Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

jueves, 18 de enero de 2024

REALIDAD PARALELA

El posteo del presidente Milei después de terminar su “conferencia magistral” en Davos fue la foto siguiente:

Me hizo acordar la película alemana Good Bye!, Lenin!, solo que en vez de haber caido en coma la madre de Alexander Kerner, el que cayó en coma fue Javier Gerardo Milei mucho antes que el muro de Berlín implosionará el 9 de noviembre de 1989, ahora que se ha despertado siendo Presidente de la República Argentina sigue viendo, aparentemente por sus enunciados en Davos, aquella realidad de la guerra fría. A diferencia de  Christiane Kerner, la madre de Alexander, fiel miembro del Partido Socialista Unificado de Alemania, nuestro presidente Milei es un ferviente imitador de Murray Rothbard y su contraofensiva contra el comunismo sovietico, que ya no existe.

Por supuesto que el Presidente tiene todo el derecho a pensar como quiera, solo que ir a Davos a presentar una realidad internacional que hace 34 años no existe, lo hace quedar como eso, un hombre que tuvo un colapso y que aun despertándose de ese estado no se ha percatado que el Mundo ha cambiado. Recomendamos a su hermana Karina, La Jefa, sabiendo de su amor filial, que no siga alimentando como hizo Alexander a su madre en la película mencionada, una realidad “comunista” que no ha habido ni en la Argentina ni en el Mundo desde hace tanto tiempo, sobre todo porque siendo el Presidente de todos los Argentinos, podemos padecer de sus alucinaciones, y además recordarle que bajo esos efectos dudo que algún empresario mundial, ya que le importan tanto los empresarios de Davos, hasta tal punto de llamarlos “HEROES”, se anime a invertir su dinero acá teniendo un Presidente que vive una realidad paralela.

Mr. GARDINER EN DAVOS
(Por Diego Sztulwark)

Milei fue presentado en el Foro de Davos como el presidente que devolvió a la Argentina al espíritu de la libre empresa y al Estado de Derecho. Haciendo uso de la palabra ante una audiencia empresarial, el mandatario argentino trasladó a escala global los conceptos doctrinales expuestos sobre la casta colectivista como principal obstáculo para la prosperidad y la libertad, tal y como lo había hecho en su discurso del 20 de diciembre del 2023 (aquel en el que anunció el DNU con cientos de desregulaciones).

En esta oportunidad, sin embargo, no se limitó a exponer la naturaleza de la enemistad entre empresarios y dirigistas-socialistas amparados en la “justicia social”, sobre la que funda su concepto de lo político. Sino que advirtió, además, que el occidente capitalista mismo está en peligro, puesto que sus propias élites dirigentes (políticos, académicos, funcionarios de organismos internacionales) han ido cediendo al sentido común de un neomarxismo que, derrotado en la lucha de clases económica del pasado, gana ahora influencia por medios "culturales", agitando de modo artificioso conflictos de género y ecológicos como artilugio táctico para provocar más Estado, más regulación, más burocracia y por tanto más privilegios propios y más pobreza general.

En esa dirección Milei ofreció a la Argentina como testimonio y ejemplo del cual el mundo puede y debe extraer enseñanzas. Porque la historia nacional no hace sino replicar lo que la historia universal: el capitalismo de libre empresa no solo fue eficaz produciendo riquezas, sino que es el único instrumento moralmente apto para hacerlo, puesto que no es movido por el deseo de control sino por el de la libertad. Y los argentinos, votándolo recientemente, han probado tener plena conciencia del asunto. De ahí procede el tono vanguardista con el que se propuso a sí mismo como adelantado en la lucha por la defensa de los valores occidentales amenazados ya no por el viejo socialismo expropiatorio sino por uno actualizado, que habita en las propias capas dirigentes de los países más industrializados del planeta y en las agencias de regulación globales. Todas ellas son comunistas sin saberlo, ya que el comunismo vive agazapado en un error doctrinal que el profesor Milei logró desenmascarar a la perfección. Desenmascaró.

El error en cuestión lo cometen las concepciones "neoclásicas" de la economía que introducen toda clase de regulaciones y de intervenciones públicas (de la emisión monetaria a los subsidios) para corregir lo que llaman equivocadamente "fallos de mercado". Este "socialismo actualizado" que destruye riquezas y obtura libertares se propone atacar a las "estructuras concentradas" (o monopolios) en nombre de una visión dogmática del libre mercado. Milei refutó a estos socialistas de una falsa concepción de la libre empresa anunciando que no existe tal cosa como los “errores del mercado” (pues el mercado es la verdad, y la verdad solo emana de los mercados). No son, por tanto, los intelectuales-funcionarios expertos en resolver crisis por medios regulatorios sino los empresarios capitalistas los únicos héroes benefactores, en el plano económico tanto como moral, de la innovación y prosperidad que vive hoy el planeta.

La polémica de Milei apunta a despejar la dinámica de acumulación de capital por medio de la apropiación irrestricta de la riqueza y a refutar toda consideración política, científica, comunitaria a este propósito. De ahí que resulte tan violenta la confrontación de su discurso respecto del otro argentino de audiencia global, el papa Francisco). Dijo Milei que nunca el mundo fue tan libre, rico y pacífico, y que el héroe benefactor a quien debemos este estado agraciado del presente no debe dejarse dirigir por burocracias globales o nacionales.

El discurso de Milei no deja de recordar a Mr. Gardiner, que por haber vivido una vida entera en el universo cerrado de la jardinería no sabía hablar de otra cosa que de jardines a una élite que creía estar escuchando sabias metáforas, y complacida, lo hizo presidente. Mr. Gardiner está convencido de que la apropiación privada de la producción colectiva de la riqueza es la libertad, y la medidas violentas de desposesión social y concentración en pocas manos es la fuente de una paz duradera. Y como cree en eso firmemente, no duda en hablar de la paz en medio de la guerra ni de la prosperidad en medio de la peor de las desigualdades.

De nada sirve objetar que el colectivismo que él repudia persiste bajo la forma extendida y compleja de la cooperación social que genera esas riquezas que él celebra, o que el padecimiento de estas personas creadoras de riquezas se debe al modo en que son condenadas a la pobreza y a la humillación producto del tipo de progreso que defiende. Sin embargo, estas personas desposeídas constituyen un límite efectivo a sus creencias.

El espectáculo es de lo más curioso: porque al proponer la apariencia de una realidad cuya estructura parece estar dominada por el absurdo, Milei no hace sino convocar a un absurdo auténtico que aún no ha llegado. Porque la “derecha radicalizada” -como le llama el antropólogo Pablo Seman- se presenta de un modo demasiado racionalista y doctrinario. Demasiado idealista y procapitalista como para enfrentar el núcleo del absurdo que constituye dramáticamente la realidad. Para que el absurdo aflore acabadamente hace falta atravesar aun batallas culturales, o "intelectuales y morales", palabra que el propio Milei parece tomar de Antonio Gramsci. Mientras el discurso predicante de Mr. Gardiner se encierra en la llamada escuela austríaca quizás convenga aproximarse a las páginas de un checo llamado Kafka, que pueden orientarnos mejor en la comprensión de ese núcleo dramático que puebla todo verdadero realismo.

 

miércoles, 17 de enero de 2024

EL ORDEN FRENTE AL CAOS



El fenómeno Milei ha dejado a todos con la boca abierta, es como cuando pasa un ciclón en el Caribe (dicho de paso estoy al tanto del tema, por obvias razones), son horas previas de incertidumbre, luego viene el tipo arrasando con todo y al final, la espeluznante calma con el recuento de los destrozos materiales y las pérdidas de vidas humana. Cuando estábamos en campaña electoral (bastante larga por cierto), desde mucho antes de las PASO el 13 de Agosto de 2023 hasta llegar al Balotaje el 20 de Noviembre pasado, vivimos una gran incertidumbre por lo que podría ocurrir si el Huracán Milei llegaba, muchos menospreciaron la dirección y velocidad de los vientos, se decía que eran débiles y que no había ninguna posibilidad que “aquello” pasara sobre estas tierras, otros decían que eran errores de los “pronosticadores”, le adjudicaban “mas furia” a la “baja depresión” que lo que verdaderamente era, tal es así, que estando casi un mes en España de vacaciones en casa de mis padres, mi viejo esbozo algo que por aquel entonces en la Argentina se repetía por las redes “no va hacer todo eso”. Pero el Ciclón llego y el 10 de Diciembre entro al territorio de este maravilloso país, sus vientos huracanados para dinamitar el estatus quo y sobre todo reventar de un plumazo el Estado, ha sido tal, que todavía estamos pasando la tormenta, no caemos en la cantidad de víctimas que vamos a contar y a penas nos ha dado tiempo para evaluar todo el panorama de desastre que va a dejar.

Hace dos años Milei era un guasón que pululaba por las pantallas de televisión haciendo la parodia del artista, se vestía de moscardón,  gritaba e insultaba a alguna mujer, vendía órganos e hijos a diestra y siniestra, se hacia el serio hablando de Hayek, Rothbard y la escuela austriaca de economía, repetía como papagayo injurias prestadas de Rothbard sobre el socialismo y los soviéticos, sin existir ninguna de las dos cosas a la vista, se hacia el angelical cuando hablaba de sus perros, los vivos y los muertos, dejaba entrever una relación “no común” con su hermana, a quien más tarde le llamo “La jefa”, pero también fundó junto a otros una coalición llamada Avanza Libertad, se peleo con sus compañeros de entonces para luego crear otra coalición llamada La Libertad Avanza, haciendo saber una regla fundamental de las matemáticas, el orden de los factores no altera el producto, sobre todo si hablamos de la misma mieLda. Ha sido todo muy rápido, demasiado rápido, y al mismo tiempo, aun hoy seguimos en medio de todo el arremolinado viento.

Pareciera a simple vista que hubo una gran dosis de improvisación (mirándolo con un solo ojo), y que Milei no se creía así mismo el Presidente de los Argentinos, los ciclones se forman por la presencia de bajas presiones, pero no se sabe cuándo van a surgir, sin embargo una vez que aparecen, en medio del “caos”, hay un cierto orden, se han descubierto determinadas leyes que le dan un ordenamiento. Milei no tenia equipos formados en todas las aéreas que comprenden llevar a cabo la presidencia de una nación, sobre todo, porque él mismo  es el enemigo número uno a que el Estado exista, es como si dijera: “Ser Presidente es una pavada, sobre todo, si no tengo que comandar ningún Estado, porque lo voy a demoler”. Y en ese sentido está siendo coherente, no necesita gente capaces para dirigir el Estado, porque el Estado no va a existir, pero inclusive en ese “Caos” de su pretensión, ha habido un cierto “Orden” para hacer volar por los aires al Estado, solo hay que prestar atención a lo que dicen sus “dos principales vientos”, el DNU de Necesidad-Urgencia, y la  Ley de Bases y Puntos de Partidas para la Libertad de los Argentinos.

Tal es el “orden” dentro de su caos que lo pongo con dos ejemplo, leyendo con detenimiento me he percatado en lo “minucioso del TODO”, el Articulo 349 de la mencionada Ley de Bases dice: Derógase el artículo 5° de la Ley N° 27.423, si vamos a esta Ley que rige los Honorarios Profesionales de Abogados, Procuradores y Auxiliares de La Justicia, el Articulo 5 expresa que los profesionales antes mencionados no pueden renunciar o cobrar por sus servicios ni MAS ni MENOS que lo estipulado en dicha Ley 27.423, por tanto al DEROGAR un solo artículo de esta Ley como es su No.5, hace “inservible” dicha ley, queda firme para el cobro de determinados tramites pero el dichoso “mercado” estipulará los precios de los servicios de los anteriores profesionales. Quien propuso esto lo hizo con una cierta precisión, con un cierto “orden”, el “orden del mercado libre”.

El Articulo 258 de la Ley de Bases, sustituye el Articulo 6 de la Ley de Hidrocarburo 17.319 por otro enunciado: “…El Poder Ejecutivo no podrá intervenir o fijar los precios de comercialización en el mercado interno en cualquiera de las etapas de producción. En el caso de empresas estatales estas podrán vender únicamente a precios que reflejen el equilibrio competitivo de la industria, esto es a las correspondientes paridades de exportación o importación según corresponda…”, sin embargo como era de esperar para un país que extrae petróleo, en el Articulo 6 de la mencionada Ley, antes de la abolición por el anterior enunciado, se protegía al mercado interno con precios acordes, y decía lo siguiente: “…Durante el período en que la producción nacional de hidrocarburos líquidos no alcance a cubrir las necesidades internas será obligatoria la utilización en el país de todas las disponibilidades de origen Nacional de dichos hidrocarburos, salvo en los casos en que justificadas razones técnicas no lo hicieran aconsejable. Consecuentemente, las nuevas refinerías o ampliaciones se adecuarán al uso racional de los petróleos nacionales.

Si en dicho período el Poder Ejecutivo fijara los precios de comercialización en el mercado interno de los petróleos crudos, tales precios serán iguales a los que se establezcan para la respectiva empresa estatal, pero no inferiores a los niveles de precios de los petróleos de importación de condiciones similares. Cuando los precios de petróleos importados se incrementaren significativamente por circunstancias excepcionales, no serán considerados para la fijación de los precios de comercialización en el mercado interno y, en ese caso éstos podrán fijarse sobre la base de los reales costos de explotación de la empresa estatal, las amortizaciones que técnicamente correspondan, y un razonable interés sobre las inversiones actualizadas y depreciadas que dicha empresa estatal hubiere realizado Si fijara precios para subproductos, éstos deberán ser compatibles con los de petróleos valorizados según los criterios precedentes…”.

Milei quiere privatizar YPF, que tuvo el año pasado una ganancia neta de 9000 millones de dólares, y que de alguna manera regulaba el precio de los combustibles internamente.

Cabe preguntarse sobre el Ciclón Milei ¿Por quién o quienes estaba esto planificado?. Ningún periodista en la Argentina se ha animado a interpelar al Presidente Milei sobre el origen de la Ley y el DNU. Milei desconoce a grandes rasgos, muchos menos los detalles, sobre lo que tratan los 1030 artículos que hacen estallar al Estado Argentino en estas dos propuestas, desconoce de qué trata esta Reforma Constitucional encubierta, desconoce a los “constituyentes en la sombra” que han redactado estos 1030 artículos, y lo desconoce Milei por una sencilla razón, porque al final no le importa nada, siempre y cuando haga dinamitar al “pedófilo en el jardín de infante...”.

El tifón Milei no sabía que tocaría tierra argentina y por tanto está demostrado que no tenía a mano semejante bodoque de reformas con tantos detalles, inclusive de la poca info que circula se dice que Rodríguez Chirillo (que estuvo al frente del área energética de Menem), venía trabajando en un proyecto de desregulación energética para la Libertad Avanza, pero no lo tenía terminado, así que Milei en su alianza con Macri, este le ofreció lo que se había cocinado para entregar a Patricia Bullrich si ganaba las elecciones, de hecho circula por la red TikTok un video donde “el amigo Sturzenegger” muestra su “niño bonito” y aclama: “Bueno Patricia acá esta finalmente el trabajo…”, por cierto, mas tarde el mismo video se reprodujo por el multimedio La Nacion en YouTube, pero quitándole esta primera parte para que pareciera que la propuesta era para Milei, quien presento a su amigo Sturzenegger, sin tener cargo en el gobierno el día que presento el DNU en cadena nacional.

Sturzenegger y su equipo, venían trabajando hacia dos años, y cuando Macri se lo cedió a Milei, se unió a Chirillo y le dieron forma sobre todo a las aéreas del decreto referido a energía.  Ningún estudio jurídico se quiere hacer cargo de haber “ayudado” a Sturzenegger y su gente a redactar el mamotreto, sin embargo se menciona a los abogados de Techint del magnate Roca, al Estudio O´Farrell, a Bruchou & Funes de Rioja,a Martinez de Hoz & Rueda y a Cassagne Abogados.

En definitiva la oligarquía argentina  sabe bien cómo organizarse para hacer pelota al Estado e incrementar las ganancias privadas acosta de mas pobreza como se vio reflejado en la Argentina en los años 90, Milei ha sido el nuevo vinculo, sobre todo porque al final sigo creyendo que a él no le gusta ser presidente de un estado que no quiere, por tanto al desregular TODO, pretende dedicarse a la crianza de sus perros, que por cierto ya le puso aire acondicionado en la Quinta de Olivos, total, la electricidad desregulada se la paga ese Estado que no quiere.

Terminando esta reflexión, acabo de leer el discurso de Milei en Davos, ha ido allá para abrirles los ojos a los más ricos, de que no tengan vergüenza de serlo, pues si 62 personas en el Mundo tienen la riqueza de 3500 millones de seres humano, eso está bien y es justo, son nuestros héroes a imitar, además porque es una falacia de han jodido (literalmente) el medio ambiente del planeta Tierra, y son meras patrañas de los socialistas que nos han empobrecido. Solo le recuerdo a Milei lo que leí del foristas forja3333, y es que todo esto de los socialistas pasará  ”hasta que no tiren el muro de Berlín y el Che siga en Cuba…”. Se puede tener derecho a estar loco, solo dos cosas debería no hacerse, una es ser presidente de un país y la otra no dejar de tomar los medicamentos.

De todas manera la última palabra, creo yo, la tendrá el pueblo argentino, aunque hace casi dos meses atrás lo voto a Milei como Presidente de la República, claro una cosa son los papelitos de colores y su gritico ronco de ¡Viva la Libertad, carajo! y otro es enfrentar la realidad de todos los días, con la desregulación de todos los precios relativos de la economía, aunque a decir verdad a Menem también lo bancaron y le dieron tiempo, claro, si llegamos vivo a Julio del 2024.

(Opinión de la gente primer año mandato presidencial de Carlos Menem 1990)






martes, 16 de enero de 2024

Alberto Kornblihtt: “El desfinanciamiento del sistema de ciencia y técnica es equivalente a dejarlo morir”
(Por Pablo Esteban)



El prestigioso investigador del Conicet Alberto Kornblihtt expuso este lunes en la Comisión de Diputados del Congreso de la Nación sobre las consecuencias que podrían tener para la política científica el decreto de necesidad y urgencia de Javier Milei y la Ley Ómnibus en tratamiento. “Con el presupuesto de 2023 no llegamos a pagar los sueldos de Conicet en junio; no va a haber plata para mantener a los 300 institutos federales”, señaló. En efecto, si como está previsto se replicase la misma partida que se empleó el año pasado sin modificaciones “empezarán a caducar los equipos costosos, y no se podrá pagar la luz, el gas, la limpieza ni la vigilancia”. Con la actual inflación, la capacidad de respuesta será nula. 

Con la presidencia del libertario se abre una nueva etapa en el sector encargado de la producción del conocimiento científico del país. A diferencia de lo que sucedía durante el gobierno anterior en que las actividades científicas eran ponderadas y se definían como una "inversión a futuro"; en este parece primar una impronta similar a la que dominaba la escena durante la gestión de Mauricio Macri, cuando la ciencia, más bien, era entendida como "un gasto". A tono con ello, Kornblihtt reivindicó la centralidad del rol estatal en un modelo de nación que apueste al conocimiento. “Los científicos somos parte de un Estado virtuoso, trabajador y comprometido con el país”, observó el bioquímico y biólogo molecular que ya había tenido una destacada participación en el parlamento, durante los debates en torno a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

El profesor emérito de la UBA se definió con orgullo como “un hijo de la educación pública” y remarcó que todo su trabajo fue posible gracias al financiamiento recibido del Conicet y de la Agencia Nacional de Ciencia y Tecnología. En esta línea, “la licuación por ajuste y la galopante inflación de los montos de becas y los salarios de los investigadores, técnicos y administrativos de ciencia y técnica, todos obtenidos por rigurosos concursos, está llevando sin perspectiva de reversión por parte de las autoridades, a la pauperización de los trabajadores del sector”, describió.

De la misma manera que sucedió con otros gobiernos neoliberales --basta con recordar la frase de Domingo Cavallo que envió a la científica del Consejo Susana Torrado “a lavar los platos”-- no es descabellada una nueva fuga de cerebros de aquí en adelante. La salida será Ezeiza para muchos investigadores e investigadoras hipercalificados que, más allá de la trayectoria realizada, no tienen el empleo asegurado en Argentina.

“Los científicos estamos preocupados desde que el entonces futuro presidente Milei dijera por TV que cerraría el Conicet porque los científicos no producimos nada. Estamos preocupados por medidas que consideramos una condena de muerte a las capacidades nacionales que son fundamentales para las posibilidades de desarrollo futuro”, destacó Kornblihtt. Con ello, el científico se refirió a la derogación de la Ley de Tierras, a la modificación de la Ley de Glaciares y otras normas como las de Bosque nativos y Protección ambiental. Modificaciones introducidas para “dar ventajas al capital privado en detrimento de la preservación del ambiente y los recursos naturales. Nosotros tenemos a los mejores expertos y ecólogos que, por supuesto, no fueron consultados”, apuntó Kornblihtt quien, entre otros reconocimientos, es miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y de la Academia de Ciencias de Francia, y miembro asociado de la Organización Europea de Biología Molecular.

Pocas certezas por el momento

A la fecha, no hay demasiadas certezas con respecto a cuál será el rumbo que el sector de ciencia y tecnología tendrá bajo la nueva gestión. Solo un puñado de aspectos pueden confirmarse. El empresario del mundo de las finanzas y tecnologías Alejandro Cosentino es el titular de la secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, cartera degradada que antes tenía rango de ministerio; y el veterinario Daniel Salamone reemplazó a Ana Franchi y está a cargo del Consejo. Por el momento, a pesar de las designaciones, no hubo definiciones con respecto a cómo seguirá la política de ingresos y becas al Conicet, así como tampoco cual será el grado de articulación que tendrá el sistema científico y tecnológico que, bajo la administración de Daniel Filmus, había logrado aceitarse.

En otro pasaje de su breve pero contundente presentación, Alberto Kornblihtt expresó su preocupación por las empresas públicas que desde el gobierno muestran interés en privatizar. “Además de YPF y Aerolíneas, están Arsat, el Polo Tecnológico de Constituyentes y Radio y Televisión Argentina, sectores ciertamente estratégicos. También (estoy) preocupado por la eliminación del MinCyT y el vaciamiento de sus funciones y desfinanciamiento”, subrayó.

Más tarde aseveró: “En ningún país del mundo la investigación básica es financiada por el sector privado. Simplemente no les interesa, les es muy cara. Pero usan la investigación académica estatal como insumo irremplazable para sus desarrollos comerciales. Es el Estado promotor y emprendedor, como dice Mariana Mazzucato”. Al respecto de la participación estatal en desarrollos científicos que le cambian la vida a las personas, el científico brindó ejemplos variados: desde internet y pantallas táctiles, hasta las vacunas contra la covid y los fármacos de última generación contra el cáncer y enfermedades hereditarias.

“El desfinanciamiento del sistema de ciencia y técnica es equivalente a dejarlo morir, a interrumpir carreras académicas de jóvenes con títulos universitarios que decidieron aportar y apostar por nuestro país”, expresó.

 




lunes, 15 de enero de 2024

LA LIBERTAD
 
Anda manoseada
la pertrechan de galones
para votar en fila india
Se pasea de boca en boca
suprimiendo derechos
por quien la acompaña disfrazado
Hasta revolución etaria
como novedosa se planta
la juventud
que algún día traería
el mañana para todos
va detrás de la tonada vacía
sin alarmarse
que el río que la trae
es un torrente de hollín
una copia mal revelada
de la verdadera
y encima...
para pocos


Life should be better than this
Show me a sign if there is something I miseed...






jueves, 11 de enero de 2024

PROMESA
 
Te dije que aparecería
como hace 60 años
cuando salí
entonces
vos me diste porvenir
Ahora que el Mundo
comprendo es circular
y mis canas se emparejan
con las tuyas
ando en motores al aire
vuelvo del pasado
como hoja infinita
estamos en esa sala lawtoniana
de siempre todavía
Debes saberlo
a este fuelle
le queda poco respiro
como el tuyo
pero todavía se encoje
se ensancha
como un tango de futuro
para otra temporadita

Hope is lost and another day's gone…






miércoles, 10 de enero de 2024

LOS RICOS IMAGINARIOS
(Por Sebastián Fernández)

Cuando mis hermanos y yo éramos adolescentes vivimos durante unos años con nuestros tíos. Eran mis parientes preferidos, en particular mi tío Ernesto. A diferencia de mi padre, un señor extraviado en una biblioteca, mi tío tenía calle, conocía cada recoveco de la ciudad y me invitaba a recorrerla en su eterno Siam Di Tella, vehículo icónico que pasaba más tiempo en el taller que en las calles de Buenos Aires. Recuerdo ir a comer choripanes en los carritos de la Costanera Norte o en los ya demolidos boliches ubicados frente a la entrada del Cementerio de la Chacarita. Mi tío “correteaba”, es decir, llevaba paquetes de un lado a otro. Era un trabajador precarizado, anterior a las plataformas.

Mi tío Ernesto escuchaba tango en casa o en la radio del auto y solía explicarme el significado de cada término de lunfardo que yo desconocía. El tango era una de sus pasiones, apenas superada por el anti-peronismo. Su odio hacia Perón, Evita, Cámpora, Isabel, el sindicalismo, los montoneros o los empleados públicos no conocía límites y era ampliamente desarrollado en cada nuevo almuerzo familiar.

Como tantos otros anti-peronistas, saludó el golpe de Estado de marzo de 1976 y se entusiasmó con la humildad del dictador Jorge Rafael Videla. Denunció con fervor la “campaña anti-argentina”, una operación publicitaria de la dictadura, creyendo con sinceridad que el marxismo internacional estaba detrás de las denuncias realizadas por los sobrevivientes de los centros clandestinos de detención, los exiliados y sus familiares.

Recuerdo que solía elogiar al súper ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, mandante de Videla, pese a que su tarea consistió en llevar adelante un plan de negocios sanguinario que evaporó los derechos de los trabajadores y el poder adquisitivo de los salarios, y que tuvo como componente instrumental las desapariciones y torturas. “El ministro tiene razón, la Argentina padece un exceso de Estado”, solía repetir mi tío Ernesto en las interminables sobremesas de los domingos. Él, que había nacido en un hospital público, cursó sus pocos años de escolaridad en una escuela pública, vivió en parte del ingreso como maestra de mi tía, falleció en una clínica del gremio docente y nunca jamás fue detectado por el mercado, consideraba que la Argentina tenía demasiado de aquello que lo había salvado de la pobreza.

En su célebre Mensaje a las bases de noviembre de 1963, Malcolm X, activista norteamericano y defensor de los derechos humanos y de las libertades civiles de los afroamericanos, explicó la diferencia que existía durante la época de la esclavitud entre el “negro doméstico” y el “negro de campo”: “El negro doméstico vivía en la casa de su patrón, vestía y comía bien. Amaba al patrón tanto como el patrón se amaba a sí mismo y se identificaba con el patrón (...) Si alguien sugiriese al negro doméstico escapar de la esclavitud, éste se negaría a ello diciendo que dónde podría llevar una vida mejor que la que tiene”.

Uno de los mejores ejemplos del negro doméstico es Stephen Candie, personaje interpretado por Samuel Jackson en Django sin cadenas de Quentin Tarantino. Si bien su condición de esclavo nunca se pone en duda y los límites de esa condición son explícitos, Stephen recibe beneficios tangibles de parte de su amo, al menos con respecto al resto de los esclavos de la plantación. Como explica Malcolm X, come bien, se viste bien y goza de los privilegios de vivir en la casa del amo. No deja de ser parte del patrimonio de ese amo –como los caballos, la mansión o los tapices y cuadros que la decoran– pero su vida material es objetivamente mejor.

A diferencia de Stephen y los esclavos domésticos, mi tío Ernesto y una parte de la clase media argentina apoyan cíclicamente gobiernos que ni siquiera mejoran de forma parcial su vida material. Son esclavos de la plantación, pero actúan como “negros domésticos” –siguiendo los términos de Malcom X– identificándose, por algún extraño efecto hipnótico, con el amo que los somete desde la mansión.

Dos gobiernos fallidos, el de Mauricio Macri y el de Alberto Fernández, fueron el caldo de cultivo necesario para imponer el cuarto experimento neoliberal en la Argentina del último medio siglo. A diferencia de las tres experiencias anteriores (la última dictadura cívico-militar, los gobiernos de Carlos Menem y de Fernando De la Rúa, y el de Cambiemos), la propuesta de Javier Milei fue explícitamente anunciada. Más allá del truco retórico de la casta –entelequia que concentraría el ajuste anunciado como inevitable– Milei y los entusiastas de la motosierra retomaron el mismo diagnóstico que defendía mi tío Ernesto a mediados de los años ‘70: la Argentina padece un exceso de Estado. Es más, ya ni siquiera se trata de un exceso, sino de su propia naturaleza maligna. “El Estado es el pedófilo en el jardín de infantes, con los nenes encadenados y bañados en vaselina”, según la propia definición del actual Presidente.

De forma cíclica, una parte de la clase media de nuestro país apoya el credo neoliberal que la empobrece, a la vez que rechaza al peronismo, el movimiento político que más ha impulsado la movilidad social ascendente –en otras palabras, la justicia social– desde los gobiernos de Juan D. Perón a los de Néstor Kirchner y CFK. El instrumento para lograrlo, como ocurrió en todos los países que Milei o Macri ponen como ejemplo a seguir, fue el tan denostado Estado. Es decir, la escuela, el hospital o la clínica de los que gozó mi tío Ernesto y que el mercado jamás le proveyó.

Tanto la pobreza estructural como el endeudamiento crónico de la Argentina –nuestros dos flagelos actuales– empezaron con la última dictadura cívico-militar, no con el peronismo. Paradójicamente, a la par que la multiplican destruyendo a la clase media, los gobiernos neoliberales prometen terminar con esa pobreza.

Como ocurrió con las experiencias anteriores, más temprano que tarde, aquellos electores de clase media volverán a rechazar lo que hasta ayer aplaudían, sorprendidos por ser nuevamente el pato de una boda ajena.

El asombro que siento desde hace casi medio siglo, al ver cómo una parte de la clase media retoma el análisis de mi tío Ernesto, tal vez tenga una explicación más sociológica que económica: al no poder compartir las prerrogativas materiales de los más ricos, esa clase media logra soñarse rica al compartir al menos sus prejuicios. Un premio consuelo escaso, pero consuelo al fin.

 


martes, 9 de enero de 2024

El artículo que dejo abajo titulado “Milei y el Teorema de Arrow” apareció en Junio del 2022 cuando Milei ni pensaba remotamente que sería presidente de la Argentina, hoy siéndolo, vemos algunos rasgos del condicionamiento del famoso teorema para la puesta en escena de su presidencia. Es decir aplicando el Teorema de Arrow no se puede llegar a una solución global que satisfaga individualmente al ser social que somos, SALVO que vayamos por su condicionantes, es decir imponiendo desde arriba determinados criterios o haya dictadura. Milei sabe muy bien que está haciendo y no por gusto sus dos grandes lanzamientos en apenas 20 días de gobierno fueron un DNU de “Necesidad y Urgencia” derogando en 366 artículos mas de 300 leyes y disposiciones y un Proyecto de Ley con el rimbombante título de “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” con 664 artículos, desregulando no solo la economía sino muchos aspectos de convivencia de los argentinos.

Macri desde el punto de vista intelectual fue y es muy decadente (burro le quedaría mejor), su impronta es ganar dinero a toda costa y fugarla cada vez que le pongan trabas (o traerla de nuevo si hay beneficios impositivo), es el típico empresario garca y entreguista que abunda en la Argentina, Milei es otra cosa, un poco más peligroso intelectualmente, porque su accionar (en muchas de sus decisiones, aunque está rodeado de macristas)  tiene un sustento teórico que lo guía, así que desde ese lugar hay que confrontarlo, dejando al desnudo los resultados macabros que tendrán sus políticas económicas y sociales para la mayoría de los argentinos.

Milei parte de la premisa (errónea) de que somos átomos aislado en una sociedad sin interrelación social alguna, donde agentes económicos simples en libertad competitiva traerán la prosperidad, pronto su automóvil a 200 km por hora chocará de lleno contra el paredón de una sociedad capitalista concentrada en unos pocos después de 200 años de existencia en este pais.

Esto me hace acordar en la vereda del frente a unos jóvenes barbudos que en un país pobre, dependiente y con un bloqueo brutal del imperio más poderoso del planeta querían construir ya, a la vuelta del SODA INIT de Lawton, una sociedad comunista, sin dinero ni relaciones de mercado, adelantándose siglos a una sociedad terrícola futura, confundiendo socialismo con comunismo.

El estado actual en la Argentina con Milei a la cabeza se puede resumir parafraseando al poeta “…Nadie sabe qué cosa es La Libertad, Y eso puede ser pasto de la CENSURA. Nadie sabe qué cosa es La Libertad, Y eso puede ser pasto de la VENTURA…”

 

MILEI Y EL TEOREMA DE ARROW
(Por Rolando Astarita, 10/06/2022 en la revista digital “SIN PERMISO”)

Continuando con la crítica a lo planteado en Argentina por el diputado anarco-capitalista Javier Milei en su polémica con Juan Grabois, en esta nota me ocupo de su afirmación sobre que el teorema de Arrow demuestra la imposibilidad de una planificación democrática de la economía, o de la sociedad en general. La referencia suena intimidante: nada menos que un premio Nobel de Economía (Kenneth Arrow lo obtuvo en 1972) habría demostrado, con indiscutible rigor matemático, la imposibilidad de que una comunidad pueda decidir democráticamente sus objetivos y el camino a seguir. Más aún, muñido de tan poderosa arma, Milei trata de poco menos que de ignorante a todo aquel que desconozca el teorema. Vaya un ejemplo de su forma de polemizar: en un programa de TV la periodista le pregunta si cree en la democracia a lo que Milei responde “yo creo que la democracia tiene muchísimos errores. Te hago al revés la pregunta, ¿conocés el teorema de Arrow?”. Y cuando la periodista dijo que no estaba enterada de Arrow y su teorema, Milei remató diciendo que si la periodista conociera el teorema le daría la razón. Aparentemente entonces los que defendemos siquiera la posibilidad de una deliberación democrática social estaríamos definitivamente derrotados por la elaboración de Arrow. (https://www.youtube.com/watch?v=JnwwYwnijqk&ab_channel=TodoNoticias)

Sintéticamente adelantemos que el teorema dice que cuando hay que elegir entre diversas alternativas –pueden ser proyectos de obras públicas, políticas de ingresos, candidatos a cargos públicos, o cualquier otra cosa- no hay forma de llegar a una decisión por vía democrática. En otros términos, dice que no existe un procedimiento para derivar de las preferencias individuales un ordenamiento social de las alternativas que cumpla con la autonomía del individuo y la racionalidad de sus decisiones.

El objetivo de esta nota es proporcionar elementos para la crítica del teorema de Arrow y el uso que hace del mismo el anarco-capitalismo. Con ese fin, en primer lugar presentamos de una manera intuitiva el teorema y su antecedente en Condorcet; en segundo término, lo conectamos con las posiciones de Hayek; en tercer término mostramos que el propio Arrow admitió que la imposibilidad de la planificación democrática que establece su teorema depende de supuestos en buena medida irreales; y en cuarto lugar esbozamos una crítica a la “imposibilidad” desde un enfoque marxista, y el programa socialista. Antes de abordar el tema señalamos nuestra coincidencia esencial con la nota sobre el teorema de Arrow del GPC (véase textos citados abajo). Nos hemos beneficiado de su lectura, y recomendamos consultar este trabajo.

La paradoja de Condorcet

El antecedente del teorema de Arrow es la paradoja planteada por Condorcet (1743-1794). La explicamos con un ejemplo. Supongamos que hay tres alternativas, A, B y C y tres individuos, 1, 2 y 3. Se considera que la elección es racional y consistente si A > B (A es preferida a B) y B > C, implica que A > C.  

Pues bien, ahora los individuos 1, 2 y 3 ordenan sus preferencias de la siguiente manera: 1 A>B>C; 2 B>C>A; 3 C>A>B. Las alternativas se ponen a votación, eligiendo de a pares. Una alternativa es mejor que otra si más votantes la prefieren frente a la otra. Establecidas las preferencias individuales, el resultado entre A y B es A>B; entre B y C es B>C; y entre A y C es C>A. Esto es, la preferencia mayoritaria es “irracional” (intransitiva) aun cuando las preferencias individuales son “racionales” (transitivas). Más aún, el voto de a pares no da como resultado una alternativa social máxima; las preferencias individuales dan máximos, pero no las sociales. Esto significa que si se utiliza la regla de la mayoría para elegir entre pares de alternativas, no hay una alternativa ganadora. De lo que se concluye que las posibilidades de elegir racionalmente desaparecen cuando las preferencias individuales se agregan en preferencia sociales.

Arrow

En tanto Condorcet investigó un método particular de voto, Arrow introdujo un enfoque general sobre la agregación de las preferencias (para una presentación del teorema véase Stanford Encyclopedia, textos citados). Para eso consideró métodos de agregación posibles, a los cuales llamó funciones de bienestar social. Una función de bienestar social conecta un conjunto de ordenamientos de preferencias individuales con un ordenamiento social. O sea, es un procedimiento de agregación que determina el ordenamiento social sobre la base de las preferencias individuales en una comunidad.

Arrow supone entonces que cada individuo tiene un orden de preferencias con relación al conjunto de alternativas que se le presentan; las preferencias están conectadas y son transitivas. Lo que dice el teorema es que, si se respetan las cuatro condiciones enumeradas a continuación, es imposible agregar las preferencias individuales, ordinales y transitivas, de dos o más individuos sobre tres o más alternativas en una única función de preferencia social ordinal y transitiva. Las condiciones son:

a-Dominio irrestricto: exige que el dominio de la función de bienestar social incluya todas las ordenaciones de preferencias individuales; o sea, la regla de agregación debe admitir la diversidad de los valores de los individuos.

b-No imposición o Pareto débil: requiere que siempre que cada individuo prefiera estrictamente una alternativa frente a otra, el ordenamiento social que da la función de bienestar sea acorde. En otros términos, la ordenación depende solo del individuo y sus intereses. Se excluyen por lo tanto las comparaciones interpersonales en la elección social. Esto significa que Juan, que tiene un buen pasar, no puede comparar la utilidad que obtiene al agregar un abrigo a la colección de ropa que posee, con la utilidad que obtiene de un abrigo María, quien está en la indigencia.  

c-No dictadura: descarta la existencia de un individuo cuya preferencia dicta la preferencia social entre cada par de alternativas.

d-Independencia de las alternativas irrelevantes: la comparación entre dos alternativas dadas depende de las preferencias individuales entre solo esas dos alternativas. Esto significa que para ordenar la preferencia entre dos alternativas solo se necesita información sobre ellas, no hace falta más información.

Obsérvese que estos supuestos establecen a los individuos como átomos, solo preocupados por sus intereses. Además, que la ordenación solo ocurra de a pares y no se tengan en cuenta terceras alternativas excluye que la escala de preferencias sea modificada por consideraciones más generales, o por el debate acerca de terceras alternativas y sus consecuencias sociales, económicas o políticas. Dados entonces estos supuestos, el teorema demuestra que no hay forma de “calcular” la voluntad de las personas por medios democráticos, con el fin de determinar valores sociales deseables. Por eso la democracia sería incompatible con un sistema socialista y con la posibilidad de llegar a un consenso social sobre qué hacer, o qué fines económicos proponerse.   

El antecedente de Hayek

El teorema de Arrow dio forma matemática a lo adelantado por Hayek, de que la democracia es incompatible con cualquier forma de planificación socialista. Es un tema central en Camino de servidumbre: es imposible establecer por medio de la deliberación y diálogo democráticos objetivos sociales a partir de “las esferas autónomas donde son supremos los fines del individuo” (p. 60). Esto se debe a que es imposible que los individuos compartan un código social a partir del cual ordenen valores y puedan surgir convergencias de objetivos y políticas. “El hecho de elegir constantemente entre diferentes valores sin un código social que nos prescriba cómo debemos elegir no nos sorprende y no nos sugiere que nuestro código moral sea incompleto. En nuestra sociedad no hay ocasión ni razón para que la gente desarrolle opiniones comunes sobre lo que debe hacerse en situaciones tales” (ibid.; énfasis agregado). En el mismo sentido: “… sería imposible para una mente abarcar la infinita variedad de las diversas necesidades de las diferentes personas que compiten por los recursos disponibles y asignar un peso definido a cada una” (p. 61, ibid.).

También: “… al hombre le es imposible abarcar un campo ilimitado, sentir la urgencia de un número ilimitado de necesidades. … los fines de que pueda ocuparse serán tan solo y siempre una fracción infinitésima de las necesidades de todos los hombres. Sobre este hecho descansa la filosofía entera del individualismo. … debe dejarse a cada individuo, dentro de límites definidos, seguir sus propios valores y preferencias antes que los de otro cualquiera… el sistema de fines del individuo debe ser supremo dentro de estas esferas y no estar sujeto al dictado de los demás” (p. 62, ibid.). Dicho esto, Hayek reconoce que pueden establecerse algunos fines sociales, pero solo en campos muy limitados. Por fuera de esas excepciones, cualquier intento de planificar y establecer objetivos comunes llevará a la dictadura de peritos y funcionarios estatales: “… el complejo sistema de las actividades entrecruzadas, si va a ser dirigido en verdad conscientemente, tiene que serlo por un estado mayor de peritos y… la responsabilidad y el poder últimos tienen que estar en manos de un general en jefe, cuyas acciones no pueden estorbarse por procedimientos democráticos” (p. 91, ibid.).  

Aunque sin matemáticas, es lo que dice el teorema de Arrow: no se pueden agregar las escalas de preferencias individuales en algún programa de bienestar social general. Por eso no puede haber una planificación democrática de la economía, ya que es imposible derivar democráticamente de los fines que busca cada individuo un conjunto de fines socialmente compartidos. Solo una dictadura podrá establecer los fines y el programa económico.          

Supuestos irreales

Como puede advertirse por lo explicado hasta aquí, toda la capacidad demostrativa del teorema descansa en la validez de los supuestos establecidos que, en sustancia, son los de Hayek, y que pueden resumirse en la afirmación de que la sociedad está compuesta por mónadas encerradas detrás de la empalizada de sus intereses personales. Es la idea del cazador o pescador solos y aislados –puntos de partida de la Economía Política clásica-, que en realidad es producto de la disolución del feudalismo y del surgimiento del capitalismo. Naturalmente, ese individuo aislado es una invención, ya que “la época que genera… esta idea del individuo aislado, es precisamente aquella en la cual las relaciones sociales… han llegado al más alto grado de desarrollo alcanzado hasta el presente. El hombre es, en el sentido más literal, un animal político, no solamente un animal social, sino un animal que solo puede individualizarse en la sociedad” (Marx, 1989). El productor simple de mercancías (o sea, propietario de sus medios de producción) es un ser social. Y esto vale tanto más para los individuos que pertenecen a la clase capitalista o a la clase obrera. Son, necesariamente, portadores de relaciones sociales y no se los puede pensar por fuera de las mismas.

Por eso es absurdo, y fuera de la realidad, pensar que la sociedad está compuesta por átomos preocupados solo por lo suyo, sin que les importen los demás. En el mundo de los seres humanos reales existen actitudes de reciprocidad, sentimientos de solidaridad, sentidos de equidad, y estrategias y discursos desarrollados en torno a esas preocupaciones. Por caso, una persona puede considerar que la alternativa A es la que más le favorece personalmente, pero votar por la B por considerarla más equitativa y justa, ya que satisface, por ejemplo, una necesidad social apremiante (socorrer a los hambrientos, por ejemplo). De la misma manera muchas personas asumen riesgos, realizan acciones solidarias o despliegan actividades políticas y sociales, no por afán de beneficio personal, sino por considerarlas beneficiosas para sus semejantes. Estos sentimientos, pensamientos y acciones son afectados por la historia, la cultura de las sociedades y –fundamentalmente- por la situación de clase.

Lo central es que somos seres sociales y políticos, como remarcaba Marx. Por eso no es cierto que nos sea imposible realizar comparaciones interpersonales de utilidad. Y los sentimientos de equidad, simpatía, solidaridad entre las personas pueden generar las condiciones para encarar programas y acciones comunitarias.

Además, es posible intercambiar información y moldear nuestros pensamientos de manera de converger hacia posturas sociales comunes. Por ejemplo, un valor social compartido por mucha gente es que no debe haber explotación de unos seres humanos por otros seres humanos. Esta es la base de la crítica de la sociedad basada en la explotación del trabajo: no hay que explicar que la explotación no debe existir en la sociedad actual, sino por qué hay explotación a partir de la venta “libre” de la fuerza de trabajo. Pero esto demuestra, una vez más que, contra lo que dicen los supuestos de Arrow y los textos de Hayek, existen posibilidades de convergencia y acuerdo en torno a objetivos y políticas a seguir. De ahí los agrupamientos políticos, las organizaciones sindicales, los compromisos de militancia de los que quieren transformar esta sociedad.

Para terminar este apartado, señalamos que la formalización matemática no garantiza que los supuestos sean correctos, o que siquiera tengan que ver con la realidad. Una cuestión que Poincaré le recordó a Walras cuando este buscó el respaldo del gran matemático para su modelo del equilibrio general. Es que al comienzo de cada especulación matemática, señalaba Poincaré, existen hipótesis y es necesario, para que la especulación sea fructífera, dar cuenta de las mismas. Si los supuestos no se sostienen, o son irreales, el razonamiento matemático no tendrá aplicación a la realidad. En definitiva, no hay que dejarse intimidar por las matemáticas. Estas son una ayuda importante, pero no se les puede atribuir propiedades que no tienen.

Interludio: la admisión de Arrow, la deshonestidad intelectual del anarco-capitalista     

Es interesante destacar que el propio Arrow admitió que las condiciones que impuso a su teorema podían suavizarse de manera que desapareciera la imposibilidad de las elecciones democráticas. Sugirió dos maneras de hacerlo: a) alterando la restricción del dominio; b) introduciendo el supuesto de simpatía extendida (véase Cato y Lutz, 2019; también para lo que sigue).  

El punto (a) significa que en lugar de una diversidad extrema existen, de hecho, similitudes entre los individuos de una sociedad, en sus sentimientos y fines. Estas similitudes se deben a que los individuos están conectados, intercambian información y sentimientos.

(b), por su parte, consiste en admitir que la gente, inevitablemente, tiene preocupaciones por los otros y sentimientos de simpatía. Por esta otra vía, reconoce Arrow, pueden establecerse valores comunes. “Algunos valores que podrían dar lugar a tal similitud de actitudes sociales son los deseos de libertad, por poder natural, por igualdad; la semejanza de los gustos individuales, por su propia naturaleza, lleva a semejanzas en los deseos por alternativas sociales. Un poco menos directo en su implicación social es el deseo por la prolongación de la vida, que podemos considerar uno de los valores humanos más universales” (citado ibid.). Señala también que las personas dentro de una misma sociedad comparten el lenguaje, los códigos morales y convenciones, que pueden ayudar a los individuos a tener gustos semejantes. Estas normas sociales importan y afectan los deseos de libertad, por el poder natural y la igualdad. En 1967, cuando discutió sobre la naturaleza y el significado de su teorema, planteó que los códigos morales y las normas sociales pueden ayudar a formular valores sociales y a la toma de decisiones colectivas. También precisó que el individuo no está aislado y los otros son importantes para decidir su acción (véase ibid.).

De manera que el propio Arrow planteó que los supuestos en que se basa su teorema deberían relajarse para dar cabida a los comportamientos reales de los individuos en la sociedad. Con lo cual la “imposibilidad” lógicamente “demostrada” deja de ser imposibilidad. Pero esto es lo que no dice Javier Milei cuando “patotea” a sus oponentes agitando el teorema. ¿Es ignorancia o se trata de simple deshonestidad intelectual? ¿O una mezcla de ambas? ¿Por qué miente? ¿A esto le llama “ciencia”?

La imposibilidad esencial: derivar lo social de lo individual

Los reparos y matizaciones que estableció Arrow con respecto a los supuestos de su teorema de hecho están apuntando al problema de fondo de la “imposibilidad”: la imposibilidad de derivar las leyes sociales de los comportamientos individuales. O sea, lo que es imposible es el enfoque metodológico de la Economía neoclásica. Típicamente esta busca reducir la complejidad social a los comportamientos de “los agentes” (no clases sociales, sino agentes), las unidades últimas del análisis. Por ejemplo Walras subraya que su punto de partida son “las personas libres”, “dueñas de sí mismas” y “responsables por la realización de su destino”, que se coordinan unas con otras desde esa independencia (véase 1987, lección 21). El centro es el agente. Puede ser racional y maximizador, o de racionalidad limitada y comportamientos no regidos por la maximización (como ocurre con algunos enfoques “heterodoxos”), pero lo importante es que estos economistas derivan lo social a partir de ese átomo.

El enfoque opuesto, en cambio, sostiene que el punto de partida es la totalidad social en que está sumida la persona desde sus primeras horas de vida. Es que salvo algunos comportamientos instintivos –como el de succión- todo el resto de los comportamientos humanos es adquirido socialmente. Por lo cual es imposible derivar lo social de un individuo que anteceda a lo social. Esta es la “imposibilidad” última que dinamita los supuestos y las conclusiones del teorema de Arrow (o el planteo de Hayek).  

El individuo abstracto y la emancipación social del trabajo

Lo planteado en el punto anterior permite establecer las coordinadas de la crítica marxista a la concepción burguesa del individuo “libre”, que participa en el mercado y ordena sus preferencias, referencia última de los supuestos establecidos por Arrow en su teorema, o por Hayek en su ataque al proyecto socialista.

Empecemos diciendo que en la sociedad capitalista –o en la sociedad productora de mercancías- los individuos no participan de elección alguna de proyectos y programas sociales, políticos, económicos. Menos todavía deliberan o deciden democráticamente sobre ellos. Para millones de trabajadores, o desocupados, o marginados, lo único que se les ofrece es la posibilidad de elegir, cada determinado número de años, quiénes los gobiernan.

Pero además, y en un plano más profundo, es imposible deliberar y decidir si no se es libre. Y para ser libres los seres humanos deben poner bajo su mando “los poderes materiales” (división del trabajo, las formas de intercambio, las fuerzas productivas) y esto “no es posible hacerlo sin la comunidad. Solamente dentro de la comunidad, con otros, tiene todo individuo los medios necesarios para desarrollar sus dotes en todos los sentidos; solamente dentro de la comunidad es posible por lo tanto la libertad personal” (Marx y Engels. 1985, pp. 86-87). Lo cual exige superar la libertad del individuo concebido como una mónada, aislado, replegado sobre sí mismo (véase Marx, 1987). Ese individuo alienado, producto pasivo de circunstancias que no domina, que se acepta así como inmediatamente, a través de los sentidos, se ve a sí mismo, no puede ser el centro y motor de la libertad humana (véase ibid.). Y más extrañado, y con menos posibilidades de “deliberar democráticamente”, si se quiere, es el obrero que está obligado a vender su fuerza de trabajo (o sea, a entregar gratis plustrabajo), so pena de morirse de hambre. De nuevo, ¿de qué posibilidad de elección y decisión democrática colectiva se puede hablar en esas circunstancias?

El proyecto socialista

La factibilidad de un proyecto socialista depende entonces de acabar con las relaciones sociales de explotación del trabajo –o sea, acabar con el poder del capital- y en el plazo más largo, superar la ley ciega del mercado y la competencia. Es imposible construir una sociedad nueva sin revolucionar las relaciones de producción y distribución, y sin que sean los mismos productores los que se hagan cargo de sus destinos, de organizar la economía en beneficio de la comunidad de conjunto. Lo cual exigirá, seguramente, una verdadera revolución cultural. Esto no tiene nada que ver con un socialismo construido “desde arriba”, desde las alturas de un aparato burocrático y sustentado en la explotación del trabajo bajo la forma de una economía estatizada. En palabras de Marx, se trata de que “el hombre se reconozca como hombre y por lo tanto organice el mundo de un modo humano”. Esto es, que la emancipación de los trabajadores sea obra de los mismos trabajadores. Pero esto es imposible si el supuesto es el individuo desposeído de los medios para producir, enajenado y sometido al mercado y el Estado.    

  Textos citados:

Cato, S. y A. Lutz (2018): “Kenneth Arrow, moral obligations and public policies”, ffhalshs[1]01, WP, diciembre.
Grupo Pensamiento Crítico (2022):“¿Es el bien común una búsqueda imposible?”.
Hayek, F. A. (1946): Camino de servidumbre, Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado.
Marx, K. (1987): “La cuestión judía”, Escritos de juventud, México, FCE.
Marx, K. (1989): “Introducción a la crítica de la Economía Política”, Contribución a la crítica de la Economía Política, México, Siglo XXI.
Marx, K. y F. Engels (1985): La ideología alemana, Buenos Aires, Ediciones Pueblos Unidos.
Stanford Encyclopedia of Philosophy (2019): “Arrow’s Theorem”.
Walras, L. (1987): Elementos de economía política pura, Madrid, Alianza.





lunes, 8 de enero de 2024

PARTE 4 (Final)

El Estado y los trabajadores durante el primer gobierno de Menem en Argentina (1989-1995)
(Por Hernán Fair)

El consenso “pasivo”

Como señalan Sigal y Verón (2003), Perón construyó su discurso en un vínculo directo con las masas a través de la movilización continua y fervo­rizada a Plaza de Mayo. Este vínculo mítico, sin intermediarios, se inició en la histórica movilización del 17 de octubre de 1945, cuando trabajadores de todo el país llegaron espontáneamente a la Plaza de Mayo exigiendo la liberación de Perón, para entonces encarcelado por el gobierno militar del que previamente formaba parte. A partir de ahí quedó marcada la huella de esa fecha, el 17 de octubre, como el “Día de la Lealtad”(63). Del mismo modo, el 1º de mayo, “Día del Trabajador”, fue la segunda fecha insigne del peronismo, momento del reencuentro directo entre el líder que simbolizaba en su persona al Pueblo y la “voluntad general” (Sigal y Verón, 2003:222-240).

Este fuerte vínculo entre el líder y las masas, que se expresó en toda sumagnitud el 20 de junio de 1973, cuando Perón logró reunir cerca de 2 mi-llones de personas en su regreso al país desde el exilio(64) contrastó fuerte­mente con el vínculo mediatizado que llevó a cabo el menemismo. En efecto, a partir de la llegada de Carlos Menem al poder, las masivas y entusiastas movilizaciones sociales a Plaza de Mayo quedaron en el recuerdo(65) y fueron reemplazadas por un vínculo directo basado en la aparición cotidiana en los medios de comunicación (Landi, 1992; Nun, 1995; Waisbord, 1995).

A pesar de esta desmovilización ciudadana, algunos autores que anali-zan el fenómeno del menemismo señalan que el orden instituido por Menem “repolitizó” a la sociedad a partir de la construcción de nuevos lazos de repre­sentación (66) (Novaro, 1994; 1995a; 1995b). Desde esta perspectiva, Palermo y Novaro señalan que el menemismo habría llevado a cabo una “rearticulación entre los electores y elegidos” en lo que entienden sería la conformación de una “política de ciudadanos” (Palermo y Novaro, 1996:397-398). ¿Cómo puede entenderse esta aparente contradicción?

Para hacerlo, debemos diferenciar lo que a nuestro entender son dos de­finiciones acerca de la política(67) Una, bien analizada por Chantal Mouffe, y cuyos antecedentes se remontan a Hobbes (1980) y Schmitt (1987), entiende la política como el “intento de domesticar lo político, de acorralar las fuerzas de la destrucción y de establecer el orden”(68) (Mouffe, 1999:191). La segunda, en cambio, se refiere a la acción política, entendida desde una visión arendtiana como la “capacidad de iniciar un nuevo comienzo”(69) (Arendt, 1996; 1997). En este sentido, creemos que puede haber al mismo tiempo una repolitización orientada al ordenamiento del desorden previo, y una despolitización en el sentido de crítica, apatía, desmovilización y desafección en general hacia lo público(70) ya sea por carecer de sentido, por impotencia, resignación o, en un caso que es muy común, debido a que se confunde a la política con los políticos, acusados de ineficaces y corruptos.

(63) Respecto a la importancia del 17 de octubre como instituyente de un vínculo afectivo entre Perón y las masas, véase particularmente De Ípola (1983:175-185).

(64) En efecto, el golpe de Estado contra su gobierno, en septiembre de 1955, había llevado a Perón a exiliarse. Ahí permaneció hasta junio de 1973, cuando regresó a Argentina.

(65) La única excepción en sus diez años en el poder fue la llamada “plaza del sí”, una movi­lización convocada por sectores del gobierno junto con figuras de los medios de comunicación oficialistas, que reunió en abril de 1990 a partidarios y sectores de derecha en respaldo a las reformas neoliberales del gobierno (La Nación, 07-04-90).

(66) Según Novaro, lejos de una “supuesta despolitización”, Menem logró una “repolitiza­ción” social que implicó la construcción de “nuevos vínculos de consentimiento e identificación” (Novaro, 1995b:51).

(67) Esta diferenciación conceptual no supone, ni mucho menos, el agotamiento de las di­ferentes perspectivas existentes acerca de la política. Puede citarse para este caso la definición weberiana de la política como “lucha por el poder” (Weber, 1988) o la de Jacques Ranciere, que entiende a la política como la “cuenta de los sin parte” (Ranciere, 1996). Para un análisis más reciente del particular, véase Laclau (2005).

(68) Debemos diferenciar, de todos modos, la definición schmittiana, cuya lógica de consti­tución del orden político se basa en el puro antagonismo de la alteridad política (Schmitt, 1987), de la definición institucionalista, cuya lógica de confrontación entiende a la alteridad como un adversario. En este tipo de construcción “agonista”, el antagonismo, si bien no desaparece ―lo que resulta imposible―, es “sublimado” a través de las instituciones. Sobre la diferencia cualitativa entre la lógica schmittiana de antagonismo irrestricto y la lógica de agonismo insti­tucional, véase Mouffe (1999; 2005). Para una aplicación en esta línea sobre el caso argentino, véase Fair (2007a). Para una visión alternativa, véase Laclau (2005).

(69) Esta definición de la acción como la capacidad inherente de “iniciar un nuevo comienzo” se basa en gran medida en la idea kantiana acerca de la acción como la capacidad de “iniciar la producción de una nueva serie causal” (al respecto, véase Kant, 1980). A su vez encuentra antecedentes próximos en la noción del hombre como animal social o ser social (zoo politikon) de Aristóteles, quien definía como principales actividades políticas la acción (praxis) y el discurso en el ámbito público, en oposición a la esfera privada del hogar y la familia (oikia). Al respecto, véase Arendt (1996, especialmente pp. 38-39; 1997).

(70) Desde la perspectiva de Hanna Arendt, lo público no es sólo lo común a todos, sino también lo que se hace público, esto es, lo que se publicita. A diferencia de lo privado, en la esfera pública las cosas deben mostrarse para poder existir. Partiendo de esto, la autora critica la apatía y la desaparición de la iniciativa del mundo moderno (Arendt, 1996; 1997). En esta línea, véase también Hilb (1994).

En el caso del menemismo, la repolitización sería el ordenamiento conseguido por Menem, tras muchas vacilaciones, frente al “caos” y la “disolución de lo social” de la hiperinflación. Mientras que para algunos, como vimos, se trataría de un “discurso hobbesiano de superación del caos” (Aboy Carlés, 2001a; 2001b; 2003), para otros sería más un liderazgo de tipo “decisionista” (Novaro, 1994; 1995a; 1995b; Palermo y Novaro, 1996), “deci­sionista democrático” (Quiroga, 2005), o “neodecisionista” (Bosoer y Lei-ras, 1999; 2000; Kerz y Leiras, 2004). Sin embargo, simultáneamente a esta repolitización se produjo, como también vimos, una fuerte despolitización o “desciudadanización”(71) (Gruner, 1991), ya sea debido a la visión acerca de una supuesta ausencia de alternativas al orden dominante o debido a la supuesta imposibilidad de modificar el estado de cosas vigente. En ese contexto, podemos decir entonces que durante el primer gobierno de Menem prevaleció un consenso “negativo” que resultó más apático, resignado y conformista que activo y entusiasta.(72)

(71) Diversas encuestas realizadas en el periodo nos revelan el escaso interés por la activi­dad política. Así, por ejemplo, una encuesta realizada por Gallup en el año 1994 señalaba que al 67.1% de los encuestados le interesaba poco y nada la política (Noticias, 01-05-94). Otra encuesta efectuada a una semana de las elecciones de 1995 indicaba, en la misma línea, que un 44% de los votantes no le interesaba “en absoluto” las elecciones presidenciales (La Nación, 10-05-95). Sobre el fenómeno de la crisis de la política en Argentina, véase Cavarozzi (1997). Un análisis más global puede verse en Novaro (2000).

(72) A partir del segundo periodo presidencial de Carlos Menem (1995-1999), con las crecientes crisis económica y social generadas por la aplicación de las políticas neoliberales y el mantenimiento (ficticio) de la paridad cambiaria, este respaldo basado en gran medida en la pasividad social dejaría lugar a una creciente politización ―en el sentido de movilización― de los sectores populares. Así, a partir de 1996 un grupo de trabajadores despedidos de las empresas privatizadas del sur del país inició una nueva modalidad de protesta basada en cortes de ruta o “piquetes” que se extendió progresivamente durante la segunda mitad de la década con un incremento de la movilización social extra-institucional. Al mismo tiempo se produjo un incremento cualitativo y cuantitativo de las protestas de los sectores sindicales en general, y de los opositores en particular. Para un análisis detallado de las distintas modalidades que ha tomado el tema de la protesta social en Argentina durante los últimos años, pueden verse Delamata (2003; 2004), Palomino (2005), y Svampa (2005).

Conclusiones

En el transcurso de este trabajo nos propusimos investigar los motivos que llevaron a que gran parte de los trabajadores en Argentina apoyaran, durante el primer gobierno de Menem, políticas que parecían ir a priori en contra de sus intereses. En primer lugar, vimos que uno de los elementos clave que explicaría ese respaldo era la estabilización de la economía. Para ello, polemizamos con los enfoques dominantes, que suelen hacer hincapié en el componente de orden político, ya sea más orientado al decisionismo o al hobbesianismo, ignorando la importancia que tuvo la estabilidad monetaria y el largo camino recorrido hasta lograr la estabilización de la situación de caos social. En efecto, lejos de alcanzarse un rápido orden que pacificara al país y recuperara la autoridad pública frente al peligro de disolución social de la hiperinflación, entre 1989 y 1991 el gobierno de Menem no logró con­trolar ni la situación económica, como lo mostró el regreso del fantasma de la hiperinflación en dos oportunidades, ni la situación política y social, como lo mostró el retorno de los conflictos sociales y los saqueos a supermercados. Fue recién a partir de la instauración del Plan de Convertibilidad, en abril de 1991, que se logró el rápido y efectivo control del incremento del índice de precios, favoreciendo en mayor medida a los sectores populares, los principales perjudicados por el “impuesto inflacionario”.

Sin embargo, intentando trascender el análisis reduccionista que enfatiza íntegramente el rol de la estabilización monetaria para entender el respaldo popular a las políticas neoliberales implementadas por el presidente Menem, indagamos en segundo término acerca de la importancia ejercida por los beneficios suplementarios aplicados por el gobierno. Estos beneficios mate­riales, que incluyeron la cesión a los trabajadores despedidos de un porcentaje accionario en la privatización de las empresas estatales, programas sociales focalizados y el manejo sindical de los fondos de las obras sociales y las jubilaciones, resultarían una importante ―y muchas veces descuidada― fuente de legitimación al presidente, al permitirle a los sindicatos oficialistas, y también a muchos trabajadores de las ex-empresas públicas, el acceso a una importante fuente de financiamiento material y simbólico.

La indudable importancia de este enfoque instrumental para comprender el fuerte respaldo de los trabajadores al gobierno de Menem nos parecía, sin embargo, insuficiente para dar cuenta de la complejidad y multicausalidad del fenómeno abordado. En ese sentido, incorporamos lo que consideramos eran los elementos pasivos de la hegemonía menemista. Para ello, incluimos un enfoque complementario que colocó el eje en el aspecto discursivo. En ese contexto, indagamos a detalle acerca de la importancia que tuvo en la legiti­mación del liderazgo menemista la ausencia de alternativas frente al triunfo de la “democracia liberal”, la visión mecanicista del orden global, que generó impotencia frente a la imposibilidad de cambiar el estado de cosas vigente y la reestructuración social que produjo la aplicación de las políticas económicas neoliberales, que terminaron fragmentando, polarizando y heterogeneizando a los sectores populares y sindicales, mientras se unificaban crecientemente los sectores dominantes. En esas circunstancias, a las que se sumaría la escasa legitimidad de gran parte de los líderes sindicales y la actitud pasiva e individualista de algunos sectores de base ―muchos de los cuales temían perder sus trabajos o los atemorizaba que regresara la estampida inflacionaria― los trabajadores en su conjunto experimentaron una profunda crisis que les imposibilitó coordinar alternativas antagónicas y consistentes con el rumbo vigente. Esto nos permitió concluir, a diferencia de aquellos autores que afirman que el orden instituido por Menem repolitizó a la sociedad a partir de la construcción de nuevos lazos de representación que, en realidad, el consenso social hacia el presidente y sus políticas económicas tuvo también un importante componente pasivo, en lo que fue una resignación frente a lo que se veía como una ausencia de alternativas al orden hegemónico y una impotencia genera­lizada frente a la imposibilidad de cambiar el estado de cosas vigente.

En ese contexto, prometiendo mantener los beneficios ligados al Plan de Convertibilidad, y frente a la inexistencia de alternativas al discurso de la modernización y la inserción mundial al orden global, el presidente Menem no tuvo inconvenientes en ser reelecto por casi la mitad de los ciudadanos en la elecciones celebradas en mayo de 1995. De este modo logró consolidar el respaldo de la amplia y heterogénea coalición social que lo había acompañado en 1989. Esta situación, aunque comenzó a modificarse hacia 1996, cuando la crisis económica y social iniciada con el Tequila y la profundización de la ortodoxia neoliberal marcó el surgimiento del movimiento social de pique­teros y el incremento de las protestas sindicales, recién adquirió una firme y consistente fortaleza política con la crisis de diciembre de 2001 y la consiguiente salida del Régimen de Convertibilidad. No obstante, el análisis de esta cuestión excede por mucho el marco de este trabajo.

Bibliografía

Aboy Carlés, Gerardo (2003), “Repensando el populismo”, en Marcelo Cavarozzi y G. Aboy Carlés, Política y gestión, Rosario, Homo Sapiens, vol. 4, pp. 9-34.

(2001a), Las dos fronteras de la democracia argentina. La reformulación de las identidades políticas de Alfonsín a Menem, Rosario, Homo Sapiens.

(2001b), “El ágora turbia: reflexiones sobre populismo y ciudadanía en laArgentina”, en I. Cheresky e I. Pousadela (comps.), Política e instituciones enlas nuevas democracias latinoamericanas, Buenos Aires, Paidós, pp. 383-393.

Alonso, Guillermo (2000), Política y seguridad social en la Argentina de los noventa, Madrid, Miño y Dávila.

Arendt, Hanna (1997), ¿Qué es la política?, Barcelona, Paidós.

(1996), La condición humana, Barcelona, Paidós.

Aronskind, Ricardo (2001), “Globalización en Argentina, o la voluntad soberana de subdesarrollarse”, Época, vol. 3, núm. 3, pp. 219-244.

Auyero, Javier (2001), La política de los pobres. Las prácticas clientelistas del pe-ronismo, Buenos Aires, Manantial.

Azpiazu, Daniel (1995), “La industria argentina ante la privatización, la desregulación y la apertura asimétricas de la economía. La creciente polarización del poder económico”, en D. Azpiazu y H. Nochteff (eds.), El desarrollo ausente, Buenos Aires, Tesis, Norma, flacso, pp. 157-233.

Azpiazu, Daniel, Eduardo Basualdo y Miguel Khavisse (1989), El nuevo poder eco-nómico en la Argentina de los ochenta, Buenos Aires, Legasa.

Azpiazu, Daniel y Eduardo Basualdo (1990), Cara y contracara de los grupos econó-micos, Buenos Aires, Cántaro.

Azpiazu, Daniel y H. Nochteff (1995), “Subdesarrollo y hegemonía neoconserva-dora. ¿Veinte años no es nada?”, en D. Azpiazu y H. Nochteff (eds.), El desarrollo ausente, Buenos Aires, Tesis, Norma, flacso, pp. 2-20.

Barros, Sebastián (2002), Orden, democracia y estabilidad. Discurso y política en laArgentina entre 1976 y 1991, Córdoba, Alción.

Basualdo, Eduardo (2006), Estudios de historia económica argentina. Desde mediados del siglo xx a la actualidad, Buenos Aires, Siglo xxi, flacso.

(2004), Los primeros gobiernos peronistas y la consolidación del país industrial: éxitos y fracasos, Buenos Aires, La Página, flacso, maestría en economía po-lítica.

(2001), Sistema político y modelo de acumulación en la Argentina, Buenos Aires, flacso.

(2000), Concentración y centralización del capital en la Argentina durante la década de los noventa, Buenos Aires, unqui.

Bauman, Zigmunt (2003), En busca de la política, Buenos Aires, fce.

Beccaria, Luis (1993), “Cambios en la estructura distributiva”, en Alberto Minujin, Cuesta abajo. Los nuevos pobres: efectos de la crisis en la sociedad argentina, Buenos Aires, unicef, Losada, pp. 93-116.

Beltrán, Gastón (2006), “Acción empresaria e ideología. La génesis de las reformas estructurales”, en A. Pucciarelli (coord.), Los años de Alfonsín, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 199-243.

Bonanotte, César (1996), Plan de convertibilidad y conflictividad laboral. Un estu­dio estadístico de los conflictos laborales en tiempos de crisis, Buenos Aires (mimeo).

Borón, Atilio (1999), “Pensamiento único y resignación política: los límites de una falsa coartada”, en A. Borón, J. Gambina y N. Minsburg (comps.), Tiempos vio-lentos. Neoliberalismo, globalización y desigualdad en América Latina, Buenos Aires, clacso.

Bosoer, Fabián y Leiras, Santiago (2000), “Los fundamentos filosófico-políticos del decisionismo presidencial, 1989-1999”, en J. Pinto (comp.), Argentina entre dos siglos, Buenos Aires, eudeba.

(1999), “Posguerra fría, ‘neodecisionismo’ y nueva fase del capitalismo: el ale-gato del Príncipe-gobernante en el escenario global de los noventa”, en A. Borón, J. Gambina y N. Minsburg (comps.), Tiempos violentos. Neoliberalismo, globa-lización y desigualdad en América Latina, Buenos Aires, clacso.

Bourdieu, Pierre (1999), Contrafuegos. Reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal, Barcelona, Anagrama.

(1984), Sociología y cultura, México, Grijalbo.

Canelo, Paula (2004), “La política contra la economía: los elencos militares frente al programa económico de Martínez de Hoz”, en A. Pucciarelli (coord), Militares, tecnócratas y políticos, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 219-312.

(2002), La construcción de lo posible: identidades y política durante el mene­mismo. Argentina, 1989-1995, Buenos Aires, flacso, Documento de trabajo.

Castellani, Ana (2006), “Los ganadores de la ‘década perdida’. La consolidación de las grandes empresas privadas privilegiadas por el accionar estatal. Argentina 1984-1988”, en A. Pucciarelli (coord.), Los años de Alfonsín, Buenos Aires, Si-glo XXI, pp. 335-366.

(2004), “Gestión económica liberal corporativa y transformaciones en el interior de los grandes agentes económicos de la Argentina durante la última dictadura militar”, en A. Pucciarelli (coord), Militares, tecnócratas y políticos, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 173-218.

Cavarozzi, Marcelo (1997), Autoritarismo y democracia (1955-1996). La transición del Estado al mercado en la Argentina, Buenos Aires, Ariel.

Centeno, Miguel A. (1997), “Redefiniendo la tecnocracia”, Desarrollo Económico, vol. 37, núm. 146, pp. 215-239.

Diario Clarín (1989) (1990) (1991) (1993).

Diario La Nación (1991).

Diario Página 12 (1989) (1991) (1992) (1994).

Coraggio, José Luis (1999), “¿Es posible pensar alternativas a la política social neoliberal?”, Nueva Sociedad, núm. 164, pp. 99-105.

Delamata, Gabriela (2004), Los barrios desbordados. Las organizaciones de desocu­pados del Gran Buenos Aires, Buenos Aires, Eudeba.

(2003), “De los ‘estallidos’ provinciales a la generalización de las protestas en la Argentina. Perspectiva y contexto en la significación de las nuevas protestas”, Revista de Ciencias Sociales, núm. 14, unqui.

De Ípola, Emilio (1983), Ideología y discurso populista, Buenos Aires, Folios.

Dornbusch, Rudiger y Edwards, Sebastián (1990), Macroeconomía del populismo en América Latina, México, fce.

Etchemendy, Sebastián (1995), “¿Límites al decisionismo?”, en R. Sidicaro y J. Mayer (comps.), Política y sociedad en los años del menemismo, Buenos Aires, Oficina de Publicaciones del Ciclo Básico Común, uba, pp. 127-153.

Fair, Hernán (2008a), “El proceso de reformas estructurales en Argentina. Un análisis del primer gobierno de Menem”, oikos, vol. 12, núm. 25, Universidad Católica Silva Henríquez, pp. 35-49.

(2008b), “La función del significante convertibilidad en la articulación discursi-va de la identidad menemista”, Question, núm. 17, en url http://perio.unlp.edu.ar/question/numeros_anteriores/numero_anterior17/nivel2/articulos/infor­mes_investigacion/fair_1_informes_17verano2008.htm, última consulta febrerode 2009.

(2008c), “El Plan de Convertibilidad y el sindicalismo durante la primera pre­sidencia de Menem”, Trabajo y Sociedad, vol. 9, núm. 10, en url: http://www.unse.edu.ar/trabajoysociedad, última consulta febrero de 2009.

(2008d), “Los piqueteros como síntoma espectral emergente del orden policial me-nemista”, e-l@tina. Revista Electrónica de Estudios Latinoamericanos, vol. 6,núm. 22, pp. 13-29, en url http://www.iigg.fsoc.uba.ar/hemeroteca/elatina/elatina22.pdf, última consulta febrero de 2009.

(2008e), “El rol de los componentes pasivos en la legitimación del discurso me-nemista”, Revista Electrónica de Psicología Política, año 6, núm. 16, en url http://www.psicopol.unsl.edu.ar/marzo08_03.pdf, última consulta marzo de 2009.

(2007a), Identidades y representación. El rol del Plan de Convertibilidad en la consolidación de la hegemonía menemista (1991-1995), Buenos Aires, flacso, tesis de maestría (mimeo.).

(2007b): “El Plan de Convertibilidad y la articulación de la hegemonía mene­mista. Un estudio de caso de la primera presidencia de Menem (1989-1995)”, ponencia presentada en las 1as. Jornadas de Economía Política, Campus de laUniversidad Nacional de General Sarmiento (ungs), Buenos Aires, 6 y 7 de di-ciembre, en url http://www.ungs.edu.ar/cm/uploaded_files/file/ecopol/Fair_Her­nan.pdf, última consulta febrero de 2009.

Feijoo, María del Carmen (1993), “Los gasoleros como estrategia de consumo de los nupo”, en Alberto Minujin, Cuesta abajo. Los nuevos pobres: efectos de la crisis en la sociedad argentina, Buenos Aires, unicef, Losada, pp. 229-252.

Fernández, Arturo (1998), “La crisis sindical y la reforma laboral”, Sociedad, núms. 12y 13, pp. 59-79.

Ferreira Rubio, Delia y Mateo Goretti (1996), “Cuando el presidente gobierna solo. Menem y los decretos de necesidad y urgencia hasta la reforma constitucional (julio 1989-agosto 1994)”, Desarrollo Económico, vol. 36, núm. 141, pp. 443-474.

Ferrer, Aldo (2004), La economía argentina, Buenos Aires, fce.

French Davis, Ricardo (2004), Entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad. Tres décadas de política económica en Chile, Buenos Aires, Siglo XXI.

Gambina, Julio y Daniel Campione (2002), Los años de Menem. Cirugía mayor, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación.

García Delgado, Daniel (1994), El cambio de relaciones Estado-sociedad en el proceso de modernización en Argentina, Buenos Aires, Instituto de investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales, uba (mimeo.).

Gerchunoff, Pablo y Juan Carlos Torre (1996), “La política de liberalización eco-nómica en la administración de Menem”, Desarrollo Económico, vol. 36,núm. 141, pp. 733-768.

Gómez, Marcelo et al. (1996), “La conflictividad laboral durante el Plan de Conver­tibilidad en la Argentina (1991-1995)”, Aportes, núm. 3, pp. 245-285.

Grandes, Martín (1999), “Inversión en maquinaria y equipos: un modelo econométrico para la experiencia Argentina, 1991-1998”, Buenos Aires, meyosp, Secretaría de Programación Económica.

Gruner, Eduardo (1991), “Las fronteras del (des)orden. Apuntes sobre el estado de la sociedad civil bajo el menemato”, en Óscar Martínez et al., El Menemato.

Radiografía de dos años de gobierno de Carlos Menem, Buenos Aires, Letra Buena, pp. 85-118.

Haggard, Stephan y Robert Kaufman (1995), “Estado y reforma económica: la ini­ciación y consolidación de las políticas de mercado”, Desarrollo Económico, vol. 35, núm. 139, pp. 355-372.

Hilb, Claudia (1994), Promesa y política. Promesas traicionadas y transición demo­crática, Buenos Aires, Secretaría de Gestión Institucional, uba.

Hobbes, Thomas (1980), Leviatán, México, fce.

indec (1998), Anuario Estadístico de la República Argentina, vol. 14, en url www.indec.gov.ar, última consulta febrero de 2009.

Informe Económico de Coyuntura (1992), año 10, núm. 107, febrero.

James, Daniel (1990), Resistencia e integración: el peronismo y la clase trabajadora argentina. 1946-1976, Buenos Aires, Siglo XXI.

Kant, Immanuel (1980), Crítica de la razón pura, Buenos Aires, Losada.

Karol, Jorge (1993), “La clase media a través de la hiperinflación”, en Alberto Minujin, Cuesta abajo. Los nuevos pobres: efectos de la crisis en la sociedad argentina, Buenos Aires, unicef, Losada, pp. 253-282.

Kerz, Mercedes y Santiago Leiras (2004), “Veinte años de democracia en la Ar-gentina. ¿Qué democracia?”, Revista venezolana de Ciencia Política, núm. 25, pp. 90-96.

Kulfas, Matías (2001), “El rol del endeudamiento externo en la acumulación de capital durante la Convertibilidad”, Época, vol. 3, núm. 3, pp. 181-216.

Labake, Juan G. (1996), Menem o Perón. Confesiones de un político, Buenos Aires, Del Autor.

Laclau, Ernesto (2005), La razón populista, Buenos Aires, fce.

Landi, Óscar (1992), Devórame otra vez, Buenos Aires, Planeta.

Levitsky, Steven (1997), “Crisis, adaptación partidaria y estabilidad del régimen en la Argentina: el caso del peronismo, 1989-1995”, Revista de Ciencias Sociales, núm. 6, pp. 85-131.

Llach, Juan (1997), Otro siglo, otra Argentina, Buenos Aires, Ariel.

Lozano, Claudio y Roberto Feletti (1991), “La economía del menemismo. Cambio estructural, crisis recurrentes y destino incierto”, en Óscar Martínez et al., El Me-nemato. Radiografía de dos años de gobierno de Carlos Menem, Buenos Aires, Letra Buena, pp. 119-169.

Mainwaring, Scott (1996), “La democracia en Brasil y en el Cono Sur: éxitos y pro-blemas”, Ágora, núm. 5, pp. 135-180.

Martínez, Óscar (1991), “El escenario: febrero-julio de 1989. Terrorismo económico y desestabilización política”, en Óscar Martínez et al., El Menemato. Radio­grafía de dos años de gobierno de Carlos Menem, Buenos Aires, Letra Buena, pp. 15-46.

Martucelli, Danilo y Maristella Svampa (1997), La Plaza vacía. Las transformaciones del peronismo, Buenos Aires, Losada.

Menem, Carlos (1991) (1993), Discursos oficiales del presidente de la Nación, Dr. Car-los Saúl Menem, Buenos Aires, Dirección General de Difusión, Secretaría de Medios de Comunicación, Presidencia de la Nación, República Argentina, va-rios volúmenes.

Menem, Carlos y Eduardo Duhalde (1989), La revolución productiva, Buenos Aires, Peña Lillo.

Minujin, Alberto (1993), “En la rodada”, en Alberto Minujin, Cuesta abajo. Los nue-vos pobres: efectos de la crisis en la sociedad argentina, Buenos Aires, unicef, Losada, pp. 15-44.

Mora y Araujo, Manuel (1991), Ensayo y error, Buenos Aires, Planeta.

Mouffe, Chantal (2005): “Política y pasiones: las apuestas de la democracia”, en L. Arfuch (comp.), Pensar este tiempo. Espacios, afectos, pertenencias, Buenos Aires, Paidós, pp. 77-97.

(1999), El retorno de lo político. Comunidad, ciudadanía, pluralismo, democra-cia radical, Buenos Aires, Paidós.

Murillo, María V. (2005), Sindicalismo, coaliciones partidarias y reformas de mercado en América Latina, Buenos Aires, Siglo XXI.

(1997), “La adaptación del sindicalismo argentino a las reformas de mercado en la primera presidencia de Menem”, Desarrollo Económico, vol. 37, núm. 147,pp. 419-446.

Murmis, Miguel y Silvio Feldman (1993), “La heterogeneidad social de las pobrezas”, en Alberto Minujin, Cuesta abajo. Los nuevos pobres: efectos de la crisis en la sociedad argentina, Buenos Aires, unicef, Losada, pp. 45-92.

Mustapic, Ana M. (1995), “Tribulaciones del Congreso en la nueva democracia argen-tina. El veto presidencial bajo Alfonsín y Menem”, Ágora, núm. 3, pp. 75-94.

Navarro, Mario F. (1995), “Democracia y reformas estructurales: explicaciones de latolerancia popular al ajuste económico”, Desarrollo Económico, vol. 35, núm. 139,pp. 443-466.

Negretto, Gabriel (1994), El problema de la emergencia en el sistema constitucional, Buenos Aires, Ábaco.

Nochteff, Hugo (1995), “Los senderos perdidos del desarrollo. Élite económica y restricciones al desarrollo en la Argentina”, en D. Azpiazu y H. Nochteff (eds.), El desarrollo ausente, Buenos Aires, Tesis, Norma, flacso, pp. 21-156.

Novaro, Marcos (2000), Representación y liderazgo en las democracias contempo­ráneas, Buenos Aires, Homo Sapiens.

(1995a), “Crisis de representación, neopopulismo y consolidación democrática”, Sociedad, núm. 6, pp. 95-117.

(1995b), “Menemismo y peronismo”, en R. Sidicaro y J. Mayer (comps.), Política y sociedad en los años del menemismo, Buenos Aires, Oficina de publicaciones del Ciclo Básico Común, uba, pp. 45-73.

(1994), Pilotos de tormentas: crisis de representación y personalización de la política en Argentina. 1989-1993, Buenos Aires, Letra Buena.

Novaro, Marcos y Vicente Palermo (2003), La dictadura militar 1976-1983. Del golpe de Estado a la restauración democrática, Buenos Aires, Paidós.

Nun, José (1995), Peronismo y menemismo. Avatares del populismo en Argentina, Buenos Aires, El Cielo por Asalto.

O’Donnell, Guillermo (1997), Contrapuntos. Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización, Buenos Aires, Paidós.

(1996), “Otra institucionalización”, Ágora, año. 3, núm. 5, Buenos Aires,pp. 5-28.

(1992), “¿Democracia delegativa?”, Cuadernos del clahe, núm. 61, pp. 5-20.

(1982), El Estado burocrático autoritario, Buenos Aires, De Belgrano.

Ortiz, Ricardo y Martín Schorr (2006a), “La economía política del gobierno de Al-fonsín: creciente subordinación al poder económico durante la década perdi-da”, en A. Pucciarelli (coord.), Los años de Alfonsín, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 291-333.

(2006b), “Crisis del Estado y pujas interburguesas. La economía política de la hiperinflación”, en A. Pucciarelli (coord.), Los años de Alfonsín, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 461-510.

Palermo, Vicente (1992), “Privatizaciones”, en Carlos Abalo et al., La fe de los conversos. 14 miradas sobre el Plan de Convertibilidad, Buenos Aires, unidos.

Palermo, Vicente y Juan Carlos Torre (1992), A la sombra de la hiperinflación. La política de reformas estructurales en Argentina, Santiago, cepal.

Palermo, Vicente y Marcos Novaro (1996), Política y poder en el gobierno de Menem, Buenos Aires, Norma, flacso.

Palomino, Héctor (2005), “Los sindicatos y los movimientos sociales emergentes del colapso neoliberal en Argentina”, en E. de la Garza (comp.), Sindicatos y nuevos movimientos sociales en América Latina, Buenos Aires, clacso.

Portantiero, Juan Carlos (1988), “Sociedad civil, Estado y sistema político”, en J. C. Portantiero, La producción de un orden: ensayos sobre la democracia ante el estado y la sociedad, Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 105-120.

Pucciarelli, Alfredo (2002), La democracia que tenemos. Declinación económica, decadencia social y degradación política en la Argentina actual, Buenos Aires, Libros del Rojas.

(1998), “¿Crisis o decadencia? Hipótesis sobre el significado de algunas trans­formaciones recientes de la sociedad argentina”, Sociedad, núms. 12 y 13.

Quiroga, Hugo (2005), Argentina, en emergencia permanente, Buenos Aires, Ed­hasa.

Ranciere, Jacques (1996), El desacuerdo. Política y filosofía, Buenos Aires, Nueva Visión.

Revista Noticias (1994).

Rofman, Alejandro (1997), Convertibilidad y desocupación en la Argentina de los noventa. Análisis de una relación insuperable, Buenos Aires, Oficina de Publi­caciones del cbs, uba.

Russell, Roberto (1994), “Las relaciones argentino-norteamericanas: ¿el fin del de-sencuentro?”, en F. de la Balze y E. Roca (comps.), Argentina y EE.UU. Funda­mentos de una nueva alianza, Buenos Aires, cari-abra, pp. 149-179.

Schmitt, Carl (2005), Teología política. Cuatro ensayos sobre la soberanía, Buenos Aires, Struhart & Cía.

(1987), El concepto de lo político, Madrid, Alianza.

Schvarzer, Jorge (1986), La política económica de Martínez de Hoz, Buenos Aires, Hyspamérica.

Secretaría de Desarrollo Social (1998), Indicadores para el seguimiento de la situa-ción social, Buenos Aires, Secretaría de Desarrollo Social, Presidencia de la Nación, República Argentina.

Senén González, Santiago y Fabián Bosoer (1999), El sindicalismo en tiempos de Me-nem, Buenos Aires, Corregidor.

Shugart, Mattew S. y Scott Mainwaring (2002), “Presidencialismo y democracia en América Latina: revisión de los términos del debate”, en S. Mainwaring y M. Shugart (comps.), Presidencialismo y democracia en América Latina, Buenos Aires, Paidós, pp. 19-64.

Sidicaro, Ricardo (2003), La crisis del Estado y los actores políticos y socioeconó­micos en la Argentina (1989-2001), Buenos Aires, Libros del Rojas.

(1998), “Cambios del Estado y transformaciones del peronismo”, Sociedad, núms. 12 y 13, pp. 37-57.

Sigal, Silvia y Eliseo Verón (2003), Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista, Buenos Aires, Legasa.

Stevens, Evelin (1985), “Mexico in the 1980s: from Authoritarianism to Power Sharing?”, en A. J. Wiarda y H. F. Kline (eds.), Latin American Politics and De-velopment, Boulder, Wesview Press.

Stokes, Susan (2001), Mandates and Democracy: Neoliberalism by Surprise in Latin America, Nueva York, Cambridge University Press.

Svampa, Maristella (2005), La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo, Buenos Aires, Taurus.

Tenti Fanfani, Emilio (1993), “Cuestiones de exclusión social y política”, en A. Minujin (ed.), Desigualdad y exclusión: desafíos para la política social de fin de siglo, Buenos Aires, unicef, Losada, pp. 241-274.

Thwaites Rey, Mabel (2003), La (des)ilusión privatista. El experimento neoliberal en la Argentina, Buenos Aires, Eudeba.

(2001), “Tecnócratas vs. Punteros. Nueva falacia de una vieja dicotonomía: po-lítica vs. administración”, Encrucijadas, núm. 6.

(1999), “Estado y sociedad. Ajuste estructural y reforma del Estado en la Argen­tina de los noventa”, Realidad Económica, núm. 160, pp. 76-109.

(1994), “La noción gramsciana de hegemonía en el convulsionado fin de siglo. Acerca de las bases materiales del consenso”, en L. Ferreira, L. Logiudice y M. Thwaites Rey, Gramsci mirando al sur. Sobre la hegemonía en los noventa, Buenos Aires, Teoría Crítica.

(1993), “La política de privatizaciones en la Argentina. Consideraciones a partir del caso Aerolíneas”, Realidad Económica, núm. 116.

Torrado, Susana (1994), Estructura social de la Argentina: 1945-1983, Buenos Aires, De la Flor.

Torre, Juan Carlos (1999), “El sindicalismo a la defensiva”, Todo es Historia,núm. 389, pp. 54-62.

(1998), El proceso político de las reformas económicas en América Latina, Buenos Aires, Paidós.

(1997), “Las dimensiones políticas e institucionales de las reformas estructura-les en América Latina”, Revista de la cepal, núm. 46.

(1991), “América Latina: el gobierno de la democracia en tiempos difíciles”, Estudios Políticos, núm. 74, pp. 145-161.

(1990), La vieja guardia sindical y Perón: sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires, Sudamericana.

Tulchin, Joseph (1997), “Argentina y Estados Unidos: fundamentos de una Nueva Alianza”, Buenos Aires, Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, Asociación de Bancos de la República Argentina (abra).

Villarreal, Juan Manuel (1996), La exclusión social, Buenos Aires, Norma, flacso.

Waisbord, Silvio (1995), El gran desfile. Campañas electorales y medios de comu­nicación en la Argentina, Buenos Aires, Sudamericana.

Weber, Max (1998), “La política como vocación”, en M. Weber, El político y el cien-tífico, Buenos Aires, Alianza.

Yannuzzi, María A. (1995), La modernización conservadora. El peronismo de los noventa, Rosario, Fundación Ross.