Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

sábado, 17 de mayo de 2014

REIVINDICACION DEL 20 DE MAYO

segundacita.blogspot.com.ar
Por Fidel Vascós González

Hay fechas que constituyen un parteaguas en la vida de los pueblos y que marcan “un antes y un después". Su influencia es tal que generan encendidas polémicas entre defensores y detractores de su trascendencia. En estos casos se impone la serenidad y el análisis balanceado. Para ello deben tenerse en cuenta tanto los aspectos objetivos del hecho en su entorno concreto y en el devenir social, como los subjetivos que emanan del alma popular.

Para los cubanos, una fecha de estas características es el 20 de mayo de 1902. Ese día simboliza la desaparición del sistema colonial español que aherrojó a la isla durante 400 años y también concluyó la primera intervención militar yanqui en Cuba. Los cubanos supimos derrotar, tanto al coloniaje peninsular como a los intentos de anexión de la isla a Estados Unidos. Estas victorias no son poca cosa.

Mediante la Constitución de 1901 se estableció el Estado Nacional cubano. De esta forma Cuba se incorporó al proceso iniciado mundialmente a mediados y fines del Siglo XV, con el surgimiento de los Estados Nacionales, en Francia, Inglatera y España.

Los actos del cambio de poderes contaron con la presencia del Generalísimo Máximo Gómez, el único de los grandes jefes de la lucha por la independencia que quedaba vivo. Gómez, ante el Gobernador norteamericano Leonardo Wood, izó la enseña nacional y exclamó: "!Hemos llegado!", según recogieron los periódicos de la época. Acompañando al ulular de las sirenas en fábricas y barcos surtos en el puerto, el pueblo desbordaba masivamente las calles y avenidas de la ciudad. Similares eventos se desarrollaron a lo largo y ancho del país.

Para el pueblo cubano de aquellos tiempos, el hecho constituyó una manifestación de inmenso júbilo que mitigaba las desgarraduras sufridas durante los años de la guerra libertaria. La fecha constituye un peldaño más en la larga batalla de nuestro pueblo por alcanzar la libertad política, la independencia económica y la justicia social. Su relevancia quedó recogida en el habla popular con la frase "¡como un 20 de mayo!”, para describir algún acontecimiento de especial jolgorio y bulliciosa manifestación.

Pero el 20 de mayo también tiene un lado oscuro y de frustración. Ese día se inauguró en Cuba otra forma de dominación extranjera, distinta al colonialismo español: el neocolonialismo norteamericano. La aparente soberanía alcanzada escondía un yugo de nuevo tipo para la sufrida Nación cubana. Las relaciones de explotación neocoloniales se inauguraron en Cuba y, por ser inéditas, sólo fueron aprehendidas por las mentes preclaras del momento. La generalidad de la conciencia nacional no pudo comprender, en aquel instante, el engaño de que era objeto.

Hay que tener en cuenta que el imperialismo yanqui emergía con creciente fuerza, y su proclamado "destino manifiesto" aun no se percibía claramente como una amenaza para otros pueblos. Los patriotas cubanos de la época no pudieron superar, con su lucha, el obstáculo de estas condiciones objetivas y subjetivas. La Constitución, la bandera, el escudo y el himno proclamados, tan caros para la Nación, eran utilizados como fachada para estafar al pueblo.

En su primer artículo, la Constitución declaraba la voluntad nacional en los términos siguientes: "Artículo 1.- Pero la Enmienda Platt, impuesta por EEUU como apéndice constitucional, estableció, de facto, una República neocolonial. En su tercer punto, de ocho que contenía el texto de la Enmienda, se establecía: "III.- De esta forma, la administración norteamericana podía actuar militarmente en Cuba cuando estimara conveniente, como ocurrió en 1906 y, políticamente, como sucedió en numerosas ocasiones.

También se debe destacar que este hecho, tan negativo para la historia de Cuba, refleja, a su vez, la fuerza del espíritu independentista de los cubanos. Desde principios del Siglo XIX el gobierno norteamericano pretendía la anexión de Cuba, convirtiéndola en un estado federado más. Era la costumbre de los gobiernos del Norte ampliarse como país, adueñándose de los territorios fronterizos. En el caso de Cuba, cuando estaba ocupada por el ejército de Estados Unidos, altos funcionarios de la administración norteamericana pugnaban por la anexión. El empuje independentista de los cubanos impidió que en 1902 el imperialismo del Norte cumpliera ese objetivo.
Pero impedir la anexión fue una victoria parcial de nuestro pueblo. Ante el rechazo de los cubanos, el imperio inventó una nueva fórmula explotadora y de disfrazada dominación: el neocolonialismo.
El afán por concluir la obra independentista truncada fue un acicate que promovió posteriormente la formación antimperialista del movimiento revolucionario de Cuba. El imperialismo extendió después a todo el planeta la solución neocolonial encontrada para nuestro país. De aquí también la nefasta significación internacional de la fecha.
La plena independencia y soberanía nacionales se completaron 57 años mas tarde, el primero de enero de 1959. Fue la Revolución Cubana, encabezada por Fidel Castro, la que culminó la obra de los libertadores del Siglo XIX y suprimió las relaciones de explotación neocolonialistas. El enero victorioso recogió lo mejor de los acontecimientos históricos precedentes del pueblo cubano; entre ellos, lo positivo del 20 de mayo de 1902.

Los nuevos anexionistas de dentro y de fuera del territorio nacional, subrayan la fecha en la parte asociada a los sueños imperiales de tragarse a Cuba. En el colmo del cinismo, George W. Bush, cuando ocupaba la silla presidencial, convocaba a celebrar el 20 de mayo en los jardines de la Casa Blanca, deplegando un espectáculo contra Cuba.
Los cubanos patriotas, que son los más, de dentro y de fuera, debemos rescatar el 20 de mayo como una fecha nuestra, con sus luces y sus sombras. Los avances logrados en ese momento histórico pertenecen a los cubanos que lucharon, luchan y lucharán por la independencia y soberanía nacionales. Si rebajamos la conmemoración de la fecha, el imperio y sus secuaces la tomarán como suya.
Esta reivindicación adquiere mayor importancia en los momentos actuales, cuando el pueblo de Cuba se afinca en la historia para continuar fortaleciendo su ideología revolucionaria.

viernes, 16 de mayo de 2014

PAPEL EN BLANCO
(Buena Fe)



A nadie pido que crea todo lo que digo No soy un Oráculo, 
Soy una pieza de muchas que juntas componen Todo el espectáculo. 
Nunca aspire a que desfilen por todas las líneas De mi pensamiento. 
Ojala que te construyas en tus experiencias Y tus sentimientos. 

No compro el pan que me llevo a la boca Con esto que creo mi vergüenza, 
Amo el sinfín de saberes entrando y saliéndome De la cabeza. 
Lucho con todas mis fuerzas para que no crezca mi lado ladino. 
Canto pa que una tormenta, Vaya acompañándote por el camino. 

Hay quien tiene enemigos que derrotar, 
Puentes que levantar, 
Cuerpos que curar, 
Pues yo tengo, yo tengo el “papel en blanco”. 
Donde me invento, me borro, me vuelvo tachar 
Me compongo, desarmo y me vuelvo a armar 
Mi amuleto, mi credo, mi reto, mi asecho 
“Papel en blanco”. “Papel en blanco”. 

Nadie me hirió tan profundo que tras dos canciones No haya perdonado, 
Ya no proclamo ser nada Que haga un par de años, no haya practicado. 
Cada regalo que me ha hecho la vida, Venia dentro de un problema. 
Padecí patadas que honran, y loas que a veces queman 

La soledad me acompaña Pero entre proyectos casi nunca crece, 
Pegamento de las almas: los comunes intereses. 
Nunca le he pedido a Dios, Pues nos dio bastante, si es que me está oyendo. 
Solo le pido a la muerte Permita acabar el concierto. 

Hay quien tiene horizontes que explorar 
Tesoros que encontrar, 
Tierras que sembrar, 
Pues yo tengo, yo tengo el “papel blanco”. 
Hidra de cien cabezas con hambre total, 
Dentelladas blancas sin piedad, 
Solo para tenerme y saberme sangrando, negras letras. 

Hay quien tiene enemigos que derrotar, 
Tesoros que encontrar, 
Tierras que sembrar, 
Pues yo tengo, yo tengo el “papel blanco”. 
Donde me invento, me borro, me vuelvo tachar 
Me compongo, desarmo y me vuelvo a armar 
Mi amuleto, mi credo, mi reto, mi asecho 
“Papel en blanco”. “Papel en blanco”.

jueves, 15 de mayo de 2014

LA CULPA
(canción de Buena Fe)

No tuvo culpa quien nos inventó el dinero,
Ni el pobre chino que a la pólvora dio a luz,
Ni la oratoria encumbrada de los griegos,
Ni el carpintero de la tan famosa cruz. Ni aquella bala, de andar perdida,
Ni los gusanos en la cosecha podrida.
Huérfana culpa vuela sin dueños,
Donde se pose, nunca crecerán los sueños
Nunca crecerán los sueños.
No tiene culpa el papel por lo que aguante.
Ni el instrumento por el disonante acorde.
Ni las costuras para que se vea elegante
La recia porra que cuelga del uniforme.
Ni los escombros, de haber caído
Ni los relojes de cuanto se ha envejecido.
Si corre el llanto,
Si no resulta,
Me duele tanto,
Cuando la culpa,
Ay, la culpa, la maldita culpa,
No la tiene nadie.
Ay, la culpa, la maldita culpa,
No la tiene nadie.

¿Cómo que no la tiene nadie?

Que no es lo mismo previsores que adivinos.
Que no es igual recitación, que improvisando.
Que es preferible quien lo intenta y ha perdido.
Que quien blasfema pero nunca va intentado,
Culpa sin rostro como incentivos
Para enfermarse de rechazo irreflexivo,
Lance unos golpes (Yo lance un acorde), se hizo esta rumba
Una ilusión como linterna en la penumbra.
Quiero esa culpa de empinar los imposibles
Que mis abuelos me obsequiaron en la infancia.
Denme la culpa de estallar cuando se arrime
La cobardía con disfraz de tolerancia.
Culpa coraje, culpa valiente
Esa otra culpa es la que aplaude el inocente.
Si corre el llanto
Si no resulta,
Lo que me jode,
Lo que me insulta
...que la culpa
La maldita culpa
No la tiene nadie.

Guías de guaguancó:
Demasiao generales pa poco recluta.
Que a la muela de oro, le falta la pulpa.
Si no rasca el respeto, no pica la multa
A ese perro tan grande lo mata una pulga
Lo que grita la calle, el informe lo oculta.
Los que manchan la patria, la historia sepulta.

miércoles, 14 de mayo de 2014

LOS QUE SABEN
por jovencuba

Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

Cuba está pasando por el que quizás sea el momento más crucial de sus últimos 50 años. Los cambios que tienen lugar en la isla están condicionados por una doble amenaza: el bloqueo estadounidense y la existencia de una burocracia terca a perder el control de la nación. En este contexto, resulta de vital importancia preguntarse: ¿quién rige los destinos del país? ¿Quién los ha escogido? ¿Cómo se toman las decisiones que afectan a nuestro pueblo? Hoy abordaremos estos y otros temas.

El 22 de febrero de 2014 el actual presidente Raúl Castro clausuraba el Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) recordando un discurso de Fidel Castro hace más de 40 años en el que afirmaba que “las decisiones fundamentales que afectan a la vida de nuestro pueblo, tienen que ser discutidas con el pueblo y esencialmente con los trabajadores…”. Me alegra que ese espíritu colectivista terminara dicho congreso, que fue calificado de “magnífico” aunque yo tenga mis reservas al respecto.

A pesar de que las palabras de Fidel transmiten un sentimiento de consenso muy necesario en estos momentos, en el contexto actual resultan insuficientes para los retos que tiene el país. Ya no basta con “discutir con el pueblo”, este tiene que participar activamente en las “decisiones fundamentales” porque la mejor apuesta que se puede hacer es a la inteligencia colectiva, no hay nada más democrático que eso.

Si varias décadas atrás apostábamos a un modelo en el que nuestros representantes decidían cuál era el camino a seguir y consultar este camino con el pueblo era suficiente, ya no es así. Ahora el camino debe decidirse en consenso por las masas y toca entonces a los funcionarios aplicar ese rumbo. Los movimientos sociales en América Latina han cambiado, se han vuelto más activos y participativos políticamente, quizás ya es hora de que el movimiento revolucionario cubano cambie con ellos.

Espero que hayamos dejado atrás esa época en que un grupo de 20 personas podía redactar un anteproyecto para nuestra Constitución sin consultarlo previamente con las masas, en que ocurría primero la acción gubernamental/partidista y se legitimaba luego con el respaldo del pueblo. Espero que hayamos superado la reciente experiencia mediante la cual otra comisión redactó los Lineamientos y luego para su modificación se “consultó” al pueblo.

La democracia y el Socialismo nos han enseñado a estas alturas, que la participación popular debe ser desde el inicio hasta el final tanto en un proceso constituyente como legislativo. El hecho de que los cubanos aprobemos los Lineamientos significa que aún apoyamos el proyecto socialista nacional, pero sin lugar a dudas la forma en que se toman las decisiones puede mejorar bastante.

No solo se trata de cómo se hacen las cosas sino también de quién las hace. Para desmarcarnos tanto del populismo politiquero del período capitalista como del personalismo dañino del estalinismo, creamos una imagen de sobriedad en nuestros políticos que ha convertido su vida privada en tabú. El problema es que luego fuimos trasladando esta lógica a la práctica política y actualmente sabemos muy poco tanto de quiénes son nuestros representantes electos como cuáles son las agendas que promueven.

Sería ingenuo creer que no existan corrientes de pensamiento diversas en el aparato político cubano (enmarcadas dentro del propio socialismo), que no hay cenas nocturnas entre grupos y no se habla de cuestiones esenciales en lugares informales. Hasta ahora no tenemos forma de saber quiénes componen cada una o cuáles son sus propuestas porque hemos invisibilizado la gestión de nuestros funcionarios. ¿Cómo evitar el escenario en que un grupo de políticos escrupulosos nos empuje al capitalismo si no tenemos manera de conocer su accionar con rapidez?

En cada proceso legislativo, cuando me toca votar por una biografía emparedada sin conocer realmente a la persona ni sus valores o ideas, me preocupo bastante. Me preocupa que nuestras sesiones de la Asamblea Nacional donde supuestamente el pueblo tiene las puertas abiertas, sean editadas a la hora de ser exhibidas en la televisión nacional, en vez de ser transmitidas en vivo como es derecho y obligación de hacerlo.

Me preocupa que el pueblo cubano conoce a Fidel y Raúl pero hay toda una horneada de nuevos altos dirigentes que no solo ignoramos sus valores sino que no tenemos idea de si su proyecto de país coincide con el nuestro. ¿Cuántos espacios existen en Cuba para que los funcionarios políticos rindan cuenta de las responsabilidades que el pueblo ha depositado en ellos? ¿Cómo podemos saber si lo están haciendo bien o no? ¿Cómo podemos apoyar aquello que no conocemos? ¿Estamos creando consenso o ignoramos que la unidad nacional heredada se va desgastando sin que hagamos nada al respecto?

Me preocupan muchas cosas sobre “los que saben”, una de ellas es que buena parte de las figuras públicas en Cuba, tengan su descendencia viviendo fuera de Cuba, incluso mucho antes que existiera la nueva Ley Migratoria. El derecho a escoger lugar de residencia es completamente respetable, pero en el caso de personas que conforman el jet set del país, es cuanto menos síntoma de que algo no está bien. Ya lo decía el personaje de Memorias del Subdesarrollo, el proyecto cubano es sin duda “una dignidad muy cara”, pero duele ver cómo a otros en los que hemos depositado nuestro futuro, los sacrificios les salen tan baratos.

Una vez escuché a un amigo referirse a nuestros decisores como “los que saben”, la frase me llamó la atención porque siempre he creído que quien sabe realmente lo que mejor nos conviene, es el pueblo. Recuerdo cómo Chávez le llamaba “el soberano” al pueblo y se subordinaba a él, incluso perdió una elección una vez y lo aceptó con ese espíritu democrático que tan incómodo lo volvió a los ojos de la derecha.

Los funcionarios son solamente los encargados de aplicar la voluntad popular, una responsabilidad que está caracterizada por someterse constantemente al escrutinio público y ser efímera si su gestión no es exitosa, en estos momentos en Cuba nos cuesta aplicar estos dos últimos rasgos.

Recientemente se elaboró y aprobó en Cuba una nueva ley de inversión extranjera, según declara un funcionario responsable de la misma, en la redacción participaron : “personas que puedan aportar a la discusión”. Dado que el 99% de la población cubana no participó en la misma, ¿eso significa que no tuvieran nada que aportar en su redacción? Esto parece ser un detalle pero no lo es, representa una señal de cuán ajenas nos son aún palabras tales como horizontalidad y participación.

En Cuba el que sabe es el pueblo, él tiene que decidir su destino y la Revolución tiene que darle herramientas para ello, de lo contrario veremos cómo se multiplican las contradicciones y nuestro proyecto nacional sucumbirá igual que ocurrió con todos los modelos socialistas occidentales nacidos en el siglo XX. No creo que exagere, Cuba está pasando por su momento más crucial en los últimos 50 años.

martes, 13 de mayo de 2014

LA HISTORIA POP

by eduardodelllano.wordpress.com

Sería por el noventa y tres que vi en un mural cederista un texto que se autoproclamaba Información Histórica. Según él, zanjoneros eran el grupo de cubanos HP que pactan parcial o abiertamente con el enemigo, y la Protesta de Baraguá fue el momento en que Maceo y otros patriotas coj… demostraron no tener absolutamente ningún miedo al imperialismo. Así, sin contexto histórico, sin ponerle nombre al enemigo: coge tu pienso ideológico y dale a integrar una Brigada de Respuesta Rápida. Bueno, convengamos en que si ese era el aristócrata de los carteles en que se manipula la historia a conveniencia, el Granma y la Mesa Redonda a menudo evidencian idéntico abolengo. La Historia es una puta patriótica.

Pero no son sólo nuestros esforzados medios de comunicación los que fabrican Historia pop según lo exija el momento, ejem, histórico. Si hay algo en mi correo electrónico que detesto más que esos PDF con fotos de paisajes naturales y frases engañosamente profundas que hablan de la paz del espíritu, son ciertos artículos que en cuatro párrafos pretenden dinamitar tu saber sobre determinado hecho pasado o presente para ofrecerte uno nuevo y a la moda.

Hace poco me llegó uno de esos textos de Historia pop que clama contra la -según el autor- injusta manía global de hablar mal de los americanos. Y pone ejemplos como este:

Cuando en Inglaterra, durante una gran conferencia, el Arzobispo de Canterbury le preguntó a Colin Powell si los planes de USA hacia Irak no eran otra cosa que más construcción de "el imperio" por parte de George Bush, este le respondió lo siguiente:

-"Con el transcurrir de los años, los Estados Unidos han enviado a muchos de sus mejores jóvenes, hombres y mujeres hacia el peligro, para luchar por la causa de la libertad más allá de nuestras fronteras. Las únicas tierras que hemos pedido a cambio han sido apenas las necesarias para sepultar a aquellos que no regresaron".

Se hizo un gran silencio en el recinto...

¿Estados Unidos envía soldados allende sus fronteras para luchar por la causa de la libertad? No me jodan. Desde luego, yo no me habría quedado callado como el Arzobispo. Por cada ocasión en que los americanos en verdad abrazaron una causa justa –la lucha, bastante tardía por cierto, contra la Alemania hitleriana durante la IIGM– tienen en su haber una decena de agresiones genocidas, apoyo a dictaduras convenientes y pasividades cómplices.

Que los gobiernos reformulen la Historia a capricho… bueno, para eso están. Ahora bien, que cualquier hijo de vecino se crea historiador… Internet ha puesto la cultura y los archivos desclasificados al alcance de (casi) todos, qué bien, opinar es saludable, pero no basta tener acceso a la información: hay que saber leerla.

La Historia es una ciencia, y de la misma manera que a usted, si es un profano en química, no se le ocurriría meterse en un laboratorio para comer mierda con probetas y reactivos, tampoco debería darle por entresacar gotas de conocimiento en Internet o documentales manipulados y pretender convertirlas en verdad científica.

(13 de mayo 2014)

domingo, 11 de mayo de 2014

Este Lunes 12 de Mayo termina La edición 40 de la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, por razones personales, que hacen postergar estas otras delicias de la vida, como oler ese aroma a papel nuevo, muy distante de los inodoros unos y ceros de nuestras tablet y smartphone, no pude asistir a ella. Sin embargo he leído sobre sus novedades, el hecho de estar invitado Padura para presentar su última novela "El viaje más largo", han despertado en mi un interés mayor,  también porque he leído muchas cosas de él que me han hecho cercano a su literatura, por otra el hecho de que la nostalgia tan utilizada por el escrito,  es el pan mio de cada día,  y por último el escritor "...que amaba a los perros" ha sido el "Subject" de intercambios mensajeros con un amigo entrañable de la Habana amante como yo de la lectura.

He leído y escuchado algunas entrevistas de Padura para la televisión y algunos diarios,  ha sido reconfortable escuchar halagos, cortesías y presentaciones atractivas para con un compatriota contemporáneo, sin embargo en aras de llegar a un público mayor y vender más libros (bueno para los autores y también para las editoriales), a veces, las personalidades se sientan antes periodistas que no buscan difundir la obra personal del escritor,  sino "utilizarlos" para afianzar una política editorial de esos medios preponderantes a favor de estereotipos políticos contra un país o contra una situación propia nacional. 

En la Argentina de hoy hay un debate político nacional sobre si el artista y su obra en si, tiene que tener detras una militancia politica, Padura dejo su parecer basado en la situación e historia recién de Cuba, muy distinta por demás de la situación e historia de la Argentina, tal vez, lo que no sabe Padura (quiero pensar en nombre de alguien que no me autorizo a ello) es que sus dichos, que uno puede compartir o no, son aplicados para apoyar una posición política de un medio hegemonico dentro de un ambiente nacional ajeno a la realidad inspiradora de esos convencimientos...Me pareció interesante y oportuno el artículo que leí en el Blog de Silvio sobre este tema y aquí lo dejo como mi propia reflexión...no lo hubiera dicho yo mejor.

SÁBADO, 10 DE MAYO DE 2014

PADURA, LA LITERATURA, EL COMPROMISO

por Guillermo Rodríguez Rivera

Cuando impugné el otorgamiento del Premio Nacional de Literatura a Leonardo Padura y afirmé que Eduardo Heras León debió recibirlo antes que él,  creía –y creo– que la cuentística del Chino representaba un momento de la épica de la Revolución Cubana comenzante: pasarla por alto para premiar en su lugar una obra mucho más reciente implicaba olvidarnos de un momento esencial de nuestra literatura e incluso, de nuestra historia misma.

Escribí entonces –lo repito ahora–, que ello no implicaba desconocimiento o subvaloración de la obra narrativa de Padura ni, mucho menos, algún conflicto personal con el novelista.

Conocí a Padura en las aulas de la Escuela de Letras de la Universidad de la Habana –tal vez en los años en que se llamaba Facultad de Filología–, y si bien no fuimos amigos cercanos, hemos tenido siempre buenas relaciones. Lo recuerdo visitándome junto a Rigoberto López cuando ambos planeaban ese muy buen documental que se llamó “Yo soy del son a la salsa”, ganador del premio principal en una de la ediciones del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Ambos querían escuchar conmigo los iniciales sones cubanos, los del Sexteto Habanero y el Trío Matamoros, que yo empezaba a atesorar en viejas cintas y, sobre todo, charlar sobre ellos, que era hacerlo sobre nuestra música. Después, estuvimos implicados Padura y yo en un proyecto que no llegó a materializarse: hacer una suerte de curso sobre la música popular cubana, que se llevaría a cabo en Palma de Mallorca, con el auspicio de la Universidad de las Islas Baleares y la gestión  del común amigo Gonçal López Nadal. Alguna vez estuvimos Gonçal y yo, en el ámbito del hogar de Padura, en Mantilla.

Ocurre que soy poeta, ensayista y, como sabe quien me conozca, profesor de literatura desde hace más de cuatro décadas. En esos años, entre otras cosas, me ha correspondido enseñar  la gran poesía contemporánea de la lengua española, tanto la de la península como la de América y, hace ya más de 10 años, me ha dado enorme gusto trabajar, en la Fundación Nicolás Guillén, la obra de ese cubano que es uno de los grandes poetas del español, en el siglo XX.

En una entrevista concedida a La Nación, de Buenos Aires, Leonardo Padura discurre ahora sobre lo que llama “jugar a hacer política desde el arte” lo que, a su juicio no se debe hacer, porque “los artistas comprometidos de una manera militante con un partido, estado, filosofía o poder, terminan siendo siempre –o casi– marionetas de ese poder”.

Quisiera comenzar afirmando que esa voluntad de independencia en los seres humanos es muchas veces más deseo que realidad, y que demasiadas veces se usa como una coartada política. Los periodistas cubanos opositores a la Revolución consideran “oficialistas” a los revolucionarios, y se llaman a sí mismos independientes, aunque dependan económicamente de ciertas instituciones que los sostienen, y políticamente de importantísimos poderes.

En el complejo entorno del mundo actual, el hombre inevitablemente contrae compromisos. Uno puede ganar su salario en una institución, sin que ello lo obligue a la esclavitud ideológica, a ser esa marioneta que mencionaba Padura. El escritor independiente depende de lo que escribe, y debe conseguir que esos textos satisfagan las aspiraciones de la editorial que los publica. Absolutamente independiente era Diógenes el Cínico (cínico porque llevaba una vida de perros) que dormía en una barrica y se dice que iba al mercado a mirar con satisfacción, cuántos objetos había que él no necesitaba.

El periodista del rotativo bonaerense ha entrevistado a Padura a través de un cuestionario trasmitido por correo electrónico, por lo que las afirmaciones recogidas en el viejo diario argentino –Bartolomé Mitre lo fundó en 1870, pero ya es otro periódico bien diferente a aquél en el que colaborara José Martí en las últimas décadas del siglo XIX–, deben ser textuales, fieles, exactas.

A la inversa de lo que se deduce de las opiniones de Padura, no creo que el compromiso del artista derive de su militancia: casi siempre el flujo, en los casos de real significación, ha sido a la inversa. Son las grandes conmociones históricas las que han impulsado a grandes artistas a eso que Padura llama (minimizándolo)  “jugar con la política desde el arte”.

En aquel poema que Pablo Neruda tituló “Explico algunas cosas” y que colocó al frente de España en el corazón (1937), su primer poemario comprometido, exponía en un verso el por qué sus poemas de Madrid olvidaban los grandes volcanes chilenos:

                            venid a ver la sangre por las calles,

decía. Eran los tiempos de la Guerra Civil  española.

El caos hondamente conmovedor que Picasso llamó  “Guernica”, se pintó después que los cazas alemanes bombardearan la aldea vasca que inmortalizaron al destruirla. ¿Voy a dudar de la honestidad de César Vallejo, de su plena integridad al escribir “España, aparta de mí este cáliz” y sumarse al Partido Comunista, como también lo hizo Nicolás Guillén?

Mi mente, mi sensibilidad que han disfrutado las obras de esos hombres y los han admirado (del mismo modo que a Alberti, Maiacovski, Bertolt Brecht, Paul Eluard, Roque Dalton), se resisten a degradarlos, y mi lengua –y me precio de tenerla bien mala– rechaza cometer el parricidio de llamarlos marionetas.

Yo, que no he sido militante de ningún partido y ya no lo seré nunca, no seré tampoco quien sostenga que para defender sus ideas, el escritor, el artista esté obligado a figurar en la membresía de alguno. Pero tan intolerante como resultaría exigir esa militancia, me parece que lo es el hecho de descalificar al escritor porque su conciencia lo haya llevado a ello.

Yo estoy persuadido de que la novelística policial de Leonardo Padura tiene un claro maestro: el español Manuel Vázquez Montalbán, cuyo Pepe Carvalho es un primo español (en su escepticismo, en su estar de regreso de casi todo) del habanero Mario Conde. Vázquez Montalbán murió perteneciendo al partido comunista de Cataluña, el PSUC. Estando en España tras la extinción de la Unión Soviética, escuché en la radio una entrevista al autor de Los mares del sur, en la que una periodista con voluntad de incordiar, le preguntaba por qué militaba en un partido cuya ideología se había derrumbado. El poeta y narrador respondió que se había derrumbado una “lectura” del comunismo, una aplicación de la teoría marxista, pero que en el mundo había un número de pobres que crecía diariamente y cada vez menos ricos que atesoraban casi todos los bienes de la tierra. “Esa situación no se puede mantener”, concluyó. “En un momento del futuro, vendrá el triunfo del sistema comunista”.

En un artículo que publica “Rebelión”, el politólogo argentino Atilio Borón enjuicia la entrevista con Padura aparecida en “La Nación”, y subraya la que llama la “unilateralidad” del enfoque de Padura al valorar la Revolución Cubana. En sus últimas novelas se insiste en “el desencanto, las ilusiones perdidas” de una generación cubana que, obviamente es la del propio autor.

En la excelente trama policial que tiene “La neblina del ayer, el narrador omnisciente y a veces conductista, que describe el ambiente de las calles cubanas de un barrio popular, presenta a unos jóvenes aburridos, poblando las aceras y son, en su punto de vista, la resultante de la “frustración histórica”  de Cuba.

Pero Cuba no ha sufrido una frustración histórica. Cuba zanjó –está zanjando–su diferendo histórico con los Estados Unidos, la gran potencia que la convirtió en 1902, en un protectorado suyo y luego en una neocolonia y ahora, tras bloquearla por más de 50 años, hace lo único que tiene a mano: incluirla en una espuria lista de “países promotores del terrorismo” para desacreditar lo que no ha conseguido vencer.

El fin del socialismo del siglo XX determinó otra crisis que vino a sumarse a la que representaba el bloqueo norteamericano. Ahí se generó no una frustración histórica, sino una abrumadora frustración material. Pero Cuba se mantuvo, cuando parecía que no podía ser: no pudo regresar la ultraderecha de Miami para hacerse del poder y llevar adelante eso que uno de ellos ha llamado el “destriunfo” de la Revolución.

América Latina no es ya la sumisa región que cohonestaba el derrocamiento por la CIA del régimen democrático de Jacobo Árbenz, la invasión de la República Dominicana por los marines,  o las tiranías de Augusto Pinochet y Rafael Videla. Es la región de la Revolución Sandinista en Nicaragua; del proyecto bolivariano que comenzó la Venezuela de Chávez; de la refundación plurinacional e inclusiva de Bolivia; de la revolución ciudadana de Rafael Correa en Ecuador; del Brasil emergente de Lula y de Dilma Roussef; de la argentina antimilitarista y progresista de los Kirchner; del Uruguay del tupamaro Pepe Mujica, y hasta del FMLN del mínimo Salvador, por el que dio la vida el poeta Roque Dalton.

El punto inicial de ese proceso fue la aislada Cuba, la de Fidel y el Che, que generó ideas que volaron sobre el continente, y se quedó atrás, con un viejo modelo económico improductivo del que se ha propuesto deshacerse no tímida, pero si lentamente.

Leí con mucho interés “El hombre que amaba los perros”, a pesar de que Padura se enamoró de su investigación histórica y a veces hizo crecer demasiado la novela con páginas que no le hacen bien.  Únicamente le reprocho el personaje de Iván, el cubano que azarosamente encuentra al fanático Mercader, e interactúa con él.  La periodista, de “La Nación”, y que tiene el inesperado nombre de Hinde Pomeraniec (desciende de rusos y ucranianos)  lo caracteriza velozmente:       
             
              un cubano sombrío, que pudo haber sido un gran
                escritor pero a quien el sistema hizo a un
                lado por haberse resistido a la obediencia irrestricta.

Ese es un personaje de ficción, seguramente procedente de la reprimida literatura soviética de los estalinistas de los años treinta, y para nada representativo de la realidad cubana.

Cuba tuvo un período de represión cultural, el llamado Quinquenio Gris (1971—1976) que Leonardo Padura  no pudo vivir, porque era casi un niño entonces. Muchos artistas y sobre todo escritores –después de todo manejan el mismo peligroso instrumento del pensamiento, que es el lenguaje– fueron puestos a un lado por no trabajar dentro de los “parámetros” que la burocracia cultural del momento consideraba pertinentes. Ese fue también el tiempo de un intenso auge de la homofobia. Pero fue un período que acabó y esos artistas y escritores recuperaron su lugar en la cultura del país.

El Instituto Cubano de Radio y Televisión, no difundía las canciones de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, y Haydee Santamaría, la heroína cubana que dirigía Casa de las Américas, le pidió a Alfredo Guevara, el director del Instituto del Cine, que le creara un lugar de trabajo a “estos muchachos”. Así apareció el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que dirigió el gran músico Leo Brouwer, y que empezó a difundir por el mundo la música y la poesía de Pablo y Silvio.

Y ya está bien. A pesar de que me satisface la divulgación de la obra del buen narrador cubano que es Padura, me sentía incómodo con la muy parcial entrevista ofrecida por él a “La Nación”, que Pomeraniec se encarga de matizar con sus observaciones. Ojalá el viejo diario donde colaboró Martí, edite otros trabajos que le permitan a sus lectores conocer mejor la realidad de Cuba, incluyendo la realidad de su cultura.

Publicado por Silvio en 6:36 p. m.

viernes, 2 de mayo de 2014

"Tu Carta"

Llega escrita el 22
que paso
porque todo llega
después de un tiempo

Un ron de tu esfuerzo
abierto con un chorrito pa'los Santos
y para las almas
del viejo Mundo
allá en Alcalá

De niño soñé
con escribir una canción
pero gracias que esta la BUENA FE
porque la culpa
no la tiene nadie
por ti y por mi
porque nos une lo desconocido
entonces sintonizo el DIAL
son la una en Buenos Aires
y tu todavía no duermes
entonces te sueño despierto
agobiado
que no recuerdo bien
cuando te dormías en mis brazos
vaya padre con sabor a poco

Mis alas lloviznadas
por el tiempo y mis bravuras
pero llega tu Carta
la del 22 que paso
porque todo llega
después de un tiempo...

(Pintura de Alexander Laktionov, "CARTA DESDE EL FRENTE", 1947)