Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

miércoles, 14 de mayo de 2014

LOS QUE SABEN
por jovencuba

Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

Cuba está pasando por el que quizás sea el momento más crucial de sus últimos 50 años. Los cambios que tienen lugar en la isla están condicionados por una doble amenaza: el bloqueo estadounidense y la existencia de una burocracia terca a perder el control de la nación. En este contexto, resulta de vital importancia preguntarse: ¿quién rige los destinos del país? ¿Quién los ha escogido? ¿Cómo se toman las decisiones que afectan a nuestro pueblo? Hoy abordaremos estos y otros temas.

El 22 de febrero de 2014 el actual presidente Raúl Castro clausuraba el Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) recordando un discurso de Fidel Castro hace más de 40 años en el que afirmaba que “las decisiones fundamentales que afectan a la vida de nuestro pueblo, tienen que ser discutidas con el pueblo y esencialmente con los trabajadores…”. Me alegra que ese espíritu colectivista terminara dicho congreso, que fue calificado de “magnífico” aunque yo tenga mis reservas al respecto.

A pesar de que las palabras de Fidel transmiten un sentimiento de consenso muy necesario en estos momentos, en el contexto actual resultan insuficientes para los retos que tiene el país. Ya no basta con “discutir con el pueblo”, este tiene que participar activamente en las “decisiones fundamentales” porque la mejor apuesta que se puede hacer es a la inteligencia colectiva, no hay nada más democrático que eso.

Si varias décadas atrás apostábamos a un modelo en el que nuestros representantes decidían cuál era el camino a seguir y consultar este camino con el pueblo era suficiente, ya no es así. Ahora el camino debe decidirse en consenso por las masas y toca entonces a los funcionarios aplicar ese rumbo. Los movimientos sociales en América Latina han cambiado, se han vuelto más activos y participativos políticamente, quizás ya es hora de que el movimiento revolucionario cubano cambie con ellos.

Espero que hayamos dejado atrás esa época en que un grupo de 20 personas podía redactar un anteproyecto para nuestra Constitución sin consultarlo previamente con las masas, en que ocurría primero la acción gubernamental/partidista y se legitimaba luego con el respaldo del pueblo. Espero que hayamos superado la reciente experiencia mediante la cual otra comisión redactó los Lineamientos y luego para su modificación se “consultó” al pueblo.

La democracia y el Socialismo nos han enseñado a estas alturas, que la participación popular debe ser desde el inicio hasta el final tanto en un proceso constituyente como legislativo. El hecho de que los cubanos aprobemos los Lineamientos significa que aún apoyamos el proyecto socialista nacional, pero sin lugar a dudas la forma en que se toman las decisiones puede mejorar bastante.

No solo se trata de cómo se hacen las cosas sino también de quién las hace. Para desmarcarnos tanto del populismo politiquero del período capitalista como del personalismo dañino del estalinismo, creamos una imagen de sobriedad en nuestros políticos que ha convertido su vida privada en tabú. El problema es que luego fuimos trasladando esta lógica a la práctica política y actualmente sabemos muy poco tanto de quiénes son nuestros representantes electos como cuáles son las agendas que promueven.

Sería ingenuo creer que no existan corrientes de pensamiento diversas en el aparato político cubano (enmarcadas dentro del propio socialismo), que no hay cenas nocturnas entre grupos y no se habla de cuestiones esenciales en lugares informales. Hasta ahora no tenemos forma de saber quiénes componen cada una o cuáles son sus propuestas porque hemos invisibilizado la gestión de nuestros funcionarios. ¿Cómo evitar el escenario en que un grupo de políticos escrupulosos nos empuje al capitalismo si no tenemos manera de conocer su accionar con rapidez?

En cada proceso legislativo, cuando me toca votar por una biografía emparedada sin conocer realmente a la persona ni sus valores o ideas, me preocupo bastante. Me preocupa que nuestras sesiones de la Asamblea Nacional donde supuestamente el pueblo tiene las puertas abiertas, sean editadas a la hora de ser exhibidas en la televisión nacional, en vez de ser transmitidas en vivo como es derecho y obligación de hacerlo.

Me preocupa que el pueblo cubano conoce a Fidel y Raúl pero hay toda una horneada de nuevos altos dirigentes que no solo ignoramos sus valores sino que no tenemos idea de si su proyecto de país coincide con el nuestro. ¿Cuántos espacios existen en Cuba para que los funcionarios políticos rindan cuenta de las responsabilidades que el pueblo ha depositado en ellos? ¿Cómo podemos saber si lo están haciendo bien o no? ¿Cómo podemos apoyar aquello que no conocemos? ¿Estamos creando consenso o ignoramos que la unidad nacional heredada se va desgastando sin que hagamos nada al respecto?

Me preocupan muchas cosas sobre “los que saben”, una de ellas es que buena parte de las figuras públicas en Cuba, tengan su descendencia viviendo fuera de Cuba, incluso mucho antes que existiera la nueva Ley Migratoria. El derecho a escoger lugar de residencia es completamente respetable, pero en el caso de personas que conforman el jet set del país, es cuanto menos síntoma de que algo no está bien. Ya lo decía el personaje de Memorias del Subdesarrollo, el proyecto cubano es sin duda “una dignidad muy cara”, pero duele ver cómo a otros en los que hemos depositado nuestro futuro, los sacrificios les salen tan baratos.

Una vez escuché a un amigo referirse a nuestros decisores como “los que saben”, la frase me llamó la atención porque siempre he creído que quien sabe realmente lo que mejor nos conviene, es el pueblo. Recuerdo cómo Chávez le llamaba “el soberano” al pueblo y se subordinaba a él, incluso perdió una elección una vez y lo aceptó con ese espíritu democrático que tan incómodo lo volvió a los ojos de la derecha.

Los funcionarios son solamente los encargados de aplicar la voluntad popular, una responsabilidad que está caracterizada por someterse constantemente al escrutinio público y ser efímera si su gestión no es exitosa, en estos momentos en Cuba nos cuesta aplicar estos dos últimos rasgos.

Recientemente se elaboró y aprobó en Cuba una nueva ley de inversión extranjera, según declara un funcionario responsable de la misma, en la redacción participaron : “personas que puedan aportar a la discusión”. Dado que el 99% de la población cubana no participó en la misma, ¿eso significa que no tuvieran nada que aportar en su redacción? Esto parece ser un detalle pero no lo es, representa una señal de cuán ajenas nos son aún palabras tales como horizontalidad y participación.

En Cuba el que sabe es el pueblo, él tiene que decidir su destino y la Revolución tiene que darle herramientas para ello, de lo contrario veremos cómo se multiplican las contradicciones y nuestro proyecto nacional sucumbirá igual que ocurrió con todos los modelos socialistas occidentales nacidos en el siglo XX. No creo que exagere, Cuba está pasando por su momento más crucial en los últimos 50 años.