LA REVOLUCION DE ISOSCELES
(En memoria de Franz Kafka y el “Planilandia”
de Edwin A. Abbott)
Cuando Isósceles se despertó una mañana
después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un
sujeto plano. Se levanto y fue al hall de aquel departamento que compartía con
otros estudiantes, allí frente a él a la izquierda se encontraba una pequeña
puerta que al abrirla apenas cabía una persona sentada sobre el inodoro, se sentó
como todas las mañanas para hacer sus necesidades imperiosas, y pensó en todo lo
que tendría que hacer aquel día en la Universidad, sin embargo por alguna
extraña razón que no se pudo explicar, tuvo la sensación por primera vez en su
vida que sus ideas siempre se movían hacia adelante o hacia atrás, hacia la
derecha o la izquierda pero siempre en un plano de acción. Su pensamiento era
común, lo distinto era que por primera vez estaba consciente de que su vida, su
accionar era bien plano, nunca había hecho un cuestionamiento de nada, no se
había permitido sacar la cabeza del plano donde se movía.
Salió de aquel lugar estrecho inundado de
olores suyos, pero desagradables y abrió la segunda puerta en el pequeño hall,
camino a un lavamanos al lado de una bañera. Pronto se miraría en el espejo y comprobaría
lo joven que todavía era, apenas hacia 3 años que cursaba su carrera en aquel
frio país, donde -20 oC era cosa de prácticamente todos los días en esa época
del año. Cepillo sus dientes con fuerza como estaba acostumbrado con aquella
pasta verdosa que sabia a dinamita, e hizo ingentes esfuerzos por acordarse del
gusto a menta fresca que alguna vez deleito, lavo con jabón duro para ropa su
cara lisa sin granos. Cuando regreso a su habitación preparo su chai de todos
los días en el samovar que quedaba siempre sobre la mesa que se encontraba entre
las dos camas cada una cercana a cada pared de la habitación donde se
encontraba ahora. La ventana estaba blanca, el queso y la leche estaban fríos y
conservados entre los dos vidrios de la ventana, convertidos en su refrigerador
de todos los días.
Alisto su mochila y se dirigió al Instituto,
ese día presenciaría una conferencia sobre el Socialismo y el PCUS (Partido
Comunista de la URSS), dictada por su profesor preferido Kryokov.
Al entrar al edificio lo inundo el olor
peculiar de madera barnizada, subió al primer piso por las escaleras anchas
desde la entrada y se dirigió a la sala de conferencia 7B, allí ya habían
muchos de sus compañeros de curso a lo largo y ancho del auditorio que se le
parecía mucho a un teatro de concierto, se sentó en la primera fila al lado de
Valodia y Carlos.
Apenas acomodo su mochila en el banco largo
de madera, se hizo silencio absoluto en medio del murmullo reinante, el
profesor Kryokov se acerco al estrado, a un costado del pizarrón verde largo
que se encontraba colgado a su espalda.
-
Hoy
les daré una nueva dimensión,- abrió diciendo el profesor con sus espejuelos
negros grandes y plásticos en la mano. Su cabellera, melena hippie de los años
60 dejaba un claro hacia el centro de la cabeza que nos hacia recordar a un
monaguillo franciscano, sus ojos azules grandes y sus movimientos de manos, nos
hacia prestar una atención casi hipnótica.
Mientras
hablaba, de vez en cuando, dejaba el estrado y se movía con indulgencia hacia
uno de los lados del escenario.
-
¿Qué
saben ustedes de Stalin?,- pregunto para luego contestarse a sí mismo. Por
supuesto saben lo que la maquinaria del PCUS quiso que supieran, durante años
guardo y dejo en el olvido todo el daño que esta persona infringió no solo al
pueblo soviético sino a todos los pueblos del Mundo…
Isósceles
que ya había asistido al levantarse en la mañana a su extraña condición de
pensamiento plano, concibió la idea de cómo llegar a demostrarse a sí mismo que
habían otras dimensiones de pensamiento que hasta ese justo momento no había
caído en cuenta, todo lo que escucho de boca de su profesor, le permitió crear
los pensamientos de asociación y la necesidad de buscar información que le permitiera encontrar el camino hacia
su propia revolución que consistiría no en mirar hacia el norte o hacia el sur,
hacia la izquierda o hacia la derecha sino hacia arriba o hacia abajo, fuera
del plano circundante.
Se
había demostrado a sí mismo al poco tiempo de estudiar la verdadera historia de
aquel país, que los que profesaban el poder jamás le darían las herramientas
necesarias para que al colocarse en otra dimensión, fuera del plano, pudiera
criticarlos y ver las fallas que se acumulaban años tras años. Los círculos de
poder de su país de origen también no concebían que alguien pudiera criticarlos,
la idea era hacer de los jóvenes como Isósceles unos autómatas que defendieran
a raja tabla su Mundo lleno de imperfecciones.
Al
poco tiempo de aquella conferencia, Isósceles no fue el mismo, leía con avidez
todo lo relacionado con el periodo de 1917 a 1953 en la URSS, leyó por primera
vez las últimas cartas que Lenin escribió, donde sentencio “…El camarada
Stalin, llegado a Secretario General, ha concentrado en sus manos un poder
inmenso y no estoy seguro que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia…”,
“Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de pasar a Stalin a otro
puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del
camarada Stalin en todos los demás aspectos solo por una ventaja, saber que sea
mas tolerante, mas leal, más correcto, y más atento con los camaradas, menos
caprichoso, etc….” Isósceles pudo reconstruir en su pensamiento plano, como
Stalin reformulo un tipo de Socialismo que más tarde seria concebido como la
única manera de construir una sociedad justa, la idea, había deducido
Isósceles, era que centralizando el poder en una o varias personas sería mejor
controlar a la sociedad y todo aquel que de repente levantara la cabeza por el
plano oficial de la sociedad seria sacrificado por muchos métodos incluyendo la
muerte del individuo.
Isósceles
había comenzado a despegarse de su propio plano, ahora tenía una visión
distinta, la clave para hacer una nueva sociedad, más justa, no era seguir
caminando embelesado detrás de los supuestos iluminados, que querían transmitir
a todos, que ellos y solo ellos, sabían cómo habría que hacer las cosas, el
camino era potenciar que el pueblo fuera el que decidiera con libertad absoluta
que camino recorrer.
Estaba
claro para Isósceles que la gente común todos los días tienen que hacer sus
deberes, los triángulos obreros, tienen que salir a buscar su sustento
para si y para su familia, y no pueden ocuparse todos los días de concebir un
país, es por ello que delegan esa función en los círculos de poder, solo que
estos últimos no han entendido que su función es administrar, servir a esos triangulos
que delegan en ellos, y no al revés, la gran revolución seria concebir una
realidad donde el Estado está al servicio y no desde donde se ejerce presión a
los individuos por caprichos de uno o varios burócratas.
Sin
embargo ¿como podría cambiarse la realidad plana en que vivía y darle a todos
la posibilidad de mirar arriba y abajo?, - se preguntaba muchas veces Isósceles
en sus noches de silencio.
Aquella
sociedad fría en que vivía, y aun la caliente tropical que había dejado en su
país natal, no habían creado mecanismos para rectificarse a si misma, conocían solo
un plano, comprendió Isósceles que aquel tipo de pensamiento solo iba ser
posible de superarlo si los que ocupaban los círculos superiores de poder no se
llamaban a si mismo a cambiar su dimensión.
En
1985 llegaría a la cúpula del PCUS un hombre circulo que escribiría tres años
más tarde “La Perestroika: La nueva mentalidad para la URSS y para todo el
Mundo”, pondría en práctica la vía para demostrar una nueva dimensión que no
fuera el plano que estábamos acostumbrados a movernos, construido y sembrado a
fuerza de miedo por un hombre circulo de la calaña de Iosif Stalin.
Veintiún
años mas tarde en la Patria de Isósceles un grupo de círculos históricos que
llevaban mas de 45 años administrando el país, se dieron cuenta que solo ellos
y mas nadie que ellos podían cambiar sus planos, pero volvían a cometer el
error de siempre, pensaba Isósceles , no le daban las herramientas necesarias al
pueblo para moverse en otra dimensión, arriba y abajo, solo cambiaban de plano
y pronto comprobarían en la dimensión del tiempo, que los triángulos como Isósceles
obligados a callar tantas veces ya no estarían dispuestos a seguirlos, se
habían acostumbrado en demasía a su plano chato y aburrido.
Isósceles
no le quedo mas remedio que agenciarse de alas solo y recorrer espantado el plano de su historia.
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