Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

viernes, 11 de junio de 2021

DEJEMOS HABLAR AL VIENTO
(Por Ernesto Estévez Rams)
 

Presuponer que la realidad ideológica es un segmento delimitado por extremos es afirmar que la realidad es unidimensional, esa suposición no se evita por asumir que el segmento se torna en círculo para hacer coincidir, al antojo arbitrario, ambos extremos y fundirlos en un mismo punto. Qué poco saben de geometría, pues parecen ignorar que en un círculo, todos los puntos son intermedios y son extremos. Cuándo me hablan de esa visión, quiénes así la asumen, siempre me pregunto con qué unidad miden la ubicación de las cosas en ella. ¿Será tan arbitraria y tan variada como promotores hay de esa idea? La realidad es unidimensional solo en la proyección de quienes, simplificándola, les resulta fácil para asumirlas en sus presupuestos rígidos, o aquellos, que por conveniencia práctica, gustan mostrarla en la proyección que se inventan, para así caer convenientemente lejos de los extremos que ellos mismos dibujaron. 

No puedo menos que pensar en Marx y Engels, que batallaron para que la Liga de los Justos se radicalizara en la Liga de los Comunistas; o en Lenin, que buscaba que el Partido Socialdemócrata terminara siendo un partido de la revolución socialista; o en Martí,  batallando por lograr que la mayor porción del autonomismo terminara siendo independentista; o Guiteras, radicalizando la lucha antimachadista para volverla una lucha antimperialista y por el socialismo, como se lee en los documentos rectores de esa organización que se llamó La Joven Cuba. Las vanguardias revolucionarias siempre se han radicalizado hacia los vértices de una realidad que lejos de ser unidimensional, es más bien como como un polígono, de manera tal que en cualquier proyección que se quiere hacer de ella, ellos orgullosamente caen en un extremo. 

Guiteras fue un antimperialista radical mal calibrado por un Partido Socialista Popular que no supo, en su momento,  distinguir entre un pusilánime como Grau y un verdadero revolucionario radical como Antonio. Pero Guiteras nunca confundió la dirección principal de lucha, que no era enfrentarse al PSP, por el contrario, buscó aún en esas condiciones, la alianza. Para Guiteras el imperialismo yanqui y sus delegados locales eran el enemigo. A quién amenazó con fusilar por haber ido a conspirar con el enviado yanqui fue a Batista, a nadie más. Porque Guiteras ante todo, fue un antimperialista radical, demasiado ocupado en enfrentar a un enemigo formidable para estar constantemente insistiendo en epítetos contra los comunistas para luego, de recibir respuesta, correr a esconderse detrás del disfraz de víctima.  A Guiteras nunca se le ocurrió, ni en el momento más agudo de confrontación con el PSP, decir que este y el imperialismo eran la misma cosa. Nunca se le ocurrió equiparar al más dogmático de los militantes de esa organización con Herbert Hoover o con Franklin Delano Roosevelt. Y no se le ocurrió, porque Guiteras era un antimperialista radical, incapaz de rebajar la lucha a muerte contra el enemigo principal de la nación cubana, al fanguero de utilizar esa batalla como fachada para dirimir rencillas sectarias, o como herramienta para posicionarse en función de apetencias personales. Curiosamente, era la embajada del norte la que se empeñaba en el discurso de poner a Guiteras como un vértice de extremo, alejado del cómodo centro que ellos necesitaban en medio de aquel panorama convulso de revolución contra el que se enfrentaban. 

Los revolucionarios consecuentes que conozco de la historia, se han radicalizado hacia un vértice, nunca han ido en busca del centro geométrico ideológico.  Para un revolucionario que merezca llamarse como tal, no vale aquello del actor cómico Karl Valentin cuando decía, que “yo no digo esto ni lo otro, para que luego no digan que he dicho esto o lo otro”. Marx se empeñó, no solo en pensamiento sino en acción,  porque sus descubrimientos teóricos fueran herramientas para la transformación, y lo dijo de manera muy explícita en una de sus frases más citadas, esa que está en su tumba. Marx asumió que el revolucionario comunista no puede serlo solo como analista, sino necesariamente debía ser militante. No conozco en la historia un sólo revolucionario que califiquemos como tal, que comience militando en una organización comunista y termine queriendo incorporarse a la maquinaria de uno de los dos partidos sostenes estructurales e ideológicos del sistema imperial de los Estados Unidos de América. En ese proceso, mas allá de galimatías y el verbo en función de Gorgias, se deja de ser revolucionario. Es así y es mejor asumirlo sin complejos, para evitar en uno, pero, más lamentable aún,  que amigos, en la lealtad de la amistad, realicen peligrosos actos de acrobacia que  terminen en dolorosas hernias tan difíciles luego de sanar.  

No se erigen sociedades nuevas como ejercicios académicos y mucho menos, como ejercicios de análisis político donde el acento no está en lo que se analiza, sino en cómo se ve el analizador frente a quienes le interesa mostrarse. No se erigen como ejercicios teóricos en primer lugar, porque las revoluciones no esperan a alguien que las moldee en su escritorio, o más bien, hoy en día, en su computadora. Pero además, es tan compleja la realidad, tan llena de variables sociales interactuando, que pretender que con gruesos libros de un lado y del otro, y la hoja en blanco al frente, se va a parir la ecuación socialista verdadera, para ser llevada a las masas como la buena nueva, es padecer de delirio tremendo, y una vanidad tan grande como la que puede caber en un individuo. En cuanto te levantas de la mesa, la multitud de procesos sociales, minúsculos, mayúsculos, cotidianos, tácticos y estratégicos hacen del libreto documento museable. El método marxista como instrumento de cambio no es para hacer planos, es para incorporado, usarlo a cada paso para evaluar discursos, corregir rumbos, tantear derroteros. La realidad objetiva, esa que en ocasiones reduccionistas se ha llamado práctica, es la única que valida hipótesis y asienta teorías. El método lo usó Marx para  analizar la Comuna de París y el 18 Brumario, y lo usó Lenin para saber qué hacer y señalar tesis que llevaron a la Revolución de Octubre. La Revolución cubana, Fidel no la dibujó en un papel, las fuerzas de la revolución la fueron haciendo en un ejercicio dialéctico formidable donde todo era corregible y corregido en función de la realidad cambiante. Se deja de ser marxista en cuanto se ejecuta cada acto para volverlo a ser en el próximo. Las revoluciones en el poder son procesos complejos, de idas y venidas, de tanteos, aciertos y errores, de impulsos y frenos. En su seno, las batallas por saber qué hacer se dirimen, no en bucólicos atardeceres, sino en confrontaciones tremendas entre sus actores, humanos, emocionables, apasionados. Las polémicas que esta Revolución ha suscitado entre sus hijos son tan grandes, como aquellas antológicas de sus primeras décadas, y sus protagonistas genuinos nunca dejaron que tales pujas se convirtieran en traiciones nacidas de incomprensiones, frustraciones y vanidades. Porque traiciones ha habido, y las hay, intentadas justificarse en el discurso “del camino torcido” y la “revolución traicionada”. Desde Huber Matos negado a apoyar una reforma agraria, hasta Jesús Díaz volando con Hermanos al rescate, y dirigiendo una revista financiada por el brazo de la guerra ideológica de la CIA. 

En los procesos reales las inconformidades entre el qué se debe hacer, según cada cual, el qué se hace, y el qué se hizo, es inevitable. Las tensiones tremendas de un proceso sometido a una agresión permanente, siempre aguda, nunca dando tregua, tiene costos que se pagan en términos individuales y colectivos. Son distintas para el individuo puesto, por razones históricas, en el papel de tomar decisiones diarias que afectan a muchos e incluso, implican la naturaleza misma de la Revolución, que para quienes, sin esa presión tremenda, tienen el derecho y el deber de también pensar críticamente y considerar que no se actúa con el acierto o la premura necesaria. Todo proceso de autoridad colectiva, lleva una batalla entre lo que conserva, por significar estabilidad, y lo que innova, pensando en la transformación que avance. Esa batalla se da no solo entre distintos actores, sino al interior de cada revolucionario. Absolutizar uno solo de esos aspectos es ignorar, peligrosamente, la dialéctica de los procesos sociales. Como lo es ignorar el contexto en el que ocurre cada acto de esta obra inconclusa. No es correcto ni paralizarse por la amenaza y realidad permanente del bloqueo, ni tener en cuenta este como inventario que debe ser declarado, para luego no darle el peso que tiene. Como no se pueden obviar variables geopolíticas o, como algunos pretenden, pasar por alto lo que sucede en el imperio, a la hora de pensar nuestras estrategias y sus implementaciones políticas concretas.   

En la misma idea, no se analiza el pasado histórico como un ejercicio aséptico donde se obvie, que esos que juzgamos tomaron decisiones en el fragor de batallas donde les iba la vida. Y las decisiones que tomaron las hicieron, con el corazón en el lugar correcto, y con la entereza de soportar ser destrozados en un calabozo sin delatar al compañero o traicionar las ideas. Respeto para un PSP que pudo errar, pero nunca erró en dejar de ser del bando de los campesinos, los obreros, los humildes de la tierra. Y nunca dejó de soñar y trabajar por conquistar el cielo desde la tierra. En función de esa aspiración a la redención humana, llegada la hora de los hornos, pusieron el cuerpo a las balas asesinas, lo mismo en una fábrica de tabaco, que el andén de la estación de trenes de Manzanillo. Y ese partido, como explicara Torres-Cuevas, es probablemente el único en la historia de los partidos comunistas, que llegado el momento histórico, le entregó las llaves de la organización a uno que no había sido militante de sus filas, pero que supieron reconocer como líder indiscutible de la Revolución cubana. Basta ya de juzgar la historia con códigos oportunistas en el hoy, para aliviar escozores personales. Como organización y como ese individuo colectivo, esos comunistas fueron, hermosamente imperfectos, como lo fueron Mella, Marinello, Carlos Rafael, Blas, Lázaro, Jeśus. Como lo fue ese Agramonte de su tiempo que se llamó Villena. Así de bello fue quien tuvo siempre la pupila insomne, un fundador, como dijera Fernando Martínez Heredia, del comunismo cubano. 

Trump es un misógino, constructor de muros, encarcelador de niños inmigrantes, racista, xenófobo, instigador de asesinos, ejecutor de crímenes. Hay otro, deleznable justificación de un ser humano, instigador del terrorismo, un despreciable halagador de asesinos que se alegra que nuestras embajadas sean ametralladas y seamos rendidos por hambre. No sé que se pretende, pero sospecho que no es limpio y virtuoso, equiparar con esas alimañas, a periodistas, actores y sujetos de lo Revolución y de lo revolucionario que estoy por ver, comparados con esos monstruos,  cuáles son sus pecados capitales.  Y no se trata de un desliz en un texto, se trata del eje mismo de artículos de opinión que gustan de presentar nuestra realidad reducida a una caricatura unidimensional donde aparecen, disfrazados de víctimas después de la sistemática ofensa, como los adalides de equidistanciamientos asépticos que no son más que fraudes.  

No conozco un solo revolucionario cubano hoy que no considere la necesidad de cambiar y seguir avanzando. No conozco un solo revolucionario cubano que no coincida en la necesidad de liberar las fuerzas productivas, hacer al país próspero y mantener la justicia social. Se puede diferir en alcances y propuestas del cómo y el cuándo, pero no conozco a nadie contrario a lo que este país decidió en ejercicio democrático. 

Prefiero a seres de carne y huesos de ayer y de hoy, falibles en su batallar, pero con el corazón en el lado correcto. Esos que jamás flaquearon ni flaquean, en sus empeños. Esos que se jugaron la vida como agentes de la patria en las filas del enemigo, o combatientes en África. Esos que le cantaron y le cantan a la patria no solo versos que la enaltecen, sino que la hacen mirarse hacia dentro luchando para que no se corrompa. Los prefiero en ese espacio donde no caben esos otros que van dosificando desencantos con fines desarticuladores. Los prefiero a los que Martí combatió por querer reescribir la heroica historia de la Guerra Grande en clave de derrota. Los prefiero a los que pretenden ser distinguidos Chefs del engaño, y van dotando al comensal, plato a plato, y en el transcurso de muchas comidas, sus amasijos de carne con madera para provocar una indigestión que vomite  el parto de una era.  

En esta Revolución de tantas dimensiones, caben todas las voces que por ella dan no solo el intelecto, sino el arte y la propia vida, y caben también aquellos que honestos, se levantan a diario sin empeño en asesinarla. Voces que pueden divergir en sus proyecciones, pero nunca buscan romper el poliedro. Puede tensionarse cada vértice buscando su propio peso, pero no se puede, bajo ninguna circunstancia romper el polígono. La forma de ese cuerpo puede cambiar continuamente pero de lo que estoy seguro, es que los sietemesinos que cambiaron Revolución por espejitos donde mirarse, no son su centro, ellos mismos son culpables de su destierro. Que no nos vengan con cuentos de camino.  No olvidemos que la patria es ara y no pedestal. Los revolucionarios podemos gritarnos en nuestras pasiones, podemos molestarnos, ofendernos, incluso causarnos heridas en nuestras imperfecciones, pero en cuanto dejemos hablar al viento, el grito de unidad es lo único que se interpone entre nosotros y ese imperio que tanto Guiteras como Villena identificaron como el enemigo principal de la nación cubana. Esa nación de la que aspiraban fuera socialista e independiente sin renunciar a que fuera próspera, con todos y para el bien de todos.

 

(en CubaSi)




El imperio acaparador de vacunas como nadie, ahora las reparte, son tan obvios, hay que lavar la imagen...

Al menos 3 mil 900 menores fueron separados de sus padres en la frontera durante el gobierno de Trump 

Juguetes que representan a los menores migrantes separados de sus familias, durante una protesta frente a la embajada estadunidense en Guatemala, en imagen de archivo. Foto Ap

El gobierno de Estados Unidos informó el martes que ha identificado a más de 3 mil 900 menores migrantes separados de sus padres en la frontera con México durante la política de “tolerancia cero” del ex presidente Donald Trump hacia los ingresos ilegales al país. Las autoridades proporcionaron uno de los conteos más detallados en un capítulo de la historia migratoria estadunidense que fue condenado de manera generalizada.

El conteo del grupo de trabajo para la reunificación familiar del gobierno de Joe Biden, de 3 mil 913 menores separados entre el 1 de julio de 2017 y el final de la presidencia de Trump, está muy por debajo de los más de 5 mil 500 identificados por la Unión Estadunidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) en documentos judiciales, basándose en información gubernamental.

El grupo de trabajo dijo que identificó a “casi todos” los menores que fueron separados con base en esa política, pero que revisará otros mil 723 casos desde julio de 2017, lo que podría elevar el número total de expedientes examinados a 5 mil 636, más parecido al conteo de la ACLU. La discrepancia parece radicar principalmente en el fallo de una corte federal en San Diego, que excluyó a 1 mil 723 niños que fueron apartados por otros motivos, como el riesgo de que estuvieran en peligro o de que hubiera dudas sobre paternidad.

Las autoridades también tratarán de determinar si hubo separaciones familiares durante los primeros seis meses de la presidencia de Trump, a partir de enero de 2017, algo que está fuera de la demanda de la ACLU. Esto podría elevar también la cifra final.

De los 3 mil 913 menores, mil 786 han regresado con uno de sus padres, en su mayoría durante la presidencia de Trump, se ha contactado con los padres de otros mil 695, y se desconoce el paradero de 391 más. Muchos de los contactados fueron entregados a otros familiares.

El gobierno de Biden se ha comprometido a reunir a los padres e hijos que siguen separados, pero el ritmo de las reunificaciones ha sido lento y no está claro cuántas se realizarán. Los primeros cuatro progenitores regresaron a Estados Unidos el mes pasado, dentro de lo que el grupo de trabajo identificó como un grupo inicial de 62 personas: 28 de Guatemala, 20 de Honduras, 13 de El Salvador y uno de México. Los funcionarios del gobierno federal dicen que 29 de los 62 han recibido la autorización final para regresar a Estados Unidos, lo que debería ocurrir después de que se hagan los arreglos de viaje.

El reporte proporcionó datos inéditos: cerca del 60% de los menores separados con base en la política migratoria del anterior gobierno eran guatemaltecos (2.270), seguidos de hondureños (mil 150), salvadoreños (281), mexicanos (75), brasileños (74) y rumanos (23).

La Patrulla Fronteriza del sector de Yuma, en Arizona, registró el mayor número de separaciones de entre los nueve sectores de la frontera con México, con mil 114 casos. El Rio Grande Valley, en Texas, que atrajo la atención de los medios al tratarse del corredor más empleado para cruces ilegales, fue el segundo punto con mil 25 casos. El Paso, Texas, donde se llevó a cabo un ensayo de la política en 2017 que no se hizo público en su día, fue el tercero con 982 casos.

 



Cuando se copia una forma de hacer una sociedad "nueva" al buen estilo del Stalin, lo verdaderamente dañino es que utilizan las mismas palabras conocidas, socialismo, bienestar al pueblo...tiene que existir libertad colectiva e individual. Como dijo un viejo guerrillero, que "algunos" no le hicieron mucho caso en su momento, "el socialismo es una construcción voluntaria de la mayoría de un pueblo".

La ley de Corea del Norte que impone severos castigos a quienes ven series y películas extranjeras 

Corea del Norte estableció en el último tiempo una ley que ordena castigar severamente a aquellas personas que sean sorprendidas viendo series o películas extranjeras, así como a aquellas que utilicen ropa o incluso jerga de otros países. Con esta norma, Kim Jong-Un se propone luchar contra lo que su régimen llama "pensamiento reaccionario". "En otras palabras, el régimen concluyó que si se introducen culturas de otros países podría crearse un sentimiento de resistencia", opinó el editor en jefe del Daily NK, el primer periódico en hacerse con una copia de la ley.

La norma, aseguró a la BBC Lee Sang Yong, editor del Daily NK --publicación online en Seúl con fuentes en Corea del Norte--, dice "que si un trabajador es descubierto (consumiendo este tipo de productos extranjeros), el jefe de la fábrica puede ser castigado, y si un niño es problemático, los padres también pueden ser castigados".

"El sistema de monitoreo mutuo alentado por el régimen de Corea del Norte se refleja agresivamente en esta ley", subrayó Lee Sang Yong. Los infractores, indicó el periodista, pueden enfrentar fuertes multas, encarcelamiento y posiblemente la muerte, según la gravedad del delito.

La intención de esta nueva norma, consideró, es "destruir" cualquier sueño o fascinación que la generación más joven pueda tener con Corea del Sur. En un país sin internet, sin redes sociales y solo con unos pocos canales de televisión controlados por el Estado, el régimen de Kim Jong-Un cree que "si se introducen culturas de otros países podría crearse un sentimiento de resistencia", opinó el editor.

Hay analistas que creen que se estaría tratando de evitar que la información externa llegue a la población de Corea del Norte en momentos en que la vida en el país se está tornando cada vez más difícil, con grandes hambrunas.

Choi Jong-hoon, uno de los pocos desertores que logró salir del país en el último año, le dijo a la BBC que "cuanto más difíciles son los tiempos, más severos se vuelven los reglamentos, las leyes y los castigos". "Psicológicamente, cuando tienes la barriga llena y ves una película surcoreana, puede que sea por placer. Pero cuando no hay comida y vivir es una lucha, la gente se enoja", añadió.

Según los medios internacionales, la persecución no se centra exclusivamente en los productos audiovisuales. Recientemente, Kim Jong-Un escribió una carta en medios estatales pidiendo a la Liga Juvenil del país que tome medidas enérgicas contra el "comportamiento desagradable, individualista y antisocialista" entre los jóvenes. Su intención, con esa misiva, sería acabar con el habla extranjera, los peinados y la ropa que él describe como "venenos peligrosos".

De acuerdo con información publicada por el Daily NK, tres adolescentes fueron enviados recientemente a un campamento de reeducación por cortarse el pelo como ídolos del K-pop y usar los pantalones por encima de los tobillos.

Contrabando

Esta nueva ley se propone profundizar los castigos y sanciones que ya existen desde hace años respecto al consumo de productos audiovisuales extranjeros. Yoon Mi-so, quien hace un tiempo dejó Corea del Norte rumbo a Seúl, contó que tenía 11 años cuando vio por primera vez la ejecución un hombre que había sido sorprendido con una película surcoreana. Todo su vecindario fue obligado a mirar la ejecución. "Si no lo hacías, era considerado como traición", le dijo a la BBC. "Lo pusieron en una estaca, lo ataron y luego le dispararon", recordó.

Pese a las distintas medidas de persecución y sanción, aseguró el medio británico, los norcoreanos se las han ingeniado para seguir viendo películas y series extranjeras que traen de contrabando desde la frontera con China. Durante varios años, las series se han compartido a través de memorias USB que ahora son tan "comunes como las rocas", dijo Choi, quien también se pudo alejar de Corea del Norte. Son fáciles de ocultar y también están protegidas con contraseñas: "si escribes la contraseña incorrecta tres veces seguidas, el USB borra su contenido. Incluso puedes configurarlo para que esto suceda después de una entrada incorrecta de la contraseña si el contenido es muy delicado", precisó.

"También hay muchos casos en los que el USB está configurado para que solo se pueda ver una vez en una computadora determinada, por lo que no se puede conectar a otro dispositivo o dárselo a otra persona. Solo tu puedes verlo. Así que incluso si hubieses querido difundirlo no hubieras podido", agregó.

Kim Geum-hyok tenía solo 16 años en 2009 cuando fue capturado por guardias de una unidad especial creada para perseguir y arrestar a cualquiera que compartiera videos ilegales. Él le había dado a un amigo algunos DVD de música pop surcoreana que su padre había traído de contrabando desde China. Según contó a la BBC, los guardias lo llevaron a una sala secreta para interrogarlo, lo golpearon y no lo dejaron dormir durante cuatro días.

"Pensé que mi mundo se estaba acabando. Querían saber cómo había conseguido este video y a cuántas personas se lo había mostrado. No podía decir que mi padre había traído esos DVD de China. ¿Qué podía decir? Era mi padre. No dije nada, solo dije: 'No lo sé, no lo sé. Por favor déjenme ir'", relató. Como el joven era de una familia de elite, su padre pudo sobornar a los guardias para que lo dejaran en libertad.

Muchos de los capturados por delitos similares fueron enviados a campos de trabajo"Al principio, la sentencia era de alrededor de un año en un campo de trabajo. Eso cambió a más de tres años. Ahora mismo, si vas a un campo de trabajo, más del 50% de los jóvenes están allí porque vieron medios extranjeros", afirmó Choi. "Si alguien mira dos horas de material ilegal, serían tres años en un campo de trabajo. Este es un gran problema", lamentó.