Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

viernes, 10 de julio de 2020


DOS GRANDES, UNA PASIÓN: La guitarra



Leo Brouwer, Cuba


Jimmy Page, Inglaterra








CREAR ALTERNATIVAS AL CAPITALISMO
(Por Frei Betto, en CUBADEBATE)

Manifestantes marchan pidiendo justicia en el caso de Michael Brown, en Clayton, Misuri, Estados Unidos.

En el mundo no faltan los recursos, lo que falta es justicia y, sobre todo, compartir. El PIB mundial –la suma de los bienes y servicios producidos en un año— es de 85 billones de reales. Si se dividiera ese valor entre la población mundial, daría para asegurarle a cada familia de cuatro personas ingresos mensuales de 15 mil reales. Por tanto, surge la pregunta: ¿con qué objetivo se produce? ¿Atender a las necesidades de la población u obtener ganancias?

La desigualdad mundial es escandalosa. El 1% de la población mundial detenta más riquezas que el 99% restante. Y 26 familias acumulan una fortuna igual a la suma de las riquezas de la mitad de la población mundial, o sea, 3,800 millones de personas. En Brasil, según el economista Ladislau Dowbor, seis familias acumulan más riquezas que los 105 millones de brasileños que se encuentran en la base de la pirámide social.

Hoy los paraísos fiscales guardan en sus cofres 20 billones de dólares provenientes de la evasión fiscal, la corrupción y el lavado de dinero. Esa cifra equivale a 200 veces los 100 mil millones de dólares que se decidió destinar a políticas ambientales en la Conferencia de París celebrada en 2015.

Por tanto, es necesario avanzar hacia la democracia económica. No basta la democracia política en la que, teóricamente, todos participan en la elección de sus gobernantes. Todos deberíamos disfrutar de los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humano. Y habría que garantizarle una renta básica universal a cada familia. Todas ellas merecen tener acceso gratuito a los derechos humanos básicos, como la alimentación, la salud y la educación. Se engaña quien piensa que eso representa costos. Se trata de inversiones que mejoran significativamente el nivel de desarrollo de la sociedad y la calidad de vida de la población.

Hoy el desafío consiste en perfeccionar la democracia. Hacerla avanzar de mera delegación a una democracia de participación en la que los ciudadanos decidan el destino de los recursos del Estado mediante sistemas de transparencia de la gestión de dichos recursos, lo que se ve posibilitado por las nuevas tecnologías.

La tributación debería recaer sobre los flujos financieros a fin de contener el capital especulativo. Desde 1995, Brasil exime a los más ricos de pagar impuestos sobre las ganancias y los dividendos, lo que constituye una escandalosa injusticia. Una profunda reforma del sistema financiero tendría que dar por resultado el estímulo a los bancos públicos y comunitarios, las cooperativas de crédito y las monedas virtuales.
Sería necesario planificar el desarrollo local integrado, de modo que cada municipio pueda encargarse del manejo sustentables de los recursos naturales y alcanzar así el equilibrio económico, social y ambiental.

Establecer una economía del conocimiento que, hoy por hoy, es el principal factor de productividad. Toda la sociedad debe tener acceso a los avances tecnológicos. Es necesario revisar las políticas de patentes, derechos de autor, royalties, para destrabar el avance. Y democratizar los medios de comunicación, combatir los oligopolios, hacer que la sociedad esté bien informada.

Según Joseph Stiglitz, “en las últimas cuatro décadas, la doctrina prevaleciente en los Estados Unidos ha sido la de que las corporaciones deben potenciar los valores para sus accionistas –esto es, aumentar las ganancias y los precios delas acciones— aquí y ahora, sin importar lo que ocurra, sin preocuparse por las consecuencias para los trabajadores, los clientes, los abastecedores y las comunidades”.

Es esa lógica denunciada por Stiglitz la que genera la desigualdad social y, en consecuencia, todo aquello que significa exclusión y sufrimiento para la mayoría de la población mundial.





INCONSISTENCIAS
(Por Horacio Rovelli, en el blog “El Cohete a la Luna”)

James Ensor, 1902


Existe en la Administración Nacional un nivel de inconsistencia fiscal y monetaria que no se puede extender en el tiempo por el incumplimiento de los pagos, por una parte y, una manifiesta lentitud en liquidar las exportaciones por otro lado, conformando una combinación perversa y en contra del pueblo argentino.

Por un lado, el déficit fiscal es de más del 1% del PIB por mes, para abril y para mayo y se puede inferir que también en junio, pese a que la recaudación tributaria descendió pero no tanto como en abril y mayo, dados los gastos ocasionados por la atención de Covid-19 y la asistencia de todo tipo a la población. Por otra parte, el crédito a las empresas es de 6% del PIB, que sumado a los créditos personales de un 5% del PIB, araña el 11% del Producto. El BCRA tiene que inmovilizar (pagando intereses) una suma que es incluso mayor a la Base Monetaria [1] en LELIQs (Letras de Liquidez del BCRA) por $ 1.683.302 millones y pases pasivos (que los bancos le prestan al BCRA a menos de siete días) por otros $ 666.090 millones. Esas inmovilizaciones totalizan una suma de $ 2.349 billones (cuando la Base Monetaria al 26 de junio de 2020 fue de $ 2.171 billones).

Déficit fiscal e inmovilizaciones monetarias (pagas, el BCRA le abona a los bancos intereses por las mismas por encima de la inflación) que reflejan el grado de desequilibrio de las cuentas públicas internas que solo financió el BCRA, a costa de expandir el déficit cuasi fiscal.

El BCRA debería tomar cartas en el asunto y utilizar el exceso de liquidez del sistema financiero reorientándolo desde la especulación hacia la inversión y el trabajo. Tener un mapa de qué sectores se quiere impulsar y obligar a las entidades financieras a prestar a ese sector y si no, que dejen de ser bancos: su función es canalizar el ahorro de parte de la población para financiar la producción, no para que especulen o le presten al BCRA para que este a su vez inmovilice esos fondos. El crédito al sector privado es insignificante (11% del PIB) y lo poco que hay en su mayor parte va dirigido al mismo grupo económico, cuando se rompen día a día las cadenas de pago y se acumulan los cheques rechazados.

Hay cientos de actividades que no funcionan por falta de crédito, incluso sin necesidad de importar nada, como es el caso de la construcción, que además es fuerte demandante de mano de obra.

Paralelamente la liquidación de las exportaciones de productos agropecuarios y de manufacturas de origen agropecuario se retrasa todo lo que los exportadores pueden. Habiendo sido la cosecha 2019/20 récord de 127 millones de toneladas de grano, según lo informado por las cámaras exportadoras de aceite y de cereales CIARA-CEC, la liquidación acumulada del primer semestre 2020 es de 9.307,2 millones de dólares, un 15,16% menor que en igual lapso del año pasado que fue de 10.718,6 millones, cuando en la cosecha 2018/19 hubo una fuerte sequía.

Las principales cuatro empresas exportadoras (COFCO, Cargill, ADM y Bunge Ceval) concentran el 48% de las ventas externas totales de Argentina, en tanto que las principales 10 (AGD, Vicentin [2], Glencore, LDC, ACA y Molinos Río de la Plata) representaron el 91% del total de negocios de exportación de granos y productos derivados de origen argentino. Como se explicó aquí, entre los años 2016 y 2019, amparándose en la normativa del gobierno de Cambiemos, no liquidaron más de 19.000 millones de dólares. Es claro y evidente que no liquidan esperando y propiciando una devaluación de nuestra moneda, lo cual explica la diferencia entre el valor del dólar oficial y todos los paralelos.

La devaluación haría volar por el aire el delicado equilibrio en que nos encontramos, subiría aún más el precio de los alimentos y demás insumos que requiere nuestro pueblo, empujando a fracciones cada vez mayores a la pobreza, a la indigencia  y a la desesperación, a la par que se caería más el PIB por el menor consumo interno que no puede ser compensado porque las exportaciones no representan más del 25% del total de lo que se produce. Y es peor, porque en lugar de que esos mayores ingresos incrementen las inversiones terminan engrosando la fuga de capitales. Nuestro país ostenta un triste privilegio: su burguesía tiene más recursos afuera de la Argentina que adentro.

Esto esclarece por qué no les interesa tanto preservar el mercado interno, mientras coinciden grandes empresarios del agro y de la industria, banqueros y comerciantes en asegurar y expandir sus activos en el exterior.

Es más, desde el Rodrigazo y de menor a mayor, nuestra burguesía se somete al capital financiero internacional y a su moneda, el dólar, prefiriendo vender los activos en el país por saberse débil e incompetente para lidiar con el capital extranjero. Lo refleja clara y terminantemente el caso Vicentin, sexto exportador de granos y manufacturas de origen agropecuario, que monta un escenario de fraude y fuga para rendirse sin luchar.

Igual podríamos decir de todos los hijos y nietos de esos industriales que supo tener este país del confín del mundo, que poseen más activos financieros que reales, más activos afuera de la Argentina que en el país, porque han preferido vender sus empresas a la competencia extranjera.

La paradoja cierra cuando se entiende que parte de esos activos líquidos la administra Larry Fink, Presidente de BlackRock, y otros fondos de cobertura como Franklin Templeton, que supo poner a su representante en la Argentina, Gustavo Cañonero, como Vicepresidente del BCRA cuando el ex jefe de la Mesa de Dinero del JP Morgan y el Deustche Bank, Luis Caputo, fue nombrado Presidente y continuó en funciones cuando Caputo renunció presionado por el FMI, hasta el 9 de diciembre de 2019.
Nuestra burguesía en general (puede haber excepciones) espera que el gobierno le pague lo más que pueda a los acreedores y no por actuar de buena fe, sino para no perder tanto como han perdido con el macrismo, que sus acciones valen la mitad o menos que en diciembre de 2015 y, por otra parte, como seguramente compraron títulos públicos y no pudieron salir de los mismos (y no por patriotas), están engrampados en esa doble Nelson que los hace menos ricos.

Lo peor es que creen que con esas pérdidas ya contribuyeron con el país (como si hubieran comprado títulos de deuda por amor a la patria), sin comprender que eran ellos los que querían que cese el gobierno de los Kirchner y propusieron reemplazarlo por un gobierno de CEOs. Así les fue y así nos va.  Son ineptos y quieren que toda la sociedad argentina pague sus errores, cuando debería ser exactamente al revés, que sea el pueblo de este país el que les reclame por su egoísmo, su supina ignorancia y su falta de inteligencia.


La alternativa

El economista Aldo Ferrer se equivocaba cuando ponía la esperanza en la burguesía que tenemos, ya que nuestros empresarios actuales no son los que él había visto en 1968 o aquellos liderados por José Gelbard hasta octubre de 1974. La dictadura militar y el modelo de valorización financiera de capital la diezmó y la que queda es una burguesía de rapiña, apátrida y tonta, a la que sólo le importa acumular dólares en el exterior aún a costa de que sus empresas valgan cada vez menos, como lo demostró la gestión de Cambiemos.

Por ejemplo las empresas del grupo Techint, cuyos directivos y funcionarios están entre las que fugaron dólares y, sin embargo, desde que se privatizó SOMISA en el gobierno de Carlos Menem y paso a llamarse Ternium Siderar, vende la chapa en el país un 30% más cara que cuando la exporta, encareciendo toda la industria argentina que utiliza ese insumo reduciendo las condiciones de competitividad respecto de sus pares extranjeros. Ese grupo económico que con el apoyo del gobierno de Cambiemos armó una filial en Texas con una inversión de 2.000 millones de dólares y generó 1.500 puestos de trabajo en esa Nación, en plena pandemia despidió 1.450 trabajadores en la Argentina.

Con esa burguesía se torna necesario repensar el país y plantear a qué nos vamos a dedicar en los próximos años. Qué vamos a producir, con quién, de qué manera, para quién, que rol debe jugar el Estado, etc., preguntas que son un desafío para el actual gobierno y para todos sus habitantes.

En la Argentina las inconsistencias fiscal, monetaria y de comercio exterior tienen nombre y apellido y están relacionadas entre sí.


[1] Que es la cantidad de billetes y monedas emitidas y puestas en circulación por el BCRA.
[2] Vicentin SAIC con un 9% del total de ventas externas agroindustriales, empresa que atravesó en el 2019 una situación de stress financiero que la llevó a paralizar sus actividades.






MI ZAHIR

Quizá yo acabe por gastar
mi vida
a fuerza de pensarla y repensarla
a diferencia de Isidoro
detrás de ella
no soy optimista
de encontrar a Dios
sería como agraciada
la sentencia para mi



…Prende y se apaga sola
Sale después de hora
Hay tanta gente sola
Hoy tanta gente llora