Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

viernes, 11 de noviembre de 2022

NEOFASCISMO VERSION ISRAEL
(Por Jorge Elbaum) 

Afiche electoral de los dos ganadores de la elección: Itamar Ben-Gvir, en la imagen superior, y Benjamín Netanyahu en la inferior.

La naturalización y continuidad del apartheid contra el pueblo palestino, la ocupación colonial y militar de su territorio en Cisjordania y la renuncia –por parte de los partidos hegemónicos israelíes– a viabilizar el establecimiento de un Estado Palestino independiente, habilitaron la expansión progresiva de los grupos supremacistas, que lograron convertirse en grandes triunfadores de las elecciones del 1º de noviembre.

Israel realizó las quintas elecciones en cuatro años, debido a la fragilidad de un sistema político que requiere una mayoría de 61 integrantes sobre 120 bancas existentes en el parlamento unicameral, cuyo nombre en hebreo es Knéset. El bloque que agrupa a la derecha y a los supremacistas alcanzó 64 sitiales, mientras que el conjunto de los partidos de la oposición logró sumar 56 representantes. Esa distribución de cargos, sin embargo, no expresa la cantidad de votos recibidos por cada uno de los conglomerados que conformarán el oficialismo y la oposición: entre la alianza que lidera Benjamín Bibi Netanyahu y sus oponentes, solo existió una diferencia de 8.189 votos. La diferencia de cargos alcanzados en la Knéset se debe al piso electoral planteado por la normativa electoral, que solo permite la admisión de congresistas a las listas que superen el 3,25% de los votantes.

Los resultados finales indican que el Likud –partido liderado por Netanyahu– obtuvo 32 bancas, los supremacistas 14 y los ortodoxos 18. Por su parte, el partido del actual premier Yair Lapid obtuvo 24 investiduras que, sumadas a las 12 del ministro de defensa Benny Gantz, no son suficientes para formar gobierno. El bloque de la derecha es el que defiende con mayor ahínco la continuidad de la ocupación de tierras en Cisjordania y avala de forma enfática la represión sistemática sobre los, 2,5 millones de palestinos que carecen de derechos ciudadanos y son sometidos a la autoridad militar administrativa.

El líder del Likud se constituirá en el primer jefe de gobierno que ejercerá por tercera vez el cargo de primer ministro, luego de que David Ben-Gurión, Itzják Shamir y Shimón Péres ocuparan ese cargo en dos oportunidades cada uno. Netanyahu es sindicado como uno de los máximos responsables de sabotear los Acuerdos de Oslo de 1993 –firmados por Itzják Rabín y Yasser Arafat– y de lograr su posterior disolución. También se lo acusa de promover la ocupación ilegal de los territorios de Jerusalén Este y Cisjordania para extender las colonias israelíes en esos territorios ocupados militarmente. En 2020 Netanyahu fue acusado de cohecho, fraude y abuso de poder, convirtiéndose en el primer gobernante de la historia de Israel en ser imputado durante el transcurso de su mandato. Las causas por las que aún está procesado incluyen la recepción de sobornos para favorecer a empresarios y el abuso de poder para mejorar su imagen en los medios de comunicación.

Kahanismo sin límites

Según la inmensa mayoría de los analistas políticos israelíes, los partidos supremacistas ubicados a la derecha del Likud han radicalizado a Netanyahu para sortear la continua fuga de votos hacia esos grupos, caracterizados por la islamofobia, el racismo, la homofobia y la misoginia. El colectivo que los expresa, que alcanzó 14 cargos parlamentarios, tiene como referente a Itamar Ben-Gvir, un abogado extremista acusado en reiteradas ocasiones por discursos de odio contra los árabes. Según varios testigos, el futuro Javer Knéset (parlamentario) exponía en su domicilio –hasta hace dos años– un retrato del terrorista estadounidense-israelí Baruch Goldstein, quien en 1994 masacró a 29 fieles musulmanes palestinos e hirió a otros 125 en la Tumba de los Patriarcas, ubicada en la ciudad palestina de Hebrón. Un año después, un integrante del mismo colectivo al cual pertenecía Goldstein asesinó al primer ministro Rabín, momentos antes de participar en una gigantesca manifestación en Tel Aviv, convocada bajo la consigna “Sí a la paz, no a la violencia”.

Meir Kahane.

En octubre de 2021, Ben-Gvir agredió al líder árabe-israelí de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, quien revalidó el último martes su ingreso a la Knéset obteniendo cinco plazas para su agrupación, conformada por el Partido Comunista y otras formaciones opuestas a la ocupación y el fascismo. Los congresistas de su alianza juraron su cargo en marzo de 2021 con el compromiso de “enfrentar la ocupación y de luchar contra el racismo y los racistas”, en obvia referencia al colectivo comandado por Ben-Gvir. En diciembre de 2021, este último fue acusado de violencia armada, debido a la filtración de un video en el que se exhibían sus amenazas contra guardias de seguridad desarmados que le solicitaban que moviera su vehículo porque estaba mal estacionado.

En octubre de 2022, Ben-Gvir participó en los enfrentamientos entre los colonos israelíes y los residentes palestinos locales, exigiéndole a la policía que disparara a los manifestantes palestinos. En esa ocasión, el actual ministro de Seguridad Pública, Omer Barlev, calificó a Ben-Gvir como “un matón cobarde que exhibe su arma mientras se esconde detrás de un camión protegido por personal de seguridad”. Según fuentes ligadas al Likud, Ben-Gvir puja por convertirse en el próximo ministro de Seguridad Pública, entre cuyas tareas figura la de garantizar la convivencia pacífica en el Monte del Templo de Jerusalén, nominado por los musulmanes como Haram Al-Sharif (o complejo Al-Aqsa), espacio donde se han detonado diversos espirales de violencia durante las últimas décadas.

Ben-Gvir –y su organización, Otsmá Yehudit (cuya traducción del hebreo es Poder Judío)– son tributarios de las enseñanzas del rabino racista Meir Kahane, quien también influyó sobre Baruch Goldstein y sobre el asesino de Rabín, Ygal Amir. Kahane fue expulsado de la Knéset en julio de 1988 por haber mostrado una soga con un nudo corredizo a un parlamentario árabe-israelí, y su organización política Kach fue calificada como grupo terrorista.

El programa de Otzmá para la vigésima quinta conformación parlamentaria es, desde 1948, profundamente racista. Sus diputados suman tres veces la cantidad del movimiento mayoritario que fundó Israel, el Partido Laborista. Ben Gvir propone las mismas medidas que Kahane introdujo cuatro décadas atrás: prohibir los matrimonios entre árabes e israelíes, revocar la ciudadanía de los árabes israelíes, deportar a gran parte de la población palestina de Israel y a los descendiente de etíopes hebreos, conocidos como Beta-Israel, pero denominados en forma despectiva como falashas. Una organización de la sociedad civil vinculada en forma directa con Otzmá es Jasidei Meir. Entre sus actividades se destaca el programa orientado a evitar o impedir el mestizaje de judíos con árabes, musulmanes y/o ateos.

Uno de los históricos partidos que no logró superar piso del 3,25% fue Meretz, la organización sionista progresista que por primera vez desde la fundación del Estado quedará fuera de la Knéset. Su líder, Zejava Galón, consideró que los resultados de la elección son producto de una ola de neofascismo, pero que “ningún kahanista, ningún fascista, ningún racista, chovinista ni homófobo logrará extinguir el espíritu de la igualdad al interior de la especie humana”.

Sin embargo, en la Argentina, el actual vicepresidente de la DAIA, Sergio Pikholtz, publicó un twit al otro día de las elecciones en el que repudió la catalogación de Israel como país ocupante, al tiempo que reivindicó su carácter de democracia, pese a negarle el voto a 2,5 millones de palestinos. El periodista israelí Guideón Levy –quizás el analista más lúcido y coherente que aborda la situación imperante en Medio Oriente– consideró que el kahanismo es una característica implícita y obligada del apartheid sufrido por los palestinos. Al permitirse que el racismo se divulgue sin demarcaciones claras, y que los discursos violentos se diversifiquen –sin regulaciones ni condenas–, se instauró un piso de posibilidad apto para la irrupción desenfrenada de la intimidación simbólica y material. En palabras de Levy: “La sociedad israelí se ha vuelto en parte religiosa, y en parte racista, siendo el odio hacia los árabes su principal combustible”.

Cuando se renuncia a combatir la violencia de forma decidida, sistemática y persistente, un día los monstruos pasan a convivir con quienes –de forma pasiva– los subestimaron y habilitaron.

 

DESCUIDO
 
Ando en musarañas de amor
mientras el Mundo se viene abajo
son pequeños recaudos que me tomo
porque tu piel me arropa en el envión
 
Ando en musarañas de noche
con suspiros y retuerzos incluidos
son pequeños burgueses que me tomo
porque en cada sueño esta tu beso de algodón
 
Ando en musarañas de jovenzuelo
con calambres y erizos en puerto
son pequeños atributos que me tomo
porque en cada sombra esta la ilusión
 
Ando en musarañas recientes
con risas y carcajadas a granel
son pequeños lujos que me tomo
porque los amaneceres llevan tu devoción
 
Ando en musarañas de Alhambras
pido disculpas por lo que están por caer
son pequeños lapsus que me tomo
porque…


Saltar paredes y abrir las ventanas...




LA PROBABILIDAD DE LA HIPERINFLACIÓN
Una mirada comparativa entre nuestro presente y 1989
(Por Horacio Rovelli)  

El gobierno radical había aceptado y legitimado el total de la deuda externa heredada de la dictadura militar y esa carga sobre las cuentas públicas y el sector externo fue imposible de pagar. Esto generó un persistente déficit fiscal en el que los ingresos eran insuficientes y ni siquiera cubrían los gastos primarios (antes del pago de los servicios de la deuda) y el superávit comercial era tan magro que no alcanzaba para cancelar la mitad de los intereses de esta [1].

En agosto de 1988, ante una situación insostenible fiscal y comercial y con un creciente incremento en el nivel general de precios (con el exacerbado rol de las grandes empresas formadoras de estos en su deporte favorito de remarcar semanalmente como sucedió en 1988 y como sucede en la actualidad, como pregona Armando Braun de La Anónima SA) se decidió reconvertir el Plan Austral en el Plan Primavera.

El llamado Plan Primavera era básicamente igual que el Plan Verano de 2022 o “cuatro meses” de Sergio Massa. En 1988 se decidió un nuevo ajuste en las cuentas públicas para disminuir el financiamiento por parte del BCRA (por ejemplo, en la actualidad, en 2022 el BCRA solo puede financiar al Tesoro de la Nación en un 1 % del PIB y para el 2023 en 0,6 % del PIB) y se recurrió a múltiples tipos de cambio, como ahora: dólar soja, dólar tarjeta, que los que tienen divisas pueden comprar directamente sin autorización previa [2], etcétera.

Es más, el Plan Primavera tuvo la osadía que el Plan Verano no tiene. La de establecer para las exportaciones agrícolas al tipo de cambio oficial, importaciones a tipo de cambio “libre” y exportaciones industriales a un valor intermedio entre el oficial y el “libre”. El 50 % de las exportaciones industriales debían liquidarse a tipo de cambio oficial y el otro 50 % en el mercado paralelo.

Obviamente, ese mix entre dólar oficial y dólar paralelo es un nuevo impulso a la suba de los precios y, seguramente, quienes se stockearon antes van a vender con el precio actualizado por el mix.

El incremento inflacionario y la desaceleración del nivel de actividad interno hicieron que el plan fracasara estrepitosamente y el 6 de febrero de 1989 el presidente del BCRA, José Luis Machinea, reconoció que no tenía más reserva de libre disponibilidad y que no podía vender un solo dólar, lo que desencadenó la hiperdevaluación: el valor del dólar paso de 17,62 australes a 650 cuando asumió Menem la presidencia de la República, el 9 de julio de 1989, en forma anticipada y ante el caos social; el proceso siguió hasta valer 10.000 australes el 1 de abril de 1991, Plan de Convertibilidad, y con esa devaluación, la hiperinflación (la hiperdevaluación es la madre de la hiperinflación); esta fue de 3.079,5 % para 1989 y de 2.314 % en 1990, según informa el IPC del INDEC.

Y el proceso se frenó el 1 de abril de 1991 porque ante el altar de pagar la deuda, se malvendieron YPF, FFCC, Gas del Estado, Hidronor, SEGBA, SOMISA, Aerolíneas Argentinas, ELMA, Obras Sanitarias de la Nación, Agua y Energía, ENTeL, Encotesa y la Caja de Ahorro y Seguro. Fue necesario vender nuestro patrimonio empresarial para juntar los dólares para pagar una deuda que benefició a una minoría en la dictadura militar, como ahora van a exigir nuestro patrimonio natural al no investigarse la evasión fiscal y la deuda del gobierno de Macri por más de 100.000 millones de dólares, que también beneficia a una minoría de la población.

Es obvio que la deuda externa es el factor desequilibrante que no solo enriquece al 1 % o a lo sumo y con toda la furia el 2 % de la sociedad argentina, sino que es un condicionante que obliga a ceder nuestro trabajo, nuestra producción y activos valiosos para su pago.

El “Plan Verano” o “4 meses” del gobierno es para transitar desde diciembre de 2022 hasta marzo de 2023 con la esperanza de la liquidación de la cosecha gruesa (fundamentalmente soja y maíz y sus derivados) y, con ello, acrecentar las reservas internacionales del BCRA que, pese al ingreso de los 8.143 millones de dólares de la venta de la soja en septiembre, son 6.250 millones de dólares menos que los de diciembre de 2019, cuando se obtuvo un superávit comercial en el mismo período de más de 30.000 millones de dólares.

SISTEMA FINANCIERO ARGENTINO 2019-2022

INDICADORES

30/12/2019

31/10/2022

Evolución

Porcentaje

Base Monetaria

1.829.109

4.267.843

2.438.734

133,33%

Circulación Monetaria

1.147.080

3.239.788

2.092.708

182,44%

Cta. Cte. en el BCRA

682.028

1.028.055

346.027

50,74%

Reservas Internacionales

45.190

38.940

-6.250

-13,83%

LELIQ y NOTALIQ

758.453

7.089.418

6.330.965

834,72%

Pases Pasivos

426.655

1.794.854

1.368.199

320,68%

Esterilización

1.185.108

8.884.272

7.699.164

649,66%

Adelantos al Tesoro

792.730

2.793.100

2.000.370

252,34%

Créditos al sector privado

2.476.189

6.781.211

4.305.022

173,86%

Depósito total

4.838.437

19.497.537

14.659.100

302,97%

Depósito en dólares

22.756

17.569

-5.187

-22,79%

 En millones de pesos o de dólares según corresponda

Fuente: Gerencia de Estadísticas Monetarias del BCRA

 

Las decisiones de pagar la deuda externa de las empresas privadas con las reservas internacionales del BCRA (por un total no menor a 23.710 millones de dólares según fuentes no oficiales del BCRA) y de no investigar la deuda generada durante el gobierno de Cambiemos generan el marco disruptivo que empuja al Gobierno actual a realizar medidas que ya fracasaron otras veces para tratar de evitar que las reservas internacionales sigan descendiendo y hagan que en algún momento el BCRA no cuente más con reservas de libre disponibilidad.

De hecho en los meses venideros hasta marzo de 2023, el BCRA debe pagar las importaciones que se realizaron desde junio 2022 y de las que se les obligó a las empresas a refinanciar el pago a sus proveedores por 180 días o más, que el mismo BCRA estima en más de 3.000 millones de dólares de diciembre 2022 a marzo 2023.

También se deben hacer frente a los intereses de la deuda con el FMI y los organismos multilaterales de crédito y las compras persistentes de dólar ahorro y del dólar tarjeta de la población argentina que puede hacerlo, cifra que seguramente se acrecentará de menor a mayor desde diciembre a marzo de 2023.

Y siempre y cuando no perjudique la sequía e impacte negativamente en la cosecha fina y su exportación, ya que serían menos dólares que ingresan al país.

Es cierto que la cosecha gruesa es la gran diferencia con los estertores del gobierno de Alfonsín, pero con un agravante mayor en la actualidad: la liquidez de los bancos.

Relación entre nuestro dinero y el dólar

El dinero es el nexo entre los agentes económicos y permite su relación en el circuito productivo y distributivo, por ende, debe tener y cumplir una doble función. Por un lado, la de ser medio de cambio (y de esa manera ser el nexo entre la producción, la distribución, el comercio y el consumo). Por el otro, la de ser instrumento de ahorro para convertirse en crédito que permita financiar mayores niveles de inversión y de consumo. Este último rol lo cumple deficitariamente y es suplido por la divisa estadounidense. Se utiliza mayoritariamente nuestro dinero (el peso) como medio de cambio y el dólar como medio de ahorro.

El total del dinero emitido y puesto en circulación por el BCRA (base monetaria) se incrementó en un 133,33 % desde diciembre de 2019 a octubre de 2022, contra una inflación acumulada del más del 150 % durante ese lapso, con el agravante de que la inmovilización del dinero (encaje remunerado) creció, si lo medimos por el total de Leliq (y Notaliq) [3], en un 834,72 % y pasó de $ 758.453 millones a $ 7.089.418 millones.

El principal factor de creación de dinero es el sector externo por ingresos de divisas por exportaciones o por ingreso de capital (créditos tomados en el exterior, inversión real directa, transferencias internacionales a favor del país, etc.), ya que cuando ingresan divisas, el asiento contable que realiza el BCRA es de oro y divisas a billetes y monedas y, dada la visión del BCRA, este cree que debe esterilizar ese dinero creado, por lo tanto, redobla la colocación de Leliq y Notaliq, que son encajes remunerados a una tasa del 75 % anual nominal (al 4 de noviembre 2022), que es más de un 100 % efectiva al ser la mayor parte de la Leliq a siete días y renovarse automáticamente casi en su totalidad (y que seguramente esa tasa va a ser incrementada por el BCRA a medida que aumente la inflación), sin importarle como repercute en el costo financiero para la población (préstamos personales, tarjetas de crédito, deuda de las empresas, etc.).

El centro de gravedad del sistema financiero es el total de “encajes remunerados” (pases pasivos, Leliq y Notaliq) que superan el total del crédito otorgado por el conjunto de entidades del sistema financiero legal y el total de dinero emitido y puesto en circulación por el BCRA (base monetaria) y lo peor es que la proyección es que la tasa de interés de ese encaje remunerado siga creciendo y con ello se haga cada vez mayor el total de las inmovilizaciones que el BCRA paga para que no sirva para nada (solo para beneficio exclusivo de los bancos).

El poder de los principales bancos privados, donde diez entidades poseen el 60 % de las Leliq y Notaliq (Banco Santander Rio SA; Banco BBVA Argentina SA; Banco Galicia y Buenos Aires SA; Banco Macro SA [4]; Banco Credicoop Coop. Ltdo; Banco Patagonia SA; HSBC Bank Argentina SA; ICBC; Citibank NA y Banco Supervielle SA), es que pueden, si no se aceptan sus condiciones, dar un “golpe de mercado” como en 1989 y hacer que esa masa de dinero se pase al dólar, como le sucedió al gobierno de Alfonsín. No estamos exentos de que en estas condiciones y con la masa de dinero inmovilizado (8,8 billones de pesos; es en pesos pero es una suma equivalente a más de 50.000 millones de dólares al tipo de cambio oficial) vuelva a pasar lo mismo, porque estas vez no vienen por las ya desgastadas empresas públicas que quedan, sino por los recursos naturales. Vienen por el petróleo y el gas de Vaca Muerta, Neuquén, y en San Carlos, Mendoza; por el gas de nuestra plataforma submarina frente a Mar del Plata; por el litio de nuestra puna; por el hierro y la plata del Gastre, en Chubut, y por el oro y el cobre de Chilecito, en La Rioja. Todo a cambio de una deuda externa que este gobierno prometió investigar y no lo hizo, que benefició a un puñado de personas y empresas y ahora a cambio de esa estafa, vienen por el patrimonio natural de nuestro país.

Además de investigar la evasión y la fuga de capitales en la gestión de Cambiemos como propone el proyecto del senador Parrilli, que cuenta con la sanción de esa Cámara y tiene dictamen de mayoría (a favor) y de minoría (en contra) en las dos comisiones de la Cámara Baja que trató el tema (Legislación General y Presupuesto y Hacienda), el BCRA debe transformar la mayor parte de Leliq y Notaliq en crédito a través de constituir un stock remunerado, a un plazo de un año y a una tasa mensual variable similar a la tasa pasiva promedio, e ir liberando en cuotas tal tenencia. De ese modo y a una tasa regulada o administrada por el BCRA, el enorme stock de encajes remunerados se transformaría en un préstamo aplicado al restablecimiento de niveles de demanda privada (pequeñas y medianas empresas) y estatal. Para que el Estado pueda financiar obra pública en general y la construcción de viviendas en particular, que no solo da respuesta al déficit habitacional, sino que crea trabajo y no tiene que depender de compras en el exterior porque todos los insumos que se obtienen para la construcción se producen en la Argentina y, sin embargo, no se lo hace, para que los que trabajan en esa construcción no tengan más ingresos y con ello puedan comprar más alimentos y más energía y, de esa manera, disminuya el saldo exportable de alimentos y aumenta la importación de combustible.

En síntesis, o se toma el toro por las astas o, una vez más, el pueblo argentino pagará el enriquecimiento indebido de una minoría rentista que lo sojuzga.

[1]  Entre los años 1985 y 1988, se abonaron por intereses de la deuda la totalidad del superávit comercial del periodo (U$s 8.500 Millones) y sin embargo la deuda externa pública creció a U$s 63.200 millones.

[2] El sistema se denomina “sin acceso”, por lo que los interesados no tendrán que acceder al MULC (Mercado Único y Libre de Cambios); el Banco Central y la AFIP habilitan una ventanilla especial para atender estos casos. El nuevo SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) les pregunta a las empresas si eventualmente cuentan con dólares para efectuar la operación y, de manera automática, pasan a la nueva “ventanilla”.

[3] Las Leliq son Letras del BCRA que van de 7 a 29 días y las Notaliq son Notas del BCRA que van de 30 a 80 o más días. Los pases pasivos son préstamos de los bancos al BCRA de 1 a 6 días

[4] BlackRock reconoce tener parte del capital accionario en los cuatro bancos privados más grandes en la Argentina: Santander Río, BBVA, Galicia y Macro.