Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

lunes, 31 de marzo de 2014

Hay momentos en que uno esta mas pesimista, y ya no cree mucho en el porvenir, este fin de semana se aprobó la nueva Ley de Inversión Extranjera en Cuba, con nuevas oportunidades para invertir, …es maravilloso comprender que ahora SI sabemos y no antes que para dar satisfacción a las necesidades de los cubanos en el futuro se necesita una inversión anual de 2500 millones y que la economía y su PBI crezcan a un ritmo de 6-7 % anual,…lo increíble es, que los que hoy manejan la economía cubana, los Murillos y los Malmiercas, nos quieran hacer creer que hay una fila india interminable haciendo cola fuera de Cuba para invertir semejante cantidad de dinero…me vino a la mente y lo busque un poema de Vallejo,…sobran las palabras, el poeta ya lo ha dicho…




Y SI DESPUÉS DE TANTAS PALABRAS…
(Cesar Vallejo)

Y si después de tantas palabras, 
no sobrevive la palabra! 
¡Si después de las alas de los pájaros, 
no sobrevive el pájaro parado! 
¡Más valdría, en verdad, 
que se lo coman todo y acabemos! 

¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte! 
¡Levantarse del cielo hacia la tierra 
por sus propios desastres 
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla! 

¡Más valdría, francamente, 
que se lo coman todo y qué más da...! 

¡Y si después de tanta historia, sucumbimos, 
no ya de eternidad, 
sino de esas cosas sencillas, como estar 
en la casa o ponerse a cavilar! 
¡Y si luego encontramos, 
de buenas a primeras, que vivimos, 
a juzgar por la altura de los astros, 
por el peine y las manchas del pañuelo! 
¡Más valdría, en verdad, 
que se lo coman todo, desde luego! 

Se dirá que tenemos 
en uno de los ojos mucha pena 
y también en el otro, mucha pena 
y en los dos, cuando miran, mucha pena... 
Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!

lunes, 17 de marzo de 2014

HAY VIAJES FUNDACIONALES…

Hay una frase que se utiliza mucho en la Argentina en los medios de comunicación, cuando un programa de televisión o de la radio repite un formato o una información, y es “la audiencia se renueva…”, y es lo que muchas veces pasa entre una generación y otra, hay acontecimientos que se repiten.

Hace unos días atrás, mi hija de 21 años, junto con su pareja y un grupo de amigos y compañeros de la universidad decidieron escalar la mítica Sierra Maestra y llegar hasta la cima del pico más alto de Cuba, El Pico Turquino (1974 metros sobre el nivel del mar), es un reto físico pero también un encuentro espiritual con nuestra historia, no tan reciente, de apenas 61 años.

Me relato en síntesis toda su odisea y la complacencia de su aventura. Sentí orgullo (nada extraordinario para cualquier padre común, como el que soy), de que mi hija en este aspecto le gustara este tipo de cosas como me gustan a mí y compartí con ella algunas reflexiones que me trajo su viaje, que como le comunique por mail me saben a fundacionales. No sales igual después de pasar por una experiencia así, es posible que en ese momento no te des cuenta pero al pasar los años y la reflexión se apodera de tu ser, te das cuenta que hay cosas que cambian, tal vez imperceptibles para el desbarajuste emocional que significa la juventud y las ganas de llegar a la Luna en bicicleta.

El Turquino lo escale tarde, porque no fui universitario en Cuba, sino estudie en la extinta URSS, y cuando llegue después de graduarme, las obligaciones del trabajo, la familia etc, impidieron ese viejo anhelo, sin embargo cuando por situaciones familiares de entonces decidí dejar la isla, me propuse a toda costa que ese lugar lo tenía que conocer si o si. Mi pareja por aquella época, Elisa, Argentina ella, me apoyo y me siguió en mi empeño, y ni lerdo ni perezoso organizamos el viaje en tren hasta Santiago de Cuba, a base de botella y tienda de campaña, llegamos hasta los pies de la subida al Turquino. Ese agosto del 2000 a Elisa por ser extranjera no la dejaron subir, yo me sentí tan discriminado como ella, pero Elisa con ese corazón grande que tenia, dejo de lado su amargura, y me alentó a que yo hiciera solo semejante travesía,…así que mi mochila fue mi única compañía, y con un grabador de casset portátil y una cámara de foto, trate de relatar todo lo que veía, inclusive mi cansancio, era lo menos que podía hacer para luego compartirlo con la resignada Elisa. Dormí solo la noche en la montaña y al otro día llegue a los pies del busto de José Martí, donde pude leer aquella maravillosa frase de …"Escasos como los montes son los hombres que saben mirar desde ellos y sienten con entrañas de nación o de humanidad"…Fue un viaje que me marco, ya no fui el mismo, tal vez ni me di cuenta entonces de ello, pero guardo algunos recuerdos, entre ellos “poesías” escritas a DOS manos, que solo tienen ese valor sentimental para uno.


No ha sido el único viaje fundacional en mi vida, en 1996 estuve trabajando seis meses en la Universidad Mayor de San Andres de la Paz, Bolivia, impartiendo clases de “Criofísica y Vacio” en la carrera de Licenciatura en Física de dicha Universidad, además de establecer un Laboratorio de Criogenia y Técnicas de Vacio que complementaran mis lecciones de entonces.

Los estudiantes y algunos profesores de la carrera organizaron a mi favor un viaje para conocer los Yungas Bolivianos, sería una travesía a pie de cinco días, pasando por un pico a 5200 metros sobre el nivel del mar. Compartimos campamentos a la orilla de los acantilados y nos bañamos en ríos a unos 10 oC de temperatura del agua, comimos los manjares simples pero deliciosos de los lugareños en aquella aventura, me supe de la pobreza extrema, casi indigente, de aquellos paramos, de cortar el pan y compartir la lata de carne que llevábamos, con los niños del lugar…no sales igual después de esos viajes, ya no eres el mismo.


En Enero de 2007 había dejado, por desavenencias, uno de los emprendimientos privados que con sudor y lagrimas había construido juntos con otros profesionales en la Argentina, necesitaba de nuevos aires, de algo que me estremeciera, fue entonces que el hermano de mi actual pareja Rafael me propuso un viaje en auto hasta Ushuaia, la ciudad más austral del Planeta Tierra (hasta 1998, que se decidió designar con este nombre a Puerto Williams). Hay cosas que uno sabe de historia o de geografía pero jamás pensó que podría verlas con sus propios ojos. Con mi Fiat Uno, me recorrí 3000 km, pase en barco con el auto arriba el Estrecho de Magallanes y me enfrente a aquellos maravillosos paisajes del FIN del MUNDO, camine encima de Glaciar Martial y estuve en la celda de unos de los presos más famosos que pisaron aquellas tierras inhóspitas, el “Petiso Orejudo”. En el regreso de Ushuaia hacia Buenos Aires por la legendaria ruta 40, conocí el Chaltén y camine sin descanso hasta los pies del gran Monte Fitz Roy, su cumbre me era inalcanzable pero aquel Pico nevado me dejaría una impresión inolvidable, anduve y anduve y llegue, con embarcación de por medio, a poder estar a unos metros de distancia de esa pared azul colosal del Glaciar Perito Moreno y pude observar excitado y pequeño al mismo tiempo, la caída espectacular de una mole helada de una de las paredes de este mítico lugar, gracia de la Naturaleza y de Dios. En aquella ocasión hice 9000 km en 21 días en auto, y fue sin duda alguna por todo lo vivido un viaje fundacional.

En el 2010, se encontraba de visita mi hija en la Argentina. Un año atrás había jurado que si nos veíamos, escalaríamos juntos el Cerro Uritorco, que por cinco metros es más alto que nuestro Turquino, según cartel que se encuentra en la cima, aunque según mediciones geográficas su altura real es de 1949 metros sobre el nivel del mar. Hacia Capilla del Monte nos dirigimos en Julio de aquel año para hacer nuestra escalada, nos acompañarían Graciela, mi mujer y mi vieja Lisso, que se encontraba un poco asustada con el hecho de que su nieta hiciera semejante travesía con su padre. Recuerdo que el GPS con que nos guiábamos en el auto, para que nos llevara a Capilla, nos marco la ruta más corta en medio de las montañas, y entre curva y contra curva cerca de los desfiladeros,  los “pasajeros de viaje” se fueron poniendo nerviosos, yo mientras tanto disfrutaba, porque por algún lugar nos llevaría a destino. Una vez en la ciudad de Capilla del Monte cerca de donde se encuentra el Cerro, nos preparamos para la subida del día siguiente. Camila y yo subimos solos, mi vieja se quedo en la ciudad y Graciela nos espero a los pies del Cerro para nuestro regreso. Mi hija estuvo genial, con una disposición para las dificultades como nunca nos había tocado compartir, reíamos, charlábamos en medio de la respiración agitada y profunda, conoció la nieve por primera vez en sus 18 años, le prendimos juntos una vela en la gruta de “Orestes”, lugar que bautizamos así en recordación de mi gran amigo de la adolescencia que se me murió de cáncer con apenas 42 años… y nada, nos crecimos como padre e hijo en aquel maravilloso lugar. Para colmo cuando regresamos a Capilla, mi vieja, gitana al fin, había salido por el pueblo leyendo la buenaventura a cualquier cristiano que quisiera saber de su futura suerte, y con lo que le dieron “a voluntad” por sus bendiciones afortunadas, pudimos cenar con la paz y la bendición en nuestras almas.


Esto es lo único que uno se lleva de esta vida, los recuerdos de las cosas que te cambiaron de a poco, que te hicieron mejor persona, más preparada para la adversidad, más consciente de lo ínfimo que somos ante la fuerza y la belleza de la naturaleza…el viaje de mi Cami al Turquino disparo estos recuerdos…hay viajes fundacionales, estos son los viajes externos que uno se anima a recordar, hay otros internos, fundacionales también, que necesitamos más tiempo para procesarlos…

miércoles, 12 de marzo de 2014

        ODIAR EL AMOR
         ( Roque Dalton)

    La luna se me murió
aunque no creo en los ángeles.
La copa final transcurre
antes de la sed que sufro.
La grama azul se ha perdido
huyendo tras tu velamen.

    La mariposa incendiando
su color, fue de ceniza.
La madrugada fusila
rocío y pájaros mudos.
La desnudez me avergüenza
y me hace heridas de niño.

    El corazón sin tus manos
es mi enemigo en el pecho.



sábado, 8 de marzo de 2014

EL VANIDOSO

Yo sería un gran muerto.

Mis vicios entonces lucirían como joyas antiguas
con esos deliciosos colores del veneno.
Habría flores de todos los aromas en mi tumba
e imitarían los adolescentes mis gestos de júbilo,
mis ocultas palabras de congoja.

Tal vez alguien diría que fui leal y fui bueno.
Pero solamente tú recordarías
mi manera de mirar a los ojos.

(Roque Dalton, ... Un grande)

Cuba es ese país maravillo, donde los problemas que tenemos es por NUESTRA ineficiencia colectiva, y donde nuestros logros a base de sacrificio y sangre es porque hemos tenido a UN gran hombre al frente del gobierno...no aprendemos más... sobre todo porque hay gente interesada en repetir una y otra vez el mismo discurso.

martes, 4 de marzo de 2014

HACER POLITICA

by jovencuba, jovencuba.com

Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

Hace 2300 años Aristóteles escribió que el hombre es un zoon politikon, un animal político en toda su expresión, y tenía razón. Desde la antigua Atenas hasta ahora, los funcionarios públicos necesitan del respaldo popular para su gestión, necesitan hacer política porque ella es la que crea el consenso que los legitima en el poder. Por su parte los ciudadanos tienen el derecho de participar activamente en la política, tiene sentido si tenemos en cuenta que las decisiones que se toman en este campo influyen directamente en sus vidas. Desde la antigüedad hasta ahora ha sido necesario hacer política a todos los niveles.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, en pocos años se cumplieron las promesas que cinco décadas de República no habían podido satisfacer y esto dotó al nuevo Estado revolucionario de una autoridad moral inédita en la historia nacional, el consenso político estaba construido sobre bases sólidas. Este pudo mantenerse durante mucho tiempo gracias al magnetismo de Fidel Castro y sus métodos de dirección, incluso durante el Período Especial la ideología nacional resistió los embates provocados por la necesidad. La política se hacía a diario y se personificaba principalmente en la figura del líder, esto traía consigo varios problemas pero estos no se harían tan evidentes hasta su salida de la política oficial.

Del liderazgo carismático de Fidel pasamos con Raúl a la institucionalización del país, cambiaron los métodos y estilos de trabajo mientras el discurso político conminaba a la necesidad de un cambio en el país, siempre en los límites del proyecto socialista nacional. La convocatoria del nuevo presidente a que los ciudadanos participen activamente en el destino del país, incluso apelando a la crítica y respetando las diferencias de cada cual, tuvo como efecto inmediato cierta socialización de la política. Cuba maduraba un poco en este sentido.

Sin embargo, todavía existe cierto prejuicio sobre la participación política de los ciudadanos, para algunos descarriados la participación en el proyecto socialista se manifiesta a través del apoyo incondicional a las políticas estatales. Esta mirada excluye la posibilidad de la crítica y ve con malos ojos el saludable escrutinio que hace la sociedad sobre las instituciones y la gestión de los funcionarios públicos.

Recientemente, el intelectual cubano Fernando Martínez Heredia nos decía a un grupo de jóvenes que nos tocaba hacer política, que años atrás era imposible pero en las condiciones actuales era incluso un deber. Hacer política antes que otros lo hagan por ti, participar activamente y no desde la pasividad del espectador. Ahora, ¿hasta qué punto los ciudadanos podemos hacer política? ¿Hasta qué punto los funcionarios públicos cubanos la hacen? ¿Lo necesitan?

Les pongo un ejemplo, en un concierto que el grupo Buena Fe dio a revolucionarios venezolanos en un teatro de Caracas, estaban situadas sillas próximas al escenario para los funcionarios de la ciudad. Momentos antes de comenzar el concierto un joven sale del público y sube al escenario, toma el micrófono en mano y le dice al público que los mejores asientos no pueden ser para los dirigentes, sino para el pueblo, que en una revolución no pueden haber privilegios ni siquiera a la hora de sentarse en un teatro. Momento tenso.

Es entonces que el funcionario a cargo de la actividad sale al micrófono y le dice al público que ese ciudadano tiene la razón e inmediatamente da instrucciones para que los asientos sean retirados mientras los funcionarios del Gobierno se mezclan con el público. Supo encontrar una salida política, supo agradecer al joven y no mostrar resentimiento por ese momento incómodo, de ese concierto la revolución de aquel país salió fortalecida.

En Venezuela el Estado está constantemente bajo el escrutinio público, no solo por la presión de la derecha sino por los mismos revolucionarios que quieren que sus dirigentes estén a la altura de lo que la revolución exige de ellos. Aunque la comparación es injusta y nuestras realidades son distintas, no puedo evitar notar que en Cuba hemos perdido terreno en ese sentido, muchos de nuestros funcionarios pueden incluso darse el lujo de ser impopulares porque los resortes que los legitiman son burocráticos, los jueces de su accionar son el cumplimiento de un plan de trabajo que goza del visto bueno de sus superiores en vez de la opinión pública o el voto directo del pueblo.

¿Se le ha ocurrido a alguien hacer lo mismo en un acto político o cultural en Cuba? ¿Qué pasaría? O más interesante aun: ¿qué actitud tomaría el funcionario a cargo de la actividad? Creo que la Revolución Cubana no saldría muy fortalecida en ese caso, porque muchos de nuestros funcionarios han olvidado o nunca conocieron los resortes que mueven la política y la gestión de la voluntad popular. Confieso que estamos acostumbrados a las jerarquías en los actos políticos, a que nos designen dónde nos toca y en algunos casos, hasta se ensaya qué debemos decir. Recuerdo incluso una ocasión donde el asiento que me tocaba estaba señalado con mi nombre.

Nuestros políticos prácticamente no necesitan hacer política, conozco casos de funcionarios que en su gestión han resultado totalmente impopulares y sin embargo resultan promovidos a cargos superiores. Promover personas así resulta un suicidio político impensable en cualquier lugar del mundo y estoy seguro que acá también tiene su costo. Un precio lento pero que se clava en la raíz del proyecto revolucionario y va hundiéndose como un cuchillo imperceptible que no advertimos hasta que es demasiado tarde.

Tengo un amigo que dice que no se trata solo de ser, sino que también se debe parecer. No basta con representar los intereses populares si no se hace con las personas que designa el pueblo. En provincias como Camagüey o Santiago de Cuba, tenemos dirigentes que gozan del prestigio popular, este se ha logrado teniendo no solo resultados exitosos sino haciendo política junto al pueblo. Estos son los que quisiéramos ver en responsabilidades mayores, la mejor política de cuadros es la práctica misma y el criterio del pueblo.

Vivo en un país que vive la tragedia de tener potencialidades sin explotar, con una Revolución que le ha tocado una circunstancia muy dura y un pueblo que merece más de lo que tiene. Un país que puede llegar a ser mucho más si logra sobreponerse a su realidad, si logra salvar a su Revolución, si puede aplicar cambios sin que esto signifique sacrificar su proyecto político, un país sufrido pero que vale la pena luchar por él. Vale la pena luchar para que el funcionamiento de las organizaciones sea mejor, vale la pena militar en ellas y no limitarse a la crítica francotiradora.

En el contexto actual, hacer política es cada vez más necesario pero algunos siguen viendo mal que los ciudadanos la hagan, así como siguen siendo escasos los funcionarios públicos que la hacen como debe ser. En este país tan instruido, tenemos mucha menos cultura política de la que presumimos y necesitamos. En un país de tantas encrucijadas, hacemos menos política de la que debiéramos. Pero estamos a tiempo.