Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

martes, 16 de abril de 2019


CRISIS PARA TODOS, SALVO PARA LOS AMIGOS
(Por Javier Lewkowicz,  PAGINA12)


La performance de la economía en 2018 hizo que parte del establishment local rompiera su hechizo de amor con Cambiemos. Página/12 revisó los balances de algunas de las empresas que integran el "círculo rojo". Hay caída de ventas de productores de alimentos y otros bienes y perjuicio financiero por las deudas en dólares. En cambio, salieron beneficiados grandes bancos y energéticas.

Arcor
La firma de la familia Pagani describió a sus accionistas que "en un año en el que el consumo en general se vio afectado por la caída del poder adquisitivo de los consumidores, el Negocio Golosinas mostró una disminución en sus ventas en volumen". También advirtió sobre la reducción del negocio de las galletitas y del mercado de alimentos. El ejercicio 2018 mostró una pérdida de 1010 millones de pesos, mientras que en 2017 se había registrado una ganancia de 3089 millones. Arcor aclara en su balance que empieza a considerar los números de la operación en Argentina bajo las normas contables destinadas a "economías hiperinflacionarias". 

Molinos Río de la Plata
La empresa de los Pérez Companc tuvo una pérdida de 1702 millones de pesos en 2018, que empeoró el rojo de 754 millones de 2017 "asociado principalmente al impacto de la depreciación cambiaria sobre la deuda financiera en dólares". "En un contexto en el que a los hogares les costó cada vez más sostener su consumo, el 55 por ciento de las categorías perdieron frecuencia y seis de cada diez perdieron compradores", indicó.  

Mirgor
La compañía de Nicolás Caputo, el amigo del alma de Mauricio Macri, describe que "las cifras de producción fueron bajando con el paso de los meses, lo que obligó a tener que adelantar y extender vacaciones en las plantas de la empresa". Las ventas de sistemas de climatización para la industria automotriz bajaron un 15 por ciento, mientras que el Mundial empujó las ventas de televisores. En celulares, las ventas cayeron un 25,9 por ciento medidas en unidades. El resultado operativo de Mirgor el año pasado tuvo una pérdida de 1082 millones de pesos, pero las operaciones cambiarias le permitieron reducir la pérdida del resultado neto a 80 millones de pesos, cuando en 2017 anotó una ganancia de 713 millones.

Newsan
La empresa de Rubén Cherñajovsky, que fabrica productos de electrónica en Tierra del Fuego y maneja a la renovada Siam, explicó en su balance contable que "2018 ha sido un año de gran complejidad para la economía argentina". La producción de televisores LED subió un 33 por ciento por efecto del Mundial de Rusia, pero en el segundo semestre cayó un 46 por ciento. La ganancia neta de Newsan fue de 62 millones de pesos, una caída interanual del 83 por ciento frente a los 364 millones de 2017.

Consultatio
La desarrolladora inmobiliaria de Eduardo Constantini maneja megaproyectos en Nordelta y Puerto Madero, entre otros en la Ciudad, en el resto del país y el exterior. El resultado neto del ejercicio bajó de 6620 millones a 2149 millones de pesos entre 2017 y 2018.

Pampa Energía
La empresa de Marcelo Mindlin, amigo de Macri, anotó una suba del 31 por ciento en el resultado por la operación en generación de energía eléctrica, mientras que en distribución, donde cuenta con Edenor, tuvo una ganancia de 4431 millones, 16 por ciento menos que en 2017. En petróleo y gas registró una pérdida de 4214 millones de pesos, frente a un rojo de 1601 millones del 2017. En el global, registró una ganancia de 10.808 millones de pesos, frente a 14.199 millones de 2017.

AA2000
La familia Eurnekian anotó el año pasado en AA2000 ganancias por 1023 millones de pesos, contra 3467 millones del 2017, a pesar de que tuvo un aumento en la cantidad de pasajeros y de vuelos. AA2000 tiene la concesión de la mayor parte de los aeropuertos del país. "Luego del salto del tipo de cambio, el tráfico internacional comenzó a retraerse, mientras que el tráfico doméstico aceleró el crecimiento", dijo. El año pasado, AA2000 registró 23.680.104 pasajeros en vuelos de cabotaje, 11,7 por ciento por encima del 2017, que superó la caída de 1,4 por ciento en los pasajeros con destino internacional.

Banco Macro
La empresa de Jorge Brito elogia los "nuevos fundamentos macroeconómicos argentinos" y espera "retomar la senda del crecimiento con caída de la inflación". El resultado 2018 fue de 15.777 millones de pesos, un 55 por ciento por encima del número del año pasado, gracias al fabuloso negocio de los títulos públicos y las tasas siderales de interés. El incremento está por encima de la inflación y no se explica por el incremento del crédito, que es el "producto" al que se dedican a vender los bancos: la cartera de créditos al sector privado del Banco Macro subió un 37 por ciento en el período, es decir que cayó en términos reales. 

Banco Supervielle
La empresa cuyo principal accionista es Juan Patricio Supervielle anotó el año pasado un resultado neto de 1666 millones de pesos, el doble del registro del año anterior, lo cual implica una sensible mejora en términos reales. Sin embargo, los préstamos al sector privado no financiero sólo subieron un 30 por ciento, o sea que cayeron casi 20 puntos en términos reales. Es decir, el negocio de la tasa de Lebac/Leliq hizo la diferencia.



CUARENTA MESES DE NEOLIBERALISMO
(Por Claudio Scaletta, PAGINA12)



Luego de 40 meses de cambio de un modelo nacional y popular a un régimen neoliberal algunas cosas deberían resultar claras, al menos entre quienes hacen el pequeño esfuerzo por tratar de entender.

Lo primero es que el debate económico es apenas un debate por la legitimación del modelo. ¿De qué hablamos? El discurso económico es una pieza clave para la justificación de determinadas relaciones de poder y distribución del ingreso. La economía mainstream no es conocimiento, no explica las relaciones causa-efecto entre las medidas de política económica y sus resultados. Es un mecanismo de justificación de políticas que no persiguen los fines enunciados, sino otros que resultarían socialmente indigeribles, como lo son la subordinación al capital financiero global, el enriquecimiento de los más ricos, el empobrecimiento de los más pobres y, en general, la reprimarización de la economía, el “des-desarrollo”.

Veamos algunos hitos concretos para que la exposición no devenga abstracta.

Desde el día 1, bajo la dupla Sturzenegger-Llach, el gobierno afirmó que la inflación se controlaba por la vía monetaria, aplicando un sistema que de coordinación de expectativas que suelen utilizar países que tienen inflaciones anuales de un dígito, las llamadas metas de inflación. Ante el fracaso rotundo del esquema se pasó, ya con Sandleris–Rappoport a una política monetaria híper restrictiva. La creencia general enunciada por el mainstream es que la inflación surge de la relación entre cantidad de la oferta de bienes y la cantidad de dinero y su velocidad de circulación, lo que también implica la creencia abstrusa de que el Banco Central controla la cantidad de dinero. El resultado fue que la inflación nunca se detuvo; es más, se aceleró. Sin embargo nadie se autocuestionó la teoría, aunque resulte claro que la inflación es ante todo un fenómeno de precios básicos o relativos: dólar, tarifas y salarios. Si el dólar pasa de 9 a 45 pesos y las tarifas se dolarizan nadie en su sano juicio puede esperar que la inflación baje. Seguir hablando de cantidad de dinero o déficit fiscal, creyéndoselo, es reincidencia zombi. Difícilmente lo crean quienes realmente conducen la economía, aunque sobran los hiperadaptados que atravesaron su formación sin cuestionar los contenidos recibidos. En el mundo real, el verdadero objetivo del gobierno era cambiar los precios relativos en contra del salario, cosa que consiguió.

También desde que asumió Cambiemos anunció que la bonanza llegaría en “segundos semestres”. Frente al sostenido fracaso de la predicción surgió la idea de “lo peor ya pasó”. En el medio reinó el “pasaron cosas” y sólo hubo respiro con el veranito preelectoral de 2017, que los más ilusos creen que se reeditará en los próximos meses. Mientras tanto, según los escribas oficialistas, la economía se encontraría en un su actual estado calamitoso porque no se explicitó debidamente la “pesada herencia”, en tanto hoy no se recuperaría por el temor al regreso del kirchnerismo. En otras palabras, los problemas de Cambiemos no son sólo por el gobierno pasado, sino también por el futuro. En el medio no parece haber nadie.

Uno de los grandes mitos de la primera etapa hasta la recaída en el FMI fue el “gradualismo” financiado con endeudamiento externo, es decir con dólares. La idea de base sostenía que para no hacer “el ajuste que realmente hacía falta” se ajustaba menos el gasto y se financiaba la diferencia con deuda. En el camino la nueva confianza generada por el gobierno amistoso con los mercados generaría la ya olvidada lluvia de inversiones. El endeudamiento en divisas permitió dos cosas, financiar el inmenso déficit de cuenta corriente sin avanzar en resolver el problema estructural que lo generaba y estabilizar el precio del dólar, incluso apreciándolo contra la inflación, uno de los factores que contribuyeron a la falsa sensación de bonanza pre eleccionaria de 2017. Pero la realidad de fondo fue muy distinta: el “gradualismo” se utilizó como excusa para reconstruir el endeudamiento externo del que tanto había costado salir y que volvió a atar a la economía a los designios del capital extranjero y al ajuste sin fin. Ese endeudamiento fue también el que condujo a los brazos del FMI, al que el gobierno siempre tuvo el objetivo de regresar. Tener un programa con el Fondo es el mejor respaldo para las políticas buscadas. Evita las justificaciones. En adelante bastará con decir “lo pide el FMI”. Además el Fondo es el reaseguro de la continuidad intertemporal de las políticas, es decir más allá de los cambios de gobierno. ¿Por qué el gradualismo fue una excusa? Sencillamente porque no existía ninguna necesidad real de financiar en dólares gastos que son en pesos, como por ejemplo los sueldos de los maestros y policías. El objetivo del gobierno, entonces, era consolidar en el largo plazo las políticas de ajuste en favor del capital transnacional que impone tener una megadeuda y un acuerdo con el FMI.

Finalmente cayó también el mito del equilibrio fiscal. Tras el segundo acuerdo con el FMI el gobierno hizo esfuerzos draconianos para buscar el déficit (fiscal primario) cero. Su meta fue bajar el gasto antes que mejorar ingresos. La baja del gasto contrajo la actividad económica y con ello la recaudación. Volvió a quedar claro que los objetivos de déficit no pueden separarse de los objetivos de crecimiento. Mientras tanto el déficit total sigue creciendo por el desmesurado peso del endeudamiento.

Recapitulando, la inflación no es un fenómeno monetario, endeudarse en divisas importaba, la restricción externa no es un invento heterodoxo, las inversiones nunca dependieron de la confianza y reducir el gasto no conduce al equilibrio fiscal. El neoliberalismo agrava todos los problemas que dice venir a resolver. Sin embargo, en 40 meses Cambiemos logró una transformación profunda y acelerada de la economía. Redujo salarios, endeudó por generaciones, sujetó al FMI, pulverizó la inversión pública, aumentó la pobreza, la indigencia y el desempleo, precarizó el mundo del trabajo y llevó tarifas y combustibles a niveles estratosféricos que afectan no sólo el consumo de los hogares, sino especialmente los costos de producción. Su única apuesta del presente se limita al objetivo de sostener a toda costa el precio del dólar a fuerza de deuda, la misma encrucijada que existía en los últimos días de la convertibilidad, allá por 2001.