LOS
DESVARÍOS ECONÓMICOS DE MACRI
(Por Alfredo
Zaiat, publicado en PAGINA12)
En una lectura rápida, como si quisiera
apurar el trámite, con una sucesión de frases de marketing, de tan repetidas
que ya dejan de tener impacto, el presidente Mauricio Macri habló poco de la
crítica situación económica. Gran parte de ese poco no se ajusta a la verdad.
Enfatizó medidas administrativas en el sector público como si fueran lo
fundamental en la cuestión económica. No habló del FMI, en una muestra de desagradecimiento
al organismo internacional que está financiando la campaña para su reelección y
que, con sus dólares, le permitió eludir el default. No mencionó ni una sola
vez a la industria y al campo. Sí lo hizo, en varias oportunidades, a los
sectores de la construcción, siendo leal de ese modo al origen de su fortuna,
al de la energía y de aeronavegación low cost, cuidando los intereses de las
corporaciones amigas, y al de turismo, como si fuera una reivindicación a sus
más de 100 días de vacaciones que acumula en tres años de mandato presidencial.
La frase de su discurso que resume el
capítulo vinculado a la economía fue “hoy estamos mejor que en el 2015”. Los
datos duros de las principales variables macroeconómicas dejan al desnudo que
eso no es así. La estrategia del gobierno, en tono electoral, es jugar con la
expectativa social prometiendo un futuro mejor luego de haber generado las
bases del progreso, desplazando a la percepción presente de la mayoría de la
población, que está viviendo un veloz y profundo deterioro de la calidad de
vida.
Sin hacerse cargo de haber ejecutado una
política que derivó en la crisis económica más importante desde la debacle del
2002, señaló que la caída fue por el impacto negativo de tres shocks: salida de
capitales financieros de mercados emergentes, la sequía y la causa de las
fotocopias de los cuadernos. Dijo además que la economía no crecía desde 2012,
cuando no fue así, aunque la variación desde ese año hasta el 2015 fue
mediocre; afirmó, sin nada que lo respalde, que la economía iba a colapsar y
que él la salvo de ser como Venezuela; y aseguró que en sus primeros dos años y
medio de gestión la economía fue “exitosa”, auto calificación que sólo puede
generar desconcierto, ya sea por si la cree o por si participa activamente en
la estrategia de la mentira planificada diseñada y liderada desde la Jefatura
de Gabinete.
La inflación navegando con comodidad hace
varios meses cerca del 50 por ciento anual. El salario registrando una
impactante caída en términos reales, sólo comparable con el drama vivido en el
2002. Indicadores sociales como la pobreza, la indigencia y el desempleo
marcando un deterioro pronunciado. Las suspensiones de personal por caída de
ventas son masivas. La destrucción de puestos registrados es constante y, como
consecuencia de la acelerada desindustrialización, se perdieron 126.100 empleos
de ese sector en tres años de macrismo. Quiebras, convocatorias de acreedores,
endeudamiento en dólares asfixiante, reducción de producción, cierre de locales
comerciales y pedidos de procedimientos preventivos de crisis de grandes
compañías constituyen hoy el cuadro de situación del mundo empresario. El
mercado interno está deprimido con ingresos reales de trabajadores y jubilados
licuándose con la inflación. El consumo masivo no detiene la caída afectando la
rentabilidad de firmas vinculadas a la actividad doméstica. La estructura de
costos de empresas y el presupuesto de los hogares se estrujan aún más con
niveles de tarifas de luz y gas desproporcionados y tasas de interés
elevadísimas. La política económica ha sido entregada a las manos del FMI luego
de encarar un endeudamiento vertiginoso, que condicionará mucho al próximo
gobierno. Como si no hubiera aprendido nada en estos años de fiascos con sus
pronósticos, Macri volvió a prometer que la inflación tendrá una “baja
sustancial”. El índice de febrero será más elevado que el del mes anterior, al
ubicarse arriba del 3,5 por ciento, y sólo en el primer trimestre acumularía un
10 por ciento.
El naufragio de la economía es tan evidente
que el escaso y engañoso contenido económico del discurso de Macri permite
entender las razones de la debacle. No hizo referencia a casi nada de las
cuestiones relevantes para abordar una crisis de la actual magnitud. Por caso,
enfatizó que el déficit fiscal es el principal causante de la inflación, y que
la inflación es causante de la pobreza. Si este es el marco conceptual con el
cual se intenta abordar la economía de las características de la argentina, no
es difícil comprender por qué Macri arrojó a la economía a semejante crisis.
Con un mal diagnóstico, contaminado de mala teoría y pura ideología ortodoxas,
acerca del problema de la inflación, el resultado no puede ser otro que el
fracaso, como el que exhibe la economía macrista.