Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

miércoles, 18 de mayo de 2011

Ayer se cumplió dos años de la muerte de un gran poeta para mi, uruguayo de pura cepa Mario Benedetti, quien nació el 14 de Septiembre de 1920 en el Paso de los Toros. Su poesía me ha servido de inspiración para dar los primeros pasos como niño que comienza a caminar entre las metáforas y las imágenes que me alivian en momentos de dolor, angustia y alegría. A este hombre de pequeñas y grandes utopías mi pequeño homenaje con un poema suyo que me gusta mucho….







BOTELLA AL MAR

El mar es un azar
qué tentación echar
una botella al mar


poner en ella por ejemplo un grillo
un barco sin velamen y una espiga
sobrantes de lujuria      algún milagro
y un folio rebosante de noticias

poner un verde un duelo una proclamados rezos y una cábala indecisa
el cable que jamás llegó a destino
y la esperanza pródiga y cautiva


el mar es un azar
qué tentación echar
una botella al mar


poner en ella por ejemplo un tango
que enumerara todos los pretextos
para apiadarse a solas de uno mismo
y quedarse en el borde de otro sueño

poner promesas como sobresaltos
y el poquito de sol que da el invierno
y un olvido flamante y oneroso
y el rencor que nos sigue como un perro


el mar es un azar
qué tentación echar
una botella al mar


poner en ella por ejemplo un naipe
un afiche de dios      el de costumbre
el tímpano banal del horizonte
el reino de los cielos y las nubes

poner recortes de un asombro inútil
un lindo vaticinio de agua dulce
una noche de rayos y centellas
y el saldo de veranos y de azules
 
el mar es un azar
qué tentación echar
una botella al mar


pero en esta botella navegante
sólo pondré mis versos en desorden
en la espera confiada de que un día
llegue a una playa cándida y salobre

y un niño la descubra y la destape
y en lugar de estos versos halle flores
y alertas y corales y baladas
y piedritas del mar y caracoles

el mar es un azar
qué tentación echar
una botella al mar