martes, 23 de octubre de 2012






EN EL PRINCIPIO…
Allí estaba el papiro, desplegado a medias sobre la mesa improvisada de piedra y pieles de cordero, llevaba varios días sin saber que escribir, como comenzar todo aquello, a la noche y durante el día  sentía su presencia, sabía que le estaba apremiando para que escribiera, era como ese gran editor que quiere su obra terminada para publicar, lo tenía todo en la mente porque muchas veces se lo dicto directamente cuando aguardaba el pastoreo de sus ovejas, pero cada vez que se sentaba a transcribir, no le salían las palabras, las manos le sudaban, sentía un gran temblor por todo el cuerpo, sentía miedo a equivocarse, a no encontrar la frase adecuada, a no expresarse como se esperaba de él.
Al séptimo día de su lucha interior, encontró reposo, a la luz de la vela aquel entramado de phyliae resplandeció, tomo su cálamus y escribió:

בראשית ברא אלוהים את השמים ואת הארץ