Viaje a la Luna

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Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

viernes, 28 de junio de 2019


¿LOS DEMÓCRATAS TERMINARÍAN EL BLOQUEO COMERCIAL A CUBA?
 (Por: Martha Andrés Román, CUBADEBATE)

Joe Biden, Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Kamala Harris.

La idea de que el bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba es una política fallida está extendida entre los aspirantes presidenciales demócratas, muchos de los cuales quieren eliminar esa política.

El diario norteamericano Tampa Bay Times incluyó el tema en una serie de preguntas respondidas al medio por 15 de los 25 candidatos que buscan la nominación de la fuerza azul a las elecciones de 2020.

Frente a la interrogante “¿Usted terminaría o continuaría el embargo (bloqueo) comercial a Cuba?”, el senador Bernie Sanders manifestó que, de llegar a la Casa Blanca, levantaría esa política, y dijo que apoya la decisión del exmandatario Barack Obama (2009-2017) de iniciar un proceso de normalización de relaciones bilaterales.

A través de un portavoz, el legislador por Vermont, quien ocupa el segundo puesto en la mayoría de las encuestas sobre los candidatos demócratas, manifestó que ese cerco ha sido gravemente perjudicial para las empresas estadounidenses y el pueblo de la mayor de las Antillas.

Su colega en la Cámara Alta Elizabeth Warren indicó que ella es copatrocinadora original de un proyecto de ley bipartidista que pondría fin al bloqueo, y sostuvo que respalda el fin de las restricciones a los viajes de los norteamericanos a la isla.

De acuerdo con la senadora, Estados Unidos lleva más de 50 años de experiencia fallida con políticas de aislamiento, y por eso criticó al Gobierno de Donald Trump por volver a imponer severas sanciones contra el territorio vecino.
Estoy a favor de la defensa de la normalización de relaciones con Cuba, porque creo que el compromiso respalda al pueblo cubano; las políticas de aislamiento no lo hacen, afirmó Warren, otra de las figuras mejor posicionadas entre los aspirantes a la mansión ejecutiva.

Para el alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, las políticas del Gobierno de Trump hacia Cuba han sido en gran medida contraproducentes en todos los ámbitos, y se pronunció a favor del acercamiento.

“Si Estados Unidos quiere tener una influencia positiva en los cambios políticos y económicos en Cuba, debe mantener un diálogo abierto con el Gobierno y la sociedad cubana”, manifestó Buttigieg.

El alcalde denunció que la hostilidad del actual ejecutivo norteamericano está afectando al emergente sector privado de ese país, “la misma gente a la que el presidente Trump ha dicho que quiere ayudar”, al tiempo que las sanciones hacen la vida más difícil para los cubanos comunes y causan fricciones con los aliados de Washington.

A su vez, el exsenador Mike Gravel respondió que terminaría inmediatamente el bloqueo y abriría relaciones normalizadas con Cuba. “La única razón para el embargo es paralizar sectores vitales de la economía cubana y luego dar un paso atrás y afirmar que su sistema no funciona”, mientras no se toman en cuenta “las necesidades de los cubanos y estadounidenses”.

La senadora Kamala Harris dijo que se debe poner fin a esa política fallida “y adoptar un enfoque más inteligente que empodere a la sociedad civil cubana y a la comunidad cubanoamericana para estimular su progreso y determinar libremente su propio futuro”.

El exgobernador de Colorado John Hickenlooper, quien visitó la isla en 2017, cuando aún estaba en ese cargo, reconoció que existen claras diferencias entre Estados Unidos y el Gobierno cubano, pero consideró que el acercamiento es el camino adecuado a seguir, y defendió el comercio bilateral y los viajes.

“La administración actual dice que su política está diseñada para apoyar al pueblo cubano. De hecho, miles de empresarios y pequeñas empresas cubanas están sufriendo la desaceleración de los viajes de Estados Unidos a la isla”, expresó.

El gobernador de Washington, Jay Inslee, también aseguró que de ser presidente levantaría el bloqueo, y recordó que en 2015 se unió a otros ocho mandatarios estatales que pidieron al Congreso el fin de ese cerco.

Apuntó que terminar esa política fortalecería la industria agrícola norteamericana y crearía empleos en este país, al tiempo que beneficiaría tanto a la economía de Estados Unidos como a la de Cuba, y rechazó las medidas dirigidas a aislar a la nación caribeña.
Para la senadora Amy Klobuchar, la apertura de nuevos mercados y la reducción de las barreras comerciales son fundamentales para el crecimiento económico estadounidense, y el levantamiento del bloqueo a Cuba abriría las puertas a un gran mercado de exportación e impulsaría la economía de ambas naciones.

También desea terminar el bloqueo el excongresista Beto O”Rourke, quien estima que las intervenciones de Estados Unidos en América Latina, ya sea en Cuba, Nicaragua, Guatemala o El Salvador, han resultado desastrosas a cada paso, y causaron muchos de los problemas que se ven hoy en las fronteras.
“Beto trabajaría con socios regionales para normalizar nuestra relación con Cuba y mejorar cada dinámica de esa asociación, desde el comercio hasta los viajes”, señaló al diario un portavoz del exrepresentante.

El congresista Eric Swalwell coincidió en que es hora de levantar el bloqueo, y consideró que Obama estaba en el camino correcto al deshacerse de varias restricciones impuestas a los viajes, las finanzas y otros intercambios comerciales, así como en la apertura de una embajada en La Habana.

Swalwell arremetió contra el reciente endurecimiento del cerco por parte del presente ejecutivo con la prohibición de cruceros, yates y otras embarcaciones, además de con la eliminación de visitas educativas, porque eso “nos hace retroceder en la normalización de las relaciones”.

Además, llamó la atención sobre el hecho de que con otras naciones también existen diferencias en materia de derechos humanos, pero eso no han detenido los nexos comerciales de Estados Unidos con esos territorios.

La senadora Kirsten Gillibrand expresó que el cerco no ha funcionado y continúa perjudicando al pueblo, y se mostró a favor de eliminarlo, aunque con el reconocimiento de que ve en eso una “oportunidad de influir en el Gobierno de Cuba”.

De acuerdo con la coalición Engage Cuba, que promueve el levantamiento del bloqueo y quiere mejores lazos bilaterales, en total suman 22 los aspirantes demócratas a la Casa Blanca que están de acuerdo con un acercamiento a la mayor de las Antillas.

Candidatos que buscan la nominación de la fuerza azul a las elecciones de 2020.




¿QUE LLEVA A LOS EMPRESARIOS A SUICIDARSE?
(Por Claudio Scaletta, PAGINA12)


Por estos días trascendió que algunos cientos de los principales empresarios argentinos se reunieron en un grupo de Whatsapp para coordinar acciones en defensa “del capitalismo”. También que Mauricio Macri le hizo llegar al grupo un audio de congratulación y aliento que entusiasmó sobremanera a los participantes. El mensaje de Macri se entiende en tanto el enfoque de estos empresarios se encuentra absolutamente en línea con el discurso gubernamental de acusar a sus adversarios de “no querer una sociedad capitalista”, como si el peronismo contrincante alguna vez hubiese sido algo distinto al capitalismo, discurso que llegó al nivel absurdo de acusar a uno de los líderes opositores de “comunista”, un comunista que además ya fue ministro de Economía, no socializó los medios de producción y no dejó de pagar deuda alguna, para decirlo de manera esquemática. Sin embargo, lo que en realidad sorprendió fueron los nombres de muchos de los integrantes del grupo de Whatsapp, ya que se trata de representantes de ramas industriales y de la actividad económica arrasadas por el actual modelo, ramas a las que además les irá mucho peor si se produjese un escenario de continuidad.

En el debate político suele reprenderse a los trabajadores, incluidos los sectores medios, por votar en contra de sus intereses objetivos. No se hace lo mismo con los capitalistas, quienes suelen mostrar el mismo comportamiento electoral incluso con un grado mucho mayor de ideologización. Dicho de otra manera, “la política” suele hablarles a los más pobres sobre la necesidad de tener conciencia clara en la defensa de sus intereses objetivos, pero no hace lo mismo con los empresarios, quienes por su poder relativo tienen una mayor capacidad de acción en la determinación del rumbo económico. Aparece aquí un claro déficit de la clase política, que ejerce cierto paternalismo discursivo con los trabajadores, pero que a los empresarios les dice lo que quieren escuchar. En esta línea se inscribe el giro político del presente hacia una “gran moderación”.

Resta entonces la tarea política vacante, pendiente, de educar a los empresarios. La tarea es indispensable porque, aunque la afirmación parezca extraña, la clase empresarial local representa el principal escollo para poner en marcha un verdadero proceso de desarrollo capitalista. La capacidad de algunos empresarios para organizar una porción de una rama de la producción de ninguna manera resulta extensiva a la organización del conjunto de la producción, capacidad que corresponde a la macroeconomía del desarrollo. El interés individual de corto plazo, la preocupación de la clase empresaria, es diferente al interés general de largo plazo, la preocupación de la clase política.
La pregunta entonces es por qué los capitalistas locales son un escollo para el desarrollo capitalista. Quizá sea ocioso repetirlo, pero lo primero que debe decirse es que el análisis económico excluye de sus herramental la intencionalidad de los actores. No existen, por ejemplo, empresarios malos y trabajadores buenos, o empresarios inmaculados y trabajadores delincuentes y mafiosos. Lo que existe es una lógica económica en el comportamiento de cada actor y esa lógica tiene, como punto de partida, componentes muy básicos: los empresarios quieren sostener o incrementar sus ganancias y los trabajadores su salario.

Luego, esta lógica es universal, es decir opera en todos los países del planeta. Los capitalistas argentinos no siguen una lógica distinta a la de los de cualquier otro país. No son mejores ni peores, son empresarios que quieren sostener o incrementar las ganancias y en ese camino se adaptan a las reglas del entorno, que son las organizadas por el Estado. Esta universalidad excluye las explicaciones particularistas, por ejemplo la que atribuye la fuga de capitales a la “reticencia inversora”. La universalidad es también un requisito epistemológico. Si la economía es una ciencia sus leyes son universales, no hay unas leyes para los “reticentes” capitalistas argentinos y otras, por ejemplo, para los “austeros” capitalistas japoneses. Lo que funciona en todo tiempo y lugar es la lógica del capital. Y en esta lógica la economía política clásica advirtió una relación contradictoria entre el capital y el trabajo, entre la ganancia y el salario.

Sin meterse en cuestiones teóricas intrincadas, la relación entre el capital y el trabajo es absolutamente contradictoria en la foto, en el reparto del excedente la ganancia solo puede aumentar en detrimento del salario y viceversa, pero no necesariamente en la película. Si la economía crece, salarios y ganancias pueden ambos aumentar. Es la famosa relación ganar-ganar que dio origen al mito de las burguesías nacionales bajo los llamados estados benefactores o de bienestar. La primera conclusión es que sin perder su lógica de capitalistas, la búsqueda de ganancias, los capitalistas de un determinado país pueden tener intereses coincidentes con los trabajadores en el crecimiento de los mercados nacionales. Esta película es la respuesta “policlasista” al clasismo duro de la foto de la lucha de clases.

En el capitalismo global la relación ganar-ganar funcionó bastante bien durante la llamada “época de oro”, las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pero la virtual armonía de clases se cortó con el fin de los estados benefactores y el surgimiento, a mediados de los ’70, del capitalismo neoliberal. Lo que se observa desde entonces es un estancamiento del ingreso de los trabajadores y una concentración del excedente generado en la clase de los empresarios y dentro de ellos en la cúspide de la pirámide, en el 1 por ciento más rico de la población (e incluso en el tope del 0,1). Los números que ilustran estos procesos, por ejemplo en Estados Unidos, pueden encontrarse en textos como El capital en el siglo XXI de Thomas Piketty. No están en discusión, son las tendencias del capitalismo.

Descendiendo a la aldea, la pregunta que surge es por qué los empresarios beneficiados por el modelo de la industrialización sustitutiva de importaciones (ISI) de la posguerra fueron los mismos que la frenaron a partir de mediados de los ‘70 y hoy trabajan para abolir ramas industriales completas. La respuesta simple –la compleja demanda mucho más que un artículo– tiene dos partes. La primera es local, una vez que los nuevos industriales surgidos con la ISI se hicieron fuertes y monopolizaron sus mercados gracias a la protección y los subsidios estatales decidieron que ya era tiempo de retirar la escalera. La segunda responde a la globalización de la producción y a la división internacional del trabajo que de ella resulta, ya que parte del gran empresariado local representa a firmas que sólo son subsidiarias de multinacionales. Lo admirable, en todo caso, es que una pequeña porción de los empresarios haya logrado convencer a la mayoría de su clase de que sus intereses particulares son los mismos que los del conjunto. El grueso de los capitalistas locales debería advertir que el tipo de capitalismo promovido por el macrismo no los incluye



VIGILIA(*)
(José Luis Fariñas)

¿Qué hace
ante su rueca vacía
el cuidador del molino?
¿Acaso espera por mí, que ya nada sé,
 para que le diga adónde te llevaste el viento?




(*) En el blog de Iroel Sanchez "La Pupila Insomne"