POR QUÉ
LOS MOVIMIENTOS POPULARES VUELVEN A LAS CALLES
(Por Juan
Grabois (*), publicado en INFOBAE)
Una vez más el gobierno de Cambiemos ajusta
por el lado de los más débiles. Con la urgencia de correr a mostrarle cómo le
cierran las cuentas al Fondo, el gobierno de Mauricio Macri, además de destruir
la producción industrial, el empleo formal y el salario real de quienes todavía
tienen el privilegio de laburar en blanco, además de arruinar a los pequeños
comerciantes y profesionales con la destrucción del mercado interno, ha
iniciado una ofensiva contra los más vulnerables que pone en peligro la propia
capacidad de subsistencia.
El autor material del ahorcamiento a los
sectores más pobres entre los pobres es Matías Kelly, uno de los
tantos tecnócratas inoperantes e insensibles del impresentable staff de
limosneros tacaños que rodea a la Ministra Stanley. La única virtud de esa
cartera, la predisposición al diálogo de la propia Ministra, ha sido abolida
por Durán Barba. El coach ecuatoriano, macho alfa del macrismo violento, le ha
exigido a Stanley que rompa los espacios de diálogo con los movimientos
populares y adopte la retórica electoralista confrontativa de la grieta. Como prueba
de lealtad, le exige que aplique recortes salvajes en los programas sociales y
valide el relato duranbarbiano de buenos y malos. Lamento que la Ministra haya
pactado con el demonio para aspirar a la vicepresidencia.
El verdugo del Ministerio, Matías Kelly, es
un hipster cool sin la más mínima trayectoria ni capacitación,
que llegó al cargo por su capacidad para lamer las botas y obedecer órdenes de
sus superiores. Este CEO sensible es un autodenominado "banquero
ético" que responde directamente a Marcos Peña. El señorito cobra sin
ruborizarse un sueldo de 170.000 pesos mensuales como Secretario de Economía
Social y no usa precisamente el hospital público. A juzgar por los resultados
de su gestión, no trabaja ni estudia demasiado, pero su meteórica carrera de
trepador no se detiene. Hoy, es algo así como el "planero" VIP a
cargo de los principales programas sociales del país. A Kelly le han encargado
ocultar el recorte de prestaciones sociales bajo el disfraz de la
"capacitación". Para ello, lanzó hace unos meses el Programa
"Hacemos Futuro" que es algo así como decir "pensá en el futuro
porque en el presente te vamos a arruinar". Tiene como doble objetivo
atacar a los movimientos populares y ahorrarle plata a Macri para que Dujovne se
la lleve a su jefa, la señora Lagarde.
El programa "Hacemos Futuro"
garantiza una prestación que no cubre ni siquiera la canasta básica de
indigencia. Son unos 6.000 pesos mensuales que, verbigracia, los beneficiarios
ya tenían con el programa Argentina Trabaja. En la práctica, el
"nuevo" programa es muy distinto al que dice en los medios.
Básicamente la orden es "no trabaje", no vaya más a su cooperativa, a
su merendero, a su grupo comunitario. En los medios se dice que el beneficiario
debe acreditar la realización de terminalidad educativa y cursos de formación.
El verdugo Kelly sabe bien que esto es fácticamente imposible para al menos un
50% por de ellos, sobre todo en las zonas más pobres del país, por la sencilla
razón de que no hay lugares habilitados para cumplir los requisitos.
Con retórica mediática y demagógica, Kelly le
miente a la opinión pública y azuza al enano fascista que un sector de nuestra
sociedad lleva adentro afirmando que finalmente está educando a los negros
ignorantes. La realidad es muy distinta: no hay vacantes para terminalidad
educativa porque ellos mismos han cerrado miles de aulas FINES y destruido
las escuelas para adultos. Imagínese el lector que si la escuela pública no
está en condiciones de recibir a los alumnos regulares, muchos menos a medio
millón de adultos trabajadores. Los únicos cursos de capacitación que se
ofrecen en el territorio son, casualmente, los que brindamos las mismas
organizaciones sociales que ellos estigmatizan mientras hacen acuerdos
políticos con sospechosas asociaciones de iglesias neopentecostales para
"disputar el territorio".
Las medidas de Kelly apuntan a la destrucción
de los Proyectos Productivos Comunitarios de los Movimientos Populares. Aunque
digan lo contrario, ellos no quieren que los pobres trabajen, porque saben que
quien trabaja toma conciencia de sus derechos y comienza a reclamar una vida
digna. Con su maniobra, Kelly ataca las unidades productivas de economía
popular que brindan un lugar de contención laboral para cientos de miles
de trabajadores en actividades socioambientales que van desde el reciclado
hasta la construcción de viviendas, de la agroecología hasta la limpieza de
arroyos, de los comedores infantiles hasta los bachilleratos populares, de las
casas de rehabilitación de adicciones hasta las cooperativas para la
reinserción de liberados. Estos espacios de contención son lo que permite que
la Argentina no estalle por los aires, evitando que la delincuencia se
transforme en una espiral creciente con los niveles de pobreza que provocó este
gobierno. Pero claro… mientras más violencia, mejor para ellos. Su mercancía de
crueldad cotizará más alto.
En lo que respecta al derecho a la salud,
además de los recortes que venimos padeciendo en el hospital público (implica
falta de medicamentos, de insumos, de personal médico, de ambulancias, guardias
saturadas, etc.) también venimos asistiendo a un recorte en lo que es la
atención en la salud de las personas con discapacidad, como el vaciamiento
del programa Incluir Salud que brinda cobertura a este grupo particularmente
vulnerable. Esto afecta a muchos de mis compañeros que vienen realizando
tratamientos médicos y de estimulación, que necesitan traslados, sillas de
rueda, maestras integradoras, etc.
Las pensiones no contributivas para
discapacitados están siendo recortadas en forma totalmente arbitraria a
partir de la imposición de requisitos incumplibles para los discapacitados
pobres. La Cámara de Apelaciones de la Seguridad Social está demorando
sospechosamente la sentencia en la causa "REDI" que precisamente
denuncia la crueldad del decreto 268/18 que establece un método de notificación
para la suspensión de pensiones y un mecanismo de reempadronamiento diseñado
perversamente para imposibilitar en los hechos ejercicio de los derechos de los
discapacitados.
En la misma línea de ajuste, los últimos doce
meses se dieron de baja 25.000 monotributistas sociales agropecuarios, una
modalidad que permitía a los pequeños productores rurales, campesinos e
indígenas realizar aportes previsionales, contar con la posibilidad de
facturar, y tener la cobertura de salud de una obra social. Hace unas semanas,
el verdugo Kelly emitió la resolución 189/2019, que dispone la baja de oficio y
automática de 60.500 monotributistas sociales. Esta medida totalmente ilegal e
inconstitucional afecta a hombres, mujeres, niños, ancianos, sobre todo de
provincias del interior. Personas que en la actualidad están realizando
tratamientos médicos que se ven interrumpidos por una decisión que un señor
decide tomar desde un escritorio, muy lejos de la realidad de estas familias.
Este panorama negro de deterioro en la salud
y en el trabajo de los sectores populares, se expresa todos los días en el
aumento de la demanda que tenemos en los comedores, merenderos y ollas
populares. Familias enteras que cubren una de sus comidas diarias -en muchos
casos, la única-, en los espacios comunitarios que las organizaciones
sostenemos en los barrios populares. Sin embargo, el Gobierno se niega a
declarar la emergencia alimentaria y garantizar las viandas suficientes para
evitar la expansión de la malnutrición entre los argentinos. Hemos llegado a un
límite en nuestra capacidad de contención y nos vemos obligados a volver a las
calles para garantizar, al menos, que todas las familias tengan un plato de
comida en la mesa e intentar que, al menos, no le roben a nuestros compañeros
el laburo precario que tienen en las cooperativas y el territorio.
Esteban "El Gringo Castro",
secretario general de la CTEP, me hacía reflexionar ayer sobre qué distinta es
la ternura de nuestras compañeras que practican ese feminismo
popularcomunitario salvando a los pibes del hambre y la droga, que distinto es
el compromiso de esos jóvenes militantes que caminan junto al pueblo pobre en
las periferias sintiendo como propio el dolor de cada hermano. Cuando pienso en
todos ellos y comparo su sacrificio con la insensibilidad tecnocrática y cruel
de los funcionarios, reafirmo mi convicción profunda de que sólo los
movimientos populares, tan demonizados, tan atacados, van a permitirle a nuestro
país un proceso de regeneración nacional, humana, social y ambiental.
Este jueves los Movimientos vuelven a la
calle. Ellos van a mentir. Nos van a atacar. Nos van a perseguir. Pero
cualquier observador objetivo sabe que son responsables de que 4 de cada
10 argentinos están en la pobreza y 5 de cada 10 trabajadores sin un empleo
decente. Ellos son responsables que los pibes tengan más cerca un fierro que un
cuaderno. Nosotros sólo pedimos paz, pan, tierra, techo y trabajo.
(*) El autor es Secretario de Formación
de la CTEP