Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

jueves, 30 de mayo de 2019


¿Qué propiedades reclaman a Cuba y quiénes eran sus dueños?
(Por Iroel Sánchez, en su blog "LA PUPILA INSOMNE")

 “Propietario en nueve centrales (azucareros), un banco, tres aerolíneas, una papelera, una contratista, una transportista por carretera, una productora de gas, dos moteles, varias emisoras de radio, una televisora, periódicos, revistas, una fábrica de materiales de la construcción, una naviera, un centro turístico, varios inmuebles urbanos y rurales, varias colonias, varias firmas norteamericanas y otros múltiples intereses”

(Cubierta del libro Los propietarios de Cuba 1958)

La anterior es la ficha del dictador Fulgencio Batista en el libro Los propietarios de Cuba 1958, de Guillermo Jiménez, que presenta las propiedades, cargos públicos y relaciones familiares de los 551 más prominentes miembros de la oligarquía cubana al triunfo de la Revolución. No es un libro politizado, expone sólo datos, pero ilustra cómo mucho menos del uno por ciento de la sociedad cubana -que entonces reunía poco más de cinco millones de habitantes- concentraba la riqueza de la nación mientras los índices de desempleo, insalubridad y analfabetismo flagelaban a buena parte de los cubanos. Sobre Batista y su relación con EE.UU. John Fitzgerald Kennedy dio una definición muy ilustrativa cuando hacía campaña por la presidencia de EE.UU:

“Fulgencio Batista asesinó a 20 000 cubanos en siete años, una proporción de la población de Cuba mayor que la de los norteamericanos que murieron en las dos grandes guerras mundiales…Voceros de la Administración elogiaban a Batista, lo exaltaban como un aliado confiable y un buen amigo, en momentos en que Batista asesinaba a miles de ciudadanos, destruía los últimos vestigios de libertad y robaba cientos de millones de dólares al pueblo cubano.”

Es sabido que de entre esos 551 propietarios los más cercanos al dictador huyeron el 31 de diciembre de 1958 del país, que dejaban tras de sí ensangrentado y esquilmado, con cuatrocientos millones de dólares del erario público cubano en su equipaje. La mayor parte del resto de esos propietarios también emigró, abandonando sus propiedades en la Isla convencidos de que la agresiva política del gobierno estadounidense las devolvería a sus manos, aunque justo es reconocer que una parte de ellos pusieron algo de su esfuerzo por recuperarlos, sumándose a los actos terroristas e invasiones que la CIA ejecutó contra Cuba durante esos años.

Pero en Cuba había más propietarios y más poderosos, a los que primero los interventores estadounidenses y luego los gobernantes serviles a Washington entregaron prácticamente la base de la economía cubana. Un puñado de empresas norteamericanas concentraba las mejores tierras, la mayoría de los bancos y centrales azucareros, la telefonía, la electricidad y los ferrocarriles, así como las poquísimas industrias no azucareras existentes en la Isla. Habían llegado desde fines del Siglo XIX, sobre todo tras la intervención en la lucha que los cubanos llevaron durante treinta años contra España cuando esta última ya no podía prolongar su dominio sobre la Isla y estaba absolutamente derrotada. Amparados por esa intervención, las inversiones de los Estados Unidos en Cuba pasaron de 50 millones a 160 millones en 1906 y 1 450 millones de pesos en 1927. Apenas a 6 dólares la hectárea, en un país destruido por la guerra, compraron enormes extensiones de entre 25 000 y 70 000 hectáreas.

Si alguna duda queda de las consecuencias de esa penetración se puede acudir también a la descripción de Kennedy.:

“En 1953 la familia cubana tenía un ingreso de seis pesos a la semana. Del 15 al 20 por ciento de la fuerza de trabajo estaba crónicamente desempleada. Sólo un tercio de las casas de la Isla tenían agua corriente y en los últimos años que precedieron a la Revolución de Castro este abismal nivel de vida bajó aún más al crecer la población, que no participaba del crecimiento económico.”
Las relaciones de los gobernantes cubanos con la mafia estadounidense que invertía en Cuba en casinos y hoteles eran notorias. La mayoría de los más importantes hoteles eran propiedad de connotados mafiosos norteamericanos y La Habana ocupaba el lugar que hoy ocupa Las Vegas como destino para el juego y la prostitución. La segunda parte de la película El padrino lo ilustra elocuentemente cuando los principales mafiosos cortan una tarta ilustrada con el mapa de la isla.

Los efectos del latifundio en la agricultura fueron recogidos por una encuesta a los Trabajadores Agrícolas Cubanos realizada por la Agrupación Católica Universitaria (ACU) en 1956-57: 

- Existían 350 mil trabajadores agrícolas (2,1 millones incluyendo las familias, 34% de la población).
– Alumbrado: eléctrico, 7.3%; acetileno y carburo, 0.7%; luz brillante, 89.8%; y ninguno, 2.1%.
– Localización del baño: interior, 5.8%; sin baño, 82.6%; y exterior, 11.6%.– Tipo de suministro de agua: de acueducto con instalación interior, 3.2%; de acueducto con toma eexterio, 2.6%; de aljibe con instalación interior, 5.4%; de río tomada directamente, 0.3%; y de pozo, 88.5%.
– Tipo y localización del servicio sanitario: inodoro interior, 2.1%; letrina interior, 1.3%; sin inodoro ni letrina, 63.9%; inodoro exterior, 7.6%; y letrina exterior, 25,2%..– Materiales de paredes, techo y piso:

Mampostería, tejas y cemento, 0.8%
Madera, tejas y mosaicos, 2.5%
Madera, tejas y cemento, 1.7%
Madera, tejas y tierra, 2.0%
Madera, tejas y madera, 7.4%
Madera, guano y cemento,19.5%
Madera, guano y tierra, 60.3%

– Alfabetismo del Jefe de Familia: asistió a la escuela, 55,9%; sabe leer y escribir; 53.6%; es analfabeto, 43,1%; no asistió a la escuela, 44.1%; pasó del 3er grado, 21.7%; y lee, no escribe, 4,0%.
– El paludismo es padecido por un 31%, un 14% padece o ha padecido la tuberculosis, la tifoidea ha sido padecida por el 13%, un 36% declara que se halla parasitado.
– Alimentación de la familia calculada en días al mes: pan, 3.3 días; leche, 11.2 días; harina, 7.1 días; carne, 4.0 días; huevos, 2.1 días, pescado, 0.7 días; frijoles, 23.28 días; arroz, 24.1 días; y viandas, 22.0 días.
– Sólo un 4% menciona la carne como integrante de su ración habitual. El pescado es reportado por menos del 1%. Los huevos son consumidos por un 2.12% y sólo toma leche un 11.2%.
– La talla promedio del hombre es de 5 pies y 4 pulgadas (162 cm).

El latifundio había sido proscrito en la Constitución de 1940 pero la Reforma Agraria que ejecutara esa voluntad nunca fue implementada. En Guatemala, el intento de hacerlo llevó en 1954 a un golpe de estado y una intervención militar de la CIA, cuyo director era accionista de uno de los mayores latifundistas allí y también en Cuba: la United Fruit Company, y hermano del entonces Secretario de Estado John Foster Dulles.

Ese es el cuadro que encontraron los revolucionarios cubanos al derrocar el régimen batistiano, y cumpliendo con la Constitución vigente decretaron una Reforma Agraria que incluía la indemnización y era menos radical que la que habían ejecutado los ocupantes norteamericanos en Japón tras la Segunda Guerra Mundial, pero en el país asiático no había latifundistas estadounidenses.

La Revolución cubana, acusada de inmediato de enemiga de la propiedad, convirtió en propietarios a millones de cubanos a través de las leyes de Reforma Agraria y Reforma Urbana.

El gobierno norteamericano reaccionó exigiendo una compensación inmediata cuando las arcas cubanas habían sido vaciadas por los mismos asesinos y torturadores que Washinton apoyó en el gobierno en Cuba y amparó como fugitivos en su territorio. Así comenzó una guerra sin cuartel que llega hasta hoy y que ha incluido todas las armas económicas, militares y sicológicas, no para recuperar las propiedades, que es en realidad el más reciente de los pretextos cuando todos los anteriores -alianza con la URRS, apoyo a la liberación nacional en América Latina y África, Derechos Humanos…- han ido perdiendo fundamento, sino para aplastar un incómodo ejemplo exitoso de desafío a la dominación regional y global de los EE.UU. Los herederos de los batistianos asentados en el Sur de la Florida no son más que un instrumento aliado al servicio del imperialismo estadounidense, como lo fueron en Cuba antes de su derrocamiento.

La ley Helms-Burton, aprobada en 1996 por el Presidente Bill Clinton en una concesión electorera al lobby extremista cubanoamericano, buscaba hacer imposible la derogación del bloqueo económico contra Cuba y convertir el restablecimiento del dominio norteamericano en condición sine qua non para su fin, dar el tiro de gracia a la Revolución que sobrevivía al derrumbe de la Unión Soviética y desestimular la inversión extranjera en la Isla. Creyendo que bastaba con apretar un poco más para que Cuba cayera, idearon posponer la aplicación del Título III de dicha Ley -que permite reclamar en tribunales estadounidenses las propiedades que los batistianos y adláteres abandonaron en Cuba sin ser ciudadanos estadounidenses, así como aquellas cuya indemnización el gobierno estadounidense impidió negociar a las empresas de su país. Si el fin de la Revolución estaba cerca, o en el peor de los casos esta no sobreviviría al fin biológico de sus fundadores, para qué crearse un problema con sus aliados europeos y canadienses.

Pero llegó el año 2019. Una nueva Ley de inversión extranjera en Cuba empieza a tener éxito y el flujo de capitales hacia la Isla bloqueada está creciendo, para colmo, desde abril de 2018 una persona nacida después de 1959 está al frente del gobierno cubano y tiene cada vez más consenso entre el pueblo.

Para más peligro del sector extremista que en Miami sueña con “tres días para matar” tras del fin de la Revolución, el gobierno de Barack Obama, con posterioridad a que su antecesor W. Bush recruceciera el bloqueo -limitando hasta a los nacidos en ella residentes en EE.UU. viajar a la Isla y enviar remesas- había intentado una “normalización” que aunque estableció récord en los acápites de multas a bancos de terceros países por hacer transacciones cubanas y en fondos para la subversión, e inició la guerra económica para destruir al principal aliado cubano, Venezuela, avanzó hacia un clima de distensión entre Washington y La Habana y adoptó algunas medidas que alentaron la esperanza de ver cercano el fin del bloqueo. Los extremistas no podían perder la oportunidad de que el regreso de los republicanos a la Casa Blanca les asegurara no dejar recurso por emplear contra Cuba. El lobbysta encargado de promover en el Congreso las leyes anticubanas, Mauricio Claver Carone, es hoy el Asesor de Seguridad Nacional para América Latina, su jefe -John Bolton- que como embajador en la ONU de W. Bush se hizo célebre acusando fraudulentamente a la Isla de fabricar armas biológicas, fue quien anunció en Miami la puesta en vigor del Título III de la Helms-Burton. Tienen a su favor a un Presidente que desconoce abiertamente el multilateralismo y sólo habla con quienes le suponen una costosa amenaza a sus intereses.

Cuba desde que se aprobó la Ley implementó su legislación antídoto: Ley 80, “de reafirmación de la soberanía y la dignidad cubanas” de 1999 que declara “nula toda reclamación amparada en ella de persona natural o jurídica, cualquiera que fuere su ciudadanía o nacionalidad” basada en la Helms-Burton y ha ratificado a empresarios con inversiones en la Isla su total respaldo y la inaplicabilidad de cualquier decisión de tribunales norteamericanos en su territorio. Algo que también han respaldo tanto la Unión Europea como Canadá.

El gobierno cubano ha declarado de prioridad absoluta la defensa y la economía y ha concentrado su estrategia de desarrollo en el turismo, la industria biotecnológica y farmacéutica; el sector electroenergético relacionado con las fuentes renovables de energía, la producción de alimentos; la exportación de servicios profesionales y la construcción, a la vez que busca eliminar trabas burocráticas para hacer más eficiente la empresa estatal y su integración con el sector privado nacional y la inversión extranjera.

Frente a un cerco que además ha limitado los ingresos cubanos saboteando su colaboración médica en Brasil y Venezuela y ha presionado la Isla para que retire su apoyo al proceso bolivariano en este último país, Cuba no ha bajado la cabeza. La permanencia de los revolucionarios venezolanos en Miraflores y el fracaso de los sucesivos intentos de golpe de estado contra el Presidente Nicolás Maduro, han constituido también una derrota para los enemigos de La Habana. Que en Washington hayan tenido que aceptar el diálogo que tanto el gobierno venezolano como el cubano han defendido siempre es una derrota de quienes desde Miami impulsan la agresión a Venezuela como un modo de destruir la Revolución cubana.

Cuba enfrenta grandes desafíos, pero hay conciencia absoluta entre su gente de que ninguno se resuelve complaciendo a quienes llevan sesenta años haciéndole la guerra.



Las pymes industriales producen cada vez menos
(PAGINA12)




El nivel de actividad de las pymes industriales cayó en abril 10,3 por ciento respecto de igual mes de 2018 y 4,3 por ciento frente a marzo pasado, informó hoy la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
“La actividad manufacturera no mostró señales de recuperación y en abril sólo creció el 27,8 por ciento de las industrias. El uso de la capacidad instalada bajó a 57,5 por ciento y solo 29,9 por ciento de las empresas tuvo rentabilidad”, señaló la entidad pyme en un comunicado.

Los datos corresponden a la Encuesta Mensual Industrial de CAME en la que participaron alrededor de 300 empresas de todo el país. De esta forma, el Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) se ubicó en 80,4 puntos y acumuló un declive de 8,5 por ciento en el primer cuatrimestre del año contra el mismo periodo de 2018. Al momento de explicar la baja, CAME señaló que “los bajos niveles de consumo del mercado interno sumado a un mercado externo que tampoco encuentra dinamismo, están limitando toda posibilidad de recuperación de la industria”.

“Los empresarios siguen achicando sus negocios, reduciendo costos y tratando de sostenerse, esperando que el mercado se reactive”, agregó la entidad. En abril puntualmente, muchas empresas aprovecharon a liquidar sus stocks, con descuentos en algunos casos importantes para obtener liquidez, ya que muchas de las ventas son abonadas con cheques a plazos largos que por las tasas se evitan cambiar.

Por sectores, el descenso más profundo en la comparación anual se dio en el rubro Calzado y marroquinería, con un retroceso de 24,6 por ciento. Otros ramos afectados fueron Material de transporte con una declinación anual de 24,2; seguido por Productos minerales no metálicos (-22,6), Productos de madera y muebles (-21,2), Productos de caucho y plástico (-13,9), y Productos Electro-Mecánicos e informáticas (-12,2), Fabricación de productos de metal, maquinaria y equipo (-9,5) y Productos textiles y prendas de vestir (-8,8). En tanto, Alimentos y bebidas (-2,7 por ciento), y Productos químicos (-4,6) mostraron un retroceso más suave.

En lo que respecta a las perspectivas de las pymes, solo el 18,5 por ciento de las industrias consultadas proyecta que su producción aumentará en los próximos seis meses cuando el mes pasado esa proporción era de 26,3 por ciento; un 53,1 por ciento cree que se mantendrá en los niveles actuales y 20,5 por ciento que continuará bajando. Otro problema de importancia para la pymes es el financiamiento, ya que el plazo promedio de los cheques recibidos se ubicó en 60 días con una tasa de 59 por ciento.



LOS HUMILDES Y LOS SOBERBIOS
(Por: Mario Valdés Navia, LA JOVEN CUBA)

La soberbia es considerada como el pecado capital primario. Su expresión más peligrosa es cuando se presenta en aquellos que pertenecen al grupo de poder hegemónico en un momento determinado. En esos casos, la alucinación que provoca en la visión de los poderosos respecto a los demás afectará sus modos de gobernar a las grandes masas.

Si la soberbia se entroniza en un grupo de poder de origen militar tiende a crecer en progresión geométrica debido a los tradicionales hábitos de ordeno y mando de ese sector. Si a eso se añade el lastre acumulado tras largos períodos de ejercicio de un poder omnímodo, los niveles de soberbia pueden llegar a destrozar la escala de cualquier soberbímetro. Por eso Martí no dudó en advertirle a tiempo a su querido y respetado M. Gómez: “Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento”.

En la Cuba de hoy la soberbia ha proliferado en los predios de la burocracia y suele crecer según aumenta su nivel. Para los burócratas el mundo está organizado a su manera y lo que se sale de ella nunca es su culpa ni puede ser admitido. Cuando los males no son imputables al imperialismo, los atribuyen a indisciplinas o deslealtades, dos vicios humanos que les son intolerables.

Hace pocos días se divulgó en la televisión un intercambio en la ANPP donde se volvió sobre el tema de las indisciplinas sociales. Allí nos enteramos con sorpresa de que, para algunos de nuestros gobernantes, la culpa de que se venda combustible y carne de res en el mercado negro es de los compradores/receptadores.

De paso, se llamó al pueblo/población a cumplir con el deber de denunciar a cualquiera que le propusiera comprar algo por la izquierda pues su dinero deben gastarlo solo en las TRD estatales y demás comercios autorizados.

Muy tarde y fuera de contexto llega ese reclamo y por eso su destino obligado es caer en saco roto. Desde hace cincuenta años los cubanos aprendieron de Marx que si la ley del valor es expulsada por la puerta, entrará por la ventana. Así, ante las prohibiciones, limitaciones y absurdos del racionamiento oficial, apareció el vendedor furtivo de cuanto producto alimenticio, industrial, o superfluo pudiera imaginarse.

Lejos de disminuir con el tiempo, esa modalidad económica ─conocida popularmente por muchos nombres: ilegal, informal, ilícita, sumergida, bolsa negra, subterránea, resolvedera, por fuera, por la izquierda, o mercado negro─ devino en poderoso sector económico. Es muy grave que en Cuba sea aún desconocida y poco estudiada cuando, en casi todo el mundo, es objeto de investigaciones académicas.

No obstante, es sabido que se extiende por las esferas del comercio, agricultura, industria, transporte y los servicios, y representa un mercado no solo suplementario, sino alternativo al oficial. Más allá de los controles, restricciones y escaseces de la economía estatizada, la informal ha suplido muchas de las insuficiencias del monopolio estatal aunque, paradójicamente, sus fuentes de suministro principales sean los propios almacenes y recursos ─técnicos y humanos─ del Estado.

La difusión de la resolvedera ha traído consigo una tensión moral en las familias cubanas que, sin embargo, ha sido superada mayoritariamente por varias generaciones. Estos millones de hombres y mujeres, aun cuando permanecen fieles políticamente al ideal de la Revolución, asumen  hacia el mercado ilegal un criterio similar al defendido por los productores libres de la colonia al ejercer el comercio prohibido ─¡su derecho al rescate!─, sin dejar de ser, al mismo tiempo, súbditos fieles de la corona.

El criterio altanero que escuché sobre la indisciplinada población –recibido sin chistar por los diputados− suena aún más vacío cuando los cubanos y cubanas sabemos que los que nos exigen comprar solo en los sobrevalorados comercios oficiales no acuden a esos establecimientos para abastecerse. Ellos gozan de dietas especiales y posibilidades de adquirir directamente bienes y servicios sin costo alguno, por lo que la cuestión de equilibrar el precario salario real para llegar a fin de mes es algo que no les afecta en lo más mínimo.

No es con miradas soberbias e irrespetuosas sobre los modos de subsistir del pueblo/población que se resolverán los problemas económicos de Cuba. Cada vez más se requieren políticas económicas inteligentes, medidas que destierren lo mal hecho y estimulen las buenas prácticas. Pero hoy, no cuando existan las condiciones ideales –internas y externas- que se han puesto como condición para mejorar.

Más que nada, hay que elevar la participación de los colectivos obreros y el valioso grupo de economistas revolucionarios críticos en la conducción económica. Oír y convocar más a los humildes y no a los soberbios. Que los dirigentes aprendan de M. Gómez cuando, refiriéndose a unos obreros agrícolas a la vista, dijera a Martí: “Para estos trabajo yo”.