EL TRANSITO SOCIALISTA: rumbo estratégico al
comunismo. Unas primeras notas reflexivas inconclusas. (1ra parte).
(Por Orlando Cruz Capote (*), publicado
en el blog de Iroel Sánchez "La Pupila Insomne")
El proyecto de la Constitución de la
República de Cuba (1) está siendo sometido a una detallada, amplia y
profunda discusión popular desde el 13 de agosto hasta el 15 de noviembre de
2018, porque es un ‘documento programático político’ de largo alcance para la
vida presente y futura de la nación y el pueblo. (2)
De hecho, existen varias interrogantes acerca
del proyecto de Constitución, pero tres preguntas fundamentales rondan
alrededor de sus preceptos y artículos como ya sucedió con los documentos del
VI, VII Congreso y la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de
Cuba:
La primera ¿Cómo combatir de manera certera
al capitalismo, sin ser subsumidos/as por sus lógicas, reproducciones
metabólicas y entramados de domesticación y manipulación en el tránsito
socialista?
La segunda: ¿Cómo promover formas cada vez
más socializadoras en la etapa del tránsito socialista, que impliquen mitigar
la subordinación del trabajo al capital (el mercado, las relaciones
monetario-mercantiles, el dinero, la enajenación en su vinculación con el
trabajador asalariado), que fusione la política con la economía, supere las
brechas entre el Estado y la sociedad civil y permita que el control en la
producción y la distribución lo ejerzan los trabajadores / productores al
integrarse a la administración estatal de forma articulada democratizadora,
logrando de una vez la apropiación social colectiva e individual del
plusproducto para reproducir sus formas de existencia material y
cultura-espiritual?
Y la tercera: ¿Cómo se podrá en el actual
tránsito socialista nacional lograr la restauración del consenso y la hegemonía
del poder popular, que recorre perpendicularmente la reconstrucción y el
fortalecimiento (estudio riguroso mediante) de las añejas, nuevas e imperativas
alianzas socioclasistas y entre los diferentes grupos, sectores y estratificaciones
sociales y, por ende, la recomposición del consenso nacional, social y popular,
con el objetivo de recuperar y resignificar al unísono la hegemonía de la
teoría y la práctica marxista y leninista -en plural-; así como el
restablecimiento de la hegemonía socialista en el seno societario, con la
recomprensión de la articulación ad infinitum del ideario y
accionar martiano, marxista y leninista y fidelista con lo mejor de las
tradiciones revolucionarias históricas, políticas y culturales de la nación,
región latinoamericana-caribeña e internacionalmente?
Dando por fundado, que casi todas las
posibles respuestas estén en lucha frontal contra cualquier manifestación de
dogmatismo y sectarismo, modorra, indiferencia y acriticismo intelectual,
apolitización, nihilismo nacional, desmovilización y desmotivación ideológica
de las masas populares, desapego a la historia viva de la sociedad y, por ende,
al anquilosamiento de la teoría revolucionaria, que significara la parálisis de
la praxis revolucionaria.
Lo que sucede en la realidad es que hasta
ahora, septiembre de 2018, las supuestas respuestas han sido disímiles y los
disensos están pugnando su lugar por encima de los consensos. Hay evidentes
falencias conceptuales con las que carga la redacción de la Constitución que
embrolla sus formulaciones de acuerdo a los documentos aprobados por el PCC
anteriormente. (Cruz Capote, Orlando (2018): ¿Hacia dónde conducen las
falencias en el aprendizaje del marxismo revolucionario y el pensamiento social
crítico?, La pupila
insomne, La Habana, 10 de julio).
La agenda de los desafíos no es de puro
carácter económico, técnico y jurídico, puesto que la recomposición del
consenso nacional y social, a la larga popular, es una red de problemáticas
políticas (en la esfera política que significa el conjunto de procesos
políticos), ideológicas, éticas, estéticas y culturales, ‘económicas en última
instancia’, que no abarcan un árido tratamiento meramente formal, lo que es
también pertinente, sino que requiere de una mirada dialéctica recconfigurativa
integral de toda la sociedad, cada vez más diversa, en conjunto con la
naturaleza, además, con la consabida reinserción de la Isla en la convulsa
América Latina – Caribe y el no menos conmocionado resto del mundo bajo la
hegemonía (y dominio) de la transnacionalización capitalista neoliberal, las
continuadas crisis del capitalismo global y sus repercusiones inmediatas en los
países del Sur geopolítico. Y para Cuba la presión, el bloqueo genocida y el
deseo del establishment estadounidense de ponerla de rodillas no es un reto
menor en ese afán innovador socialista.
El serio ejercicio intelectual, teórico y
práctico está implicando, e implicará, generar un renovado tránsito socialista,
una reactualización de aquellas tradiciones y herencias que,
lejos de recibirse de manera pasiva e inmutable urgen ser reinterpretadas, como
escribía el Amauta Peruano José Carlos Mariátegui, en su papel dialéctico e
histórico concreto, siempre remisas a dejarse aprehender en una fórmula
impenetrable o a petrificarse en un estadio que ya no es similar a
circunstancias históricas anteriores, salvo las herencias y legados que le son
vigentes, por lo que se trata de un ejercicio herético de (re)-creación y
reinvención, donde es necesario lograr la ‘traducibilidad de los lenguajes
científicos y filosóficos’.
Condición sine qua non para,
al decir de Gramsci, negar la copia mecánica de otras experiencias, y de paso,
resolver la contradicción de que “…la realidad abunda en combinaciones de lo
más raro, y es el teórico el que debe identificar en esas rarezas la
confirmación de su teoría, ‘traducir’ en lenguaje teórico los elementos de la
vida histórica, y no al revés, exigir que la realidad se presente según el
esquema abstracto”. (3) Todas las realidades y verdades relativas,
incluso si son universales, deben su eficacia porque son expresadas de forma
mediada bajo el prisma de los lenguajes de las situaciones concretas
particulares; y si no se logra esa expresión (traducción, interpretación y
resignificación) en ‘lenguas particulares’, esas se convertirán en
abstracciones bizantinas y escolásticas, que solo servirá de entretenimiento a
los rumiadores de frases huecas (fraseología ideologizante) que no conllevarán
a adecuaciones teóricas y realizaciones prácticas, auténticamente
revolucionarias.
Justamente se considera al Comandante en Jefe
Fidel Castro como el mejor traductor
del marxismo y el leninismo para la realidad cubana, porque lo realizó
creativamente, sin repetir incesantemente las frases de los clásicos,
contextualizó históricamente sus conceptos en la realidad nacional, y lo hizo
con una forma pedagógica sin rebajar el peso de las categorías y la propia
historia del marxismo.
La Revolución cubana ha entrañado un singular
proyecto de liberación nacional y social, ético, político y cultural en el cual
el “…pueblo si de lucha se trata” (4) no incluyó a los grandes
explotadores y si a grupos sociales o conglomerado de clases trabajadoras de
variados grupos y sectores, que se despojó de los intereses corporativos o
sectoriales, construyendo impenitentemente una Revolución para las mayorías,
sin subestimar ni restar a las demás, a través del consenso y la disputa
ideológico-cultural. Una construcción social que incluyó un liderazgo de
carácter popular nacional el cual involucra a los anhelos y demandas del conjunto
de las clases subalternas en su programa de acción. En esos propósitos, la
clase trabajadora no puede ser ignorante, tampoco ignorada, bajo ninguna
circunstancia -según Gramsci- por lo que debe ser dirigente antes de lograr ser
dominante y, por lo tanto, ejercer su hegemonía en conjunto con las demás
clases, capas, grupos y sectores, lo que incluye las diversas estratificaciones
sociales.
La superación de una concepción minoritaria
de la Revolución, como proceso destructivo / constructivo, este más allá del
capital, tiene de base la creación de una organización política, con
el método de ejemplaridad / selectividad de las masas, profundamente enraizada
con los sectores populares y no ubicada por fuera y encima de
ellos como si fuera una élite etérea. Ese es el partido de vanguardia, el
Partido Comunista de Cuba y de la nación cubana, surgido después del triunfo
revolucionario, que no se aísla del resto de los componentes de poder que son
conformados por las demás organizaciones de masas y sociales que ejercen,
mancomunadamente, la dirección, conducción y el control colectivo y, por lo
tanto, el ejercicio en el dominio y gobierno de la sociedad
para la cual se requieren el conjunto de las instituciones de poder
correspondientes, a través de las cuales las masas trabajadoras hagan válido
ese derecho y puedan expresar y hacer valer su voluntad. (5)
Entonces, “el socialismo [afirma Gramsci] es
una visión integral de la vida”, en el que se requiere conjugar el sentir con
el pensar-hacer en un plano macrosocial y microsocial, personal y colectivo,
y antecede como al momento más estrictamente de asalto para la
conquista del poder político -elemento primario necesario-, y la
desarticulación de las estructuras institucionales donde se materializa y
concentra el anterior poder y sus secuelas en el nuevo, entendido éste en su
faceta restringida porque el socialismo domina pero más que todo hegemoniza,
como conjunto de aparatos burocrático-represivos, lo que hace urgente la
construcción de los gérmenes de las relaciones sociales comunistas en una
ciclópea misión de largo aliento estratégico donde prime la democracia más
plena.
La capacidad de dirección política del
Partido, su autoridad moral, apoyada críticamente por los conocimientos y
saberes de las ciencias sociales, la filosofía y las humanidades, nos remite a
la negación de la función tradicional de mando-obediencia y los verticalismos
de arriba hacia abajo, y nos impele a la conformación de un proyecto
civilizatorio de nuevo tipo, contracultural, antisistémico al capital y de
emancipación humana pleno, que se nutra y arraigue en la cotidianeidad de las
iniciativas de los sectores populares, que prepare a la organización de
vanguardia -o intelectual político colectivo- en brindar una educación político
ideológica y orientación general a las prácticas concretas del pueblo, capaz de
hacer esa ciencia social ‘en acto’ y pueda irradiar, en tanto revolución
educacional, intelectual-moral y cultural, ese espíritu sentipensante y hacedor
hacia el conjunto de la sociedad, como concepción del mundo y modo de vida
poseedor de una potencialidad de combate frontal contra el patriarcado, el
machismo, la xenofobia, la homofobia, el racismo, la discriminación, la guerra
y el armamentismo, la violencia contra la mujer, el derroche de los recursos
humanos y naturales, la depredación de la naturaleza y la colonialidad del
poder, saber y de los valores.
II
Las posiciones que se han asumido y se
dirimen ante el proyecto constitucional han sido variopintas tanto al interior
como al exterior del país. Junto a las visiones interpretativas que la analizan
desde la totalidad e integralidad del proyecto y sus aciertos indiscutibles,
existen algunas opiniones que pecan de apreciarla con reduccionismos jurídicos
y economicistas; terceras visualizaciones sesgadas que sólo valúan ‘cambios
cosméticos’ en la política, las relaciones de poder y la democracia popular;
otras que la perciben como el equilibrismo inestable y efímero entre
representantes de un cierto “reformismo político” cauteloso -catalogado de
social-liberalismo y socialdemocratismo ingenuo e intencionado-, proclives a un
postcapitalismo al estilo chino y vietnamita; así como aquellas que la asumen
como el ariete de los revolucionarios (conservadores) que defienden el modelo
de ‘socialismo de Estado’; (6) y los que, supuestamente, propugnan un
realismo político -una ‘realpolitik’ cercana al pragmatismo- acerca de las
políticas económicas de transformación, que serían las capaces de impulsar la
actualización de Modelo Económico Social, con un rápido crecimiento y
desarrollo de las fuerzas productivas a través del tecnologicismo económico,
inversiones de capital y elementos de un capitalismo light, sin
alterar la estructura del poder político en la Isla, es decir el partido
comunista único. (7)
Estas divisiones esquemáticas y arbitrarias,
porque subjetivamente todas lo son si no poseen un sólido aparato de investigación
sociológico-político demostrativo, (8) inviste cierta semejanza con
las preanunciadas en el 2012, por la estudiosa Camila Harnecker Piñeiro,
profesora, investigadora y consultora de empresas, del Centro de Estudios de la
Economía Cubana (CEEC), quien identificó las tres supuestas principales
visiones del socialismo en Cuba que están influyendo en los cambios actuales:
la estatista (estadocéntricos versus descentralizadores), la economicista
(reduccionismo económico y tecnocrático versus la integralidad política,
económica, social, jurídica, estética, ética y cultural de los cambios) (9) y
la no aceptada, para el caso cubano, de autogestionaria, que comprende a las
variadas formas cooperativas, instituciones, organizaciones y asociaciones más
autónomas, democráticas, socializadoras y solidarias, con mayor transparencia
informativa y comunicacional, que proponen el establecimiento de modelos de
autogestión, gestión y cogestión popular, sin desestimar la propiedad y gestión
estatal, y que implícitamente conllevan relaciones sociales menos alienantes /
enajenantes, ya que permiten un sentido mayor de pertenencia y liberan las
iniciativas y capacidades creativas de los individuos y colectivos en sus
lugares de trabajo, comunidades, seno familiar, en fin, abarcando a toda la
ciudadanía, sin verticalismos, ni ordeno y mando excelsos.
Por nuestra parte, no tenemos dudas, que se
debe incluir, con énfasis y paulatinamente formas de autogobierno,
autodirección, auto-organización y autorregulación desde los ‘poderes desde
abajo’ y redes horizontales, (10) que son los más propensos a
combatir los vicios de los burocratismos y tecnocratismos en la sociedad y que,
además, propician el empoderamiento efectivo y eficaz de las masas trabajadoras
y populares. Sin absolutizar que esta sería la pócima alternativa y la panacea
de solución a las complejas problemáticas en el tránsito socialista nacional.
Aunque, explica la investigadora Piñeiro,
estas posiciones o corrientes de pensamiento, por lo general, coinciden en que
el principal objetivo a largo plazo debe ser una sociedad más justa y liberada
de las dificultades económicas que enfrentamos, difieren marcadamente en su
manera de entender la justicia y la libertad, y, por lo tanto, cómo realizar la
construcción del socialismo. Por eso, no varían en mucho en cuanto al
diagnóstico sintomático de la situación actual -salvo algunas quiebras
estructurales y de valores en la sociedad cubana, que, aun siendo moderadamente
detectadas, no son calculadas en su profundidad, como consecuencias
primordiales, pero no únicas, del Periodo Especial en Tiempos de Paz comenzado
en septiembre de 1990-, sin embargo, identifican distintas causas estructurales
de fondo, así como proposiciones alternativas para superar las problemáticas
que han ralentizado los cambios.
Asimismo, tienden a establecer heterogéneos
puntos de partida, distintas metas a corto y mediano plazo, diferentes ritmos
en la aplicación y cumplimiento de los documentos del VI y VII Congreso y su
Primera Conferencia Nacional del PCC, (11) y, más importante aún,
proponen diversos medios para alcanzar los objetivos, por lo que -aunque no
siempre se reconoce- nos conducen hacia disímiles puntos de vista acerca de los
estadios en la construcción socialista.
Sin embargo, en su texto, Camila Piñeiro
advierte que, tales corrientes de pensamiento no se dan puras, y pueden, en
realidad, que los grupos y personas que la componen compartan puntos comunes y
que sea posible imbricarlas unas con las otras. (12)
Por otra parte, el Premio Nacional de Ciencias
Sociales, el politólogo Juan Valdés Paz plantea otro encasillamiento, que no se
distancia en mucho a la anterior, pero que lo amplía y titula de otra manera.
Sin embargo, advierte que tales tendencias: “…No son puras, están muy confusas
y a veces los propios sujetos sociales no están totalmente conscientes de que
sus posicionamientos y propuestas clasificarían, para un observador distante,
como más socialdemócrata, social-liberal, soviética, guevarista, socialista
crítico, etc. En un trabajo reciente clasifiqué algunas corrientes
sociopolíticas, no en abstracto sino frente a los Lineamientos,
para hablar de la estrategia de reformas en curso. A una la llamé convencional,
que es una mezcla de muchas cosas, un poco como ha sido la Revolución cubana; también
está la guevarista; otra que llamo socialista crítica, es decir, los que
critican al socialismo real cubano desde la izquierda, por estatista, y le
reclaman que sea más socializante, que sea más autogestionario, que desarrolle
más el autogobierno; esta corriente incluye las propuestas libertarias y
comunalistas, que apuestan por centrar localmente la organización social, etc.
Y están más claras las corrientes socialdemócratas y las social-liberales a las
que ya me he referido; en estas dos la influencia china es distinta, pero está
presente como referencia a sus reformas (…) Cuando digo que hay que construir
consenso, debatir y ser inclusivos, no es una cosa abstracta, no estoy hablando
de individuos demográficos, sino de personas comprometidas con algunas de estas
corrientes o con una combinación de ellas, porque no todos racionalizan
exactamente lo que están pensando.” (13)
El propio Valdés Paz ya refería en el 2014: “…El
régimen cubano enfrenta la oposición política e ideológica de personas, grupos y
gobiernos, particularmente el de EEUU. Esta oposición se ubica doctrinalmente
desde el neoliberalismo [también los hay más o menos liberales, sin saber que
asumen esa posición], hasta una cierta socialdemocracia, pasando por todos sus
matices. Un aspecto compartido por todos ellos, aun que, con diferentes
argumentos, es su anticomunismo [maledicente]. Aunque esta es fundamentalmente
una oposición externa, también tiene alguna representación interna. …Del lado
del régimen socialista “realmente existente” en Cuba hay también personas y
grupos con posiciones críticas, algunas de los cuales le pasan por la izquierda
y otras por la derecha. Doctrinalmente, estas corrientes se ubican desde
posiciones libertarias hasta socialdemócratas de izquierda, pasando por el
guevarismo, el fidelismo y el sovietismo. La prioridad absoluta atribuida a la
unidad política de las fuerzas de la revolución ha propiciado una cultura, un
estilo y una práctica políticos -tanto en el Partido dirigente como en la
sociedad- que lleva a “opinar de la manera adecuada, en el momento oportuno y
en el lugar conveniente”. Ello hace que la crítica sea un insumo de poco peso
en el diseño e implementación de las políticas.” (14)
Como el debate endógeno cubano sobre
problemáticas pendientes (y las nuevas) acerca de cómo enfocar teórica y
metodológicamente las problemáticas del tránsito socialista no se origina y
propicia en todos los espacios públicos posibles y necesarios, por lo que no
resulta amplio y profundo para búsquedas de consensos, convirtiéndose muy
espinoso y, a veces, ininteligible, por incomprensiones, excesos de etiquetas y
acusaciones entre los que discuten (carencia de saber escuchar, dialogar e
intercambiar, rsumiento de cultura del debate), lo que tiende a complicarse más
cuando se expande e intervienen los observadores e interpretadores foráneos,
algunos de ellos cubanos en el exterior (lo que está sucediendo en el actual
proyecto de Constitución), también los llamados cubanólogos, que tratan de
explicar de forma diáfana o extraña, según los casos, tergiversando conciente e
inconscientemente (15) lo que se plantea en cualquiera de los
círculos donde se establecen las polémicas. (16)
El proyecto de Constitución de la República
de Cuba, si bien tiene un asidero jurídico (expresión del Derecho), (17) normativo
(mínimo y máximo), axiológico y de ordenamiento, no exclusivamente técnico,
profesa la necesidad de redefinir filosófica, teórica-política y en la praxis,
de forma crítica, sobre las nuevas realidades cubanas -con respecto a la
aprobada en 1976, reformada en 1992 y el 2002-, (18) así como de
readecuarse al vigente y mutante orden jurídico internacional, por lo que reúne
los principales y generales preceptos y prácticas constitucionales
que tienen numerosas articulaciones e interrelaciones, directas / indirectas y
mediadas, las cuales repercuten indistintamente en todas las esferas del cuerpo
societario, especialmente en la estructura del sistema de las relaciones sociales,
las relaciones de poder, en la democracia popular que se debe practicar sin
extraviar los acumulados y experiencias vividas, en las formas de hacer
política con ética revolucionaria y el método de masas,; en cómo se asume la
conciencia y cultura política; en el pensamiento, comportamiento y la acción
política de los ciudadanos; en el consenso social -ese novedoso ‘Pacto Social’
que coadyuvará al reforzamiento de la urgente Unidad nacional y social- que
debe lograrse en la práctica cotidiana, lo que incidirá en el apoyo o no al
proyecto político socialista que refrende la Constitución, y en cualquier otro
proceso que ataña a la sociedad como totalidad, o sea en las esferas
económicas, políticas, sociales e ideológicas, estéticas y culturales. (19)
La nueva Constitución significará, no hay
dudas, la modernización y evolución de los preceptos humanistas defendidos por
la revolución socialista, refrendados históricamente por las cubanas y los
cubanos en estos casi sesenta años de proceso revolucionario, así como, en la
búsqueda incesante de esa emancipación humana plena y de nueva índole
civilizatoria, antisistémica, contracultural y antihegemónica al Sistema de
Dominación Múltiple del capital al que se somete la mayoría de los países en el
orbe.
Porque, para que el país se encamine por la
legalidad y la civilidad, aumente su legitimización y adquiera superior
credibilidad, a lo interno y externo, necesita leyes fuertes y justas y, desde
luego, la ley fundamental debe ser clara, comprensible y bien comprendida por
toda la ciudadanía, incluso por los cubanos que residen en el exterior, para
que luego sea acatada y se cumpla en su letra viva y espíritu. (20)
Como expresó la doctora y profesora Martha
Prieto, especialista en Derecho Constitucional: “…Un día en un debate me
decían: No, el Partido no se subordina. Pero no es tal. Si estamos hablando de
que la Constitución es la expresión de la voluntad soberana del pueblo, por
encima del pueblo: el pueblo. Ahí está el qué y el cómo, la base y el tope
¿Hasta dónde se puede actuar? Hasta donde lo permita la Constitución. …desde
esta perspectiva se ha de ver la Constitución como garantía, y acabar de
entender que la Constitución es jerarquía superior, por encima de ella nadie
salvo el pueblo en referendo popular.” (21)
En la Constitución, sumun del cuerpo legal de
la nación cubana, la filosofía (filosofía de la praxis) y, en especial, la
política resulta la forma predominante de la conciencia social, la que
desempeña un papel decisivo sobre las demás formas, especialmente en el
socialismo, ejerciendo por tanto una creciente influencia sobre todas las
esferas de la vida social, mediante la regulación objetiva / subjetiva -sin
dicotomías, atomizaciones y separaciones infértiles- de las relaciones
políticas a través de las políticas públicas, estatales y de gobierno.
La Constitución es la ‘Ley Fundamental’ o
‘Suprema’, la ‘Carta Magna’, la ‘Ley de Leyes’, sobre la que se asienta un
Estado-Nación moderno, contemporáneo, más si este resulta socialista en el
maremagnum de capitalismo que lo rodea, es la que establece los fundamentos de
la nación, la nacionalidad, identidad y cultura nacional; el caracter del
régimen sociopolítico que asume el país como consecuencia de la voluntad y
convicción popular; la estructura de los poderes y los alcances (límites y
ampliaciones posibles) de estos, y que, a la vez, garantizan los diversos
derechos y deberes de los ciudadanos; traza las líneas legislativas para el
resto de las normas que involucran a todos las clases, capas, grupos, sectores,
estratos, segmentos, sociales de la sociedad; contemplando la inmanencia y
trascendencia de la democracia popular directa y protagónica en su realización
no sólo normativa sino práctica.
Sin embargo, ¿el pueblo interviene, cuestiona / interpela, participa, aporta,
apoya y decide de manera activa, protagónica y responsable en el Estado y
gobierno de la sociedad socialista?
¿Hay mayor socialización del poder, la propiedad y las ideas?
¿No se ha reforzado en demasía los aparatos del Estado, que debe cumplir
con las perspectivas de ser un Estado social ampliado, fortalecido
relativamente, más democrático y en vías de su extinción?
¿No se han expandido los representantes del Gobierno que, en la mayoría
de los casos, son designados a dedo -o con una débil consulta popular como será
en el caso de los gobernadores e intendentes- lo que puede traducirse en una
democracia formal rutinaria si no se es capaz de cambiar los métodos de
elección, que signifique superior validez a la iniciativa, participación y
motivación ciudadana?
¿Estos gobernadores (e intendentes), al fin de cuenta, gobernantes y
dirigentes, estarán dispuestos a escuchar las demandas de la población y, más
que todo, permitir que los núcleos de ciudadanas y ciudadanos en sus provincias
comiencen el proceso de (auto)-gobernarse, tomando parte proactiva en las
decisiones propias, que permita encaminar, en el proceso de tránsito socialista
‘al pleno y libre desarrollo de cada individuo’ y que el objetivo estratégico
sea la obtención del ‘reino de la libertad’ de todos?
Porque el Estado socialista, el de la transición, no puede pretender el
congelamiento de los tiempos sociales, que de por si accionan con cierta
espontaneidad y asimetría -esta acción espontánea siempre se despliega con flujo y comunicación de ideas, propuestas, y mediaciones
organizativas-, y
tampoco frenar a la democracia popular con un corte socioclasista estrecho que
no sea capaz de cuestionar la forma de pensar y hacer el poder, la política
económica-social y cultural dentro de ciertas reglas responsables y
comprometidas, porque a fin de cuentas si es un Estado de Derecho Socialista,
la política, democracia y la libertad que practica asume con naturalidad los
conflictos inevitables que se producen en una sociedad en germen de socialización in
crescendo.
La nueva estatalidad -en este caso
transitoriamente socialista- es, además, de poder dominante y hegemónico, un
proceso de extinción de sí misma, por lo que se transforma en un vehículo de
involucramiento y empoderamiento popular democrático, nunca un simple
administrador de la sociedad, tampoco con la unidireccionalidad esquemática de
los dirigentes / dirigidos, gobernantes / gobernados, sino de superación del
momento de estar por arriba de la sociedad, aunque siga siendo una necesidad primaria
de intermediación, y, por lo tanto, se transforma en un largo proceso de
autodirección social y de producción y reproducción de la vida de los
trabajadores y la sociedad.
Si hiciera lo contrario, ese Estado
socialista confiscaría el derecho del pueblo a vivir sus contradicciones de
toda índole y, por tanto, embargaría la política de los trabajadores manuales e
intelectuales, su razón de ser, y también su poder de representación -hasta la
delegación- de las masas populares, de facilitador de sus iniciativas,
habilidades y capacidades de participar en las soluciones de sus problemáticas,
que le atañen más que nadie. Entonces, en ese tránsito, la política como
expresión del ‘poder público, -como le denominaba Marx- prosigue el sendero a
la política como poder socializado, y por ese rumbo, el encausamiento de la
contradicción dialéctica entre lo individual y lo social, hacia la política
como expresión del poder social. (22)
El marxista húngaro Istvàn Mészàrov, lo
explica de manera magistral: “…la política (con particular peso en su versión
que la limita al Estado moderno) usurpa los poderes la totalidad del proceso de
toma de decisiones poniéndose a sí misma en esta condición”, por lo que “…la
política socialista tiene que consistir en todos sus aspectos, incluso en los
más insignificantes, en la tarea de restituir al cuerpo social los poderes
usurpados”, porque de lo contrario “…se priva a la política de la transición de
su orientación estratégica y su legitimación, reproduciendo entonces
necesariamente en otra forma el “substitucionismo burocrático” heredado, antes
que creándolo de un modo nuevo sobre la base de un cierto mítico “culto a la
personalidad”.
Por lo que, en consecuencia, la política
socialista del Estado, con la orientación y conducción del Partido, tiene que
recorrer, tal como lo indicó Marx, del sustitucionismo a la restitución o
abandona la senda de ser política socialista y, en lugar de “abolirse por sí
misma debidamente, [como la extinción de las clases, su lucha y del Estado] se
convierte en una autoperpetuación autoritaria.” (23)
Por lo tanto, nuestro sistema y subsistemas
políticos, el Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas, tienen que aspirar a
representar con amplitud y profundidad a la sociedad contemporánea, partiendo
que ésta es más plural, diversa y heterogénea.
Debemos comprender que cada grupo y sector
social, incluso los nuevos agentes sociales -ya sean privados, cooperativos y
estatales, también mixtos-, van creando sus propios intereses, resultando
urgente consolidar que existan oportunidades similares para que todos vean
representados sus deseos y aspiraciones, a través de controles y equilibrios
con contrapesos, que limiten el poder desproporcionado de algunos de estos
grupos que puedan ser dañinos a la revolución de forma mediata y a largo plazo.
Si no lo hacemos, ese espacio supuestamente social provocará el incremento de
la enajenación, la ausencia de un poder político de carácter patriótico,
revolucionario y socialista en el seno del pueblo y, lo peor, ese espacio lo
podrá ocupar el enemigo de clase interno y externo.
III
La lucha de ideas alrededor de la
Constitución, así como los ataques contra los núcleos duros de la Revolución
Cubana en la contemporaneidad, comenzaron desde mucho antes que este
anteproyecto se discutiera en la Asamblea Nacional del Poder Popular. La andanada
de elaboraciones realizadas por cuenta propia o encargos, interpretaciones
malintencionadas, confusiones veladas y descubiertas, con neolenguajes acerca
de lo que es políticamente correcto y el que no lo es, las posverdades y las
‘fakes news’ o falsas noticias, ha sido incesante desde los años de la década
del 90 y se han recrudecido en el siglo XXI y, en especial, luego del inicio de
la actualización, que casi todos coincidimos en nombrar como reformas. No
porque tales cuestionamientos, críticas e hipercríticas, fueran totalmente
novedosos, sino que ahora poseen algunas características singulares, por las
circunstancias por las que atraviesa el país y su socialismo. (24)
Algunos, incluso, elaboraron digitalmente
plataformas políticas, económicas, sociales, jurídicas y culturales -según
ellos sin “pretensiones” de convertirlas en programas de futuros partidos
políticos, apostando por el pluripartidismo-, donde lo estético y lo simbólico
tampoco fueron simulados, (25) probando persuadir con centrismos inexistentes,
convergencias imposibles y nuevas terceras vías ilusorias entre los saberes y
las prácticas socialistas con el propósito de retornar ‘suavemente’ al
capitalismo ‘con rostro humano’, que nunca se ubicaría igual al de los países
escandinavos (estos en su desmontaje actual del ‘Estado de Bienestar Popular’
debido al neoliberalismo), sino acaso muy similar a un país de Centroamérica y,
para peor de los casos, con Haití.
Los errores, confusiones y desatinos -claro
que también aciertos- de la parte patriótica, revolucionaria, socialista /
comunista proviene de cómo se ha aprehendido y comprendido el desarrollo del
marxismo y los marxistas en nuestro país. Marx determinó que el primer paso de
la ciencia social había de ser la crítica de la crítica, esto es, la crítica de
la literatura científica, en otras palabras, la crítica de la ideología
subyacente a las formulaciones científicas, valorando donde se encuentra la
‘falsa ideología’, la inversión idealista de una realidad, en la que la
“cadena” real y sus “flores imaginarias” deben ser arrancadas, destruidas, para
capacitar a los revolucionarios del mundo en el cómo, por qué y para qué
emanciparlos de la atadura y recobrar las `flores vivas´, y con ello, entroncar
con las corrientes cálidas del marxismo; (26) por lo que el primer
paso de la investigación científica ha de ser descubrir las intenciones con las
que una teoría se postula como explicación / comprensión de la realidad, para
luego corroborarla, o no, en la práctica social concreta.
Por ello, la ciencia social marxista es holista,
se basa en la idea de que la totalidad social es una concreta realidad
histórica con su propia dinámica de desarrollo.
Como escribiera el filósofo español-mexicano
Adolfo Sánchez Vázquez “…la teoría no es
sólo lenguaje de la práctica o espejo [crítica al reflejo ‘exacto’ de la
realidad] en el que podemos contemplar su rostro; es asimismo un indicador en
medio de la marea que apunta a tierras inexplorables de la unidad de la teoría
y la práctica”. (27) La teoría no es una variante de la práctica y no
se reduce a ella como podría sustentar un practicismo infértil, o un teoricismo
mediocre divorciado de la praxis.
Porque muchos autores, concientes e
inconscientemente, escriben, leen mal e interpretan peor, porque han traducido
el marxismo y leninismo con sesgos e incomprensiones, contaminaciones y
simplificaciones, lo que ha conllevado a su vulgarización escolástica, que lo
anquilosó y lo declaró cerrado, anti-autocrítico y contrario a la
autosuperación. Ese nunca fue el marxismo. Este definivamente, hay que
abordarlo con el rigor filosófico y lingüístico, semántico y simbólico, con la
prestancia de un aporte teórico – práctico no finiquitado, poniendo atención a
los contextos históricos y la total ausencia de religiosidad con respecto a la
ideología y la política social, económica y cultural marxista, y también en lo
que atañe a la historia del socialismo y el comunismo.
Han sido, en la mayoría de los casos,
lecturas incompletas, porque las obras del marxismo en su totalidad no han sido
conocidas hasta hoy, y porque casi nadie lo leyó a ciencia cierta con
profundidad. Y han predominado las lecturas de pedazos, fragmentos, muchas
veces, entrecortadas y discontinuas de sus innumerables textos y autores; así
como lecturas instrumentales desde el ángulo de la razón utilitaria del
capitalismo -con la preponderancia de un pensamiento reificador que se
representa la realidad a través de imágenes cosificadas, deformando el carácter
de las relaciones sociales al metamorfosearlas en relaciones entre cosas, como
también la instrumentalización del individuo-, y no de aquel que lo percibe,
como lo que es, en un proyecto civilizatorio de emancipación humana, racional y
ética, contracultural y contrahegemónico al capital; otras lecturas hechas han
ido a la búsqueda de citas convenientes para apoyar ideas esquemáticas,
fórmulas y consignas pétreas, andialécticas, y realidades a priori,
predeterminadas que, muchas veces no podían ser auténticas ni reales; lecturas
concebidas para someter a los demás con interpretaciones ideologizantes
estériles y fatuas, que conllevaron a su no comprensión y realización plena.
El marxismo y los marxistas auténticos,
incluyendo a Marx, Engels, Lenin, sus coterráneos, continuadores y contemporáneos,
originales y creativos, constituyeron -y reconstruyen cotidiamente- una
filosofía transdisciplinaria, si se quiere una antifilosofía que se contrapuso
a las reglas dogmáticas del anterior quehacer filosófico anterior, desde los
inicios de la historia de la filosofía, porque resultó mundana (terrenal y
cosmopolita, sinónimo de universal, pero sin ser una metateoría metafísica),
poseyendo dentro de sus virtudes e irreverencias una cosmovisión crítica de la
historia como totalidad; con ideas novedosas como la lucha de clases, motor
impulsor del desarrollo, en la cual se inmiscuye radicalmente; siendo al mismo
tiempo, una ciencia investigativa poderosa porque es diagnosticadora y
propositiva; siendo también una sociología no empírica, positivista y especulativa,
sino que adquiere un fundamento teórico y científico indudablemente reforzado
con la actividad práctica de los sujetos históricos, sociales y políticos del
cambio revolucionario en contextos históricos concretos; concluyendo que es
necesaria la crítica de los textos científicos, racionales e irracionales,
sucediendo otro tanto con la teoría política que enarbola con punto de vista,
concepción estratégica y pluridimensional de la materialidad de la historia, de
la praxis y de la historia de las ideas y mentalidades.
Y, sobre todo, es una filosofía novísima de
la economía política que no es crematística, administrativa, tecnocráticamente
aplicada, tampoco exacta, ni siquiera con la supuesta pureza de la econometría.
Por eso, el marxismo continuó el programa crítico al destacar, además del
carácter histórico, el social del condicionamiento objetivo de la actividad
subjetiva. Habrá que desbaratar la fábula de que no fue el marxismo quien
exaltó el papel esencial de lo económico en el mundo moderno, sino que fue el
resultado de las elaboraciones oportunistas y revisionistas de algunos de sus
paisanos, opositores, adversarios, detractores y enemigos.
Si hubiera sido de esa forma no podía haber
sido elaborado el texto más connotado, ‘El Capital’, que comprendió no sólo al
capitalismo del siglo XIX, sino que sentó las bases socioeconómicas, políticas
y culturales de las leyes o tendencias del desarrollo del capitalismo, sus
crisis y las vías de su destrucción. A pesar de las lecturas nada fáciles, fue
el marxismo quien advirtió la urgencia de la rebelión contra las
determinaciones de lo económico (siempre las consideró ‘en última instancia’),
porque tal enfoque unilateral reducía su alcance y posibilidades de hacer la
Revolución Social y Política.
De la misma manera, llamó la atención acerca
de la cosificación, la fetichización y acerca de las enajenaciones /
alienaciones implicadas en la mercantilización de todo lo humano, encontrando
en el proletariado industrial, luego la clase obrera, los trabajadores asalariados
los nuevos actores de la transformación. Quizás, se hizo, así mismo,
restricciones en lo que a las clases parteras de la revolución se refiere, pero
hubo otros, como Lenin, que confirmaron la alianza obrera – campesina, con
marinos y solados, con las clases subalternas, los intelectuales y los pueblos
oprimidos y explotados, primero del Oriente y, luego, de todo el Sur
geopolítico. Por eso hoy se habla del sujeto múltiple histórico-social y
político de la transformación.
El marxismo no debía convertirse en una
filosofía suprahistórica, porque sus fundadores nunca lo pretendieron, ni
siquiera en ‘El Capital’ era posible encontrar “…una teoría
filosófico-histórica sobre la trayectoria general a que se hallan sometidos
fatalmente todos los pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias
históricas que en ellos concurran”, (28) no obstante, propuso hacer
de un movimiento y un ideal justo, una ciencia, el socialismo científico -sin
negar la utopía-, que condujera hacia el comunismo. Porque este “…no es un estado
que debe implantarse, un ideal al que deba sujetarse la realidad. Nosotros
llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas
actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa
actualmente existente.” (29)
Postulando que la libertad consiste en que el
Estado -el socialista en construcción con nuevas relaciones sociales- deje de
ser un órgano superpuesto a la sociedad para convertirse en órgano subordinado
a ella, proclamando, sin embargo, la necesidad de la autoridad de las mayorías
sobre aquellas minorías que las colonizan, someten y ocluyen, con – la
‘dictadura del proletariado’, con la que se libera él, y con él a las grandes
mayorías -, que no era más que el comienzo del fin de la lucha de clases y del Estado,
para llegar al comunismo, a la sociedad de iguales.
El objetivo final del socialismo, como etapa
de transición, tal como lo concibieron Marx, Engels, Lenin y otros
continuadores marxistas creativos, consiste en la gradual extinción del Estado,
gracias a la necesaria implantación del poder real del pueblo trabajador como
sujeto histórico-político, que emanciparía al resto de la sociedad, y, por
supuesto, el tránsito hacia la abolición de todas las clases y a una sociedad
sin clases, que también conllevaría a la revocación de la propiedad privada.
Ello conllevará a la formación de una
sociedad comunista de ‘productores libres asociados’ en donde “surgirá una
asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno será la condición del
libre desenvolvimiento de todos”. (30)
En este proceso de tránsito hay que conjugar,
en la política revolucionaria – comunista, el arte de lo posible con el arte de
hacer posible lo que parece imposible. No bastando con que se busquen formas de
resistencia, sino que se tiene que hallar alternativas válidas, por
imaginativas y creadoras, en un mundo en el que el cambio no es una opción sino
una exigencia. El comunismo, una utopía realizable, es bastante
trabajoso y lejano.
En la actualidad, percibiendo que el triunfo
del socialismo se conquistó, con éxitos y derrotas, en los países
subdesarrollados, se trata de hibridar la cuestión leninista del
poder político como elemento clave para la interpretación ejecución de la
práctica social, y deconstruir, a la vez, ese poder político en el
tránsito socialista desde una democracia radical participativa para optarse por
una práctica política fundada en la participación de los movimientos sociales,
fuerzas políticas diversas y los demás componentes de la sociedad civil,
preocupados por el control y regulación del poder estatal, con la comunidad
esencialmente autogestionada, autogobernada y auto-organizada.
Pueblo, cuando de lucha se trata, que sea
capaz de potenciar esa descentralización, la planificación económica
democrática y socializada, con el debilitamiento y superación del sistema de
competencia mercantil, el predominio del mercado y el dinero, pero sin
prescindir de estos factores por largo tiempo, en conjunto con un
fortalecimiento relativo del Estado dentro de los marcos democráticos
respetuosos y razonables del consenso social alcanzado entre todos los miembros
de la sociedad. Sin dejarnos arrastrar a la idea, que predominó en el
socialismo real, de que un autoritarismo-totalitarismo de Estado sirve para
superar el totalitarismo del mercado.
Para ello debe también implicar la valoración
de políticas culturales acerca de la urgencia de la paz interna y externa, la
solidaridad nacional e internacional, la defensa del medio ambiente, la lucha
contra la carrera armamentista y las guerras, así como los avances feministas
que coadyuven a la emancipación de las mujeres y, con ello, en la plena
emancipación humana. Lo que incluye al antirracismo, anticolonialismo,
antimperialismo, antipatriarcalismo, la batalla contra la xenofobia, la igualdad
de género, el fin de la violencia contra la mujer y los niños, la misoginia, el
respeto hacia la orientación sexual, etc.
Continuará…
(*) Dr. en Ciencias Históricas Orlando Cruz
Capote, Investigador Auxiliar, Instituto de Filosofía, CITMA, Cuba.
Notas y Bibliografía:
(1) Proyecto de Constitución de la
República de Cuba, Tabloide, Impreso Empresa de Artes
Gráficas Federico Engels, 2018.
(2) Anteproyecto
de Constitución. Visión hacia el presente y el futuro de la Patria. Aspectos
principales del Anteproyecto de Constitución (2018): periódico Granma, internet@granma.cu,
La Habana, 13 de julio; Acosta, Homero (2018): Principales elementos
del Proyecto de Constitución: Síntesis de la intervención del diputado Homero
Acosta, Granma, La Habana, 24 julio; Machado
Rodríguez, Darío (2018): La reforma constitucional, Cuba
Debate, La Habana, 29 julio; Romeo, Charles (2018): Como
quisiera que la Constitución defina lo que es humano en Cuba, (1),
Blog Segunda Cita, La Habana, lunes, 2 de julio; (2018): El
proceso de cambiar todo lo que debe ser cambiado, Segunda Cita, La
Habana, Jueves, 2 de agosto; Sánchez, Iroel (2018): Nueva
Constitución cubana Por una sociedad sin perdedores, La pupila
insomne, 2 agosto; Colussi, Marcelo (2018): Transformaciones
en Cuba. ¿Socialismo a la china para todos?, Rebelión,
02-08.
(3) Gramsci, Antonio (1997): De
“Cuadernos de la Cárcel” (1931), en Portantiero, Juan Carlos Los
usos de Gramsci, 54 Cuadernos de Pasado y Presente, Editorial Galache, s.
a., México, p. 330.
(4) El Comandante en Jefe Fidel Castro
Ruz, en su alegato de defensa “La historia me absolverá”, proclamaría,
“…nosotros llamamos pueblo si de lucha se trata”, como concepto y artífice
práctico de la Revolución Cubana. Castro Ruz, Fidel (1993): La
historia me absolverá. Edición anotada, Oficina de Publicaciones del
Consejo de Estado, La Habana, pp. 53-55.
(5) Castro Ruz, Raúl (1973): La nueva estructura
del aparato del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Intervención, 4 de mayo, La Habana, en: Castro Raúl (1988): Selección de discursos y artículos 1959-1974, en dos tomos, T. I., Editora Política, La Habana, pp. 213-243.
(6) El debate ha tenido muchas aristas.
Hay muestras diáfanas de los que optan abierta o subrepticiamente a favor de
las relaciones de mercado, la propiedad privada y a favor del pluripartidismo;
otros que pugnan por posiciones diversas y favorables a un socialismo diferente
al que se ha construido hasta hoy, así como los que critican duramente al
proyecto. Fernández Estrada, Julio Antonio (2018): Una Constitución a
la medida del futuro con nuevos derechos, nuevas instituciones y nuevas utopías,
Dossier “Por una reforma constitucional con todos y para el bien de
todos”, entrevista Julio Antonio Fernández Estrada y Rafael Rojas, Cuba
Posible, 02-01; Fernández Estrada, Julio Antonio (2018): No
pude pasar mi papelito mis dudas sobre la nueva Constitución, Blog El
Toque, 08-06; Almeyra, Guillermo (2018): Una Constitución
conservadora, Rebelión, 13-08; Gallego Ramos, José Raúl
(2018); Cinco factores que atentan contra el debate del anteproyecto
constitucional, Cuba Posible, 08–12; El
debate de la Constitución según la prensa oficial: radiografía temprana, Cuba
Posible, 08-21; Avivar Cobas, Roberto (2018):Hacia la
constituyente socialista, Rebelión, 17-07; Constitución
socialista o contrarrevolución capitalista, Rebelión,
16-08;Amuchástegui, Domingo (2018): Domingo Amuchástegui: mis tres
propuestas para la nueva Constitución de la República de Cuba, Cuba
Posible, 08-06. Pérez, Humberto (2018): Reflexiones y
sugerencias acerca del Proyecto de Constitución (II), Segunda
Cita, martes, 4 de septiembre; Reflexiones y sugerencias acerca
del proyecto de constitución. (I) Sobre el papel dirigente del Partido, El
Estado como tal, 06-09, http://elestadocomotal.com/2018/09/02/humberto-perez-reflexiones-y-sugerencias-acerca-del-proyecto-de-constitucion-sobre-el-papel-dirigente-del-partido/;
Romeo, Charles (2018): Como quisiera que la Constitución defina lo
que es humano en Cuba, Segunda Cita, lunes,
2 de julio; El proceso de cambiar todo lo que debe ser cambiado, Segunda
Cita, Jueves, 2 de agosto; Consecuencias a tener en cuenta
de una Nueva Constitución Nacional, Segunda Cita, 05-09.
(7) Guanche Saldívar, Julio César
(2017): República y socialismo, aquí y ahora: introducción a un dossier, Cuba
Posible, 02-20; Fernández Estrada, Julio Antonio y Fernández Pérez,
Michel (2017): Informe Cuba Posible: “La institucionalidad del gobierno
local después de 2018: gobernabilidad y descentralización”, Cuba
Posible, 07-03; Fernández Estrada, Julio Antonio (2017): Reforma
constitucional en Cuba. Oportunidades y encrucijadas hacia un nuevo pacto
social, Cuba Posible, 28-03.
(8) La economista Piñeiro lo afirma
cuando escribe: “…Las observaciones expuestas aquí se basan en el análisis
desprejuiciado del discurso público —declaraciones oficiales, debates formales
e informales, afirmaciones en medios de comunicación— y publicaciones
—académicas, periodísticas— de cubanos en los últimos años.” Piñeiro Harnecker,
Camila (2012): Visiones sobre el socialismo que guían los cambios
actuales en Cuba, Temas, No. 70, abril-junio de
2012, http://www.temas.cult.cu.
(9) De acuerdo con los economicistas
-simples estructuralistas-, el objetivo principal -y lamentablemente el único
determinante- del socialismo debe ser el desarrollo de las fuerzas productivas
(no como Marx la comprendía, es decir, las clases revolucionarias en el
socialismo), entendidas como la capacidad tecnológica para crear más riqueza
material, es decir, crecimiento económico, por lo que debe ser entendido como
redistribución de la riqueza y sostienen, por ende, que la construcción del
tránsito socialista no es posible hasta que las fuerzas de producción se hayan
desarrollado lo suficiente: si no hay riqueza no hay nada que distribuir. De
ahí que los actuales cambios en Cuba deban buscar, sobre todo, un mejor
desempeño de la economía cubana con el fin de poner al país en una senda de
desarrollo capaz de satisfacer las necesidades materiales crecientes de la
población, argumentando además, que, con una redistribución efectiva -sin
percatarse de la interrelación con el modo y las relaciones de producción- de la
riqueza, todas las instituciones y modelos de gestión eficientes y productivos
son útiles para la construcción del socialismo: «no importa el color del gato
mientras que cace ratones». Según las visiones de los economistas más
recalcitrantes, la privatización y mercantilización, el mercado y el dinero,
claro que con una planificación centralizada y flexible, son esenciales e
imprescindibles para el desarrollo económico de cualquier sociedad, socialista
o no; mientras que, para los estatistas las empresas privadas y las relaciones
de mercado son males riesgosos pero necesarios, que pueden ser domesticados por
el Estado socialista fuerte, lo que es una mirada ingenua de la realidad. Los
economicistas, con tendencias al poscapitalismo, identifican que las principales
causas del bajo rendimiento de la economía cubana radican en la centralización,
el monopolio estatal del comercio y la producción de bienes y servicios, las
restricciones blandas de presupuesto y la ausencia de incentivos materiales
resultantes de la iniciativa privada y las relaciones de mercado. Aunque no
siempre lo expresan públicamente, consideran que el modelo de gestión privada
capitalista (empresa autónoma, autoritaria, guiada por intereses privados) es
la forma más efectiva de dirigir una empresa, y que los mercados son la más
eficaz de coordinar las actividades económicas, subrayando, asimismo, la
importancia de la eficiencia, argumentan, con cierta razón, que la ineficiencia
del sector empresarial estatal, al hacer insostenible las conquistas sociales
alcanzadas por la Revolución, afecta a todos los cubanos. Piñeiro Harnecker,
Camila (2012): Visiones sobre el socialismo… Ob. Cit; Pérez-Villanueva,
Omar Everleny (2010): Notas recientes sobre la economía cubana, Espacio
Laical, No. 3, La Habana,;
Díaz Vázquez, Julio A. (2011): Un balance crítico sobre la economía cubana. Notas sobre dirección y gestión, Temas, No. 66, La Habana, abril-junio; Márquez, Orlando (2011): Sin miedo a la riqueza, Palabra Nueva, La Habana, No. 203, a. XIX, La Habana, enero; Vidal Alejandro, Pavel (2011): Desarticular el monopolio de la centralización estatal, Espacio Laical, No. 2, La Habana; López, Félix (2011): Burócratas vs. cambios, Granma, La Habana, 30 de septiembre; (2011): Paisaje urbano y desafíos futuros, Granma, La Habana, 23 de septiembre; Rodríguez, J. A. (2011): Casi se duplican los trabajadores por cuenta propia, Juventud Rebelde, La Habana, 4 de abril; Hautrive, Iliana y Rodríguez Cruz, Francisco (2011): Seriedad define éxito en empleo no estatal, Trabajadores, La Habana, 12 de junio;
Fernández, Oscar (2011): El modelo de funcionamiento económico en Cuba y sus transformaciones. Seis ejes articuladores, Observatorio de la Economía y la Sociedad Latinoamericana, No. 154, Málaga, agosto; Laboratorio Casa Cuba, “Cuba soñada – Cuba posible – Cuba futura: propuestas para nuestro porvenir inmediato”, (2013): Espacio Laical, Suplemento Digital, No. 224, marzo, https://blu162.mail.live.com/default.aspx?id=64855.
Díaz Vázquez, Julio A. (2011): Un balance crítico sobre la economía cubana. Notas sobre dirección y gestión, Temas, No. 66, La Habana, abril-junio; Márquez, Orlando (2011): Sin miedo a la riqueza, Palabra Nueva, La Habana, No. 203, a. XIX, La Habana, enero; Vidal Alejandro, Pavel (2011): Desarticular el monopolio de la centralización estatal, Espacio Laical, No. 2, La Habana; López, Félix (2011): Burócratas vs. cambios, Granma, La Habana, 30 de septiembre; (2011): Paisaje urbano y desafíos futuros, Granma, La Habana, 23 de septiembre; Rodríguez, J. A. (2011): Casi se duplican los trabajadores por cuenta propia, Juventud Rebelde, La Habana, 4 de abril; Hautrive, Iliana y Rodríguez Cruz, Francisco (2011): Seriedad define éxito en empleo no estatal, Trabajadores, La Habana, 12 de junio;
Fernández, Oscar (2011): El modelo de funcionamiento económico en Cuba y sus transformaciones. Seis ejes articuladores, Observatorio de la Economía y la Sociedad Latinoamericana, No. 154, Málaga, agosto; Laboratorio Casa Cuba, “Cuba soñada – Cuba posible – Cuba futura: propuestas para nuestro porvenir inmediato”, (2013): Espacio Laical, Suplemento Digital, No. 224, marzo, https://blu162.mail.live.com/default.aspx?id=64855.
(10) Rauber, Isabel (2015): Hegemonía,
poder popular y sentido común. Subjetividades e imaginarios interculturales
para un nuevo mundo.
El debate cultural alter-hegemónico de nuestro tiempo, “Diálogos Culturales de Invierno”, El Salvador, 21 de Julio; Valdés Paz, Juan (2015): Desafíos culturales en la realidad actual, Entrevista llevada a cabo por Clara G. Mayra Segura, coordinadora de Comunicación y Eventos de la Oficina Regional Rosa Luxemburg Stiftung, en ocasión del VII Taller Regional de Intercambio de Experiencias organizado por el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria (Cieric), México, 24/10/, http://www.rosalux.org.mx/articulo/los-desafios-culturales-en-la-realidad-actual-de-cuba-entrevista-con-juan-valdes-paz.
El debate cultural alter-hegemónico de nuestro tiempo, “Diálogos Culturales de Invierno”, El Salvador, 21 de Julio; Valdés Paz, Juan (2015): Desafíos culturales en la realidad actual, Entrevista llevada a cabo por Clara G. Mayra Segura, coordinadora de Comunicación y Eventos de la Oficina Regional Rosa Luxemburg Stiftung, en ocasión del VII Taller Regional de Intercambio de Experiencias organizado por el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria (Cieric), México, 24/10/, http://www.rosalux.org.mx/articulo/los-desafios-culturales-en-la-realidad-actual-de-cuba-entrevista-con-juan-valdes-paz.
(11) “Lineamientos de la Política del
Partido y la Revolución para el período 2016-2020”, “Conceptualización
del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” y
la “Acepción de algunos términos utilizados en la Conceptualización del
Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y en las Bases del
Pan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030”, El
“Plan Nacional de desarrollo económico y social hasta 2030: propuesta de visión
de la nación, ejes y sectores estratégicos”, Granma digital, 2017,
Tabloide, 2017.
(12) Piñeiro Harnecker, Camila
(2012): Visiones sobre el socialismo… Ob. Cit.
(13) Valdés Paz, observa con
detenimiento y considera que, “…fue muy atrevido, objetivo, justo y político,
que Raúl Castro en sus primeros discursos rechazara el unanimismo. Todo el mundo
sabe que en ninguna sociedad hay unanimidad. La pretensión de que todos vamos a
pensar y a actuar igual era de por sí no solamente una consigna burocrática,
sino bastante poco socialista, además de mentirosa, porque no daba cuenta de la
realidad. Entonces, ha sido muy importante reconocer que no hay unanimidad, que
hay diferencias; porque le plantea al político el desafío de tratar con ellas,
de administrarlas, de hacer propuestas y desarrollar estrategias que las
incluyan (…) Ahora bien, después de que se reconocieron las diferencias, no
avanzamos más, ni siquiera en el sector intelectual. Las aceptamos, pero no nos
hemos dedicado a identificarlas, explicitarlas. Los científicos sociales sí han
dado cuenta, por ejemplo, de que, bajo el impacto del Período Especial, de las
estrategias de salida de la crisis y de las reformas en curso, se está
imponiendo en la sociedad cubana un patrón de mayor desigualdad. Es decir, está
más o menos claro que somos cada vez más desiguales en términos económicos,
posicionales, de oportunidades, etc. Ese puede ser un costo inevitable, son
procesos perfectamente observables y pueden ser descritos. Pero tenemos una
mayor oscuridad en las diferencias político-sociales, también sabemos que las
hay, pero hemos avanzado menos, tal vez porque las ciencias políticas han sido
siempre “la Cenicienta” de las ciencias sociales cubanas (…) No hemos dado
cuenta de que hay corrientes político-sociales diferentes y de que, incluso, no
es solo en el espacio de la sociedad donde obviamente debe existir algún nivel
de oposición sistémica, sino que existen también en el seno de la Revolución,
en el sector de la población que apoya a la Revolución. Hay diferencias,
algunas observables, otras de auto identidad.” Valdés Paz, Juan (2016): El
socialismo no puede posponer la democracia que ha prometido,Entrevista
concedida a Carolina García Salas y Fernando Luis Rojas, Catalejo,
La Habana, 15/4/; Valdés Paz, Juan y Capote Cruz, Zaida (2016): VII
Congreso del PC de Cuba Democracia República y Socialismo, Sin
Permiso, 17-04; Capote Cruz, Zaida (2016): Me dicen Cuba: A
propósito del próximo congreso del PCC, Catalejo, La
Habana, 17-04,https://negracubanateniaqueser.com/2016/04/16/me-dicen-cuba-a-proposito-…
(14) En una parte de la entrevista
a On Cuba, del 2014, el autor plantea: “…habría que
distinguir la oposición ideológica y programática que existe independientemente
de intereses foráneos, de aquella vinculada de manera directa o indirecta a la
política de otras potencias, principalmente de EEUU. En mi opinión, ambas
oposiciones son minoritarias y disponen de escasa legitimidad.” Valdés
Paz, Juan (2014): Entrevista a Juan Valdés Paz por Redacción
On Cuba, On Cuba, junio.
(15) Recién, el sociólogo y politólogo
cubano, Rafael Hernández, ofreció una entrevista a la especialista francesa, Christine
Arnaud, publicada en el TopoExpress, que se tituló: Por
un socialismo sin miedo, en tres partes, y al mes, el periodista mexicano
Guillermo Almeyra, trotskista por más señas, hizo una interpretación libérrima
y libertina de ese largo artículo. Ello conllevó que Rafael publicara una
‘apostilla’ en el diario digital Rebelión, para responder y
aclarar “…un par de puntos, en un espíritu de diálogo y entendimiento.” La
cuestión era seria, porque Guillermo Almeyra había circulado su artículo “Cuba
en la encrucijada”, donde el periodista, “…mezcla a lo largo de su
comentario lo que digo yo [escribe Rafael] con su propia cosecha, al punto de
hacer inextricable lo uno y lo otro.” Con un fino estilo diplomático y de
riposta, Hernández expone que “…Reconozco el derecho de cualquier autor a decir
lo que le parezca sobre el proceso político cubano, su sistema y su
circunstancia actual. De hecho, la mayor parte de lo que se puede leer sobre
Cuba, no importa su signo ideológico, goza de esa prerrogativa, reflejo de
opiniones y preferencias soberanas, aunque no siempre de dominio y análisis
fundamentado sobre el complejo proceso político cubano (…) Como tengo la
impresión de que Almeyra, a pesar de las citas indicadas arriba, se propone a
veces argumentar en defensa de Cuba y su socialismo, agradezco la oportunidad
de aclararlo al autor y sobre todo a los lectores, en un ánimo fraterno, y como
diría Inodoro Pereyra (el renegau) a su fiel Mendieta, “para evitar
entreveros.” En realidad, la lectura e interpretación de Almeyra fue un disparate
y puso en la pluma de Rafael criterios que este nunca vertió. Arnaud,
Christine (2018): Por un socialismo sin miedo. Entrevista a Rafael
Hernández, director de la revista Temas (en tres partes), TopoExpress,
29-03, 30-03 y 03-04, http://www.elviejotopo.com/topoexpress/cuba-socialismo-sin-miedo-i/,
-ii y –iii; Almeyra, Guillermo (2018): Cuba en la encrucijada, Rebelión,
1 de abril, http://www3.rebelion.org/noticia.php?id=239709; Hernández,
Rafael (2018): Apostilla a la lectura de una entrevista de Rafael
Hernández. Para entender a Cuba: entre la encrucijada y el entrevero, Rebelión,
04-04.
(16) Entre esos autores, los hay quienes
realizan entrevistas personales y los citan en sus textos lo que no lo hace
fiable científicamente, asimismo, también elaboran sus artículos de forma
mezclada, citando trabajos de personalidades científicas y políticas, pero a su
vez, con figuras que no son del mundo científico y político nacional, que les
restan credibilidad en sus argumentos e interpretaciones, porque no están
precisamente en el espectro de la izquierda, además de moverse en terrenos
tendenciosos malintencionados. Bayo, Francesc
(2010): Transformaciones limitadas y desafíos persistentes en Cuba,
© Fundación CIDOB, de esta edición, Barcelona, abril, ISSN: 1697-7688, Farber, Samuel
(2014): Tendencias políticas en la Cuba de hoy, Movimento
Operario. La página di Antonio Moscato, 07 noviembre; Uharte, Luismi
(2015): Cuba: Grupos de poder, estratos sociales y orientación del
cambio económico, Alainet, 30/10/, https://www.alainet.org/es/articulo/173332; Keeran, R. y Kenny T. (2015): ¿Vuelve Cuba al capitalismo?, Rebelión,
27 de mayo; Uharte Pozas, Luis Miguel (2016): El cambio económico en Cuba: las bases del nuevo modelo, Revista Electrónica Iberoamericana,Centro de Estudios de Iberoamérica, http://www.urjc.es/ceib; Proyectos contrarrevolucionarios dirigidos a
las elecciones en Cuba en el 2018, lunes, 10 de abril de 2017, http://ichef.bbci.co.uk/news/ws/1024/amz/worldservice/live/assets/images/2015/04/23/150423161335_cuba_blog_640x360_epa_nocredit.jpg;
Carmenaty Sánchez, Aileén (2016): La subversión político ideológica de
Estados Unidos hacia el sistema económico, político y social de Cuba luego del
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, Tesis
de Diplomado, Tutorada por el Dr. Néstor García Iturbe y el Héroe de la
República de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo, Inédito. Injerencia de
los EE.UU. en Cuba, Los dineros del Tío Sam (2017): La
pupila insomne, 18 de diciembre, https://lapupilainsomne.wordpress.com/, Grogg, Patricia y González, Ivet (2017): Cuba inicia el conteo
regresivo hacia una transición política, Rebelión, IPS,
29-11, http://www.ipsnoticias.net/2017/11/cuba-inicia-conteo-regresivo-hacia-una-transicion-politica/; Alvarado
Godoy, Percy (2017): La CIA inicia proyecto contra diplomáticos
cubanos, Blog Descubriendo verdades, 17 de
noviembre; (2017): Alerta!! Proyectos contrarrevolucionarios dirigidos
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empresa propiedad privada y no la empresa propiedad estatal?, Rebelión,
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desafíos en materia de funcionamiento institucional, IPS, 25-04, http://www.ipscuba.net/politica/parlamento-cubano-algunos-problemas-frente-a-2018-2/;
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allá de los números, La Tizza, 31-01; López,
Lennier (2018): Participación política en la sociedad cubana, Cuba
Posible, 11-02;
(24) Algunos escriben en distintos
espacios de internet -Facebook, blogs, páginas web, etc.,- y han ido derivando
en opositores, adversarios y enemigos de la Revolución Cubana, como pueden
ser: La Joven Cuba, Espacio Laical, Casa
Cuba, Cuba Posible, OnCuba, Bloggers
Cuba, El Toque, El Toque Cuba, Voces
Cubanas, CiberCuba, Diario de Cuba, BBC Mundo, Havana Times, Voces desde Cuba, 14 y medio, La
Chiringa de Cuba, Periodismo de Barrio, Salir
a la Manigua, CubaDecide, El Nuevo
Herald, Cubanet, Otro 18, etc.
Alonso Falcón, Randy (2018): ¿La era de la posverdad o de la
multiplicación de las mismas mentiras?: Campañas mediáticas contra los procesos
progresistas latinoamericanos, Cuba Debate, La Habana, 16
de julio; González García, René Fidel (2018): Los nuevos
contrarrevolucionarios, Rebelión, 18-07; Cruz
Capote, Orlando (2018): El mundo del capital en el cual Cuba intenta
insertarse, La pupila insomne, 1ro de agosto. Ver cita
número 16.
(25) Sánchez Vázquez, Adolfo
(1971): “Prólogo”, en Karl Korsch, Marxismo y
filosofía, Editorial Era, México, p. 17.
(26) Marx, C. y Engels, F. (1974): La
Ideología Alemana, Coedición de Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, y
Ediciones Grijalbo, (5ª edición), Barcelona, p. 25; Marx, Carlos (s/f):
(s/f) Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Obras
filosóficas, Editorial Costes, T. I, p. 96; Introducción. Contribución
a la crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1975, p. 14.
(27) Marx, Carlos (1877): “Carta
a la redacción de “Anales de la Patria”, (a Vera Zásulich), en, Adolfo Sánchez Vázquez (1988): El marxismo en América Latina,
revista dialéctica, Número Especial, Año XIII, No. 19,
julio, Revista de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma
de Puebla, México, p. 13.
(28) Marx,
Carlos y Engels, Federico (1979): La Ideología Alemana, Editora Política,
La Habana, p 35.
(29) Marx, Carlos y Engels, Federico
(1965): Manifiesto del Partido Comunista (1848), Marx y
Engels, Obras Escogidas, en dos tomos, T. 1., Editorial Progreso,
Moscú, p. 39.
(30) Marx, C. y Engels, F. (1971): Manifiesto Comunista,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, p. 71.