Viaje a la Luna

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Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

lunes, 12 de abril de 2021

NUNCA JAMAS: Los rostros detrás de la OPERACIÓN PETER PAN(*)

 

Más de 14 000 niños fueron llevados a los Estados Unidos bajo una campaña de mentiras. Foto: Archivo

“Me arrancaron de Cuba, pienso que es como arrancar un árbol joven de la tierra. Uno puede oír cómo la raíz se quiebra y así fue. Uno deja a la familia, los amigos, la escuela, su país, su idioma, las raíces de uno se rompen, se estiran y se rompen. Uno deja lo que ha conocido, la cultura, los amigos, las costumbres, todo se deja detrás”.

Ed Canler. Empresario. El 20 de septiembre de 1961 salió de Cuba. Fue ubicado en un orfanato de Lansing, Michigan. Visitó Cuba por primera vez en 1994.

“Éramos niños, niños pequeños, esa fue la primera violación, violar la mente de los niños y después violar todo, la separación, el desenlace, los niños que no volvieron a ver a sus padres”.

Alex López. El 4 de junio de 1962, cuando tenía doce años, salió de Cuba. Residió en varios campamentos y después vivió con una familia norteamericana hasta la llegada de sus padres en 1966.

Alrededor de 14 000 menores viajaron desde Cuba a Estados Unidos, entre 1960 y hasta 1962, en que presuntamente culminó la Operación Peter Pan. Un inédito secuestro masivo de infantes hace 60 años en que el Departamento de Estado emitía las visas waivers solamente para los niños a través de la Iglesia Católica. Este fue el patrón por más de dos años, durante los cuales los pequeños llegaban a Estados Unidos solos, sin la compañía de sus padres. Más tarde, muchos se reunieron con sus hijos, pero algunos nunca lo hicieron.

La patraña, según la cual el gobierno revolucionario iba a quitarles los hijos a sus padres, privándoles de la patria potestad, fue echada a circular por la CIA y la contrarrevolución. ¿Qué sucedió con aquellos miles de niños cubanos? Situados en orfanatos, campamentos o dependencias de la Iglesia Católica, si tuvieron suerte fueron tratados bien, pero para otros no fue así, algunos resultaron objeto de abuso por los curas.

Hace unos años algunos de ellos visitaron la Isla, y en un diálogo con La Colmenita, les preguntaron si ellos sabían quién era Peter Pan. Una pequeña dijo que era un niño que no le gustaba crecer, y que vivía en el país del Nunca Jamás. Uno de los visitantes les refirió que ellos, un día, viajaron solos, a un país que no era el suyo, a veces con hermanos y a veces solitos, donde nadie hablaba español, todo el mundo hablaba inglés, que perdieron los amigos que tenían aquí, que pasaron mucho tiempo sin los padres, y algunos nunca más los vieron, que eso era parte de la historia; y otro de los Peter Pan expresó: “Lo más importante que debe tener este cuento es que esto no vuelva a pasar, no solamente en Cuba, en cualquier país del mundo, que puede pasar y que ha pasado…”.

Para entender a los niños Peter Pan Cubadebate recoge hoy fragmentos del libro Operación Peter Pan: Cerrando el círculo en Cuba, basado en el documental de Estela Bravo que puede ver más abajo. Las respuestas a las preguntas sobre una de las páginas más tristes de la historia en las voces de sus protagonistas.

¿Qué pasaba cuando los niños llegaban a Estados Unidos?



Operación Peter Pan. Foto: Archivo

Mi nombre es Elly Vilano Chovel y soy uno de los niños Pedro Pan. Era una niña de catorce años cuando mis padres decidieron enviarnos a mi hermana y a mí a los Estados Unidos, lo que cambió totalmente mi vida.

“Cuando llegamos a Estados Unidos mi hermanita María del Carmen y yo fuimos a parar a un campamento que se llamaba Florida City. Era un lugar donde había mucho calor. Éramos doce niñas en una sola habitación, dormíamos en literas. Nosotras jamás nos habíamos separado de nuestros padres. Después nos dieron una casa de crianza. ¡Éramos tantos niños en Miami! Se abrieron becas en escuelas, orfanatos, reformatorios, dondequiera que hubiera cupo para un niño. Aquí en Miami, en los campamentos, eran cientos y cientos de niños”.

“Yo estaba completamente segura de que nosotros veníamos solamente por unos meses y de que regresaríamos a nuestra patria, pero cuando la Crisis de Octubre se me cayó la venda de los ojos. Me di cuenta de que habíamos sido una ficha en esa gran escena de la guerra fría, que quizás no iba a ver a mis padres de nuevo, que quizás no iba a pisar mi tierra de nuevo, que quizás iba a haber una guerra mundial y que moriríamos todos, y yo quería morirme en la tierra donde nací y no en Buffalo, debajo del hielo, y me dije: ´¿Cómo es posible que nos hayamos ido así y ya?´. Fue una tristeza enorme, me di cuenta de que esa separación no había sido nada temporaria”.

Mi nombre es Silvia Wilhelm y mi nombre de soltera es Silvia Hernández Milanés y Teurbe Tolón, bastante largo.

“Buffalo es una ciudad muy fría en el invierno, muy triste, porque nunca sale el sol, y yo venía de Cuba, del trópico. Fue un tiempo muy deprimente, llorábamos siempre, nos faltaba nuestra familia, nos sentíamos sumamente solas, me sentía muy sola. Recuerdo que miraba al cielo día tras día, y veía aquellas nevadas y me ponía a llorar, a llorar y a llorar, sin saber qué iba a pasar”.

María de los Ángeles (Candi) SosaCantante y compositora. Salió de Cuba a los diez años de edad, junto a su hermana mayor y su hermanito de nueve años.

“De Miami nos mandaron para Long Beach, California, con una familia. El señor que supuestamente estaba tomando el lugar de mi padre me trató con desamor, falta de respeto, violó. Sé que era asqueroso para mí, que le tenía un miedo terrible, que me sentía encarcelada dentro de ese carro y que salía corriendo a confesarme. No se cuántas veces sucedió, lo que sé es que él me daba un dólar para que no dijera nada, me llevaba a una tiendecita y yo compraba unos carritos para armar, lo único que sé es que tenía muchos carritos”.

Mi nombre es Francisco Méndez Diez. Soy pintor. Resido en Boston, Massachusetts. Nací en Holguín, Cuba. Residía en La Habana y llegué a los Estados Unidos el 22 de febrero de 1962.

“Fue duro y lo peor del caso fue la hipocresía de todo el programa. A veces veo esos libros que se escriben sobre el proyecto Peter Pan que dicen: ´Yo estuve en Matecumbe, en Matecumbe había actividades para los niños…´. ¡Eso es mentira, no había ninguna actividad, no había clases, no había ninguna forma de entretenimiento! Nosotros estábamos ahí, en medio del Everglades, y durante el día podíamos hacer lo que nos diera la gana, mirando, cazando moscas, mirando las moscas volar, jugando con las culebras o fajados unos con los otros, discutiendo o soñando con cuándo iban a venir nuestros padres a sacarnos del agujero ese, pero nada, no pasaba nada”.

¿Quién estuvo detrás de esta tragedia?

 

Operación Peter Pan

Mi nombre es Alex López, vivo en Washington DC, en los Estados Unidos. Salí de Cuba el 4 de junio de 1962, cuando tenía doce años.

“Creo que fuimos víctimas de un objetivo político, desacreditar a Cuba, desacreditar a la Revolución, fuimos un arma que usaron. Creo que fue una infamia de quienes se prestaron para el tráfico, como si fuera un tráfico de esclavos, y esa parte es no solamente dolorosa, sino hasta cierto punto asquerosa”.

Elly Vilano Chovel

“Las circunstancias de la guerra fría, mitos que se crearon; que era algo temporal; que, en Cuba, a noventa millas de los Estados Unidos, no podía haber un régimen comunista. Los padres pensaban que los marines iban a intervenir en cualquier momento y no querían que los niños pasaran por una guerra. Era como una comedia de errores y lo que pasó fue que nosotros perdimos la oportunidad de participar en nuestra patria. Y en cierto sentido perdieron la patria potestad los padres. Es curioso, otra ironía. La vida siempre está llena de ironías. Los padres tenían miedo de perder la patria potestad y en realidad ellos la dieron sin saber”.

¿Han regresado a Cuba?

 

Los Peter Pan regresan a Cuba. Foto: Archivo

Silvia Wilhelm. Presidenta de Cubapuentes, Inc. Con catorce años de edad, el 25 de enero de 1961, salió de Cuba. En 1994, visitó Cuba por primera vez. 

“Igual que mi madre tomó la decisión en 1961 de mandarme, yo tomé en 1994 la de volver, después de muchos años de ausencia. Mi mamá al principio no lo podía creer, estaba azorada de que yo quisiera volver a Cuba. Me acuerdo de que me preguntaba: ¿Para qué?. ¡Para todo!, tenía ganas de contestarle.

“Creo que es una de las más importantes decisiones que he tomado en mi vida, volver a Cuba. Es un tópico de mucha emoción y es tan sensible que prefieren no tocarlo, simplemente no pueden tocarlo, entonces no hablan de eso. Fue el primero de muchos viajes que he dado a Cuba y de muchos que pienso seguir dando”.

¿Cómo fue para los padres?


Elly Vilano Chovel

“Se sentían culpables. Se sentían culpables. Aquí ha habido mucho sentido de culpabilidad. Los niños, los más chiquiticos, aprendieron inglés y entonces no podían comunicarse con los padres. Mi hermana no quería ver a mis padres cuando llegaron. La primera noche estuve sola con ellos, oyendo todo el dolor de mis padres, sin decirles nada de lo que yo había pasado, porque quería protegerlos y no quería que sufrieran. Fue lo que hicieron todos los niños, la mayoría, les decíamos a los padres que todo estaba perfecto, que estábamos muy bien, estudiando, que nos gustaba. No queríamos que supieran que nosotros no estábamos a gusto, porque no había nada que ellos pudieran hacer. Entonces fue volver a hacerse responsables por los padres para que no sufrieran cuando llegaran aquí.

“Y fue una cosa curiosa. En el aeropuerto hay una escalinata, una escalera eléctrica, y yo estaba abajo y las personas que venían del extranjero bajaban por ella. Mis padres venían de España y yo estaba al lado de Tom Flannigan, que no era mi esposo todavía, y de mi trabajadora social… Mi madre toda la vida había usado un perfume que se llamaba Yo volveré. Yo les dije: ´¡La huelo, ella ya llegó, yo huelo a mi madre!´, ´¿Cómo es que vas a oler a tu madre?´ me respondieron. Pero, ¡yo podía oler su perfume! Fue una cosa así, increíble, ¡yo podía olerla a ella! Nunca más lo volvió a usar. El año pasado, por el Día de las Madres, encontré que quedaba una botella y se la compré. Cuando la vio, empezó a llorar y me dijo: ´Elly, ¿no te acuerdas cuando llegué que tú decías: “Huelo a mi madre”´. ´Verdad que sí´, le respondí. A veces pasan las cosas y uno no recuerda, se bloquea.

¿Qué fue lo peor de Peter Pan?

 

Operación Peter Pan. Foto: Archivo

Manuel Ramos. Mi nombre es Manuel Ramos. Llegué a Miami el 4 de octubre de 1961. Apenas tenía trece años. Soy un Pedro Pan.

“Fue fuerte la separación familiar, creo que es lo peor que hay. Una separación familiar es lo peor y lo he visto en la familia cubana”.

Elly Vilano Chovel

“Lo peor que sentí es que me habían engañado, porque no era una separación temporal, iba a ser una separación eterna. Cuando vi lo de la Crisis de los Cohetes pensé que ya ese era el final y que moriría fuera de mi patria, que no iba a ver a mis padres jamás y dije: ´¿Por qué yo no tuve la opción de decidir?, ¿por qué me mandaron diciendo que iba a ser unos meses?´. Eso fue lo peor. En ese momento me rebelé y pensé: ´¿Dónde están los hombres cubanos que nos han embarcado?, ¿cómo no hicieron algo?´. Estaban esperando los marines”.

María de los Ángeles (Candi) Sosa

“¿Sabe que siempre pensé que iba a ser más fácil poder llegar a la luna que a Cuba? Me acuerdo que de niña, en La Habana, con mi tío, que iba a Tropicana, yo soñaba con cantar allí y escribí una canción que menciona eso. Siempre de alguna manera pensé: ´¡Caramba visitar mi central Covadonga!, ¡tengo tantas cosas allá!, ¡no me quiero morir sin ir a Cuba!´. Tenía diez años cuando salí de Cuba. Estuve en el medio de ese conflicto, lo traje conmigo, fui producto de él y lo he estado viviendo: la separación entre los Estados Unidos y Cuba, y he tenido que vivir dentro de él. Yo me fui de Cuba, pero Cuba nunca se fue de mí”.

 



(*) en CUBADEBATE



LA PANDEMIA DEL MAL 
(Por José Pablo Feinmann) 

Hay una conocida --y un poco olvidada-- frase de Hegel que postula: “La Historia avanza por su lado malo”. Es una frase central de su pensamiento. Hegel creía en el avance de la historia. También creía que ese avance era dialéctico. Y que la dialéctica incorporaba al Espíritu la negatividad. El Mal es lo negativo. De aquí que la Historia, por consiguiente, avance por su lado malo. Alguna vez creí en estas cosas. Fascinado por su vértigo especulativo, me devoré las obras de Hegel. Eso fue hace mucho tiempo. Yo era muy joven y aún no conocía los rostros que la Historia, impiadosamente, me mostraría. A mí y a mi generación, la diezmada.

Hoy, en medio de este mundo azotado por la peste, no creo en el avance ni, mucho menos, en el progreso de la Historia. La Historia camina (no sé hacia dónde) por su lado malo, pero no avanza ni progresa. Si alguien cree que esto es la exaltación del pesimismo se equivoca. Ante todo porque pesimismo y optimismo son palabras insustanciales, que ya nada dicen. Y, si se quiere, soy un optimista. De la voluntad, claro. Por eso sigo escribiendo. Aunque dude que algo de lo que escribo vaya a cambiar algo. El mundo pandémico sigue mal gobernado. Lo gobiernan codiciosos, guerreros brutales, fabricantes y traficantes de armas, banqueros, capitalistas amantes de la libertad de mercado, eso que llamamos neoliberalismo. Hay muerte y hambre en el mundo. Y nadie parece muy decidido a suprimir esas pestes. El mundo funciona para acumular dinero y ganar poder. La desigualdad entre personas y países es humillante para la condición humana. Condición, ésta, que nunca tuvo aristas agradables, generosas. Pero nunca como hoy fue tan despiadada, tan criminal.

Nada se aprendió. La guerra que llaman “primera” y “mundial” fue una tan espantosa carnicería que --al terminarse-- los seres humanos se prometieron que sería “la última de las guerras”. Dejó un saldo de 17 millones de muertos. Y cada muerte era más horrible que las demás, aunque esto no parezca posible. Hay que ver los rostros mutilados de los sobrevivientes para estremecerse. ¿Esto se hacen los hombres entre ellos? Sí, porque a las guerras van los hombres. Las mujeres eran sacrificadas enfermeras. Aunque hoy también son soldados. Produce sencillamente miedo ver a los batallones que forman parte de los ejércitos de este mundo. Eso que Kant llamaba “el bello sexo” demuestra con entusiasmo que puede hacer todo lo que hacen los hombres: desde jugar al fútbol hasta boxear e ir a la guerra a cumplir con lo que se hace en las guerras: matar.

La pregunta central del pensamiento humanista es: ¿hay o no hay que matar? Parece una pregunta innecesaria, ya que siempre se mató. Desde Caín y el Dios severo del Antiguo Testamento, el que le ordenó a Abraham matar a su hijo, el joven Isaac. Vaya forma de poner a prueba a sus creyentes tenía ese Dios.

Marx, que hereda la dialéctica de Hegel, afirma, en el capítulo veinticuatro de El Capital que la violencia es la partera de la Historia. Que ella misma es una potencia económica. El sentido de esta frase es el mismo que la de Hegel, que la Historia avanzaba por su lado malo. Aunque los dos postulan un final feliz de la Historia ya se hace dolorosamente difícil creer en finales felices. O nos liquida la hasta ahora invencible pandemia, o la codicia de los grandes países o una bomba nuclear arrojada con propósito o sin él, por error, por un accidente indeseado.

Creo en las afirmaciones apodícticas de Walter Benjamin en sus “Tesis de filosofía de la historia”. Si miramos hacia atrás sólo veremos una cadena de ruinas, la historia humana como historia de una gran catástrofe. No obstante, hay que seguir. Hay seres humanos buenos. ¡Si hasta hay quienes creen que hay un punto de bondad en el alma humana! Si hasta Heinrich Himmler, cuando volvía tarde a su casa, entraba por la puerta de atrás para no despertar al canario. ¿Por qué volvía tarde? Porque se había demorado en visitar algunos campos de concentración y exterminio.

Pero no traigo este ejemplo para culpar centralmente a los nazis. Churchill decidió bombardear la bella ciudad de Dresde con la orden de no dejar nada en pie. Y sí, nada quedó. Ruinas y setenta mil muertos. Shostakovich escribió --apenas después de la guerra-- un cuarteto de cuerdas para honrar a los asesinados en Dresde. El arte como única respuesta a la catástrofe. Porque si bien es cierto que la feroz pulsión tanática del ente antropológico es incontenible, también está el testimonio de siglos de arte en los que los humanos podrán buscar su redención. Ignoro ante quién. Porque las religiones han sido parte del problema, no su solución. Torquemada es la esencia del poder del estado católico, no Francisco de Asís y menos --pese a todos sus esfuerzos-- el Papa actual. La esperanza está en suprimir la industria de las armas (que son el Mal impecablemente encarnado), la ambición de las corporaciones, el egoísmo como motor de la historia. Y saber y decir que el hombre debe dejar de ser el lobo del hombre, que el sufrimiento de los otros nos debe importar al punto de comprometernos por impedirlo y que --aunque pasen los siglos y lo tanático siga reinando-- el Eros, ya sea en el amor o en el arte, acaso no triunfe, pero seguirá presente, como barrera ante la pandemia del Mal.

  



Otro crimen racista en Minneapolis dio lugar a masivas protestas

La ciudad estadounidense de Minneapolis fue otra vez escenario de masivas protestas por el asesinato de un joven afroamericano a manos de la policía local. El hecho fue calificado como un nuevo crimen racista y ocurrió en momentos en que se lleva a cabo el juicio contra un agente acusado por la muerte de George Floyd.

El nuevo asesinato se produjo este fin de semana en Brooklyn Center, un barrio de las afueras de Minneapolis, y la víctima fue identificada como Daunte Wright, de 20 años.

La versión del Departamento de Policía de Brooklyn Center es que el hombre conducía un automóvil y tras ser detenido en un control policial se determinó que tenía una orden judicial pendiente.

El comunicado policial indica que los oficiales intentaron arrestarlo pero el hombre "volvió a entrar al vehículo" hasta que "un oficial disparó su arma de fuego, como advertencia al conductor", dijo el comunicado. "El vehículo luego viajó varias manzanas antes de chocar contra otro vehículo", pero el disparo había alcanzado al conductor, que murió en el lugar.

El alcalde de Brooklyn City, Mike Elliott, tachó el tiroteo de "trágico", mientras que el gobernador del estado de Minnesota, Tim Walz, dijo en su cuenta de Twitter que seguía de cerca "la situación en Brooklyn Center" y que "lamenta la pérdida de la vida de otro hombre negro a manos de la policía".

Los disturbios por la muerte de Wright se iniciaron la noche del domingo. Cientos de personas se concentraron frente a la sede del Departamento de Policía de Brooklyn Center y comenzaron a haber explosiones e incendio de basura.

La policía pidió a los manifestantes que se dispersaran, estos no lo hicieron y comenzó la represión. Dispararon gas lacrimógeno y granadas ensordecedoras. Luego, hacia la medianoche, la Guardia Nacional se desplegó en el lugar y el alcalde Elliott declaró un toque de queda hasta las 6 de la mañana.

En la movilización estaba la familia de Wright. Allí, su madre, Katie Wright, contó que Daunte la había llamado para decirle que la policía le había ordenado detener su vehículo. Luego escuchó a oficiales de policía decirle a su hijo que soltara el teléfono y de repente uno de los agentes cortó la llamada. Poco después, la novia del joven le avisó que el joven había sido abatido.

Fotos de la manifestación mostraban a hombres saltando sobre el parabrisas de una camioneta de policía. Cuando la presencia policial se redujo luego de una hora, la muchedumbre encendió velas y escribió mensajes con tiza en la calle: "Justicia para Daunte Wright".

"Llamamos a los manifestantes a seguir siendo pacíficos", escribió en Twitter el alcalde Elliott. "Los manifestantes pacíficos no son enfrentados con fuerza", añadió.

El hecho tuvo lugar mientras se lleva a cabo en Minneapolis el juicio contra Derek Chauvin, un policía blanco acusado de la muerte de George Floyd, un afroestadounidense en mayo pasado en esa ciudad.

Floyd murió cuando cuatro agentes intentaron detenerlo por haber utilizado un billete falso para pagar en una tienda. Durante su arresto, el agente Chauvin lo inmovilizó en el suelo presionando la rodilla contra su cuello hasta que le produjo lesiones por las que murió asfixiado más tarde.

Este caso desencadenó durante meses una ola de protestas en todo Estados Unidos contra el racismo y la brutalidad policial, y su autor está acusado por asesinato en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad.