Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

lunes, 22 de marzo de 2021

ESPEJOS QUE SE MIRAN
 
Estoy como Dick
con el tiempo equidistante
no sé quién soy
la esperanza sigue siendo
lo único que me acapara,
por cierto
una simple construcción mía,
para sobrevivir,
que hubiese sido si el muro
seguiría estando
o antes
un caballo blanco no tuviese jinete
el retorno no es primavera
porque las flores ya se han marchitado
sospecho que no soy de este Mundo
tampoco del que he dejado
la soledad no es dolor
es el accidente de la nada
no me cabe la duda
terminará todo esto
con mucha razón
en el olvido

…pero no me hagas caso,
lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.












ENTREVISTA a Branko Milanović
(Por Gabriela Esquivada en INFOBAE)

Con 67 años, Branko Milanović ha sido testigo de tanto, pero tanto, que vidas más plácidas necesitarían acaso el doble de tiempo para competirle.

El país donde nació, Yugoslavia, se disolvió en las identidades nacionales que había tenido antes de su creación a comienzos del siglo XX, lo cual condujo a una guerra espantosa. El sistema socialista en el que creció —y que conocía muy bien: se graduó en la Universidad de Belgrado cuando gobernaba el mariscal Tito— se esfumó de la Tierra a la que había prometido una prosperidad inédita.

Mientras tanto el capitalismo, que había resistido a los embates de la Guerra Fría, se autocoronó en la década de 1990. Llegó incluso a China, un país predominantemente rural y pobre, con diferencias abismales entre sus territorios que una revolución comunista había ligado con el pegamento del autoritarismo. Gracias a un sistema que gradualmente abrazó el modo de producción de las potencias occidentales, logró superarlas con tasas de crecimiento inverosímiles y sostenidas.

Sobre todo eso parece haber pensado el experto serbio en desigualdad económica: su último libro es el destilado de una época. Su época.

Capitalismo, nada más, teje datos —obsesivamente: Milanović parece no gustar de las afirmaciones sin sustento— con historia, economía con política y hasta un humor sutil al hablar de filántropos y políticos. Así se convierte en un libro que se puede leer sin ser economista, porque se ocupa de “dos cambios históricos que el mundo vive hoy”.

Uno: el capitalismo se convirtió no sólo en el sistema socioeconómico dominante, sino en el único.

Dos: el desequilibrio de poder económico entre Europa y América del Norte, por un lado, y la pobre Asia por el otro, se terminó.

—El capitalismo es el único sistema de producción que existe hoy —dijo Milanović a Infobae—. Primero y obviamente, luego del fin del comunismo en los países del Este y la caída de la Unión Soviética, no hay modo de producción socialista: no hay planificación central, no hay propiedad estatal, etc. Eso deja, claro, a China. Que, dado el modo en que está organizada su producción, es un país capitalista: en términos de inversiones fijas, más de la mitad está hecha por entidades privadas; más del 80% del valor agregado lo producen empresas privadas; exactamente el 92%, del empleo se halla fuera del sector estatal. Eso significa que prácticamente el mundo entero es capitalista, porque no hay dudas de que los países africanos o los países latinoamericanos lo son.

—¿Por qué cree que el comunismo, en lugar de haber fracasado, simplemente cumplió un papel y dejó de tener razón de ser?

—Mi argumento sobre el papel histórico del comunismo se aplica a las sociedades colonizadas: la izquierda y los partidos comunistas cumplieron el rol de transformarlas. De dos maneras: una, luchar por la independencia nacional y liberarse de los poderes imperiales; dos, cambiar internamente las relaciones de producción. Todo según la ideología comunista, claramente en China y Vietnam. Pero hoy sabemos que, al final, lo que hicieron fue crear capitalismo autóctono en los dos países. Por eso el papel de los partidos comunistas en los países colonizados fue muy similar al papel de la burguesía en los países no colonizados de Europa.

Por qué Karl Marx admiraba a Abraham Lincoln

Milanović recordó que uno de los lamentos nostálgicos de la izquierda es que las revoluciones socialistas sucedieron en países atrasados, precisamente, como Rusia, y no en aquellos industrializados. “El argumento es que, si hubieran triunfado —como esperaba [Karl] Marx— en Inglaterra o Alemania, habríamos tenido un socialismo mejor, más eficiente y acaso más democrático”, evocó. Y refutó:

Branko Milanovic, uno de los mayores expertos mundiales en desigualdad económica, dialogó con Infobae sobre su libro "Capitalismo, nada más".

—El comunismo fue particularmente ineficiente en los países más desarrollados, como Alemania del Este (que desde luego no estaba muy atrás de la Alemania Occidental en 1945, pero sí se fue quedando mucho más atrás hacia 1989) o Checoslovaquia, que era uno de los centros de la industria europea. Y fue mucho menos ineficiente en los países más pobres, como Bulgaria, Yugoslavia o Rumania. Lo mismo podemos decir de China, Vietnam, etc. Así que la narrativa de que el comunismo se implementó en los países “equivocados” y que si se hubiera implementado en los “correctos” hubiera sido mucho mejor, en realidad no encaja muy bien.

—Además de ese fin de la misión de los socialismos, ¿tuvo el capitalismo virtudes propias que lo hicieran exitoso?

—Que el capitalismo sea hoy el único modo de producción indica, desde luego, que fue más eficiente. Fue más eficiente para organizar los recursos, o para usarlos efectivamente y aumentar el nivel de vida de la gente. No solo triunfó sobre el comunismo: no debemos olvidar que el capitalismo no era el único modo de producción en el siglo XIX y debió triunfar sobre otros, incluida la esclavitud y la servidumbre. Una de las razones por las cuales Marx estimaba y valoraba tanto a [Abraham] Lincoln fue precisamente porque Lincoln mostró que mediante la fuerza militar se puede destruir un sistema de producción inferior.

—¿Marx era admirador de Lincoln?

—Sí: esto no se menciona a menudo, pero era muy admirador de Lincoln. Lo veía en la lucha entre dos modos de producción. Con frecuencia Marx era —y tomo esta frase de él— un gran impulsor del capitalismo, porque el desarrollo del capitalismo era necesario para crear una clase obrera que luego derrocaría al capitalismo. A Marx le gustaba Lincoln porque impuso el capitalismo a un sistema que trató de defenderse, y usó la fuerza militar para destrozarlo. De manera similar, el leninismo utilizó este argumento: que el capitalismo era un modo de producción inferior así que el comunismo podía utilizar la fuerza legítimamente a fin de liberarse de él. Pero resultó que el comunismo no era un modo de producción eficiente, y perdió en la competencia con el capitalismo.

Capitalismo y democracia no son inseparables

En 1970 la producción mundial se concentraba en las potencias occidentales: un 56% contra el 19% de Asia, que incluía entonces al Japón del milagro de posguerra.

Hoy las cosas han cambiado tanto que Occidente es responsable del 37% de la producción mundial, mientras que el 43% sale de Asia.

Y eso tiene consecuencias mucho más allá del “Made in China” o “Made in Vietnam” de tantos bienes del mundo. “El nuevo equilibrio económico del mundo no es sólo geográfico: también es político”, escribió Milanović, hoy profesor de posgrado en City University of New York (CUNY) y también académico de la London School of Economics (LSE), el Institut Barcelona d’Estudis Internacionals (IBEI) y la Universidad de Groninga.

“El éxito económico de China socava la pretensión occidental de que existe un vínculo necesario entre el capitalismo y la democracia liberal. De hecho, esta afirmación está siendo socavada en el propio Occidente por los desafíos populistas y plutocráticos a la democracia liberal”, explicó en Capitalismo, nada más. Allí distingue dos formas de capitalismo: el “liberal meritocrático”, occidental, y el “político” o autoritario, o sea Beijing.

La ganancia, y no las garantías democráticas, es el idioma universal del sistema: se entiende en el Reino Unido con la misma claridad diáfana que en Birmania, en Rusia y en Estados Unidos, en Vietnam y en Alemania, en Ruanda y en Brasil, en China y en Etiopía. Con un poquito más o menos de libertad, el “dominio incontestable del modo de producción capitalista”, como escribió Milanović, suena como un eco del argentinismo “billetera mata galán”.

—¿Por qué en los países occidentales se tiende a creer que el capitalismo y la democracia van de la mano, si China lleva décadas de crecimiento sin ella?

—La perspectiva propagada por [Francis] Fukuyama —quien de hecho luego la cambió, creo— era el sentimiento dominante en la década de 1990. Fue una perspectiva que, como muchas en la historia, se volvió dominante porque en un momento determinado parecía muy razonable. Y el momento determinado de los noventa fue la victoria de los Estados Unidos y el capitalismo liberal sobre la Unión Soviética y el socialismo. Entonces parecía que el mundo había hallado un sistema político y económico definitivo: el capitalismo liberal. Y como muchas veces en la historia nos pareció que habíamos encontrado la solución a todos nuestros problemas.

—Pero no fue así.

"China es un país capitalista: en términos de inversiones fijas, más de la mitad está hecha por entidades privadas; más del 80% del valor agregado lo producen empresas privadas; exactamente el 92%, del empleo se halla fuera del sector estatal", argumentó Milanovic.

—Han pasado 30 años y, si acaso, lo que vemos es que el capitalismo político de China es, en términos económicos, el sistema más exitoso (en este nivel de desarrollo que tiene China) que se ha inventado en la historia. Nunca hubo un país que tuviera crecimiento durante más de 40 años a una tasa del 8% e incorporara a 1.400 millones de personas. No existe una comparación siquiera similar.

¿Y si China quisiera exportar su modelo?

De la religión a la economía, las sociedades humanas han tendido a la bifurcación: la Iglesia católica y la ortodoxa, los islámicos sunitas y los chiítas; el comunismo y el capitalismo, y ahora que el capitalismo ha dominado por completo al mundo, también se presenta en dos formas. El liberal meritocrático, que se desarrolló a lo largo de dos siglos en Occidente, ha sido siempre evangelizador y en su prédica incluía, como en combo, producción privada y descentralizada más democracia.

“Cuando Inglaterra se convirtió en la potencia preeminente, lo hizo porque se volvió poderosa económicamente y luego militarmente y porque tenía algo que ‘vender’ a los demás”, resumió Milanović. “Otros países comenzaron a industrializarse: Francia, Bélgica, Holanda, luego Alemania y los Estados Unidos. Luego de la Primera Guerra Mundial Estados Unidos se convirtió en el país más poderoso del mundo, y también empezó a exportar su propia manera de hacer las cosas, que hoy conocemos como el Consenso de Washington, pero básicamente es la misma historia que se remonta a Woodrow Wilson”.

El combo del capitalismo político sería muy distinto: crecimiento a tasas chinas y ausencia de estado de derecho.

—No es una locura pensar que semejante sistema pudiera ser emulado en otro lugar, que la gente diga “A China le va tan bien, ¿qué puedo hacer para que me vaya así de bien?”. O que China también tratara de “venderlo” a otros países.

—¿Cómo podría suceder, dado que su libro menciona que acaso no sea muy exportable?

En "Capitalismo, nada más", Branko Milanovic distingue dos formas de capitalismo: el “liberal meritocrático”, occidental, y el “político” o autoritario, de China. (Bloomberg)

—Es una cuestión difícil. Creo que China tiene un problema de exportabilidad de su sistema por las dificultades que sufrió al desarrollarlo. No fue parte de un gran plan sino por lo que los franceses llaman tâte de la main, que es básicamente tantear. Fue experimentación. Muchas de las cosas que hoy se asocian al modelo de China se hicieron en pequeña escala: el famoso sistema de responsabilidad que condujo a la privatización de facto de la tierra comenzó en una aldea, y se extendió a una comuna, luego a un condado, y cuando tuvo éxito allí se decidió su implementación. Veamos el caso del precio dual, por el cual durante mucho tiempo los bienes esenciales (hierro, acero, cemento, etc.) tenían dos precios: el que ordenaba el estado y el precio del mercado. Eso funcionó para China, pero ¿realmente se puede incluir en un paquete para sugerir a Tanzania o Hungría?

En las antípodas de esa especificidad, el capitalismo meritocrático liberal tiene un sistema de talla única. “El Consenso de Washington, es mucho más fácil”, siguió Milanović. “Hay diez mandamientos. Por ejemplo, si un país como Venezuela cambia el gobierno, ¿qué podría hacer? Simplemente, seguir el Consenso de Washington: uno, privatizar; dos, desregular; tres, relajar el control de precios; cuatro, deshacerse de los sindicatos, etc. Es muy simple. China no tiene un modelo similarmente simple que vender”.

La homoplutia versus el sueño americano

Entre los expertos en desigualdad, Milanović se destaca: no solo por sus libros (La era de las desigualdades, Los que tienen y los que no tienen y Desigualdad mundial, entre los traducidos al castellano) sino también por su más de 40 trabajos para el Banco Mundial, donde fue economista principal del Departamento de Investigación. Mantiene un blog sobre el tema e ideó la curva del elefante para mostrar la evolución de la renta de las personas más pobres (cola cerca del suelo) y las más ricas (trompa alzada) del mundo entre 1988 y 2008, entre otros elementos que mide.

Su hallazgo más reciente —que describe en detalle en Capitalismo, nada más— es la homoplutia. Es un rasgo único del capitalismo meritocrático liberal, que nunca se dio en el capitalismo clásico: “La presencia de personas con altos ingresos laborales entre el percentil de ingresos más rico”, y sobre todo “la creciente proporción de la población que tiene tanto altos ingresos laborales como de capital”, escribió.

Por ejemplo, un abogado: trabaja y recibe pagas altas por su tarea, pero también gana dinero por las inversiones que sus ingresos le permitieron hacer.

—Como a todo nuevo fenómeno había que inventarle un neologismo griego —ironizó—. “Homo”, igual; “plutos”, riqueza. Esto significa que tenemos una proporción cada vez mayor de gente en la cima de la distribución del ingreso en los Estados Unidos, que son ricos tanto en términos de su ingreso por empleo (por ejemplo, salarios altos) y en términos del ingreso que reciben por capital, que es rentas, intereses, ganancia por acciones, etc. Este es un fenómeno nuevo: en el pasado las personas extremadamente ricas en términos de capital no trabajaban al mismo tiempo por un salario.

—¿Por qué cree que este grupo representa el peligro de una “clase alta que se autoperpetúe”, como escribió?

—Este grupo de homoplutia se casa entre ellos y trabaja muy duro —un gran porcentaje trabaja más de 70 horas por semana— por lo cual sienten que se merecen lo que tienen. Y les transmiten todas estas ventajas a sus hijos por medio del sistema educativo. Tenemos entonces una hermosa combinación: gente que es rica tanto por capital como por empleo, que se casan entre ellos y son lo suficientemente inteligentes como para impulsar a sus hijos a que entren en las mejores universidades que, a la vez, les darán la oportunidad de tener empleos de pagas altas. Para los demás, los que están fuera de ese grupo, resulta muy difícil que sus hijos lleguen allí.

—Su libro subraya el problema de la educación.

"Que el capitalismo sea hoy el único modo de producción indica que fue más eficiente para organizar los recursos o para usarlos efectivamente y aumentar el nivel de vida de la gente. No solo triunfó sobre el comunismo: también sobre la esclavitud y la servidumbre", dijo Branko Milanović.

—Una de las formas principales de la transmisión de ventajas es el sistema privado de educación, y el costo de ese sistema es algo que interesa a los ricos. Porque básicamente limita la competencia contra sus hijos. Ellos pueden pagar USD 50.000 [de matrícula por año], ellos pueden pagar USD 100.000. Y eso puede reducir efectivamente la cantidad de gente que podría competir con sus hijos.

—Además, financian el sistema político mediante donaciones: ¿es siquiera posible regular su influencia?

—Es una cuestión muy difícil. En los hechos, básicamente, es una nueva clase muy difícil de desanidar. No estamos hablando de gente como Jeff Bezos sino de personas de ingresos altos que creen que merecen lo que tienen. Y no sólo invierten todo por medio de sus hijos sino que también pueden controlar el proceso político, porque son grandes donantes. En el libro hablo de cerrar el círculo, porque básicamente no han dejado nada al azar. ¿Cómo cambiar ese sistema? ¿Por qué irían contra sus propios intereses, sobre todo dado que piensan que merecen lo que tienen?

China: el río de la corrupción endémica

Casi como en un espejo, el capitalismo político también desarrolló un problema específico: la corrupción. Si en los años del socialismo y el deslizamiento hacia el capitalismo político se vio una mejora en la desigualdad global, al interior de los países la situación varía.

En su libro Milanović recordó fantásticos episodios de la corrupción en China, como el hallazgo de dinero físico, sobre todo euros y dólares, en la casa del vicepresidente de la Comisión Central Militar, Xu Caihou, en 2014: era tanto que para calcular su valor se decidió pesarlo, y superó una tonelada. Pero aun a ese arresto de 2014 lo superó otro, en 2016, de oficiales de la Administración general de Energía, y de las 16 máquinas para contar billetes que se llevaron a su escondite cuatro se quemaron en el cumplimiento de sus deberes.

—La corrupción endémica surge de la contradicción entre dos características del capitalismo político: debe tener una administración burocrática eficiente (es indispensable para el crecimiento económico) pero no existe el estado de derecho.

El autor de "Capitalismo, nada más" habló de los dos grandes problemas de las dos formas actuales del sistema económico-politico: la homoplutia en el liberal y la corrupción en el político.

—¿Es decir que los funcionarios que tendrían que cumplir las reglas carecen de reglas que cumplir?

—Para que una burocracia que sea capaz y eficiente tiene que seguir las reglas, pero si así fuera no se contaría con la capacidad de torcer la ley, algo necesario cuando se cree que hace falta castigar a algún capitalista, como sucedió hace poco con Jack Ma, por ejemplo, o se quiere premiar a alguien. Por eso defino la corrupción del capitalismo político como endémica.

Capitalismo, nada más alude a la actual ofensiva anticorrupción de Xi Jinping con una imagen: el control de un río que se desborda. “Si se deja que la crecida siga, es muy difícil volverlo a los niveles normales”, explicó el economista a Infobae. “Entonces, cada veinte años hay que hacer una suerte de operación para evitar la crecida, que es la campaña anticorrupción, por la cual se encaja esta corrupción dentro del lecho del río. Y eso creo que es lo que está sucediendo en China. No significa que la corrupción dejará de existir, por eso es endémica, sino que estará limitada por un tiempo, y acaso en 20 años haya que volver a hacerlo”.

El porvenir es raro

Hacia el final de su libro Milanović analizó cuestiones claves del presente capitalista, como la creación de clases marginales (gente sin empleo estable, sin educación, sin posibilidades de mejorar la situación de sus hijos) que llevan a una política del resentimiento y el ascenso de los populismos, la inviabilidad de reducir las emisiones de carbono mediante el decrecimiento y la necesidad de una cantidad virtuosa de desigualdad para que una sociedad progrese.

Acaso el punto más polémico, aun para el mismo economista, sea su propuesta sobre las migraciones: una suerte de “ciudadanía light”, la posibilidad de emigrar de un país pobre y trabajar legalmente en un país rico por un tiempo limitado, sin posibilidad de quedarse definitivamente allí.

Hoy la producción global se hace más en Asia que en Occidente: “El nuevo equilibrio económico del mundo no es sólo geográfico: también es político”, advirtió Milanović al respecto. (Grosby Group)

—De manera ideal, desde un punto de vista económico, hay que tener migraciones completamente libres: eso reduciría la desigualdad y la pobreza globales. Pero —en Europa, en particular— hay mucha resistencia por muchas razones: económicas, culturales, étnicas, religiosas. Mi temor fue que eventualmente íbamos a tener partidos xenófobos —y ya varios en Europa— que dirían “Bueno, no queremos a nadie más, ya no más”. He escuchado que “Holanda está llena”, como si fuera un hotel: se ocuparon todas las habitaciones y no cabe nadie más.

—¿En qué consiste su propuesta de un camino intermedio?

—A la gente se le permite ir a un país si hay empleo y mantenerse allí por una cantidad de años, cuatro o cinco, de manera completamente legal: con los mismos derechos, los mismos salarios, las mismas protecciones, pero sin la posibilidad de acceder a la ciudadanía y con la obligación de regresar a sus países. No digo que sea una idea feliz, no soy muy entusiasta. La veo como una negociación, una manera de evitar que el resultado final pueda ser que se suspenda del todo la inmigración y se pierda una gran herramienta contra la pobreza y la desigualdad en el mundo.

—Un tema que se ha sumado desde la salida de su libro es el impacto de la pandemia en la pobreza y la desigualdad. ¿Y en estas dos formas de capitalismo, el liberal meritocrático y el político?

—China es la única de las grandes economías que tuvo crecimiento positivo en 2020. Pero creo que sobre todo la pandemia exacerbó el conflicto entre los Estados Unidos y China. Si ese conflicto provino de razones geopolíticas, o no, hoy se ha desplazado al área de los valores: los del capitalismo liberal y los del capitalismo político. Y eso, en mi opinión, es extremadamente peligroso. Si no estamos de acuerdo en una cuestión técnica, siempre podremos hallar una solución: una parte cedería un poco, la otra también. Pero cuando se trata de valores, ¿cómo vamos a negociarlos? En el futuro, cuando miremos al año 2020, lo veremos como un punto de inflexión.

 

EL CRIMEN DE LOS ENDEUDADORES SERIALES
(Por Sebastián Premici en “El Cohete a la Luna”)

“Los imputados ejecutaron un programa criminal destinado a generar ingentes ganancias finales en dólares a personas físicas y jurídicas, las que fueron solventadas mediante el endeudamiento externo contraído por el Estado Nacional”. Tal como anticipó la semana pasada El Cohete, la Oficina Anticorrupción (OA) presentó a última hora del viernes la querella criminal contra Mauricio Macri, Federico Sturzenegger, Guido Sandleris, Nicolás Dujovne y Luis Caputo por el préstamo solicitado al Fondo Monetario Internacional y destinado casi exclusivamente a financiar la fuga de capitales.

La denuncia llegó luego de que la Sindicatura General de la Nación (Sigen) analizara el informe del Banco Central sobre la salida de divisas durante el período 2016-2019, sumado al dictamen legal de la autoridad monetaria y toda la documentación enviada por el Ministerio de Economía.

La querella no sólo apunta a determinar las responsabilidades de los funcionarios involucrados sino que pretende dilucidar quiénes fueron los ganadores tras el desfalco.

“Es necesario establecer quiénes fueron los mayores titulares reales de LEBACs en el período 2016-2018, a fin de determinar si guardaban vinculación con los aquí imputados. Cuando hablamos de titulares reales nos referimos no ya a las entidades bancarias, sino a los beneficiarios finales: los clientes de dichas entidades que las adquirían mediante aquella”, puede leerse en la denuncia. Para ello, la OA solicita como medida de prueba el levantamiento del secreto fiscal.

La denuncia fue presentada ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal 5, a cargo de María Eugenia Capuchetti, donde ya tramita la causa 3561/2019 “Macri, Mauricio y otros s/ defraudación por administración fraudulenta y defraudación contra la administración pública”. El fiscal es Franco Picardi, quien ya le había solicitado a la magistrada la conformación de un equipo interdisciplinario entre el Banco Central, la AFIP y la Auditoria General de la Nación (AGN) para avanzar en la pesquisa.

El texto firmado por el titular de la OA, Félix Crous, deja entrever los cuestionamientos hacia el propio organismo internacional pero aclara, enfáticamente, que no es de su competencia avanzar en una causa penal contra los funcionarios del FMI.

La denuncia, anticipada por Alberto Fernández durante la apertura de sesiones ordinarias, puso nervioso a más de uno. Clarín no tardó en instalar la falacia de que se proponía llamar a declarar a funcionarios del Fondo.

No fueron los únicos que estuvieron alterados durante los últimos días. Algunos buitres, tenedores de bonos locales, salieron esta semana de sus cuevas para enviarle un mensaje al gobierno nacional.

“Nos preocupa el precio de los títulos que parecen de remate”, dejaron trascender a través de algunos voceros mediáticos de la City. En el (F)ondo, son los mismos que ingresaron al canje del año pasado –protagonistas de la bicicleta financiera durante el macrismo– que presionan para que el Ministerio de Economía cierre cuanto antes un acuerdo con el FMI como condición (y elemento condicionante) para la estabilización macroeconómica que ellos mismos contribuyeron a desestabilizar.

“Es un tema pendiente pero no algo urgente”, volvió a publicar la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE) en su último informe. “No hay clima de un acuerdo inminente”, señalaron a El Cohete desde el Banco Central.

En las últimas semanas hubo un cambio de prioridades, que de alguna manera da cuenta de las propias tensiones hacia el interior de la coalición gobernante. La querella penal contra Macri y los endeudadores seriales de su gobierno es una marca de ello. También lo es el manejo futuro de las tarifas por los servicios públicos. Dicho cambio hace suponer que la renegociación de la deuda con el Fondo quedaría para luego de las elecciones de medio término.

Lobby emergente

Los tenedores de títulos que ingresaron en el canje del año pasado dejaron trascender que emitirían un “duro comunicado” contra el gobierno, preocupados por la baja en el precio de los bonos y el aumento del riesgo país. Desde Economía calificaron el mensaje como una acción de lobby mediatizada.

Lo cierto es que el país ya tiene cerrado el acceso a los mercados internacionales, con lo cual ni el precio actual de los títulos públicos ni el riesgo país deberían marcar el pulso de la coyuntura.

“Luego del canje del año pasado, el precio de los bonos era de 68 dólares cada 100. Ahora se fueron a 34 dólares cada 100. Pero esto no es relevante en el corto plazo ya que no hay necesidad de refinanciamiento en lo inmediato. El Riesgo País no determina la diaria. Además es necesario remarcar que existe un deterioro en la mayoría de los países emergentes”, señala Nicolás Zeolla, jefe de investigaciones de la FIDE.

En ese derrotero sobresale Ecuador, que podría funcionar como un espejo local. “Con un título a diez años y un acuerdo ya cerrado con el Fondo, aunque de menor magnitud del que necesitaría la Argentina, el precio de sus papeles sigue la misma trayectoria de los bonos argentinos”, agrega Zeolla.



“En Argentina todavía no está la gran señal para fortalecer la posición de los bonos que es sumar reservas de verdad. La compra de dólares del Central por ahora no se ha plasmado en un ciento por ciento en acumulación de reservas. Faltan varios meses de comprar y comprar. De todas maneras, hay mucho tiempo hasta 2024 para reordenar la macroeconomía como enfatiza insistentemente el ministro Guzmán”, explica Sergio Chouza, investigador de la Universidad Nacional de Avellaneda.

Paris siempre estuvo cerca

Uno de los motivos por los cuales algunos sectores reclamaban un rápido acuerdo con el FMI era la situación de la Argentina en relación al Club de París. “Son temas independientes. Y lo principal es que no tenés condicionales”, explicó a El Cohete un funcionario del Banco Central.

En mayo vencen 2.130 millones de dólares por pagos de capital al Club de París; en septiembre vencen 1.825 millones con el FMI y en diciembre otros 1.825 millones. Según la FIDE, lo que podría agregar cierta tranquilidad en el corto plazo es la decisión del FMI de incrementar los Derechos Especiales de Giro (DEG, la denominación de la moneda del organismo) que podría aportarle al país una liquidez de 3.300 millones de dólares.

“Esa ampliación de los DEG podría servir para consolidar el escenario de tranquilidad cambiaria de cara a la cosecha gruesa y bajar el ritmo de las negociaciones con el FMI”, agregó la FIDE. O utilizarse para cancelar el vencimiento con el Club de París.

Lo cierto es que la volatilidad de los títulos públicos y las presiones –por  ahora solapadas– de los buitres no alteran la (tensa) calma que se percibe puertas adentro del Gobierno. Otro funcionario del BCRA lo graficó de la siguiente manera: “Cuando vas a comprar una casa, en el momento en que empezás a dialogar directamente con el dueño, ahí es cuando se va a los bifes. Ahora, las conversaciones que el staff técnico del Fondo mantiene con el Banco ocurren entre una y dos veces por semana pero son muy light. Es como seguir hablado con intermediarios. No hay un clima de acuerdo inminente”.

De todas maneras, las cartas se verán mejor cuando Guzmán viaje a Washington dentro de diez días. A su vez, Alberto Fernández podría tener la oportunidad de dialogar directamente con el dueño ¿del acuerdo? (para seguir con la metáfora señalada más arriba) cuando concurra a la Cumbre contra el Cambio Climático, invitado directamente por Joe Biden, Presidente de Estados Unidos.

Mientras tanto, las negociaciones van por un borde, es decir que se buscan apoyos internacionales para lograr que el nuevo acuerdo con el Fondo, para la cancelación de los 44.000 millones de dólares, sea superior a los diez años. En este sentido, la querella contra Macri podría significar un duro espejo para el organismo internacional, que ya reconoció que se realizará una investigación interna por dicho préstamo.

Malversación

La denuncia de la OA recordó que el préstamo del Fondo fue, cuantitativamente, el más grande su historia, al superar en un 1.110% la cuota parte que la Argentina posee dentro del organismo.

“Advertimos que las razones esgrimidas para la concesión del empréstito excepcional nunca se materializaron en un acuerdo formal, ni en un acto de nuestra administración mediante el cual se lo aceptara y, por fin, que el préstamo fue malversado, ya que se burlaron los objetivos consagrados en los instrumentos de negociación y la finalidad se dirigió a satisfacer el interés de los especuladores financieros, asegurando su ganancia antes del anunciado default”, puede leerse en el texto de la OA.

La SIGEN, por su parte, verificó que los compromisos asumidos con el FMI fueron contraídos sin contar con la previa intervención de los órganos competentes en la materia, ni con la información económica, financiera ni jurídica necesaria para su celebración.

Lo más probable es que en los próximos días la Procuración del Tesoro, a cargo de Carlos Zannini, se presente como querellante dentro del expediente a cargo de Capuchetti.

Tarifas

Si la cuestión fiscal está en el centro de la negociación con el Fondo, también lo están las tarifas de los servicios públicos de gas y electricidad.

Alberto Fernández adelantó en la apertura de las sesiones ordinarias que se enviará un proyecto de ley para declarar la emergencia de estos servicios. Allí habló de la necesidad de desdolarizar los contratos vigentes, algo no tan sencillo ya que muchas empresas podrían recurrir a tribunales internacionales, según el análisis que realizan desde la Secretaría de Energía.

Las empresas energéticas, especialmente las integradas verticalmente, fueron las grandes ganadoras de los tarifazos aplicados durante la Alianza Cambiemos.

Pampa Energía, empresa del Grupo Mindlin, tiene negocios en la generación térmica, transporte (Transener) y distribución (Edenor), además de participar en el mercado de los hidrocarburos. En 2018 obtuvo una ganancia integral del ejercicio de 8.435 millones de pesos, mientras que al año siguiente se anotaron una ganancia extraordinaria de 33.000 millones. Es decir, un incremento del 291%. Durante el último año de gestión de la Alianza Cambiemos, la compañía pagó dividendos por 2.858 millones de pesos, casi 10 veces más que lo pagado en 2018.

No por casualidad Pampa Energía figura entre las principales empresas que fugaron dólares durante el período macrista, sólo superada por Techint (ver Los 100 de Macri). Esta es una pista de los posibles grandes beneficiados con el endeudamiento denunciado por la OA.

Luego del discurso en la Asamblea Legislativa, circularon dos borradores entre el Ministerio de Economía, la Secretaría de Energía y el bloque del Frente de Todos en Diputados. Uno lo elaboró directamente Sergio Massa y otro corresponde a lxs funcionarixs más alineados con Cristina Fernández de Kirchner. Son proyectos antagónicos, aunque se buscará una síntesis entre ambos.

La iniciativa elaborada por el titular de la Cámara baja está alineada con una eliminación de subsidios. Es decir, “la convergencia –en las facturas– de los costos totales requeridos para satisfacer la demanda interna”.

El proyecto de Massa sostiene que las actualizaciones tarifarias se realizarán según el porcentual de variación del RIPTE o el IPC según el segmento de usuarios. Y que las tarifas para los residenciales de bajos ingresos no podrán superar el 80% de las de los usuarios residenciales de ingresos medios.

Sin embargo, en otra parte del proyecto –que todavía es un borrador sujeto a negociación– sostiene que si los usuarios residenciales actualmente pagan el 80% de la tarifa (el resto se cubre con subsidios), hacia fines del 2022 deberían pagar el 100%.

En un contexto con altísimos niveles de pobreza y una actividad económica todavía en recuperación, la eliminación total de subsidios –en pos de alcanzar el equilibrio fiscal pretendido por Guzmán y el propio FMI– parecería inviable.

El otro proyecto bajo análisis apunta a realizar “una revisión de los costos de generación de energía que propendan a su disminución”. También autorizaría al Poder Ejecutivo a “constituir un fondo de afectación especial que concentre los subsidios destinados a las empresas concesionarias”.

Guzmán necesitaba avanzar con una actualización tarifaria cercana al 30% –lo mismo que reclaman las distribuidoras eléctricas–, atada a la negociación con el FMI por la cuestión fiscal. En contraposición, aparece la postura de no convalidar un incremento superior al 9%.

De patearse el acuerdo con el Fondo para los últimos meses del año, quedará claro que primaron las urgencias del contexto económico (y electoral). En el (F)ondo, la disputa hacia el interior del Gobierno –sujeta a negociación permanente– es sobre los instrumentos y el rumbo que debería adoptar el modelo económico en un contexto de crisis.