7 de noviembre de 1919.
Camaradas:
Hace dos años, cuando la
guerra imperialista estaba aún en su apogeo, la insurrección del proletariado
ruso y su conquista del poder político parecían a todos los partidarios de la
burguesía en Rusia, parecían a las masas populares y quizá a la mayoría de los
obreros de los demás países, una tentativa audaz, pero sin perspectivas.
Parecía entonces que el imperialismo mundial era una fuerza tan enorme e
invencible que de intentar los obreros de un país atrasado alzarse contra él
procederían como unos insensatos. Pero hoy, lanzando una mirada retrospectiva a
los dos años transcurridos, vemos que basta nuestros adversarios comienzan a
reconocer cada vez más la razón que nos asiste. Vemos que el imperialismo, que
parecía un coloso imbatible, ha resultado ser, a los ojos de todos, un coloso
con los pies de barro. Estos dos años de experiencia y de lucha atestiguan con
más evidencia cada día la victoria no sólo del proletariado ruso, sino también
del proletariado internacional.
Camaradas: En el primer año
de existencia de nuestro poder tuvimos ocasión de observar el poderío del
imperialismo germano y hubimos de sufrir las consecuencias de la paz violenta y
depredadora que se nos impuso, nos vimos precisados a lanzar solos nuestros
llamamientos a la revolución, sin encontrar apoyo ni eco a nuestra llamada. Y
si el primer año de nuestro poder fue a su vez el primero de nuestra lucha
contra el imperialismo, muy pronto pudimos comprobar que la lucha de las
diferentes partes de este gigantesco imperialismo internacional no era otra
cosa que las convulsiones de la agonía y que en esa contienda estaban
interesados tanto el imperialismo de Alemania como el de la burguesía
anglo-francesa. Durante ese año averiguamos que este combate no hace sino
vigorizar, multiplicar y restaurar nuestras fuerzas y dirigirlas contra todo el
imperialismo. Y si durante el primer año creamos esa situación, en el curso de
todo el segundo año nos hemos enfrentado cara a cara con nuestros enemigos.
Hubo pesimistas que ya el año pasado nos increpaban con vehemencia, ya el año
pasado decían que Inglaterra, Francia y Norteamérica representaban una fuerza
tan enorme, tan gigantesca, que aplastaría a nuestro país. Ha pasado un año y
veis que si este primer año se puede llamar año del poderío del imperialismo
internacional, el segundo año será denominado año de la invasión del
imperialismo anglo-norteamericano y de la victoria sobre ella, de la victoria
sobre Kolchak y Yudénich y del comienzo de la victoria sobre Denikin.
Sabemos muy bien que todas
las fuerzas militares movilizadas contra nosotros proceden de una determinada
fuente de origen. Sabemos que los imperialistas les suministran todos los
pertrechos bélicos, todo el armamento; sabemos que entregaron a nuestros
enemigos una parte de su marina mundial de guerra y que ahora les ayudan por
todos los medios y preparan nuevas fuerzas en el Sur de Rusia y en Arjánguelsk.
Pero sabemos muy bien que todas estas fuerzas del imperialismo internacional, a
primera vista grandiosas e invencibles, son frágiles, no las tememos, están
podridas por dentro, nos robustecen más y más, y esta vigorización nos
permitirá alcanzar el triunfo en el frente exterior y llegar hasta el final
victorioso. No voy a detenerme a analizar esto, porque de esta tarea se
encargará el camarada Trotski.
Yo creo que ahora es preciso
intentar extraer las enseñanzas generales que se desprenden de los dos años de
heroica labor en la esfera de la edificación.
Lo que, a mi juicio,
constituye la deducción más importante de los dos años de construcción de la
República Soviética; lo que, a mi modo de ver, tiene más importancia para
nosotros, es la lección que brinda la edificación del poder obrero. Me parece
que en este sentido no necesitamos limitarnos a los hechos concretos y aislados
que se refieren a la labor de uno u otro Comisariado y que la mayoría de
vosotros conocéis por propia experiencia. Yo creo que ahora, echando una mirada
a los tiempos vividos, necesitamos sacar una enseñanza general de esta
edificación, enseñanza que asimilaremos y daremos a conocer con amplitud
creciente a las masas trabajadoras. Esta enseñanza consiste en que sólo la
participación de los obreros en la dirección colectiva del Estado nos ha
permitido mantenernos firmes en medio de dificultades tan increíbles y que
únicamente siguiendo ese camino lograremos la victoria completa. Otra enseñanza
que debemos extraer es que hemos logrado establecer unas relaciones justas con
los campesinos, con la masa ingente de millones y millones de campesinos, ya
que esas relaciones son las únicas que nos han permitido vivir, a pesar de
todas las dificultades, y sólo ellas indican el camino por el que marchamos de
éxito en éxito...
(Discurso de Lenin por el
Segundo Aniversario de la Revolución de Octubre)