Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

domingo, 30 de agosto de 2020


ENTRE GALLOS Y MEDIANOCHE

Una de las grandes falencias de la democracia burguesa en la que vivimos, es esa, yo necesito tu voto, luego una vez en el poder, “déjame de joder” con explicarte tanto lo que hago o dejo de hacer. Por supuesto no lo dicen con estas palabras, y entonces la prensa, “la que está a favor”, utiliza la metáfora “hay problemas en la comunicación”.

Recientemente en medio de esta crisis provocada por la pandemia, el gobierno “que vino hacer las cosas mejores”, ha lanzado lo que inicialmente llamo como “reforma judicial”, y luego bajándole el tono a su “me fui al pasto”, consideró que solo era un mero reordenamiento de la justicia. Lo increíble de esto, es que la presentación al pueblo de dicha “reforma”, le consumió al Presidente de la República, unos cinco minutos, luego como era de esperar la prensa hegemónica de este país, cargo contra ella sin ni siquiera saber el contenido de la misma, entonces el gobierno del 48%, se siente amenazado en su empeño, no solo por la prensa, sino también por una parte del pueblo que debería representar.

Ahora bien, coloquémonos en otro ángulo del asunto. El país está en una profunda crisis económica, que venía del desastroso manejo de Macri y su pandilla de Wall Street, se ha agravado como era de esperar, con el parate impresionante de la producción y los servicios no esenciales que trajo la pandemia que cumplió 5 meses y 10 días. El gobierno ha hecho ingentes esfuerzos económicos y humanos para que se pudiera sobrellevar esta crisis humana y económica, y se preparó como nunca antes, desde el punto de vista de salud, para afrontar la catástrofe humanitaria que es todo esto que seguimos viviendo, donde se mueren ahora mismo entre 200 y 300 personas por día. Hace aproximadamente dos meses atrás, se hablaba de un grupo de 60 medidas económicas que el gobierno estaba estudiando para encarar el país en la “postpandemia”. Situación esta ultima prioritaria junto con la salud. Es decir en la situación actual de pandemia, las dos prioridades de este gobierno y de cualquiera en este Mundo, radica en esos dos aspectos, cómo hacer para que el sistema de salud no colapse, mantener una  atención sanitaria eficiente para TODOS, y cómo hacer para que la industria y los servicios comiencen a funcionar y a mover la famosa rueda de la economía que da sustento a todo lo demás. Un equilibrio a tener en cuenta que no es fácil, gobernando cualquier país. Pues bien, de esas 60 medidas para discutir con el pueblo poco y nada se ha sabido y se dice que la próxima semana será la presentación. En medio de todo esto, considera el Gobierno (que lo había prometido en campaña, por otra parte en eso han sido coherentes), presentar una “reforma judicial”, que para cualquier hijo de vecino, es chino básico per sé, y no se encuentra actualmente dentro de sus prioridades, encima, de ella poco se explica al pueblo de que se trata, lo que conlleva a toda sospecha, si esto no es a favor de algunos. En todo caso si esto fuera bueno para TODOS, sobre todo, para que el sistema judicial sea más eficiente, se resuelvan los casos de corrupción con una dosis alta de independencia, se desburocratice la justicia que padece el vecino de a pie, etc, hay que explicar una y mil veces al pueblo, a ese que te dio el voto, y no seguir la misma receta de cocinar la mermelada entre los mismos de siempre, los de arriba.

Sin mucho tapujo, hay que decir las cosas por su nombre, la clase política en nuestros países, sea de derecha o “progresista”, es consecuente con la democracia burguesa que defiende, ¿explicar al pueblo su accionar?, “ni un tantito así”.

La manera innecesaria en que la democracia se degrada a sí misma
(Por Ernesto Tenembaum, en INFOBAE)

El jueves por la noche, estaba por terminar la sesión del Senado donde se trataba la reforma judicial, cuando la presidenta del cuerpo, Cristina Fernández de Kirchner, le dio uso de la palabra a la senadora María Sacnun, que habló durante diez minutos sobre todas las reformas que se habían introducido al proyecto mientras los senadores discutían otra cosa. El opositor Martín Lousteau marcó el contrasentido: les habían hecho debatir una ley distinta a la que iban a votar. Como en los tiempos en que era comandado por Miguel Ángel Pichetto, el peronismo hizo valer su mayoría. No le dio bolilla a Lousteau ni a nadie y aprobó algo que ni siquiera conocían en detalle, como tantas otras veces, los mismos senadores que levantaban la mano a favor. Era una orden. Así son –siguen siendo, a pesar de todo- las cosas en algunas familias.

Reformar la Justicia es un hecho delicadísimo para cualquier democracia, porque el Poder Judicial es el único que no surge directamente del voto de los ciudadanos, y por lo tanto, su independencia compensa eventuales abusos de los poderes surgidos de mayorías electorales circunstanciales. De una elección puede surgir un Presidente que controle las dos cámaras del Congreso, pero no podrá actuar sin límites porque hay una instancia, cuyo poder tiene un origen distinto al suyo, que podrá revisar sus actos o, incluso, juzgarlo si comete un delito. Por eso, cualquier propuesta de reforma debería ser extremadamente cuidadosa de alejar cualquier sospecha de intento de copamiento y, en lo posible, agotar los esfuerzos para lograr mayorías de tal manera que exprese a toda la población.

En este caso, sucedieron una serie de hechos que sugieren cierto desprecio a ese necesario cuidado. El primero de esos hechos es el momento. Cada noche, el mismo gobierno informa que más de 200 argentinos han muerto por el coronavirus. En las últimas semanas, la Argentina es uno de los cinco países con más fallecidos en relación al tamaño de su población. La economía atraviesa una de sus peores crisis, lo que es mucho decir. Durante cinco meses, el gobierno nacional le pidió, con razón, a la población que establezca un rígido orden de prioridades donde la salud estuviera por encima de su propia subsistencia económica, o de las visitas entre abuelos y nietos, o incluso de la asistencia de los niños a la escuela.

Mientras tanto, de repente, es el propio Gobierno el que cambia el orden de prioridades y lo pone patas para arriba al promover un debate sobre una ambiciosa reforma del Poder Judicial. Entonces, ¿cada cual debe establecer su propio orden de prioridades o había uno que era indiscutible? Hay un evidente desacople entre las angustiantes preocupaciones sanitarias y económicas que atraviesan a toda la sociedad y el proyecto que intentan imponer en tiempo récord. ¿Qué cosa extraña está discutiendo esa gente?, se podrá preguntar cualquier persona sensata, ajena a las pasiones políticas de la militancia.

Dado lo delicado del momento, sería necesario una explicación creíble para tanto apuro. “Los que se oponen es porque quieren dejar la Justicia como está”, dijo el presidente Alberto Fernández. Es un argumento, como mínimo, muy poco elaborado porque obliga a aprobar a ciegas cualquier reforma que a su Gobierno se le ocurra. Es cierto que en su campaña electoral, Alberto Fernández anticipó una reforma del fuero penal federal. Se trata de apenas ocho juzgados de primera instancia que estarían ocupados por personas que, al parecer, no están al nivel requerido. Para reparar ese, el Senado acaba de aprobar un proyecto que crea cientos de cargos entre jueces, fiscales y camaristas y se estableció una comisión para reformar además la Corte Suprema, el Ministerio Público y el Consejo de la Magistratura. El nivel de imprecisión del oficialismo acerca del costo fiscal de todo esto es llamativo. Tampoco nadie explicó por qué se aumentan las atribuciones del fuero penal económico, tan sospechoso de irregularidades como el federal, que se propone reformar.

A primera vista, pareciera que se utiliza la existencia de un problema real para justificar la creación de una numerosa cantidad de juzgados. Otra vez: semejante poder de designación de jueces podría surgir de acuerdos con la oposición y de mecanismos y herramientas muy estudiados que alejen los fantasmas. Pero los senadores opositores ni se pudieron enterar de lo que se estaba votando. Se votó como una arremetida. No hubo tiempo de nada. Era demasiado urgente todo.

Hay un hecho aún más delicado aún. Algunos de los actores clave en la aprobación de esta reforma –la vicepresidenta Cristina Kirchner, por ejemplo— formaron parte de un gobierno integrado por personas que hoy están condenadas o procesadas por la misma justicia que se pretende reformar a velocidad del rayo. Cristina Kirchner está procesada. Su ministro de Planificación fue condenado por la tragedia de Once. Así sucedió también con dos de sus tres secretarios de Transporte. Su vicepresidente también está condenado por hechos de corrupción. Su secretario de Obras Públicas está detenido por el escándalo del revoleo de bolsos. El principal socio comercial de la familia Kirchner, el constructor de la bóveda donde reposan los restos del ex presidente Nestor Kirchner, está a punto de ser condenado. Cualquier observador neutral percibiría con extrañeza el rol de juez y parte que tienen algunos de los reformadores.

Esas mismas personas no han sido, a lo largo de sus carreras, demasiado respetuosos de la independencia del Poder Judicial. En 2012, un juez decidió allanar la vivienda del vicepresidente Amado Boudou, quien respondió con un alegato muy agresivo, después del cual le quitaron la causa al juez natural y obligaron a renunciar al procurador general de la Nación. Figuras muy diferentes entre sí, como el ex juez de la Corte Carlos Fayt y el fiscal Alberto Nisman, fueron objeto del escarnio público, el último aún después de muerto. Ante la primera indagatoria, Cristina Kirchner convocó a tribunales a miles de personas que insultaban al juez de la causa.

Si se junta todo eso –una reforma que se explica como solución a un problema que no intenta solucionar, que le podría dar un poder enorme a quienes la impulsan, que se discute en un momento dramático para el país, cuando la gente está angustiada por otros motivos mucho más serios y urgente, que se aprueba en tiempo récord sin compartir con la oposición ni siquiera el contenido de lo que se está votando, que es impulsada por personas que tienen, ellas mismas, problema serios con la Justicia-, ¿qué se supone que estará viendo la sociedad sobre la manera en que actúa su clase dirigente? ¿Cómo evaluará el ciudadano común los valores de las personas que gobiernan la Argentina?

Es cierto que nadie es inocente respecto de las cosas que pasaron con los jueces en estas últimas décadas. Durante los cuatro años de Mauricio Macri, se produjeron detenciones de opositores sin condena previa, y algunos de ellos durante períodos electorales. En esos procesos se difundían las fotografía de los reos, esposados y en pijama, para algarabía de quienes hoy se oponen a la reforma. Se difundieron escuchas de conversaciones privadas y se dispuso que, con cobertura judicial, agentes de inteligencia espiaran a periodistas y opositores.
Todo este panorama podría corregirse si los principales actores asumieran que casi nadie está limpio y que todo se repara con un proceso inteligente, paulatino, moderado de diálogo, consenso y promoción de las personas adecuadas para los puestos donde se decide la vida de la gente. Es tan importante la tarea que, con suerte, solo se puede llevar a cabo con paciencia e inteligencia. Sin embargo, el Poder Ejecutivo decidió otro camino: se vota en tiempos durísimos, a velocidad crucero, con métodos oscuros y con actuación preponderante de personas con problemas serios con el poder que intentan reformar.

Esta reforma es más moderada, de todos modos, respecto a aquella que propuso Cristina Kirchner antes del 2015, y que reivindicó esta misma semana. Lo que pretendía por entonces era que los jueces fueran elegidos directamente a través de candidaturas que figurarían a la cola de las listas partidarias. El proyecto de Cristina tenía dos problemas. Uno, que era inconstitucional, y por eso no pasó el filtro de la Corte. El segundo era de cálculo político: si se hubiera aprobado, en 2015 y 2017 el macrismo podría haber inundado de cuadros propios el Poder Judicial. El 40 por ciento de la Justicia sería hoy macrista.

En aquel momento, se unió lo inútil a lo desagradable. Cristina les regaló a sus opositores un proyecto que convencía a todo el mundo de que ella quería copar la Justicia, pero que, además, jamás se hubiera puesto en marcha.

El ser humano suele tropezar cien veces con la misma piedra.

La historia está a punto de repetirse.





viernes, 28 de agosto de 2020


En qué consiste la reforma judicial
(En PAGINA12)


El proyecto de ley del Poder Ejecutivo para reformular el Poder Judicial es debatido por el Senado de la Nación en el marco de una sesión especial. La iniciativa sufrió una serie de modificaciones con respecto al texto original.

Los principales puntos de la reforma judicial

- Se unifican los fueros Criminal y Correccional Federal y Nacional en lo Penal Económico, ambos de la Ciudad de Buenos Aires, bajo la denominación de fuero Penal Federal con asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

- Se crean 23 Juzgados en lo Penal Federal con asiento en CABA, que pasarán a identificarse con los números 24 a 46.

- Se fija un plazo de dos años para la instrumentación del Código Procesal Penal Federal que deberá implementar el nuevo sistema acusatorio, con mayor rol de los fiscales.

- Se transfiere la totalidad de la competencia penal no federal a la Ciudad de Buenos Aires.

- Los actuales ocho Tribunales Orales en lo Criminal Federal con asiento en CABA conservarán su numeración (del 1 al 8) y los cuatro Tribunales Orales Nacionales en lo Penal Económico con asiento en CABA pasarán a identificarse con la numeración continuada, del nueve al doce.

- Se crean cinco Tribunales Orales en lo Penal Federal con asiento en CABA, que serán integrados por tres miembros y una secretaría cada uno.

- La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal y la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico de la Capital Federal pasarán a formar una única Cámara denominada Cámara de Apelaciones en lo Penal Federal con asiento en CABA.

- Los sorteos de causas deberán ser grabados mediante medios técnicos, para garantizar la transparencia de éstos, bajo apercibimiento de nulidad.

- Las causas actualmente en trámite y radicadas ante los Tribunales Orales en lo Criminal Federal, los Tribunales Orales Nacionales en lo Penal Económico, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico, los Juzgados en lo Criminal y Correccional Federal y los Juzgados Nacionales en lo Penal Económico continuarán su trámite ante esos mismos órganos hasta su conclusión.

- Se crean Juzgados Federales de Primera Instancia con asiento en las provincias y sus respectivos cargos de jueces, para lograr equidad en el sistema federal de justicia, y se crean nuevas Cámaras de Apelaciones, al igual que defensorías oficiales y cargos de fiscales, quienes tendrán un rol fundamental en el nuevo sistema acusatorio.

- Se mantendrá en los concursos de selección el examen escrito, preservando el anonimato, además de las audiencias públicas.

- Se establecen reglas para los jueces, como el deber de "comunicar al Consejo de la Magistratura cualquier intento de influencia en sus decisiones por parte de poderes políticos, económicos o mediáticos, miembros del Poder Judicial, Ejecutivo o Legislativo, amistades o grupos de presión de cualquier índole, y de solicitar las medidas necesarias para su resguardo".

- En los traslados de secretarías y, ante el pedido de organismos de derechos humanos, se dispuso que no se incluirá a aquellas que, al momento de entrada en vigencia de la presente ley, instruyan causas donde se investigan delitos calificados como crímenes de lesa humanidad.

- Respecto al sistema de subrogancias, uno de los puntos cuestionados por la oposición, se establece en el artículo 16 que la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional dentro del plazo de diez de la entrada en vigencia de la presente ley, elaborará y remitirá al Consejo de la Magistratura una lista con todos los magistrados del fuero criminal y correccional nacional que manifiesten su voluntad de subrogar los Juzgados del 24 a 46 del nuevo Fuero Penal Federal.

- El artículo 19 establece que los subrogantes permanecerán en sus cargos hasta tanto asuman sus funciones los magistrados y las magistradas titulares y que en ningún caso el subrogante podrá exceder el plazo de un año de subrogación desde la fecha de su designación.







ORGULLO ARGENTINO
(en INFOBAE)

Plataforma satelital y paneles solares en INVAP, una de las empresas que participó en el desarrollo del satélite (CONAE).


Este viernes será lanzado el Satélite Argentino de Observación Con Microondas (SAOCOM) 1B desde Estados Unidos. Orbitando a 620 kilómetros de altura junto a su gemelo, el 1A -lanzado en 2018-, permitirá la obtención de imágenes de alta calidad e información sobre los niveles de agua del suelo, clave para el sector del agro, y para detectar la presencia de buques en zonas de jurisdicción argentina.
Previsto dentro del plan estratégico que diseñó en 1994 la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), el satélite argentino será lanzado mañana en el centro espacial de Cabo Cañaveral por un cohete Falcon 9 de la empresa Space X.

El SAOCOM 1B -que se trasladó a los Estados Unidos en febrero-, junto con el SAOCOM 1A, conforman la Misión SAOCOM. Ambos fueron desarrollados y fabricados en el país por la CONAE junto con la empresa INVAP, contratista principal del proyecto, la firma pública VENG, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el Laboratorio GEMA de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), entre otras 80 empresas de tecnología e instituciones del sistema científico tecnológico del país. Además, contó con la colaboración de la Agencia Espacial Italiana (ASI).

Así funcionará el Saocom 1B para el monitoreo del terreno y el mar argentino (Marcelo Regalado)

Justamente a través de la CONAE, con la serie SAOCOM y los ARSAT, Argentina integra el exclusivo grupo de países capaces de construir satélites de observación terrestre.

La puesta en órbita del SAOCOM 1B será clave para la producción agrícola, ya que permitirá medir la humedad de los suelos y alertará sobre potenciales inundaciones, entre otros servicios.

El equipo de ingenieros, técnicos y staff que participó en la construcción del satélite argentino (CONAE)


Los satélites SAOCOM fueron especialmente diseñados para detectar la humedad del suelo y obtener información de la superficie terrestre en cualquier condición meteorológica u hora del día. Esto es posible porque las microondas del Radar de Apertura Sintética son capaces de atravesar las nubes y “ver” aunque esté nublado, tanto de día como de noche. Estas características hacen que los SAOCOM sean especialmente útiles para prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas.

Fernando Hisas, gerente de Proyectos Satelitales de Conae, comentó a Télam que hace 26 años -en febrero de 1994- se hizo cargo de la Comisión Conrado Varotto, quien le presentó el proyecto y la idea de desarrollar un plan espacial en Argentina.

Características técnicas del Saocom 1A


“En noviembre de ese mismo año el entonces presidente Carlos Menem aprobó este plan estratégico que ya incluía al SAOCOM”, contó Hisas.

“Si uno mira el inicio del camino y el recorrido de la Conae, queda claro cuán importante fue la cooperación con la NASA, que fue clave para aprender a gestionar este tipo de proyectos”, añadió.

En ese sentido, el ingeniero contó que el caminó empezó con el SAC-B que se lanzó en 1996 y siguió con el SAC-A en 1998, “dos satélites chicos con un enfoque científico muy importante para el desarrollo de recursos humanos y capacidades en una ruta de aprendizaje”.

Más de 80 contratistas intervinieron en la construcción del Saocom 1B (Conae)


En el año 2000, se lanzó el SAC-C: “Fue el primer satélite argentino de teleobservación que era más grande y un desafío de desarrollo más interesante. Como tal integró una constelación de satélites de la NASA donde estaba el LEO-1, un satélite muy importante para los estadounidenses porque se probaron nuevas tecnologías que después se aplicaron en la serie Landsat”, continuó sobre el proyecto espacial argentino, que sumará un nuevo capitulo en su historia con el lanzamiento del SAOCOM, mañana desde Cabo Cañaveral.

Hisas también es manager del proyecto SAC-D Aquarius, que realizó Argentina en conjunto con la NASA y que fue puesto en órbita en 2011. “Ese lanzamiento tenía un objetivo científico importante como relevar por primera vez la salinidad oceánica. Fue una misión de tres años en los que se recopilaron muchos datos en los que trabajaron más de cien investigadores argentinos y de todo el mundo”, explicó.

El Saocom 1B es un satélite de órbita baja con fines científicos y llevará un radar de apertura sintética (SAR)


“En todo este camino hubo también una evolución tecnológica porque con cada misión íbamos ganando en complejidad, en compromiso y en integración nacional de partes”, resaltó.

El ingeniero ejemplificó: “En los primeros satélites tuvimos que recibir, en el marco de la cooperación internacional, los paneles solares. En el SAC-C, parte de la construcción de los paneles solares se hizo en el país, y para el SAC-D Aquarius y el SAOCOM se hicieron completos acá a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)”.

Hisas, responsable del Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (Siasge) en cooperación con la Agencia Espacial Italiana (ASI), agregó: “Así como la NASA estuvo desde el principio y conoció el trabajo hecho y la calidad y la evolución del equipo humano, la verdad es que ASI también estuvo desde el primer día. Incluso participó de toda la serie SAC y en ese camino la Conae le planteó a los italianos el desarrollo en conjunto del Saocom para constelación Cosmo-SkyMed y en 2005 se firma el acuerdo por el Siasge”.

De cara al lanzamiento de este viernes, Hisas ve al SAOCOM 1B “como el fin de una etapa” de su vida. “Lo vi nacer y realizarse; con mis 63 años no veo que vaya a protagonizar el SAOCOM 2, y está muy bien que así sea”, reflexionó. “Antes de jubilarme pienso dejarle la gerencia a gente joven que le aporte una nueva vitalidad y una nueva energía con nuevas ideas, porque estoy seguro que eso es lo mejor para la Conae y para el proyecto, y pasaré a ser alguien dispuesto a aconsejar cuando crean necesaria la consulta”, concluyó.


jueves, 27 de agosto de 2020


LA CASA DE ASTERIÓN
(Por Jorge Luis Borges)

Y la reina dio a luz un hijo que se llamó Asterión.
APOLODORO, Biblioteca, III, I


Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida). Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo; aunque mi modestia lo quiera.

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.

Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va aembestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: «Ahora volvemos a la encrucijada anterior» o «Ahora desembocamos en otro patio» o «Bien decía yo que te gustaría la canaleta» o «Ahora verás una cisterna que se llenó de arena» o «Ya verás cómo el sótano se bifurca». A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.

Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?


El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.

—¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió.










CREER O NO CREER
(Por Ernesto Padrón, en “Segunda Cita”)


Resulta que los médicos cubanos de la Brigada Henry Reeve son “espías”, “esclavos”, “falsos médicos” y “la principal fuente de ingresos del régimen cubano”. No sé cómo se las arreglan los miembros de la brigada para hacer espionaje, organizar actos subversivos y al mismo tiempo curar a los heridos por terremotos o huracanes, o a los enfermos de Ébola, Cólera o Covid19. Yo me rompo la cabeza y no acabo de entenderlo.

Si a esa diversidad de funciones le suman que lo hacen obligados —recuerden se trata de trabajo esclavo—; y que no poseen toda la preparación médica necesaria, entonces el asombro me obliga a preguntar: ¿Cómo se las arreglan para tener esa cifra tan enorme de consultas, operaciones, vidas salvadas y acciones de prevención de salud? 

Por otro lado, en las fotos no se les ve cara de esclavos aterrorizados.  Recuerdo incluso al médico de la brigada que enfermó de ébola en África, el cual al curarse regresó a continuar combatiendo la enfermedad… ¿Alguien me puede explicar eso? ¿Y qué me dicen de sus familiares? Se les ve muy orgullosos, en vez de atormentados por la violación de los derechos humanos de sus padres, hijos, esposas o esposos. Esas actitudes me desconciertan. 

Pero sigamos con el razonamiento: si Cuba les cobra tanto dinero a esas naciones que ayuda —recuerden que es su mayor fuente de ingresos— ¿cómo es posible entonces que sean más de sesenta países, la mayoría pobres, los que soliciten esa colaboración médica? Y para colmo, ahora con la pandemia de la Covid19 hasta países desarrollados han cometido ese sacrilegio. 

¿Será que las acusaciones de Trump, Pompeo, Bolsonaro, Lenín Moreno, la Áñez y la prensa replicadora son una colosal MENTIRA? No, no puede ser. Se trata de gobernantes, electos o golpistas, que defienden la democracia, los derechos humanos, la justicia social, y son paladines de la salud púbica. Más bien devotos de la salud pública. Nada más observar lo bien que combaten la pandemia. Y la prensa de esos países no publica nada que no tenga una base. Sus periodistas siempre buscan pruebas y jamás fabrican mentiras por el puro placer de complacer a los ricos dueños de esos medios.  

Hasta vi un dibujo en uno de esos periódicos donde un campesino pobre intentaba pagarle a uno de los médicos cubanos; y este, aterrorizado le hace señas, pues detrás de él tiene a una especie de comisario político que lo está vigilando. Esa caricatura hizo que se me enredaran más los razonamientos: ¿Los campesinos pobres tienen dinero para pagarse un médico? ¿La plantilla de la brigada también tiene un personal para vigilar a los médicos? Eso quiere decir que cuando envían ciento cincuenta galenos, la mitad son comisarios políticos? ¿O hacen multioficio? 
Pero aquí me acecha otra interrogante: si se trata de una campaña de difamación contra los médicos cubanos ¿a qué se debe? ¿Cuál es la causa? ¿Les duele el ejemplo de este pequeño país? ¿Será que esa bondad y solidaridad hieren profundamente las bases del capitalismo? ¿Por qué esos gobiernos tan defensores de los derechos humanos no preparan unas brigadas médicas —con las condiciones que tanto pregonan— y las envían a los países más necesitados por la pandemia? ¿No pueden? 

Pero finalmente mi desconcierto mayor ha sido cuando me enteré de que la Brigada Henry Reeve está propuesta para recibir el Premio Nobel de la Paz. ¡Y la cantidad enorme de personalidades, organizaciones sociales y personas de todo el mundo que están apoyando esa iniciativa! ¿Es que el mundo se ha vuelto loco? 

Sinceramente, no lo creo.






miércoles, 26 de agosto de 2020


PALABRA CONTRA PALABRA
(Por Ricardo Aronskind en “El Cohete a la Luna”)

ARES (Juventud Rebelde)


No se puede decir que la derecha no haga política, ni que carezca de una propuesta.

Cuenta con una serie de instrumentos convencionales y no convencionales para hacer política, mucho más allá de lo parlamentario y de lo institucional, y los hace jugar activamente.

La reducida manifestación del lunes, en el vacío de otras expresiones políticas en la calle, y con la amplificación debida de los propios medios de la derecha que promovieron el evento, logró acaparar la atención política durante unos días. Ya se anuncian nuevas movilizaciones pro pandémicas, ya que los soldados que participan en estos happenings de irracionalidad pueden ser sacrificados en aras de un objetivo superior, que ellos no tienen por qué entender.

El evidente objeto de ataque, en este caso, ha sido la Reforma Judicial propuesta por el gobierno, aunque el ejercicio movilizador derechista tiene aspiraciones mucho más extensas. La situación nos permite observar varios elementos que marcarán el escenario de los meses por venir.
  
La moderación bloqueada

El actual gobierno hace un culto de la sensatez, entendida en su sentido republicano más tradicional. Muestra flexibilidad política, acepta retroceder en propuestas que no tienen suficiente apoyo, explora caminos alternativos, consulta con adversarios, trata de crear consensos, apela a valores socialmente extendidos, mantiene puentes de diálogo con sectores alejados, se expresa con serenidad, evita la grandilocuencia, y al mismo tiempo trata de avanzar en una agenda progresista. Lo que se viene observando es que todos y cada uno de los ítems de esa agenda son objeto de ataque y bloqueo por el espacio opositor.

Es el caso de la propuesta de Reforma Judicial, que no implica una remoción masiva de jueces y de la Corte, ni una renovación completa del elenco y la forma de funcionamiento de una de las instituciones públicas más desprestigiadas. Incluso no desplaza a personal con numerosas faltas en su desempeño y vínculos ostensibles con situaciones delictivas asociadas al gobierno anterior. Ni instituye tribunales populares ni la expulsión de jueces corruptos por vías expeditivas.

Sin embargo, pareciera que el lamentable cuadro actual del Poder Judicial es el estado ideal e inmodificable para la derecha política y económica. No se observa disposición para ningún tipo de reforma, porque cualquier vía de saneamiento del sistema, en el sentido de aproximarlo a un cuerpo realmente dedicado a aplicar la Ley, pondría en riesgo tanto el discurso vacío del macrismo en torno a la “transparencia” de su gestión, como el conjunto de ilegalidades transformadas en negocios que los poderes fácticos han logrado imponerle a la sociedad argentina desde los años ’70.

Toda causa importante que caiga en manos de un Juzgado probo, puede producir una gran conmoción por el tipo de cuestiones, de delitos y de relaciones de poder entre empresas, políticos y medios que están involucrados. Es la credibilidad de un orden social y sus representantes, un relato de lo que es la Argentina –“un país de mierda” o un país que tiene mucho por lograr—, lo que está en juego.

Alberto Fernández ha hecho una propuesta de reforma moderada, que se encuentra con el rechazo violento de los poderes fácticos, que disponen las movilizaciones y activan los medios y las redes que se oponen. Al público que asiste a esos eventos, poco le importa saber de qué se trata. No hace falta.

La fundada percepción de la derecha es que milímetro que mejore la “justicia” será un milímetro de poder y de negocios perdidos.

Se trata de la intransigencia de una derecha que no admite la modificación de su control sobre palancas claves del Poder Judicial, que en esta nueva coyuntura permiten frenar investigaciones que iluminan graves irregularidades y derrumban uno de los ejes principales sobre los que se articula el discurso macrista: la honestidad frente a la indecencia.

Por ejemplo: en estos días el ENARGAS presentó una denuncia penal contra Juan José Aranguren, directivo de Shell al que Macri entregó el Ministerio de Energía, por sobreprecios en la actualización de la tarifa del gas. Esos sobreprecios significaron a lo largo de los años macristas la transferencia obligada de 1.300 millones de dólares de los bolsillos de los usuarios a las empresas proveedoras. Aranguren representa la quintaesencia de la política macrista de entrega del aparato estatal a las corporaciones, para que dispongan de los resortes institucionales a favor de los intereses privados que defienden.

No sería prudente que una judicatura macrista tenga a su cargo evaluar las responsabilidades de un cuadro empresarial macrista. Sería mejor que el caso estuviera a cargo de jueces realmente independientes. No debe llamar la atención, porque se trata de una práctica constante, que el argumento macrista-mediático sea exactamente inverso: o los jueces responden a ellos, los defienden y protegen a ellos, o los jueces son “K”, y por lo tanto están dedicados a la persecución de tiernas ovejitas.

El Tweet de Macri en el que felicita a los manifestantes es una pieza perfecta de construcción de discurso delirante: “Orgulloso de los miles de argentinos que salieron ayer para decirle basta al miedo y al atropello, y sí al trabajo, al respeto y a la libertad”.

Cuesta entender de qué miedo y atropello está hablando, salvo el imaginario implantado desde los medios y las redes, en un circuito cerrado de incitación y paranoia. En cuanto al trabajo, el respeto y la libertad, difícil que no estemos casi todos de acuerdo con esos valores. Pero lo que está implicado en esa frase es que el gobierno impide el trabajo de las empresas por mero capricho y “enamoramiento de la cuarentena”. Y la libertad restringida, salvo por las limitaciones introducidas para controlar el impacto de la pandemia, sólo podría implicar un reclamo por la libertad de infectar e infectarse.

Es fácil concluir que estamos en presencia de una deriva hacia la irracionalidad, la denostación de las evidencias científicas, el repudio a los hechos y comparaciones locales e internacionales y los avances y enseñanzas que la ciencia va extrayendo a medida que estudia el fenómeno del Covid-19.

El rechazo a la argumentación racional, que no es nuevo, se está profundizando aquí y en el resto del planeta. La magnitud del descalabro macrista aún no es cabalmente comprendida por la mayoría de la población, y es urgente desde el punto de vista de los poderes fácticos y sus representantes, que no cobre pleno estado público, usando los argumentos y acciones que sean necesarias.

Ya, de hecho, los principales medios privados ocultan información pública relevante a sus lectores en forma sistemática. Pero no es suficiente. La continuidad del relato macrista implica también impedir que por razones judiciales trasciendan los desmanes ocurridos en la gestión autocalificada de decente y transparente.

Con cada vez mayor frecuencia, en el debate de las grandes cuestiones nacionales, parece que se arriba a un muro: se trata de enfrentar una palabra, con otra palabra contraria. Palabra contra palabra, así funcionaría el “debate” público planteado por la derecha. Como cuando Patricia Bullrich explicó que las llamadas entre el extorsionador y operador político D’Alessio y su celular personal se debían a que lo había usado su nieto.

Es una regla de la forma de debatir de la derecha: no importa el contenido del argumento, basta que haya alguno para exhibir algo frente a la argumentación del adversario. Porque la carta ganadora no reside allí, sino en la apelación al prejuicio: “¿A quién le creés, a Patricia o a los K?”

Frente a cada hecho de la realidad, la derecha formula “su versión”. Vicentin era el comienzo de la expropiación chavista. La Reforma Judicial busca la impunidad de Cristina, a pesar de que los jueces de sus causas quedan completamente resguardados. Nada habría que investigar de la gestión macrista, ¿o acaso Mauricio no habla todo el tiempo de honestidad y transparencia? “¿A quién le creés, a Mauricio o a los K?”

No importan los datos: la verdad se define por quien es más creíble –según los prejuicios previamente sembrados— a los ojos de los espectadores, por lo general desamparados en materia informativa. Se apela a sensaciones, a emociones básicas, por lo que pesa especialmente quien ha tenido mayor poder comunicacional y educacional para modelar y orientar esas emociones. Ese poder es, por supuesto, reflejo del grado de hegemonía y poder de importantes bloques sociales.

Esas delicadas e importantes cuestiones no han sido abordadas con el detenimiento que corresponde por quienes pretenden disputar políticamente en serio con los sectores dominantes.
  
La sombra de Pareto

¿Es posible caminar por el sendero de las políticas no confrontativas con los sectores concentrados que apoyaron el proyecto macrista? ¿Hay algún “sendero del medio” por allí?
Una respuesta muy particular fue proporcionada por el economista y sociólogo Vilfredo Pareto, hace más de 100 años. Hombre inteligente y conservador, formuló un principio para juzgar en qué caso un cambio en la distribución de recursos entre los miembros de la sociedad puede ser aceptado por la “economía”: sólo si mejora la situación de un individuo sin hacer que empeore la situación de los demás. Si no se cumple ese principio, la economía no estaría en condiciones de expedirse a favor de cambios distributivos.

Por ejemplo: si se aplicara un impuesto a las grandes fortunas para mejorar los insuficientes salarios del heroico personal sanitario, Pareto lo desaconsejaría, ya que mejoraría la situación de unos, pero empeoraría la de los otros. Tendría que llover dinero del cielo, o descubrirse petróleo debajo de un hospital público, para que el criterio paretiano acepte que se está frente a una auténtica mejoría en el bienestar social.

No constituye un problema que este criterio conservador forme parte de la historia del pensamiento económico, si no fuera porque este parece ser un núcleo fundamental del pensamiento de la derecha local. No acepta ni admite ninguna mejora distributiva a su costa, y sus representantes partidarios tampoco acompañarán ningún cambio progresivo, como tampoco cederán el poder de veto logrado a través la colonización del Poder Judicial.
Puede el gobierno aceptar el criterio de Pareto, para no confrontar, y buscar las políticas públicas que, sin herir la sensibilidad del establishment, apunten a mejorar la situación económica. El problema es que al aceptar el criterio, el gobierno nacional queda dependiente de cómo el establishment defina la extensión de sus intereses, hasta dónde llegan sus dominios.

Porque la disputa se proyectará sin duda a la distribución del presupuesto nacional, a la asignación del crédito, a la captación de rentas producto de privilegios sectoriales, o al respeto al accionar monopólico a costa de consumidores y proveedores. Adoptar el criterio paretiano llevaría a despojar al gobierno de todo impulso transformador y progresista, y mutarlo en un proyecto de emprolijamiento institucional sin apelación popular alguna.

En ese sentido, para maniatar al gobierno y sumirlo en la intrascendencia, nada sería mejor que se autolimite intelectualmente, introyectando los criterios de gobernabilidad propuestos por quienes desean su fracaso.

El caso del soldado japonés

El Presidente de la Nación ha reiterado en más de una oportunidad que los medios que emiten constantemente ataques desmedidos y descalificaciones contra su persona y su gobierno se asemejan a aquellos soldados japoneses que, internados en las junglas del este de Asia, no se enteraron que había finalizado la Segunda Guerra Mundial y continuaron x décadas un combate imaginario.

Debemos recordar que la guerra en el Pacífico finalizó con la calamitosa derrota de uno de los bandos, abrumado por la capacidad de fuego atómico del otro.

El ejemplo no parece adaptarse al caso de la Argentina, donde dos bandos político-sociales importantes se vienen enfrentando en forma abierta desde el conflicto encabezado por “el campo” en 2008. Uno de los bandos lo ha designado a Alberto Fernández como responsable de la conducción del Estado, y él ha declarado su voluntad de no seguir confrontando, en aras del bien común.

Sin embargo, el otro bando, que no se parece precisamente a un pobre combatiente japonés desorientado al margen del mundo, continúa en guerra abierta y sucia contra el bando que hoy ocupa las principales responsabilidades institucionales de la Nación.

¿Corresponde Esta actitud a la de una democracia madura, asentada, con mínimas reglas consensuadas de convivencia y de racionalidad? No. Se asemeja más a la imagen chocante de socialdemócratas escandinavos azorados frente al asalto de los fasci di combattimento de Benito Mussolini.

El ataque constante, destructivo y desestabilizador, no puede considerarse la actitud personal de algún alto empresario, ni un resabio cultural de épocas oligárquicas pasadas, sino una actitud política meditada que persigue un fin político estratégico: restaurar el dominio de la coalición de sectores que protagonizaron el desquicio económico e institucional 2015-2019.

Luego de Pearl Harbour, con buena parte de su flota del Pacífico hundida, el gobierno norteamericano no menospreció ni desvalorizó al enemigo. Movilizó todo su potencial industrial y militar para revertir el estado de situación.


Hay 2021

Es altamente probable que 2021 sea para la Argentina un año de clara mejoría económica, tanto por la prolongación y extensión de procesos de reactivación productiva ya en marcha, como por la finalización de las medidas de cuidado que paralizan ciertas ramas, luego de la aplicación de la o las vacunas disponibles.

Al mismo tiempo, dado el duro impacto que están sufriendo la actividad económica, el empleo y las finanzas públicas, presenciaremos la natural eclosión de demandas sociales y conflictos distributivos, en un contexto de completa libertad de movimientos en la escena pública.

Es decir, que si bien el gobierno podrá exhibir resultados concretos en materia de salida de la crisis, junto con un razonable arreglo de la deuda externa legada por el macrismo, además del manejo prudente y humanista de la pandemia, la situación social distará de ser satisfactoria.

El escenario va a ser de normalización, desde una situación muy delicada, partiendo de muy abajo.

Los trabajadores deberán evitar que en ese contexto el capital avance sobre sus derechos, y al mismo tiempo buscarán recuperar el empleo y mejorar el poder adquisitivo. Pero al mismo tiempo deberán evitar ser utilizados por las estrategias multidimensionales de la derecha para preparar su propio retorno al gobierno.

Está probada la capacidad de la derecha para crear climas crispados, incluso en contextos de mejora generalizada, como ocurrió luego de la crisis mundial de 2008 en nuestro país. Las movilizaciones masivas de gente furiosa detrás de consignas delirantes no son una novedad. Eran las semillas del macrismo.

La derecha comunicacional sabe hacer olvidar o negar abiertamente los contextos locales y las realidades globales. Se tratará de enervar a la gente y agitar sus emociones contra el gobierno nacional por cualquier razón, justificada o no. Palabra contra palabra.

Amplias franjas intermedias, en una situación socialmente tensa, buscarán explicaciones y también certezas, en relación al rumbo del país. Habrá que saber proponer una lectura realista creíble de lo que ocurra, frente a la multiplicación de discursos diseñados “a medida” por la máquina publicitaria opositora.

Es importante entender que una buena gestión, con logros claros y verificables, no constituye por sí sola un argumento político suficiente en la actualidad. La separación entre la realidad y la percepción de millones de argentinos es el campo de operaciones del poder mediático-comunicacional en el que su mueve a sus anchas la derecha. Hay que asumir que esa dominación autoritaria de las percepciones de una parte de la población constituye hoy un grave problema político, social y hasta sanitario. Adoctrinan, envenenan y enferman a una parte de nuestros compatriotas.

Para que haya 2021 no alcanzará con obtener logros gubernamentales. Si no se disputa con determinación poder político, y eso requiere indispensablemente organización popular y poder comunicacional, los resultados de 2021 no están garantizados.







Más del 70% de los argentinos apoyó el DNU sobre internet, telefonía y TV paga
(en EL DESTAPE)


Un sondeo sobre la decisión del gobierno de Alberto Fernández de declarar como servicio público a la telefonía celular e inalámbrica, Internet y la televisión paga arrojó un apoyo de casi el 72% de los argentinos.

El DNU emitido por el Gobierno sorprendió a todos y generó un fuerte debate en torno a la medida. Mientras la oposición y algunos medios con intereses específicos en el sector rechazaron la norma, los argentinos parece respaldarla de forma masiva.  Según la encuesta, un 40,8% de los entrevistados se mostró "muy de acuerdo", mientras que el 31,1% estuvo "acuerdo", lo que hace un total del 71,9% En contraposición, apenas un 12,5% estuvo en "desacuerdo" y el 8,5% afirmó que está "muy en desacuerdo".

El estudio realizado por la consultora Analí de Franco también relevó la impresión de la gente sobre la determinación de congelar las tarifas de los flamantes servicios públicos. En ese caso, el 78,9% está a favor de la iniciativa (49,3% estuvo "muy de acuerdo" y el 29,6%, "de acuerdo"). En tanto que el 11,2% se mostró en "desacuerdo y el 7,3 "muy en desacuerdo".

Asimismo, ante la pregunta de si les parece bien que el Estado sea el encargado de regular y autorizar las subas de precio, casi el 70% aprobó la decisión (un 37,3% afirmó que le parece "muy bien", y el 30,5% sostuvo que le parece "bien"). Del otro lado, sólo el 25% de los encuestados se mostró en contra, con un 15,7% que le parece "mal" y un 9,3% que aseguró que la medida está "muy mal".

Por otra parte, los entrevistados fueron consultados sobre si creían que las empresas de telecomunicaciones por el congelamiento de tarifas verán afectadas las inversiones y la calidad del servicio. En ese caso, el 52,4% estimó que "no tienen razón" y que eso es "una excusa", mientras que el 36,6% consideró que es un argumento válido y que "tienen razón.

El estudio fue realizado entre el 24 y el 25 de agosto sobre población de entre 16 y 74 años a nivel nacional. Según Analía de Franco, la encuesta tiene un 95% de confianza en el total de la muestra.

El DNU y Clarín: Qué dijo Alberto Fernández

El presidente Alberto Fernández rompió el silencio el pasado domingo y se refirió a los efectos del DNU sobre los grupos económicos que concentran el mercado de las telecomunicaciones. Entre ellos, hizo foco en Clarín.

"No estoy en guerra con nadie. Hay algunos que no se enteraron de que la guerra terminó y siguen disparando solos. Algún día recibirán un diario que informe bien y se enterarán que la guerra está terminada", apuntó.
En declaraciones a Radio 10, el Presidente consideró además que la decisión "a Clarín lo puede afectar un poco más porque está en todos esos negocios", ya que "da internet, cable, telefonía y telefonía celular", pero que ese también es un criterio por el que podrían "verse afectado Telefónica o Telecentro".

En ese sentido, subrayó que "algunos piensan que esta medida es por una pelea: Yo estoy defendiendo los intereses de los argentinos. En Noruega y Finlandia, estos son servicios públicos", enfatizó.

Y arremetió: "Lo que sí se terminó es el país de los Ceos y los gerentes que permitían que los empresarios hicieran lo que quisieran, ese país se terminó".