Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

viernes, 14 de agosto de 2020


ACERCÁNDOME


Es posible que ahora comprenda mejor todo su accionar, alejado de una propaganda oficial que hacia parecer que el hombre, convertido casi en Santo, tenía el don de la bilocación. Para un niño nacido en el corazón de Lawton, a unas cuadras de las Yaguas, ese barrio “llega y pon”, mayoritariamente de negros cubanos, que olían todo el día, las fétidas aguas del Rio Pastrana, en la famosa Loma del Burro, para un niño que nació en una colectividad de gitanos, tantas veces vilipendiados a lo largo de la historia de la humanidad, la llegada de Fidel y los barbudos a la Habana, que hizo desaparecer para siempre aquella miseria extrema, era vista como lo que era, la llegada de los nuevos héroes de la patria.

Nunca tuve la oportunidad de estar cerca de aquel hombre, pero si sentí en carne propia los beneficios que trajo aquella revolución tan radical, ahora bien, si nos guiamos, por lo que oíamos en la televisión, en la radio, en la prensa escrita, y los discursos tan predecibles de todos los apóstoles de a pie, que eran más de doce, el hombre que se había empeñado junto con su pueblo a cambiar la historia de su país, una historia de dependencia y entreguismo al Norte, “revuelto y brutal que nos desprecia”, era presentado literalmente como un Dios, del cual no se le podía mencionar nada negativo, ni jugando.

Recuerdo que estando en la URSS estudiando, seria año 1983 o 1984 (no he encontrado la foto dentro del montón de ellas que me acompañan por estos lares), en unas de las cartas que recibí de mi vieja, me envió una foto de Fidel en traje militar de gala, con aquella gorra soviética levantada, que nada tenía que ver con aquellos guerrilleros barbudos, ahora institucionalizados en la nueva Fuerzas Armadas Revolucionarias, obtenida por ella de mi primo Roger, que por aquellos años trabajaba en los Estudios Cinematográficos de la FAR (más conocido como “La Filmica”) y en su reverso me decía algo así como “Solo pido a Dios que seas la cuarta parte de este hombre”. “Documento histórico” que tuve debajo del cristal de la cómoda empotrada en la pared de mi cuarto en la Habana, hasta que me fui de Cuba en Octubre del 2000 y que sintetizaba las aspiraciones de muchas madres cubanas para con sus hijos. Pobre vieja, me tenía mucha fe, muy pretensioso de su lado que yo pudiera alcanzar, aunque sea,  la cuarta parte de aquel hombre.

Unos años después de haber recibido aquella foto, empezando los 90, comprendí que el problema no estaba en la impronta de Fidel, con una inteligencia más alta que la media, probada en muchos momentos difíciles, si no en todos aquellos, que poco entendían de que iba todo aquello, pero seguían al malón repitiendo como papagayos las consignas de turno. Con estos últimos era con los que tenias que lidiar diariamente y si por alguna razón se te ocurría razonar un poquito, aunque fuera desde tu ignorancia política, sobretodo, tu, un humilde pelador de caña, te caía toda la fuerza de la censura y el acatamiento partidario sin poder chistar.

Así que el que escribe, un agradecido de todo lo que hizo la Revolución, la universalización de la educación desde la primaria hasta la universidad, el acceso a la cultura en general, la salud para todos los humildes, la transformación de Cuba de un país de peloteros y prostitutas, a tener una ciencia destacada a nivel Mundial, de la que fui parte y me forme en una de las mejores universidades de la extinta URSS, y además un etcétera grande como una casa, no puedo más que seguir acercándome a su figura, limpiándola del polvo y la paja.