los primeros rayos de luz, rió e hizo un juramento gitano, …”cuando salga de aquí, yo lo bautizo…”
Paya, la esposa de quien finalmente fue mi padrino, Kaliá, uno de los hermanos de Paricho, mi abuela, no pudo llevarme ante el cura para recibir mi iniciación, el derrame profundo en sus pulmones, la llevaron a la muerte 17 días después de mi nacimiento, en su lugar su Hija Cristina, llevo el mandato de su madre.
 
(Cristina, hija de Paya y Kalia)

Mi mama lo quería hacer, y aquel ritual que había comenzado Juan, el Bautista, 2000 años atrás en el rio Jordan a unos cuantos desamparados, despojándoles así de sus pecados para entrar al reino de Dios, se había convertido en la Cuba de Fidel, en un hecho tan perseguido, como le hicieron a este tal Juan, y a otro, que en un acto de humildad recibió el agua bendita para convertirse más tarde en el Cristo redentor, que todos conocemos.

No soy un partidario de la iglesia católica, que tomo el nombre de aquellos hombres honorables y rebeldes que querían cambiar el mundo, para traficar con el alma humana, y uno no decide en ese momento su suerte, no obstante siendo mi familia tradicionalmente religiosa, dudo que haya pasado por sus mentes, ni siquiera mi opinión acerca de la iglesia y el bautismo, era simplemente un acto de tradición, que una nueva revolución en guerra con una jerarquía eclesiástica, no podía discernir entre eso, la cúpula de una iglesia y los simples humildes que querían seguir creyendo en Dios. Así que mi bautismo se llevo a cabo según cuentan testigos presenciales, en un acto de conspiración al mejor estilo de “Casa Blanca”.

A la iglesia del Convento de Santa Clara de Asís, donde hacía muy poco lo habían convertido en escuela primaria y secundaria juntas “Camilo Cienfuegos”, llego, después de una caminata en subida desde la Avenida Porvenir, Kaliá, que por esas coincidencias que tiene la vida había nacido en Córdoba, Argentina, cuando aquellos gitanos que más tarde se quedaron en Lawton, andaban a las andadas por este continente. Más tarde casi media hora después llego su hija Cristina, y esperaron junto al cura en una habitación, sentados al frente de un ventilador que secaba las gotas de sudor del esfuerzo realizado para llegar allí a eso de las 2 de la tarde…luego apareció Juan Suarez, mi padre, reacio y nervioso por estar allí casi en contra de su voluntad y repitiendo en todo momento “La negra me va a buscar un problema”, refiriéndose a mi Madre Lisso, que me traía en vuelto en sabanas blancas al mejor estilo de “tamal tropical”.

La ceremonia comenzó en el más estricto silencio, con el susurro de un cura que apenas se le entendía, mi llanto rompió el mutismo, cuando aquella agua refrescante corrió desde mi frente hacia atrás, llenando de mas nerviosismo a un Juan que parecía que estaba cometiendo el peor de los pecados de un “comunista”, que había abrazado hacia muy pocos esas ideas y que repetía como papagayo “que la religión era el opio de los pueblos”, finalmente recibí la bendición de mis padrinos y todos se fueron a casa con el mismo sigilo con que habían llegado, de uno por vez salieron de la iglesia como “el que no quiere saber nada”, no hubo comelata por mi bautismo, ni una majestuosa fiesta de bienvenida al pueblo católico, todo había quedado en aquella oculta reunión.

No fue aquel acto mi iniciación, ni la limpieza de mis pecados, que aun estaban por venir, no creo que aquello me acercara mas a una iglesia que desborda abundancia y lujo ante tanta pobreza en el Mundo, mi madre gitana lo quiso hacer y punto, y no hubo barbudo alguno, que habiendo bajado de la Sierra con tantos crucifijos, para luego esconderlos por alguna gaveta de su casa, se lo impidiera, ella lo haría a toda costa, aunque para ello, tuviera que remontarse a la manera en que los primitivos cristianos, lo hacían a escondidas en sus humildes catacumbas.
(Paya y sus dos hijos Cristina y Bebo)