Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

martes, 27 de febrero de 2024

LA BALA DE PLATA


 

No hay manera posible que se entienda como una persona como Milei pudo llegar al poder en la Argentina en apenas dos años sin estructura política alguna, sino se acude a argumentos alejados de la ortodoxia y menos aun se entiende que siga en el mismo con el deterioro supersónico que se ha sentido en apenas 78 días de gobierno.

Milei fue un candidato atípico, las barbaridades que pronuncio durante su campaña nunca antes en la Argentina se escucharon por alguien comprometido a ser Presidente de la República, de ello se ha escrito bastante, incluso en este blog, pero como todo lo que pasa en la Argentina, eso ya es pasado, la mayoría de los argentinos han desarrollado para algunas cosas una rara amnesia.

Desde que asumió la Presidencia, Milei no ha parado de dar sorpresas, todas muy desagradables, incluso se ha visto un marcado deterioro económico y social en muchos aspecto de la vida cotidiana de los argentinos, pero por una extraña razón que trato de enunciar acá,  sigue cosechando el apoyo popular de ese 56% que lo voto, que a la larga representa unos 15 millones de argentinos con capacidad para el voto de los 37 millones posibles.

Hay una discusión generalizada en parte de la prensa de este país, que se pregunta a cada rato, ¿hasta cuando Milei recibirá ese apoyo, que supo lograr en las urnas el pasado 19 de Noviembre?, vuelvo a repetir hace apenas 78 días  atrás asumió. Se lo preguntan porque los aumentos en todos los rubros de los servicios y alimentos que recibe la población han sido descomunales hasta tal punto, que en solo dos meses hasta el 1 de Febrero la inflación ha sido de un 25.5% en Diciembre y 20.6% en Enero, que en números efectivos son del orden de 51.3% en apenas dos meses.

La inflación destroza todo, empobrece a todos por igual, aunque algunos, los más ricos, siempre la sortean mejor, es la gran Bestia de Gévaudan y para Milei es su UNICA y GRAN oportunidad. Acabar con ella utilizando el cacareado déficit cero, es su bala de plata, que con un éxito consumado en los próximos meses podría hacerle terminar su mandato de 4 años, y además tener la oportunidad real de otros cuatro años más. Esto último a mi modesto entender es la explicación racional no solo de la paciencia argentina sino inclusive de la causa de porque Milei llego a la Casa Rosada. La mayoría de los argentinos dentro del ruido que desato la tormenta Milei en campaña, escucho el único sonido que necesitaba, “yo voy a eliminar la inflación, pero llevará su tiempo”, fue música para sus oídos y le creyeron de que lo podría hacer.

Lo interesante de la comunicación de Milei, es que él se coloca por fuera de su propio Gobierno, ha tenido la habilidad (hasta ahora) de transmitir a sus votantes que él, es un “león” que lucha contra todos los poderes establecidos durante tantos años en la Argentina y en esa lucha, se percibe y se define como un “incomprendido” del status quo (“No la ven”) pero cuenta con los únicos que la ven, “el pueblo” que lo voto (que no ha sido poco). Este ultimo relato lo mantiene, encontrando literalmente todos los días, a alguien con quien enfrentarse, ya sea en sus declaraciones a la prensa como con sus escritos cortos en la red X. Por ahora hay que decirlo con todas las letras, ha tenido éxito, pero ese éxito perdurará en el tiempo, en la medida que demuestre que la INFLACION es una bestia que puede matar con su única bala de plata, el déficit cero, que incluye la no emisión monetaria y el ajuste feroz del estado, inclusive a pesar que esa bala de plata intenta matar no solo a ese enorme lobo que es la inflación, sino hambrear a los que lo votaron y los que no.

Es posible que este argumento les parezca poco, pero créanme escudriñando en la historia pasada de este país, es lo único que he encontrado para justificar porque este pueblo le tiene la paciencia que le tiene a los neoliberales como Milei. “Menem lo hizo” fue una frase famosa en los 90 y allí está la respuesta y el argumento contundente de que domando la inflación que “siempre ha padecido” este país, todo lo demás se perdona.

Menem recibió un país de Alfonsín muy parecido filosóficamente hablando al que recibió Milei de Alberto, el desempleo entonces, el último año de Alfonsín rozaba el 6.2% pero por una hiperinflación del 4900% anual, los trabajadores con empleo registrado no solo no llegaban a fin de mes sino que eran literalmente pobres. Milei recibe de Alberto-Massa el mismo desempleo y con una inflación galopante del 200%. Nadie le creía entonces a Angeloz y tampoco le creyeron ahora a Massa que con los mismos y haciendo lo mismo podían matar a la devoradora de hombres, mujeres y niños La Bestia de Gévaudan, la INFLACION. El brindar la esperanza “comunicacionalmente” de que se tenía “el método nuevo” para acabar con la inflación hizo que entonces Menem ganara en primera vuelta con el 48% de los votos, e hizo que Milei ganara con el 56% de los votos en el balotage. Menem mintió con su “Salariazo” y la “Revolución Productiva”, nunca hablo de ajuste ni venta de todas las empresas del Estado Nacional, Milei en cambio ha sido el primer presidente de derecha y neoliberal que gano diciéndole a la gente que el ajuste fiscal y el achicamiento del estado  son la herramienta adecuada para desterrar al monstruo.

Si bien Menem tardo un año y medio en implantar la convertibilidad de Cavallo (Marzo de 1991), que finalmente hizo bajar rápidamente la inflación en el año 1991 hasta 172%, hay que decir que la inflación de 1990 la bajo de 4900%  a 1344% (alta igual, pero se sintió el efecto), esto se debió  a las políticas de ajuste ortodoxo aplicadas bajo el mando de Erman González durante 1990 y la acumulación de reservas en el Central.

La inflación de la Argentina luego de implantada la convertibilidad se redujo sustancialmente los siguientes años de Menem, hasta alcanzar un 24.9% en 1992, 10.6% en 1993, 4.3% en 1994 y 3.4% en 1995. Este último resultado le permitió a Menem luego del Pacto de Olivo y la reformulación de la Constitución del 94, reelegirse por un periodo de cuatro años más.

Si vemos “el trabajo” de Milei en sus primeros 78 días de Gobierno con Caputo en el Ministerio de Economía haciendo el GRAN AJUSTE del Estado y acumulando reservas en el Central por 7500 millones de dólares en este corto tiempo, no hay dudas que estamos ante un revival de “Menem lo hizo”, y teniendo esto como premisa no hay dudas que si entonces el pueblo argentino tuvo paciencia para esperar aquel resultado de 24.9 % tres años después de aquellas despiadadas políticas económicas del menemismo, no sé porque ahora no la tendrá cuando la bestia de la inflación es lo que más le preocupa.

Por tanto para mi, Milei tiene la única bala de plata para que lo sigan acompañando y es demostrar que la inflación está bajando. Todas las demás penurias y desquiciados exabruptos del presidente serán perdonados, inclusive que como entonces los jubilados se sigan muriendo de hambre.






 

miércoles, 14 de febrero de 2024

El verdadero desafío para Javier Milei tras el naufragio de la Ley Ómnibus 
(Por Ernesto Tiffenberg)

Caputo sostiene que el hundimiento de la Ley Ómnibus no tiene importancia, pero el Presidente reacciona como si le fuera la vida en ello. Despidos de funcionarios, insultos y Macri en el horizonte. Pero el destino de su gobierno no se juega allí sino en qué pasará con la inflación y con los casi 50 millones de afectados.

Una mirada atenta sobre el plan Caputo lleva directamente a ese viejo chiste del granjero que estaba enseñándole a su burro a trabajar sin comer y, justo cuando lo había logrado, se le murió. Puede ser que Javier Milei no lo conozca, o que no lo haya entendido, porque sólo así se explica el increíble “ahorro” al que está forzando a casi toda la población argentina, repartida en los territorios provinciales que, como no tiene ningún gobernador propio, el presidente considera ajenos a su responsabilidad.

También puede ser que lo conozca y que esté convencido de que el final puede admitir una reescritura, del mismo modo que pretende reescribir la historia del país y rediseñar su futuro. Tanta omnipotencia explicaría su destemplada reacción ante el evitable final de la Ley Ómnibus y todas las operaciones y operetas políticas que provocó en las fuerzas proto oficialistas.

Los medios se concentraron en los detalles del culebrón entre el Gobierno y los gobernadores, y la inoxidable esperanza de Mauricio Macri de pescar en río revuelto, pero cuando se disipe un poco la polvareda quedará claro que la suerte del gobierno no se juega tanto en esa competencia por el voto antiperonista sino en saber hasta qué punto el burro aceptará mansamente su destino o se plantará de alguna manera para evitarlo.

La libertad no avanza

Para el común de los mortales hay dos formas de hacer las cosas: por acción o por omisión. En el caso del gobierno libertario, la opción desaparece. Hasta ahora las únicas iniciativas que prosperaron son las que no necesitan ningún esfuerzo de gestión. El resto, naufraga.

El último y quizás más claro ejemplo es lo ocurrido con la Ley Ómnibus. Empezó con 638 artículos, siguió con unos 300, terminó en la nada. Con toda la “oposición amigable” desesperándose por apoyarlos, no pudieron construir una mayoría para aprobarla. Las medidas fiscales eran el corazón del proyecto y fueron las primeras en ser recortadas. Si lo que se buscaba era una señal de gobernabilidad para los mercados, resultó lo contrario.

Caída la ley, se construyó la mística de la victoria en las redes sociales, el único territorio que reconoce el Gobierno. Que todo fue un ardid del líder para desenmascarar a la casta; que el proyecto, presentado como indispensable a corto plazo, en realidad tendría impacto en el largo. Un relato solo apto para convencidos.

Esa misma matriz de incompetencia se exhibe en cuestiones más terrenales. No fueron capaces de hacer funcionar el plan de registro de las tarjetas SUBE, fundamental para todo el esquema de alza de los boletos en trenes y colectivos. Tampoco consiguieron avanzar con el nuevo proyecto de segmentación para recortar los subsidios a la luz, por lo que solo pudieron operar sobre el sector minoritario que ya había renunciado a ellos. Llegando al absurdo, el ministro Guillermo Ferraro, cuyo despido se anunció con bombos y platillos a los 45 días de asumido por la filtración de la frase de Milei contra los gobernadores (“los voy a dejar sin un peso, los voy a fundir”), seguía este viernes en su puesto a pedido del mismo gobierno que lo echó.

Jubilados y salarios, las únicas cartas de Milei

Luis Caputo fue el encargado de aportar el argumento principal en rescate del Presidente. “La Ley no era necesaria para la crisis porque los números cierran igual sin ella, como muestra el resultado fiscal de enero”, afirmó el ex Messi de las finanzas sin dar detalles de cómo se logró el “milagro”. Si se pone un ojo en ello, se entiende por qué cualquier otro gobierno hubiese preferido no menearlo.

Casi todo el “ahorro” fiscal proviene directamente de los bolsillos de los jubilados y los sueldos de los estatales, en proporciones incomparables por su velocidad y profundidad con cualquier otro ajuste anterior. Ni Macri, ni Menem, ni la dictadura se atrevieron a tanto.

Los números que no cuenta Caputo y que 1816, una de las consultoras preferidas de la city, puso al alcance de los curiosos son:

El Gasto Primario, o sea el que no incluye pagos de la deuda, cayó en comparación a enero de 2023 un 36,9%.

Para llegar a semejante cifra no hizo falta apuntar a los "gastos políticos”, simplemente darle un guadañazo histórico a las jubilaciones y pensiones, que son el principal item del presupuesto oficial: se derrumbaron un 43,2%.

Lo destinado a los empleados públicos perdió un 18,2%, a lo que se suma una caída del 19,8% de la AUH y las Asignaciones Familiares y del 40,8% en los programas sociales.

Pasaron a casi cero la Obra Pública y las transferencias a las provincias, pero estos rubros, que tanto inciden en la creación de empleo en todo el territorio nacional, apenas se sienten en el total del gasto estatal.

En el terreno de los salarios de los trabajadores privados registrados, Milei consiguió la hazaña de, en menos de dos meses, llevarlos a un nivel comparable al de la crisis de 2001.

La conclusión obvia de estos datos es que lo único que hizo el Gobierno en materia económica fue multiplicar la inflación (por la mega devaluación y la eliminación de todos los controles a la voracidad empresaria) y no aumentar sueldos ni jubilaciones. Algo que todos los gobiernos conservadores intentan y que solo encuentra límites en la paciencia de los afectados.

Por incompetencia o audacia, Milei y Caputo no generaron ninguna red de contención que aminore los costos sobre los sectores medios y bajos. Peor aún, por incompetencia o audacia, se dedicaron a destruir los sectores del Estado que hasta ahora se ocupaban de eso. La caricatura de este modelo de gestión es la cola de 30 cuadras de hambrientos, convocados de a uno por la ministra Sandra Pettovello.

El sueño de bajar la inflación

Para cambiar ese desolador panorama antes que se disuelva el impacto de la novedad, Milei tiene que mostrar algún éxito en la lucha contra la inflación más tangible que festejar “el 25% de diciembre que podría haber sido un 30”. Pero, más allá de la insistencia oficial, no hay demasiados motivos para el optimismo.

La inflación acumulará alrededor de un 100% en abril, lo que aumenta las posibilidades de otra devaluación. Como manda el dios mercado, será difícil evitar la profecía autocumplida, ya que es lo que prevén la mayoría de los analistas y lo que esperan los productores agropecuarios para liquidar sus dólares. Si eso ocurre, habrá otro salto inflacionario.

La persistente indexación de todos los contratos de la economía (empezando por los recién liberados alquileres) y los aumentos salariales que vayan consiguiendo los sindicatos (aun retrasados ante la inflación) garantizan un piso mensual que difícilmente baje rápido a un dígito. Y no hace falta recordar que aunque los 20/25 puntos que promovió Milei son mucho peores, los 8/12 que caracterizaron los últimos meses de Massa resultaron tan aterradores que consiguieron que el libertario terminara instalado en la Casa Rosada.

“Qué feo es dar malas noticias”, se podría decir parafraseando a Fernando De la Rúa, pero a pesar del salto de diciembre y enero la famosa recomposición de precios relativos recién empieza. Falta el salto que provocará la eliminación de los subsidios a las tarifas y el aluvión que implicará para lo que queda de la clase media el aumento de las prepagas y las cuotas de los colegios privados. Un impulso que se mantendrá en el tiempo porque todo ajusta por inflación y tipo de cambio, lo que sea mayor.

Descartados el regreso del pago de ganancias por los trabajadores y la suba de las retenciones, por el retiro de la Ley Omnibus, el Gobierno solo puede aumentar sus ingresos sin pasar por el Congreso gravando los combustibles y subiendo aún más el impuesto PAIS que impacta en las importaciones y en los gastos en dólares de toda la población. Como cualquiera sabe, los dos terminan inevitablemente en los precios.

Los que confían en una recesión que planche definitivamente las subas deberían tener en cuenta que, gracias a la apertura irrestricta, el mercado mundial puede absorber lo que los enflaquecidos sueldos argentinos se resistan a convalidar, por lo menos en alimentos y combustibles, dos rubros claves de la inflación local. La recesión también afectará la recaudación en IVA y Ganancias, desbalanceando las cuentas públicas y provocando nuevos ajustes en un círculo más que vicioso.

Si todo sale mal, aún puede ser peor. Presa de la desesperación, Milei es capaz de volver a desenvainar el salto al vacío de la dolarización.

La decisión del burro

Inoxidable a las malas noticias, el Gobierno apuesta a que todas esas dudas queden disipadas por la caída del déficit fiscal, el objetivo excluyente de tantos sacrificios. Los empresarios sacarían contentos sus billeteras y la inversión privada reemplazaría la desaparición de toda la inversión pública. En el relato oficial, eso llevará a un futuro de empleos registrados y recuperación salarial. A pesar de que Caputo cometió la imprudencia de hablar del “segundo semestre”, todavía no se ve ningún "brote" de semejante paraíso.

En los grandes grupos económicos lo que está ocurriendo se ve distinto. Acostumbrados a la fugacidad de los sueños liberales, esperan a ver para creer. En otras palabras, a aplaudir y apoyar platónicamente hasta que la economía parezca algo más prometedor que el páramo actual, con caídas de entre el 20 y 30% en todos los parámetros relevantes. Mientras tanto, la mayoría aprovechó para incorporar sus reivindicaciones históricas en el DNU y están tratando de transformarlas en derechos adquiridos antes de que el Congreso o la Justicia se atrevan a ponerles algún freno.

Es en ese escenario donde el chiste del burro espera para ser reescrito. Milei y sus amigos sueñan con encontrar la manera en que el animal aprenda a no comer y sobreviva. La magnitud histórica del ajuste hace vislumbrar otro final. Que más allá de cómo llegaron a esta situación, la mayoría de los argentinos se vean obligados a poner un tope al experimento. Después de todo, es una cuestión de supervivencia.