Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

viernes, 26 de febrero de 2021

24 de febrero de 1895: Otra vez el grito de ¡Independencia o muerte!
(Por
Ernesto Limia Díaz, en CUBADEBATE)

En vísperas de 1895 estaban dadas las condiciones para reiniciar el levantamiento organizado por José Martí, quien para concertar voluntades y preparar la contienda fundó el Partido Revolucionario Cubano y el periódico Patria; luego convenció a los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo de sumarse a su plan como jefes del Ejército Libertador, paso que acentuó el carácter radical de la revolución y consolidó la autoridad del Partido entre los jefes principales de la Guerra Grande.

El Apóstol fue capaz de hallar los códigos necesarios para librar a la causa insurrecta del escepticismo que lastraba a no pocos de los veteranos, impregnar de espíritu patriótico a los jóvenes, acabar con las rencillas que dividían a los revolucionarios e integrar a los elementos dispersos.

Otro propósito quimérico logró el Partido de la unidad: institucionalizó en la emigración el Día de la Patria —cada afiliado donaba un día de haber— y recaudó los fondos que les permitieron financiar la insurrección mediante esfuerzos propios. Resultaba vital para el golpe rápido que las circunstancias demandaban.

Desde la conquista de California y la compra de Alaska, Estados Unidos anhelaba lanzarse a la arena mundial con China como meta, por cuya repartición pugnaban las potencias de la época. Un obstáculo se interponía: sus escuadras del Pacífico y el Atlántico distaban mucho entre sí; para auxiliarse tenían que bordear Suramérica hasta el estrecho de Magallanes. Necesitaban de un canal en el Istmo que acortara el tramo y les permitiera brindarse auxilio mutuo en caso de conflicto. La protección del canal demandaba establecer una base en Guantánamo; mientras una estación carbonera en Manila, antesala del Gigante Asiático, les facilitaría operar contra sus adversarios. España, en posesión de Cuba, Puerto Rico y Filipinas era todo lo que necesitaban.

Como organizador de la guerra, Martí afrontó un gran desafío y se anticipó a todos los pensadores revolucionarios de su época. Sus “Escenas norteamericanas”, con las que dio a conocer en el resto de América a Estados Unidos, lo llevaron a estudiar esa sociedad y descubrió su germen corrosivo: “Una aristocracia política ha nacido de esta aristocracia pecuniaria, y domina periódicos, vence en elecciones, y suele imperar en asambleas […]”, advirtió (Martí, t. 9, 2004: 119-120).

Mayor fue su inquietud cuando esa casta confesó su interés de establecer la base en Guantánamo. El debate generado en torno a la anexión lo indignó. “Sólo el que desconozca nuestro país […] puede pensar honradamente en solución semejante: o el que ame a los Estados Unidos más que a Cuba” —definió en carta abierta el 10 de octubre de 1887 (García y Moreno, t. II, 1993: 32).

Dos meses más tarde, el 17 de diciembre, propuso a Gómez intercambiar acerca del modo más rápido y certero de hacer la guerra. No anduvo con rodeos sobre el objetivo de la urgencia: “Impedir que con la propaganda de las ideas anexionistas se debilite la fuerza que vaya adquiriendo la solución revolucionaria” (Martí, t. 1, 1975: 219).

Martí debió plantearse el tema de la independencia como un problema universal. Solo una Cuba emancipada del coloniaje —con una república antimperialista de base social y popular—, podía impedir a Estados Unidos extenderse por las Antillas y caer con la fuerza bruta sobre nuestra América. ¿Qué hacer?: forjar conciencia. “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra” —escribió en su ensayo “Nuestra América”, en el que esbozó un concepto esencial: “Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados” (Martí, t. 6, 1975: 15). Literalmente se refería a los acorazados botados al agua por los astilleros yanquis, para conquistar la supremacía de su Armada en los océanos Atlántico y Pacífico.

Acababa el primer lustro de la década y la descomposición de la sociedad colonial se había acelerado en la Isla como secuela de los problemas estructurales resultantes de casi cuatro siglos de coloniaje y los efectos de la crisis económica mundial. Decenas de miles de jornaleros vinculados a la industria cañera vagaban hambrientos por el país; al tiempo que la recesión y una política impositiva irracional sumían en la ruina a la mayoría de los vegueros de Pinar del Río, donde un hambre agónica y una desnudez vergonzosa se enseñoreaba al interior de los hogares de los productores de la mejor hoja de tabaco del mundo.

En las ciudades y núcleos urbanos, la situación empeoraba cada vez más: frente al incremento de la carestía de la vida, una orden fiscal gravó en un 10% los sueldos de los empleados públicos y los salarios de los maestros fueron reducidos.

Frente a las contradicciones que brotaban por doquier, España tenía un solo asidero: las bayonetas. Una campaña de descrédito en la prensa integrista pretendía sembrar la matriz de que Gómez era un viejo ambicioso a quien la edad incapacitaba para toda empresa militar. Martí no pasaba de ser un loco o un farsante, en cuya prédica no había más que engaño para robar a los tabaqueros de Cayo Hueso y Tampa el producto de su trabajo.

Entretanto, el espionaje español acechaba a los revolucionarios. Uno de los golpes más afectivos lo dieron al poner bajo su control al hombre designado por Gómez para encabezar el levantamiento en Occidente: el mayor general Julio Sanguily, quien mantenía un desproporcionado tren de vida dada su adicción al alcohol, los juegos de azar y las parrandas.

En la Guerra Grande el general Vicente García registró en su diario que Julio comerciaba con el enemigo; en la paz, intimó con el general español Manuel Salamanca y a partir de 1890 cobró una pensión asignada por el gobernador colonial. En febrero de 1893 se apareció en Fernandina, playa aislada en el condado de Nassau, al noreste de La Florida, seleccionada por Martí como punto de concentración de las armas.

El Apóstol desconfiaba de Julio; lo sabía vanidoso y locuaz, dos debilidades que constituían una amenaza para el ordenamiento secreto de la guerra, y en carta a Gómez se quejó de “…la incomprensible familiaridad con que se hablaba en La Habana de nuestros detalles más íntimos después del viaje seguro y repetido al Cayo y a verme de Julio Sanguily, y el trastorno causado por la publicidad e impunidad de él en la organización adelantada de la Isla […]” (Martí, t. 2, 1975: 322).

¿Estaba paranoico Martí? ¿Podía un general mambí actuar con tanta ligereza? Es poco creíble. Los hechos apuntan contra él: “Tengo noticias, cuya comprobación persigo, acerca de una expedición proyectada, la que con fuerza numerosa y bien armada se supone debe partir de la isla Fernandina en un barco de vapor a cuya adquisición se destinan los fondos: la he comunicado también al consulado de Cayo Hueso con las referentes personas relacionadas con este presunto proyecto […]”, notificó el 20 de marzo de 1893 a Madrid el entonces capitán general de la Isla, Alejandro Gómez Arias (Rodríguez García, t. II, 2005: 332-333). O sea, no más producirse el regreso de Julio a La Habana las autoridades peninsulares se pusieron sobre los pasos del plan martiano.

A finales de 1894 todo estaba listo. El 8 de diciembre se suscribió el “Plan de alzamiento para Cuba coordinado al movimiento de Fernandina”: tres vapores (BaracoaLagonda y Amadís), trasladarían hombres y armas hasta Santa Cruz del Sur, la costa norte santiaguera y Las Villas, con pocos días de diferencia.

En Cuba, Guillermón Moncada, Bartolomé Masó, Francisco Carrillo y Julio Sanguily se pronunciarían con igual sincronismo. Martí y Gómez proyectaron la mayor simultaneidad posible para asestar un golpe fulminante que impidiera a España enviar refuerzos. Dentro y fuera del país solo se esperaba el mandato.

El 9 de enero de 1895 el Lagonda cargó y quedó listo para zarpar; entretanto, el Amadís y el Baracoa  se aproximaban a Fernandina. En el último minuto Martí fue a ultimar los detalles con el coronel Fernando López de Queralta, a quien Serafín Sánchez y Carlos Roloff recomendaron para armar la expedición que los conduciría hasta Las Villas.

Sobre López de Queralta pesaba un antecedente: dados sus inexplicables yerros durante el plan Gómez-Maceo, en 1886 Antonio puso en duda su lealtad; Sánchez y Roloff ignoraron la alerta. El Apóstol estaba radiante, tenía conciencia del impulso que brindaría el factor sorpresa y ya se veía en la manigua; nunca imaginó lo que le esperaba: López de Queralta contravino las medidas estipuladas, envió por ferrocarril las cajas de cápsulas descubiertas y facturó la carga como artículos militares en franca violación de sus instrucciones; no bastándole, reveló los detalles a su alcance y el fin de los preparativos al capitán de la nave —un corredor sin escrúpulos.

El 10 de enero la Secretaría del Tesoro orientó detener el Amadis. Fernandina se llenó de agentes federales. La prensa armó un escándalo y los propietarios del Lagonda y el Baracoa notificaron que sus barcos fueron contratados en similares condiciones.

Fueron ocupadas más de 100 cajas con armas para 600 hombres. La policía practicó registros en Jacksonville; pero como Martí se hospedaba con nombre falso nadie lo conocía. El fiscal dictaminó que no existía delito y decretó “ilegal” la ocupación; pese a ello el presidente estadounidense Grover Cleveland dispuso la incautación provisional. “Nos quedamos sin barco, sin armas y sin dinero. Solo había seiscientos pesos disponibles, después de pagado todo” —narró Enrique Loynaz del Castillo (Loynaz, 2001: 107). Lo más grave, se perdió el factor sorpresa: puesta sobre aviso, España armó cuatro buques con varios regimientos para reforzar sus fuerzas en la Isla.

De Jacksonville Martí regresó a Nueva York. Preocupado ante la posibilidad de que la policía intentara detenerlo o que la prensa sensacionalista que lo acechaba llegara a ubicarlo, se refugió en la casa de Ramón Luis Miranda, su médico y amigo personal. Miranda lo narró años después:

“Imposible me es poder bosquejar el estado de excitación nerviosa en que se encontraba Martí; se paseaba incesante de un lado a otro de la sala, intranquilo, lamentando lo que acababa de suceder, meditando en lo que debía hacerse, sin desmayar en su empresa. Apenas concilió el sueño esa noche; pero al día siguiente y los sucesivos, ya elaborado su plan, con su fácil concepción, con asombrosa actividad lo desenvolvió; conferenciaba con los generales Enrique Collazo y José María Rodríguez, escribía numerosas cartas para los jefes de Cuba, con el fin de fijar el día del levantamiento, suscritas por él y por los generales Collazo y Rodríguez […]” (Miranda, 2012: 108).

Lejos de producir desaliento, los ánimos de la emigración se agitaron. Desde Madrid, el 24 de enero de 1895 Ana Betancourt le escribió a Gonzalo de Quesada: “…esos perros yanquis nos hacen todo el mal que pueden […]. Martí tiene el don de conmover los corazones con su entusiasmo y su fe. Aúna a un alma templada al fuego de grandes ideales, una inteligencia vigorosa y cultivada. Su palabra vibrante y levantada transmite al alma de sus oyentes sus sentimientos. Martí es un carácter […]” (Betancourt, 1968: 43).

En respuesta a una demanda recibida desde Cuba, el 29 de enero de 1895 Martí elaboró la resolución que autorizó el alzamiento simultáneo —o con la mayor simultaneidad posible— para la segunda quincena de febrero. Fue suscrita por Mayía Rodríguez, en representación de Gómez, y Enrique Collazo, a nombre de la Junta Revolucionaria de Cuba.

Para llevarla a la Isla fue comisionado Juan de Dios Barrios, un humilde torcedor de tabaco residente en Tampa. Camuflada dentro de un puro que se preparó en la fábrica de Blas Clemente Fernández OʼHalloran, la orden de levantamiento cruzó el estrecho de la Florida a bordo del vapor Mascotte, que cubría la ruta Tampa-Cayo Hueso-La Habana.

Cuando Juan Gualberto Gómez la recibió, reunió en su casa a los organizadores del movimiento en La Habana y Matanzas. Convinieron que la fecha idónea era el domingo 24 de febrero, día de fiestas carnavalescas; luego enviaron dos emisarios con la propuesta al resto del país.

Juan Tranquilino Latapier, estudiante de derecho de la Universidad de La Habana, contactaría en Oriente con Guillermón Moncada, Bartolomé Masó y José Miró Argenter; en la Perla del Sur con Luis Lagomasino. Los cuatro confirmaron. Pedro Betancourt, presidente de la Junta de Matanzas, hablaría en Las Villas con Francisco Carrillo. Este no estuvo de acuerdo, no tenían armas ni estaban preparados y, según alegó, Gómez le había ordenado esperar hasta que se produjera su llegada a la manigua.

Betancourt regresó en tren a Colón y en el andén lo esperaba el coronel Joaquín Pedroso, quien calificó de disparate la negativa de Carrillo. “…la revolución estaba en marcha, y de suspenderse el levantamiento habría que empezar de nuevo […] el gobierno estaba sobre aviso, por lo cual ellos serían detenidos. Convenció a Betancourt de la necesidad de engañar a Juan Gualberto. Se acordó cursarle un telegrama con el texto «Carrillo bien», el cual el delegado aceptó como que Carrillo aceptaba la fecha del alzamiento, y dio la orden” (Souza, 1949: 17-20).

A Camagüey no fue nadie. Salvador Cisneros Betancourt prometió secundar la insurrección; pero los camagüeyanos no estarían entre sus iniciadores.

“Aceptados giros” —telegrafió Juan Gualberto a Martí (Pichardo y Portuondo, 1989: 206). Con esta respuesta en la mano, el 31 de enero partió a República Dominicana. Antes escribió a Maceo una segunda carta —la primera fue el 19 de enero—: no le era posible detenerse en detalles; el vapor estaba por zarpar: “Salgo. Bien ve Ud. a lo que vamos. La Isla salta y aun aguarda un poco. Acá, soberbio espíritu, y hoy mejor. Solo falta llegar” (Cabrales, 1996: 66).

La Junta de La Habana acordó partir hacia el campo el 20 de febrero, para evitar que los sorprendieran las autoridades coloniales. Ramón Pérez Trujillo, uno de los diputados de la Cámara que participó en el golpe de Estado contra Céspedes, les aseguró que el Partido Liberal Autonomista se disolvería cuando el país se levantara, como solicitaba Martí.

Faltaban 96 horas para la consumación de los sueños postergados; de repente, Manuel Sanguily abogó por aplazar el alzamiento. El 22 de febrero Juan Gualberto discutió con él y Julio Sanguily ratificó su compromiso de encabezar las fuerzas de Occidente; mas esa tarde envió una carta a Pedro Betancourt pidiéndole 2 500 pesos porque se hallaba en una situación precaria, “al extremo de que tenía empeñados el revólver y el machete” (Miró, t. I, 1970: 352). A las 10 a.m. del 23 se apareció en la casa de Juan Gualberto y le dijo que por “dificultades materiales no se podía embarcar”. Pospondría su salida para el 24 (Pichardo y Portuondo, 1989: 174).

Juan Gualberto, Antonio López Coloma, Juan Tranquilino Latapier y otros diez compañeros abordaron el tren de Ibarra. Disponían de 50 rifles Winchester nuevos y 10 000 tiros, adquiridos en La Habana. Al amanecer del 24 de febrero se daría el grito de ¡Viva Cuba libre!, como se comunicó a Martí.

Julio Sanguily y Pedro Betancourt nunca aparecieron en Ibarra. Poco antes de las 6 a.m., López Coloma despertó a Juan Gualberto y lo llevó hasta un extremo de la habitación: el jefe de la estación ferroviaria lo alertó de que un tren cargado de soldados había salido de Matanzas con la misión de detenerlos.

“Convinimos en no esperar más, y a esa hora, dándonos gran prisa, ensillamos los caballos que teníamos a mano, y cargando cada uno con tres rifles, nos lanzamos en son de guerra” —narró Juan Gualberto (Ubieta, t. I, 1911: 370). A pesar de la ausencia de los jefes principales, resolvieron cumplir la palabra empeñada.

Mientras sus hombres esperaban por él en Ibarra, a Julio Sanguily lo “sorprendió” la policía en su mansión del Cerro; no encabezaría la caballería occidental como a todos prometió. Durante las próximas 48 horas las autoridades ocuparon 260 kg de pólvora en dos depósitos clandestinos de La Habana y detuvieron a dos importadores de armas que colaboraban con la junta revolucionaria.

Juan Gualberto y López Coloma fueron detenidos junto a sus compañeros menos de una semana después. Al primero lo condenaron a 20 años de prisión y lo enviaron a Ceuta; al segundo, lo ejecutaron en La Cabaña el 26 de noviembre de 1896. De camino hacia el pelotón de fusilamiento la turba le llamó “perro mambí” y un capellán le abofeteó el rostro. No se arredró, encaró la muerte con los gritos de “¡Viva Cuba libre!” y “¡Viva la independencia de mi patria!”.

En Occidente se produjeron otros pequeños alzamientos: en Jagüey Grande, Matanzas, Martín Marrero se levantó con 41 hombres. Esperaron por Pedro Betancourt hasta la tarde del 25 de febrero y el 26 entablaron fuego con el enemigo en Palmar Bonito. Luego se acogieron al indulto.

Marrero huyó a Francia y de allí pasó a Estados Unidos, para regresar en la expedición de Calixto García en 1896. En Sabana de los Charcones —a 17 km de Aguada de Pasajeros—, Cienfuegos, se levantó el habanero Joaquín Pedroso con nueve hombres, a los que se sumaron 39 de la partida de José Álvarez Arteaga, Matagás, antiguos bandoleros de la comarca. Tuvieron el primer choque con los españoles el 4 de marzo. Pedroso capituló con dos de su gente. Matagás se internó en la Ciénaga de Zapata con su tropa, germen de la Brigada de Colón del Ejército Libertador.

Otra fue la historia en Oriente. En el territorio que hoy comprende la provincia de Granma se consumaron 16 pronunciamientos encabezados por el mayor general Bartolomé Masó, quien estableció su cuartel en Bayate, distrito de Manzanillo; mientras por orden suya Amador Guerra y Enrique Céspedes atacaron el fuerte de Cayo Espino, en las inmediaciones de la Sierra Maestra. Al mediodía ya lo habían tomado. Fue la primera acción combativa de la contienda.

En Yara, el coronel Juan Masó Parra se levantó con 80 hombres; en varios puntos de Bayamo, los coroneles Francisco Estrada, Esteban Tamayo y José Manuel Capote, con unos 150; en Jiguaní, el coronel Fernando Cutiño, con un reducido número de compañeros; en Holguín, José Miró Argenter y Ricardo Sartorio, con una docena.

A las 9 a.m. del 24 de febrero, en Guantánamo, se pronunció el coronel Pedro Agustín Pérez, Periquito, en un sincrónico levantamiento que incluyó nueve barrios rurales. En cumplimiento de una orden de Antonio Maceo —relativa a limpiar la costa sur para garantizar el desembarco de las expediciones—, a las 3 p.m Enrique Tudela con 12 hombres atacó el fuerte San Nicolás en Hatibonico, Caimanera, y lo tomó. Se apoderaron de las armas y causaron cinco bajas (dos muertos y tres heridos). Al amanecer del 25 una escuadra abrió fuego contra el cuartel de la Guardia Civil en la ciudad de Guantánamo; en paralelo, Periquito Pérez con otro grupo tomaba el fuerte de Sabana de Coba, en la costa.

En Santiago de Cuba, enfermo de tuberculosis el mayor general Guillermón Moncada arrastró a veteranos y pinos nuevos. Se estableció en Jarahueca, Alto Songo. Poco podía hacer: era un hombre agonizante que en cumplimiento de su palabra marchaba a morir a la sombra de su bandera. En la tarde del 24 de febrero el coronel Victoriano Garzón se levantó en El Caney; en El Cobre, el coronel Alfonso Goulet, junto al delegado del Partido en Santiago de Cuba, Rafael Portuondo Tamayo, a quienes se unió un nutrido grupo de Palma Soriano; en San Luis, el teniente coronel Quintín Banderas; en Loma del Gato, el sargento Silvestre Ferrer Cuevas con 20 hombres incendió el poblado y lo dejó en ruinas.

Baire escuchó el grito de guerra cuando casi acababa la tarde. El capitán Saturnino Lora después de participar en una lidia de gallos, congregó a su gente en la entrada del pueblo y en formación de caballería marchó hasta la plaza, donde efectuó seis disparos. Portaban un pabellón español atravesado por una cruz diagonal blanca (símbolo de la autonomía).

El 27 de febrero Lora entregó el mando al teniente coronel Jesús Sablón, Rabí. Una semana después un “Aviso al público” negaba la independencia: “El jefe del movimiento participa al público que al «¿Quién vive?» de sus avanzadas se contestará «¡España!». «¿Qué gente?». «La autonomía». Lo que se hace público para el general conocimiento. Baire, 3 de marzo de 1895. Por el coronel Jesús Rabí, el coronel Saturnino Lora” (Ubieta, t. II, 1911: 44). Loynaz explica la razón de ello:

“El 24 de febrero, en obediencia a la consigna dada desde La Habana, reuniéronse en la finca Veguita los hermanos Saturnino, Mariano y Alfredo Lora, José Antonio Cardet y sus amigos y Reyes Arencibia con los conjurados de Jiguaní. A esta reunión concurrieron treinticinco autonomistas que al saber la inminencia del movimiento revolucionario manifestáronse decididos a incorporarse a él. Invocando como siempre un falso amor a la libertad de Cuba […] consiguieron interporner entre la intención de aquellos patriotas candorosos y valientes, y la acción revolucionaria el puente mezquino de la sumisión. […] tan pronto sonaron los primeros disparos los mantenedores de la tesis de la sumisión se sometieron de nuevo a España; mientras Rabí, los Lora, los Cardet, los Reyes Arencibia y sus amigos arrojaron al suelo la bandera de la cruz española y enarbolaron en su campamento la bandera de Cuba y la honraron con los triunfos de Las Yeguas, El Cacao y Los Negros” (Loynaz, 2001: 139).

La noche del 24 de febrero Emilio Callejas recibió en el Palacio de los Capitanes Generales a la directiva de los partidos Unión Constitucional y Liberal. Lejos de desintegrase, la cúpula del autonomismo se declaró española y acudió a besarle la mano al gobernador peninsular; luego publicó una declaración de rechazo al levantamiento: “El Partido Liberal Autonomista que ha condenado siempre los procedimientos revolucionarios, con más razón y energía había de condenar y condena la revuelta que se inició el 24 de febrero […]” (Collazo, 2005: 108).

¿Quiénes estaban entre los firmantes?: José María Gálvez, dueño de ingenios azucareros y presidente del partido; Rafael Fernández de Castro, un ideólogo del autonomismo rendido al capital yanqui: “El día que no recibamos los millones yanquis en cambio de nuestros azúcares, dejaremos de existir para la vida culta” —había escrito en la prensa (Le Riverend, 1974: 538); Eliseo Giberga, dueño de un bufete que representaba a las empresas estadounidenses con inversiones en Matanzas y el más importante doctrinario del autonomismo; Rafael Montoro, el más influyente pensador de la reacción, un hombre que por sus dotes de orador ejercía una fascinación dominante que presidió el acto de condecoraciones al Cuerpo de Voluntarios de San Antonio de los Baños cuando finalizó la Guerra Grande; junto a ellos dos “conversos” que dejaron sorprendidos a no pocos: Ramón Pérez Trujillo y otro de los diputados que participó en el golpe de Estado contra Céspedes, el espirituano Marcos García.

Las traiciones entre las filas revolucionarias y la confabulación del gobierno de Estados Unidos con la Corona española —a la espera activa de su oportunidad para intervenir en el conflicto una vez madura la fruta—, impidieron que llegara a la Isla el huracán previsto por Martí, Gómez y Maceo; pero el 24 de febrero de 1895 otra vez tronó en la manigua redentora el grito de ¡Independencia o muerte!

Junto a los veteranos del 10 de Octubre, las nuevas hornadas de combatientes mabises hicieron suya la máxima cespedista de no permanecer de rodillas frente a un poder extranjero, y se levantaron. En República Dominicana y Costa Rica se aprestaban para partir hacia la mayor de las Antillas los tres líderes de la revolución social demandada por las bases populares de nuestro pueblo. Nada ni nadie podría impedir al Apóstol cumplir la promesa en carta a su amigo Manuel Mercado 17 años atrás, cuando supo de la paz del Zanjón: “Mi patria está en tanta fosa abierta, en tanta gloria acabada, en tanto honor perdido y vendido. Ya yo no tengo patria:—hasta que la conquiste” (Martí, t. 5, 2009: 311-312).

 

Bibliografía:

Betancourt, Ana: “Datos biográficos sobre Ignacio Mora”, en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, no. 1, enero-abril, La Habana, 1968.

Cabrales, Gonzalo: Epistolario de héroes (2ª edición ampliada), Editorial de Ciencias Sociales, 1996.

Collazo Tejada, Enrique: Cuba independiente, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005.

Le Riverend, Julio: Historia económica de  Cuba, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1974.

Loynaz del Castillo, Enrique: Memorias de la guerra, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2001.

Martí Pérez, José: Obras completas, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975.

_______________: Obras completas. Edición crítica (1877-1878), La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2009.

Miranda, Ramón Luis: “Últimos días de José Martí en New York”, en Yo conocí a Martí, Centros de Estudios Martianos, La Habana, 2012.

Miró Argenter, José: Crónicas de la guerra, tomo primero, Instituto del Libro, La Habana, 1970.

Pichardo, Hortensia y Fernando Portuondo: Dos fechas históricas: 10 de octubre de 1868. 24 de febrero de 1895, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1989.

Rodríguez García, Rolando: La forja de una nación. Despunte y epopeya, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2005.

Souza Rodríguez, Benigno: El 24 de febrero, flagrante desobediencia a Martí, Academia de la Historia de Cuba, La Habana, 1949.

Ubieta, Enrique: Efemérides de la Revolución Cubana, La Habana, Librería e Imprenta La Moderna Poesía, t. I y II, 1911.

 

Coronavirus: Roberto Salvarezza confirmó cuándo estará disponible la vacuna desarrollada en Argentina
(PAGINA12)

El ministro de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza, confirmó que la vacuna contra el coronavirus desarrollada la Argentina podría estar disponible dentro de un año o un año y medio.

Se trata de una de las dos investigaciones más avanzadas en el país y el desarrollo es fruto de un acuerdo entre el Conicet y la Universidad Nacional de San Martín. En los próximos días se firmará el acuerdo con un laboratorio para la producción masiva.

En diálogo con AM750Salvarezza precisó que ya culminaron los estudios pre-clínicos.

El ministro de Ciencia explicó que la vacuna fue desarrollada en base a un virus de proteína recombinante.

“Podrá ser fabricada en el país y puede estar disponible en un año, o un año y medio”, destacó Salvarezza.

El funcionario precisó que es posible que haya que enfrentar un “coronavirus recurrente” que “puede ir cambiando a cada año”, por lo que indicó que “es probable que haya que proveer vacunas diferentes”.

“Este desarrollo le daría la capacidad al país para fabricarlas y evitarse el costo enorme que significa en divisas”.

En este sentido, calculó que la compra de 60 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus implica una inversión cercana a los 600 millones de dólares. “Es dinero que se irá el país cuando pueden ser fabricadas en la Argentina”, se entusiasmó.

Salvarezza aclaró que la vacuna argentina contra el coronavirus todavía no tiene nombre.

“Hay que preguntarle y darle la posibilidad de decidirlo a Juliana Cassataro, la joven investigadora del Conicet y la Universidad de San Martín. El día que se firme el acuerdo va a poder definir cómo se llamará la vacuna”, sostuvo el ministro.

 




miércoles, 24 de febrero de 2021

LIBRO I
(Mi copia de John Keats)
 
Yo, ahora, temerario, envío ya
mi heraldo pensamiento a las soledades:
dejadle que sople su clarín y cubrid rápidamente
mi inseguro camino de verde para que pueda avanzar
ágil y presto por entre flores y matorrales
 
Siempre creyeron los pastores que ningún lanoso cordero
que de tal suerte se separara de su blanco rebaño pasara
indemne de los lobos y leopardos de acechante pupila
hasta aquellos vírgenes llanos donde pastaba la grey de Pan
 
Yo soy el resultado de un monte hecho Patria
que poco lugar he dado, tal vez por llanto
sutil agonía del autodesterrado
que me aferro a un sobrevivir del hoy
infame pesadilla de un Mundo desigual
 
Válgame crisol que ha hecho de mis entrañas
un cabalgue de tierras que nunca serán extrañas
sortilegio del pesar que alumbra mi alfombra
ya sé de mi no existencia, ¿Y quién la tiene?
salvo, los borricos del picosegundo
 
No se trata de la verdad
ella no aparecerá antes de que lleguemos al Estigia
aun pagando al barquero
no nos cruzará
de este lado cenizas seremos
ahogado por una historia que no será contada
nada que aportar
 
Había en Mi la juventud del todo escapado
y parecía un Ganimedes adentrado en edad madura
y era su vestido, en aquellos tiempos inocentes,
el de un caudillo real; colgaba
de su pecho medio desnudo un bugle de plata
y entre sus nervudas rodillas llevaba
un hiriente venablo. Había en su semblante una sonrisa,
parecía a los que le miraban cual si soñara
de ocio en las arboledas del Elíseo
 
Pero el tiempo el implacable
hizo de mi un cordero viejo, sin sembradíos de madroños
que de vez en cuando, mas en vez
me visita una doncella pasada en años
como yo, una guitarra tambaleante
temblorosa mi manos se deleitan
soplando una vez más el cuerno de Tritón
 
Sé aún
el refugio inimaginable a los pensares solitarios,
aquellos que distraerían una idea hasta la misma linde
de los cielos, para luego dejar muda la mente;
sé levadura que, fermentando en estos opacos,
compactos terrones, les, dé un toque que trascienda la tierra,
nueva vida; es símbolo de inmensidad,
firmamento que en el mar se refleja o elemento
entrambos intermedio, desconocido… Pero basta;
ocultando humildemente nuestras frentes con las manos levantadas,
prosternémonos y demos un potente grito que llegue
hasta los cielos. ¡Te imploro que acojas
nuestra devota plegaria desde lo alto de tu monte Liceo!
 
Y de morir como uno más
seguirás tu camino Zeus
ya no te acordaras, porque no vale la pena
de mi vergüenza y de mi piedad
clavada en mi frente de abril
 
Tumbado como un Dios emborrachado
dormiré, aunque tu revelaras mi verdad minúscula
de un pobre provinciano aspirando a no sé que
Hay una pálida llama de esperanza
que danza por doquiera que yo mire, pero, aún así,
yo diré que no es nada; la dejaré morir. ¿No tengo ya
un talante más risueño? Pero está el sol declinando;
quizá encontremos a algún vecino nuestro con mi carro.












martes, 23 de febrero de 2021

ESPECTROS
 
Había una vez...
dirán nuestros bisnietos
apenas podrán pronunciar nuestro vinculo
¿Los padres de quien?
apenas una línea de lo que fuimos
una rara sombra en la arena
ella, era recta, muy autoritaria
él, un tiro al aire,
cambio mucho de pareja
¿Al final donde quedará el instante?
nadie sabrá como la pasamos anoche
algo no publicable en la prensa
pero existimos, fue una alegoría del paraíso
tu piel erecta,
cubrió mi insomnio
tu boca,
fue manantial del Humahuaca
reflejos de mil colores
Hay relojes descompuestos
paralizados en esa imagen
tuya y mía, sin repercusión
Había una vez...
no seremos historia
ni cenizas del fuego de anoche
tampoco la sutil promesa que nos llevaremos
al Nilo de todos
sin embargo tu y yo, estábamos allí
 
...All you'll be you are today, are today
Are today








lunes, 22 de febrero de 2021

EL CÓMPLICE
(Jorge Luis Borges)
 
Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
No importa mi ventura o mi desventura.
Soy el poeta.












Cuba se acerca a un logro científico: la producción de una vacuna contra la COVID-19
(Por Ed Augustin y Natalie Kitroeff en el The New York Time)

La gente hace fila durante cuatro horas para comprar detergente en La Habana. Las farmacias cubanas no tienen medicamentos para el dolor. Hay escasez nacional de pan.

Y, sin embargo, el gobierno cubano dice que está al borde de un logro científico extraordinario: la producción en masa de una vacuna contra el coronavirus inventada en la isla.

Una de las cuatro vacunas desarrolladas por los científicos cubanos entrará en la fase final de pruebas el mes que viene, un paso crucial hacia la aprobación regulatoria que, si tiene éxito, podría poner a la isla en el camino de inocular a toda su población y comenzar las exportaciones al extranjero a finales de año.

Si la vacuna resulta segura y eficaz, el gobierno cubano obtendría una importante victoria política y una oportunidad de rescatar a la nación de la ruina económica. Para un país que durante décadas ha promocionado su sofisticado sistema de salud como prueba de los beneficios del socialismo, la vacuna también ofrece una oportunidad única de relaciones públicas.

La vacuna que se dirige a una fase final de pruebas se llama Soberana 02, en un guiño al orgullo que siente la isla por su autonomía, a pesar de décadas de hostilidad por parte de su vecino del norte. Cuba ya piensa en atraer a los turistas a sus costas con una irresistible mezcla de sol, arena y una dosis de Soberana 02.

Vicente Vérez, uno de los científicos que lidera el equipo que desarrolló la vacuna, ha dicho que la isla podría ofrecer vacunas a todos los extranjeros que viajen allí.

Cuba tiene la idea de atraer a los turistas a la isla al ofrecerles sol y una inyección de su vacuna.Credit...Ramon Espinosa/Associated Press

“No es solo medicina y humanitarismo; hay un gran beneficio económico si consiguen controlar el virus”, dijo Richard Feinberg, experto en Cuba de la Universidad de California, campus San Diego. “Será no solo un ingreso inmediato, sino un impulso a la reputación del sector biotecnológico farmacéutico cubano, que les permitirá comercializar otros productos médicos”.

Los científicos cubanos dicen que el gobierno probablemente regalará algunas dosis a los países pobres, en consonancia con su larga práctica de fortalecer las relaciones internacionales mediante la donación de medicamentos y el envío de médicos para hacer frente a las crisis de salud pública en el extranjero.

“Cuba siempre donó vacunas”, dijo Gerardo Guillén, un científico que desarrolla dos de las cuatro vacunas en el estatal Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología. “Ayudamos a otros países”.

Cuba comenzó a invertir dinero en biotecnología en los años ochenta, como parte del impulso de Fidel Castro para hacer que la nación fuera autosuficiente frente al embargo estadounidense que dificultaba la obtención de medicamentos producidos en el extranjero.

La inversión en salud pública dio lugar a docenas de instituciones de investigación médica y a un excedente de médicos, que Cuba envía a otros países en misiones médicas.

En 2019, el alquiler de médicos, enfermeras y técnicos aportó 5400 millones de dólares, el doble que el turismo, uno de los principales motores de la economía.

El sector biotecnológico de la isla también está bien desarrollado. Cuba fabrica ocho de las 12 vacunas que se administran a los niños en la isla y exporta vacunas a más de 30 países.

 “Es un monstruo de la biotecnología”, dijo sobre la isla Gail Reed, editora de MEDICC Review, una revista de medicina cubana y del mundo en desarrollo. “Los logros son innegables”.

Los científicos cubanos también han desarrollado tratamientos innovadores, como una vacuna contra los tumores de cáncer de pulmón, que está en fase de pruebas con el Roswell Park Comprehensive Cancer Center de Nueva York.

“A veces la gente piensa que, por ser Cuba, ellos simplemente fabrican estos medicamentos en un garaje y se los dan a la gente, y eso no es cierto”, dijo Candace Johnson, presidenta del Roswell Park. “Están usando exactamente los mismos altos estándares que cualquier otro país que produce estos medicamentos”.

Cuba comenzó a invertir presupuesto en biotecnología en los años ochenta, como parte del impulso de Fidel Castro para hacer que la nación fuera autosuficiente frente al embargo estadounidense.Credit...Ramon Espinosa/Associated Press

Johnson dijo que los científicos cubanos demostraron que “se adhirieron a todas las normas y controles apropiados” antes de que ella llevara el medicamento contra el cáncer de pulmón a Nueva York.

La producción de la vacuna contra el coronavirus se complicó por el endurecimiento de las sanciones a Cuba por parte del gobierno de Donald Trump. Los científicos dicen que no han podido comprar todos los equipos y materias primas que necesitan, incluidos los espectrómetros utilizados para el control de calidad. Los dos grupos de investigación que trabajan en el medicamento solo tienen uno lo suficientemente potente para analizar la vacuna, dijo Guillén, y tiene unos 20 años de antigüedad.

“Los cubanos no solo pueden hacer que funcionen los carros viejos, pueden conseguir que funcionen los equipos viejos”, dijo Mitchell Valdes Sosa, director el Centro de Neurociencias de Cuba.

La vacuna Soberana 02 ha superado dos fases de ensayos y está a punto de entrar en una tercera fase, en la que se probará en unas 150.000 personas en Cuba y en Irán, que ha mostrado interés en adquirir el medicamento. México también está en conversaciones con los cubanos para participar en la tercera fase de ensayos.

Al igual que la vacuna que está desarrollando Novavax, una empresa estadounidense, Soberana 02 es una vacuna a base de proteínas que contiene parte del coronavirus. Requiere tres dosis administradas en intervalos de dos semanas y, a diferencia de las vacunas de Moderna y Pfizer, no necesita almacenarse en congelador, lo que puede ser un atractivo para los países más pobres que a menudo carecen del equipo para mantener tantas dosis congeladas.

Vérez dijo en un mensaje de texto que la Soberana 02 es “muy segura y con muy pocos efectos adversos”, un requisito para pasar a una tercera y última fase de ensayos. Los científicos no publicarán su índice de eficacia hasta que se completen los ensayos. Todavía no está claro si la vacuna protegerá contra las nuevas variantes, una de las cuales ya ha sido detectada en la isla.

El gobierno es optimista y se jacta de poder producir 100 millones de dosis este año, más que suficiente para vacunar a todo el país de 11 millones de habitantes y, posiblemente, a los visitantes extranjeros.

Pero es posible que Cuba no disponga del equipo necesario para fabricar su vacuna a esa escala. Las sanciones de Estados Unidos han elevado el precio de la compra de materias primas y han complicado las transferencias de fondos a la isla.

“Podría resultar difícil comprar suficientes viales para sus 100 millones de dosis”, dijo José Luis DiFabio, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud en Cuba. “O si tienen equipos que necesitan ser reparados, no tienen acceso a las piezas que podrían necesitar. O, en lugar de conseguir algo en una semana, lo consigues en un mes”.

Y abrir las puertas a turistas ávidos de vacunas puede crear nuevos problemas.

Cuba limitó la propagación del virus desde el principio al apoyarse en su estricto control de la población y en un sistema eficaz de asistencia sanitaria. Cualquier persona a la que se le diagnosticara el virus era inmediatamente hospitalizada y se le administraba un cóctel de medicamentos cubanos y genéricos.

El gobierno aisló a sus contactos cercanos y los vigiló para detectar los síntomas. En 2020, Cuba registró solo 12.225 casos confirmados de coronavirus y 146 muertes, una de las tasas más bajas del hemisferio occidental.

Luego, tras la decisión de abrir los viajes aéreos internacionales en noviembre después de un cierre de siete meses, el número de casos se disparó. Las autoridades ahora combaten el peor brote desde que comenzó la pandemia, con más casos registrados en enero que en todo el año pasado, y recientemente establecieron un toque de queda a las 9 de la noche en La Habana.

El gobierno aún no ha anunciado ningún plan específico para vacunar a los turistas, pero tendrá que tener en cuenta el tiempo que llevaría administrar las tres dosis requeridas por Soberana 02.

Guillén dijo que, en lugar de permanecer en la isla durante un mes y medio, se podría dar a los turistas la opción de vacunarse una vez en la isla, y empacar las otras dos dosis en su maleta para vacunarse en casa.

El plan de abrir la vacunación a los turistas parece, para algunos, una táctica arriesgada y astutamente capitalista para atraer visitantes, y con ellos las divisas que la isla necesita desesperadamente. Según los expertos, la combinación de la pandemia y las sanciones ha creado la peor crisis económica que ha vivido el país desde la caída de la Unión Soviética en la década de 1990. Casi todos los productos imaginables —desde el pollo hasta el jabón— han empezado a escasear.

Los científicos cubanos, sin embargo, insisten en que el objetivo es difundir la salud. Cualquier beneficio, dicen, es simplemente un efecto secundario.

“No somos una multinacional donde el retorno es la razón número uno”, dijo Vérez, quien dirige el desarrollo de la vacuna, en una reciente conferencia de prensa. “Funcionamos al revés, crear más salud y el retorno es una consecuencia, nunca va a ser la prioridad”.

 



viernes, 12 de febrero de 2021

CABEZA DE RATÓN con COLA DE LEÓN
 
Registrando en mi minúsculo hábitat
encontré un sueño
en celuloide viejo
hablábamos en susurro
casi por debajo de la mesa
inclinados, torpes, con la orden a caminar
alguien con postura inmensa
dada mas por la sombra
de un Sol, ganado con balas y Sierra
Decretaba este muchacho
a mar violento
así, cambiaba decía
todo lo obsoleto
para mi, hacia Revolución de su antojo
Otra realidad parece hoy,
viendo esta película,
temor sentarse, sino lo hacia él primero
con sus siervos del momento
imponía su apellido
su aporte minúsculo,
salvo los aplausos apresurados,
un nальто hecho ciencia por el frio
como tantos otros, sin su mote, simples del llano
Al final partió
como lo haremos todos
aunque demasiado fue su vuelo
en ese minúsculo lugar de la Tierra
desde aquel balcón
tanto ego en envase pequeño
cabeza de ratón con cola de león
Registrando en mi minúsculo hábitat
encontré un sueño
en celuloide viejo







DE LA POESÍA Y EL SER
(
Por Rolando López del Amo, en “SEGUNDA CITA”)

La poesía lírica es la necesidad que tiene el poeta de hacer objetivo lo que siente y pasar del soliloquio al diálogo. Es un reclamo íntimo de comunicación porque vivir no es otra cosa que estar en relación con la otredad. Cada criatura es parte de lo vario en lo uno.

Lo primero en poesía, como en cualquier otra forma de la comunicación interhumana, es tener algo que decir, que transmitir. Lo segundo es la forma en la que va a hacerlo.

En los tiempos antiguos de transmisión oral de la creación literaria, era imprescindible lograr un ritmo, una cadencia, una musicalidad que ayudara a la memorización. Métros, rimas, metáforas, símiles, epítetos, fueron también elementos coadyuvantes. Esa fue la mayéuyica del lenguaje en verso, necesariamente eufónico, con toda la variedad de estructuras que cada cultura creó y compartió con las otras. Todas perseguían un ideal de belleza expresiva más allá del lenguaje cotidiano. Estas características de la poesía se extendieron a la prosa para que fuera no sólo utilitaria.

Sabemos que los ideales de belleza son diferentes según las geografías, niveles de desarrollo humano, épocas. Todo cambia. La vida es movimiento y desarrollo. Lo importante en la poesía, como en todas las ramas del arte, es su capacidad de impresionar al que la recibe, de forma tal que pueda compartir el sentimiento que se le expone, hacerlo suyo. Para el sabio Carlos Marx, lo importante de la obra de arte consistía en su capacidad de deleitar, de atrapar la atención, con agrado, independientemente del contenido. Para otro alemán, W. Goethe, la poesía era lo que quedaba del poema después de traducirlo a otra lengua. O sea, el sentimiento puro. Para José Martí El arte sumo…es el que saber sacar el alma de las cosas, producir con el detalle la emoción de la armonía, inundar las entrañas de deleite (15-438)

Ética y estética andan por la vida moviéndose por líneas paralelas, tomadas de la mano y entrcruzándose, en su paso por el tiempo. Ninguna de las dos es inmutable, pero sus propósitos últimos se mantienen: el bien y la belleza. Estos dos principios se cubren con mantos diversos de modos y modas, pero, en su esencia última, forman una unidad inseparable. Tanto el uno como el otro son distintivos de lo mejor de la condición humana, de su inteligencia sentimientos, de eso que llamamos, como expresión quintaesenciada, el espíritu.

En poesía hay, básicamente, dos actitudes formales. Una prefiere la diafanidad. La otra, la sombra intrincada y laberíntica. Lo sencillo o lo recargado. Cada criatura tiene su modo y uno no excluye al otro. Sus extremos son el páramo y la selva. Entre ellos hay prados, jardines y macetas, arboledas y ríos, mares y montañas.

Todo tiene su valor. Uno será más de nuestro gusto y otro menos o nada; pero todo es parte del proceso colectivo por apropiarnos de la realidad, desentrañarla, comprenderla y tratar de explicarnos a nosotros mismos, de saber qué somos entre la temporalidad y la eternidad.

Calderón de la Barca decía que la vida es un sueño y William Shakespeare la veía como una actuación teatral. Para José Martí la vida era novela, taller, lucha. La vida es inspiración, la vida es fraternidad, la vida es estimulo, la vida es virtud! (22-82), escribió. La vida está en la compañía y el sacrificio (5-436)

Sea sueño, pieza teatral, novela o como queramos definirla, la vida humana es nuestra participación en el ser y en el estar. La temporalidad y la decadencia vencen a nuestra lozanía y deseos de permanencia. Por Desde La Iliada, se muestra la vida de los hombres es drama y tragedia, en tanto la de los dioses en que nos sublimamos, es comedia, diversión.

En el tránsito hacia el polvo del origen, la poesía puede ser cercana compañera, amiga íntima, espejo y consolación, acicate y sosiego, revelación y enigma.

En todo caso, siempre, ayuda para ascender un paso más en el sendero que permite al animal que somos alcanzar sus más altas posibilidades, aproximarse a lo mejor de su naturaleza, que se manifiesta en la capacidad de amar y agradecer el formar parte del misterio y milagro de La Gran Ilusión, a la vez tangible y desconocida. 

…Los poetas no tienen tiempo,
se comen los segundos,
se pierden en la eternidad de las ausencias,
se esconden en el llanto de todos los ojos,
se mueren en todos los versos.