Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

viernes, 14 de junio de 2013


“Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del Mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario.”   CHE


TIERRA ARRASADA
…Estábamos algo nervioso antes de entrar a clase, para muchos el inglés era un idioma que había que empezar de nuevo, pues el ruso acaparaba nuestras mentes.
Se acerco una figura conocida al grupo del CEADEN, extendió la mano a todos, cada uno hizo su reverencia cuando aquella figura esbelta y rozagante esbozaba una sonrisa, lo mire fijo a los ojos como nunca lo había hecho antes y mantuve mis dos brazos en la espalda, yo no estrecharía su mano, a pesar de haber cortado los mármoles italianos que años atrás se colocaban en su oficina, donde nunca se me permitió entrar por seguridad “nacional”, yo había sido enviado entonces como castigo “para estar más cerca de la gente obrera y no fuera tan intelectual", aquel fue mi momento, mi único acto de venganza ante tanta soberbia.
No he alimentado nunca en mi vida el rencor, lo considero un sentimiento fatal que no te deja avanzar, a lo largo de estos años de madurez me he encontrado con personas que mejor olvidar que volvérselo a encontrar, aunque sea en los recuerdos, pero hace unos meses atrás, por Octubre del año pasado en una de esas veces que uno lee “Cubadebate”, me encontré con una noticia y la foto de Fidel Castro Díaz- Balart, para mi un simple y arrogante portador de un apellido inmerecido, pero que cerca de 30 años atrás fungió como Secretario Ejecutivo de la Comisión de Energía Atómica de Cuba (CEAC) y la Secretaria para Asuntos Nucleares (SEAN), estos organismos fueron los encargados en su momento de establecer la Política Nuclear Cubana, este cubano hizo y deshizo a su antojo hasta que por el año 1992 en pleno “Periodo Especial”, cuando el pueblo cubano se apretaba los cinturones para resistir una oleada de sacrificios sin precedente en toda la historia de la Revolución, este funcionario cubano, mal representando a la Nación, daba algunos banquetes a todo trapo en Viena en la Sede de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), su tío Raúl Castro fue el encargado de destituirlo como se merecía el caso, pero poco o nada pudo hacer el Núcleo del PCC a donde pertenecía para colocarle aunque sea una amonestación en su expediente partidista.
No es que los hombres se equivoquen y no puedan enmendar sus errores, todos tenemos ese derecho, solo que en determinadas esferas del gobierno cubano algunos errores, no le permiten a los individuos volver a tener influencia al cabo de un cierto tiempo, me llama poderosamente la atención que nuestro Consejo de Estado este asesorado científicamente por este cubano, no es que ponga en duda sus conocimientos científicos, que por otra parte desconozco, lo que me cuestiono es si en vez de llevar este apellido, la persona que cometió aquel error en 1992, llevara el nombre de Pérez, Galvizu, Comas, Suarez o algún otro, dudo que después de 20 años de aquella destitución pudiera estar cerca de nuevo del circulo de influencia donde se toman las decisiones de Estado en la República de Cuba.

Tengo muchos recuerdos de aquellos años, éramos tan jóvenes, y pensábamos que podíamos cambiar el Mundo, aunque sea nuestro pequeño Mundo cubano, que nunca ha sido perfecto, ni antes, ni ahora. Lo que un grupo de jóvenes formados por la Revolución en la URSS, para asumir el desarrollo nuclear en Cuba, dijimos en ese momento histórico, es de un niño de pecho,  comparado con lo que hoy leo en la prensa cubana y se dice por las calles en Cuba, sin embargo este compatriota que hoy se pasea de nuevo por los pasillos del poder cubano gracias a su apellido, consideró entonces, que aquellos jóvenes llenos de conocimientos y ganas de aportar para su país, tenían que tener un escarmiento y debía ser “Tierra Arrasada”. Pero como dice el dicho el que la hace la paga y apenas dos años después de aquellos acontecimientos con aquellos jóvenes bocones, el que hablaba de tanta defensa de la Revolución, infringía uno de sus mayores preceptos que nos había enseñado un grande como el Che Guevara, “mejor que decir es hacer”, y este derrochaba en fiesta lo que tanto le faltaba al pueblo, ¿quien hizo más daño?, este compatriota o un grupo de jóvenes, con ganas de decir.
Han pasado muchos años de entonces, mucha agua debajo del puente, pero la memoria tiene que servir para algo, aunque sea para señalar el camino al nuevo público que se renueva como ley natural.




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