¿Qué
propiedades reclaman a Cuba y quiénes eran sus dueños?
(Por
Iroel Sánchez, en su blog "LA PUPILA INSOMNE")
“Propietario
en nueve centrales (azucareros), un banco, tres aerolíneas, una papelera, una
contratista, una transportista por carretera, una productora de gas, dos
moteles, varias emisoras de radio, una televisora, periódicos, revistas, una
fábrica de materiales de la construcción, una naviera, un centro turístico,
varios inmuebles urbanos y rurales, varias colonias, varias firmas
norteamericanas y otros múltiples intereses”
(Cubierta del libro Los propietarios de Cuba 1958)
La anterior es la ficha del dictador Fulgencio
Batista en el libro Los propietarios de Cuba 1958, de
Guillermo Jiménez, que presenta las propiedades, cargos públicos y relaciones
familiares de los 551 más prominentes miembros de la oligarquía cubana al
triunfo de la Revolución. No es un libro politizado, expone sólo datos, pero
ilustra cómo mucho menos del uno por ciento de la sociedad cubana -que entonces
reunía poco más de cinco millones de habitantes- concentraba la riqueza de la
nación mientras los índices de desempleo, insalubridad y analfabetismo
flagelaban a buena parte de los cubanos. Sobre Batista y su relación con
EE.UU. John Fitzgerald Kennedy dio una definición muy ilustrativa cuando hacía
campaña por la presidencia de EE.UU:
“Fulgencio Batista asesinó a 20 000
cubanos en siete años, una proporción de la población de Cuba mayor que la de
los norteamericanos que murieron en las dos grandes guerras mundiales…Voceros
de la Administración elogiaban a Batista, lo exaltaban como un aliado confiable
y un buen amigo, en momentos en que Batista asesinaba a miles de ciudadanos,
destruía los últimos vestigios de libertad y robaba cientos de millones de
dólares al pueblo cubano.”
Es sabido que de entre esos 551 propietarios
los más cercanos al dictador huyeron el 31 de diciembre de 1958 del país, que
dejaban tras de sí ensangrentado y esquilmado, con cuatrocientos millones de
dólares del erario público cubano en su equipaje. La mayor parte del resto de
esos propietarios también emigró, abandonando sus propiedades en la Isla
convencidos de que la agresiva política del gobierno estadounidense las
devolvería a sus manos, aunque justo es reconocer que una parte de ellos
pusieron algo de su esfuerzo por recuperarlos, sumándose a los actos
terroristas e invasiones que la CIA ejecutó contra Cuba durante esos años.
Pero en Cuba había más propietarios y más
poderosos, a los que primero los interventores estadounidenses y luego los
gobernantes serviles a Washington entregaron prácticamente la base de la
economía cubana. Un puñado de empresas norteamericanas concentraba las mejores
tierras, la mayoría de los bancos y centrales azucareros, la telefonía, la
electricidad y los ferrocarriles, así como las poquísimas industrias no
azucareras existentes en la Isla. Habían llegado desde fines del Siglo XIX,
sobre todo tras la intervención en la lucha que los cubanos llevaron durante
treinta años contra España cuando esta última ya no podía prolongar su dominio
sobre la Isla y estaba absolutamente derrotada. Amparados por esa intervención,
las inversiones de los Estados Unidos en Cuba pasaron de 50 millones a 160
millones en 1906 y 1 450 millones de pesos en 1927. Apenas a 6 dólares la
hectárea, en un país destruido por la guerra, compraron enormes extensiones de
entre 25 000 y 70 000 hectáreas.
Si alguna duda queda de las consecuencias de
esa penetración se puede acudir también a la descripción de Kennedy.:
“En 1953 la familia cubana tenía un
ingreso de seis pesos a la semana. Del 15 al 20 por ciento de la fuerza de
trabajo estaba crónicamente desempleada. Sólo un tercio de las casas de la Isla
tenían agua corriente y en los últimos años que precedieron a la Revolución de
Castro este abismal nivel de vida bajó aún más al crecer la población, que no
participaba del crecimiento económico.”
Las relaciones de los gobernantes cubanos con
la mafia estadounidense que invertía en Cuba en casinos y hoteles eran
notorias. La mayoría de los más importantes hoteles eran propiedad de
connotados mafiosos norteamericanos y La Habana ocupaba el lugar que hoy ocupa
Las Vegas como destino para el juego y la prostitución. La segunda parte de la
película El padrino lo ilustra elocuentemente cuando los
principales mafiosos cortan una tarta ilustrada con el mapa de la isla.
Los efectos del latifundio en la agricultura
fueron recogidos por una encuesta a los Trabajadores Agrícolas Cubanos
realizada por la Agrupación Católica Universitaria (ACU) en 1956-57:
- Existían
350 mil trabajadores agrícolas (2,1 millones incluyendo las familias, 34% de la
población).
– Alumbrado: eléctrico, 7.3%; acetileno y carburo, 0.7%; luz
brillante, 89.8%; y ninguno, 2.1%.
– Localización del baño: interior, 5.8%; sin
baño, 82.6%; y exterior, 11.6%.– Tipo de suministro de agua: de acueducto con
instalación interior, 3.2%; de acueducto con toma eexterio, 2.6%; de aljibe con
instalación interior, 5.4%; de río tomada directamente, 0.3%; y de pozo, 88.5%.
–
Tipo y localización del servicio sanitario: inodoro interior, 2.1%; letrina
interior, 1.3%; sin inodoro ni letrina, 63.9%; inodoro exterior, 7.6%; y
letrina exterior, 25,2%..– Materiales de paredes, techo y piso:
Mampostería, tejas y cemento, 0.8%
Madera, tejas y mosaicos, 2.5%
Madera, tejas y cemento, 1.7%
Madera, tejas y tierra, 2.0%
Madera, tejas y madera, 7.4%
Madera, guano y cemento,19.5%
Madera, guano y tierra, 60.3%
– Alfabetismo del Jefe de Familia: asistió a
la escuela, 55,9%; sabe leer y escribir; 53.6%; es analfabeto, 43,1%; no
asistió a la escuela, 44.1%; pasó del 3er grado, 21.7%; y lee, no escribe,
4,0%.
– El paludismo es padecido por un 31%, un 14% padece o ha padecido la
tuberculosis, la tifoidea ha sido padecida por el 13%, un 36% declara que se
halla parasitado.
– Alimentación de la familia calculada en días al mes: pan,
3.3 días; leche, 11.2 días; harina, 7.1 días; carne, 4.0 días; huevos, 2.1
días, pescado, 0.7 días; frijoles, 23.28 días; arroz, 24.1 días; y viandas,
22.0 días.
– Sólo un 4% menciona la carne como integrante de su ración habitual.
El pescado es reportado por menos del 1%. Los huevos son consumidos por un
2.12% y sólo toma leche un 11.2%.
– La talla promedio del hombre es de 5 pies y
4 pulgadas (162 cm).
El latifundio había sido proscrito en la
Constitución de 1940 pero la Reforma Agraria que ejecutara esa voluntad nunca
fue implementada. En Guatemala, el intento de hacerlo llevó en 1954 a un golpe
de estado y una intervención militar de la CIA, cuyo director era accionista de
uno de los mayores latifundistas allí y también en Cuba: la United Fruit
Company, y hermano del entonces Secretario de Estado John Foster Dulles.
Ese es el cuadro que encontraron los
revolucionarios cubanos al derrocar el régimen batistiano, y cumpliendo con la
Constitución vigente decretaron una Reforma Agraria que incluía la
indemnización y era menos radical que la que habían ejecutado los ocupantes
norteamericanos en Japón tras la Segunda Guerra Mundial, pero en el país
asiático no había latifundistas estadounidenses.
La Revolución cubana, acusada de inmediato de
enemiga de la propiedad, convirtió en propietarios a millones de cubanos a
través de las leyes de Reforma Agraria y Reforma Urbana.
El gobierno norteamericano reaccionó
exigiendo una compensación inmediata cuando las arcas cubanas habían sido
vaciadas por los mismos asesinos y torturadores que Washinton apoyó en el
gobierno en Cuba y amparó como fugitivos en su territorio. Así comenzó una
guerra sin cuartel que llega hasta hoy y que ha incluido todas las armas
económicas, militares y sicológicas, no para recuperar las propiedades, que es
en realidad el más reciente de los pretextos cuando todos los anteriores
-alianza con la URRS, apoyo a la liberación nacional en América Latina y
África, Derechos Humanos…- han ido perdiendo fundamento, sino para aplastar un
incómodo ejemplo exitoso de desafío a la dominación regional y global de los
EE.UU. Los herederos de los batistianos asentados en el Sur de la Florida no
son más que un instrumento aliado al servicio del imperialismo estadounidense,
como lo fueron en Cuba antes de su derrocamiento.
La ley Helms-Burton, aprobada en 1996 por el
Presidente Bill Clinton en una concesión electorera al lobby extremista
cubanoamericano, buscaba hacer imposible la derogación del bloqueo económico
contra Cuba y convertir el restablecimiento del dominio norteamericano en
condición sine qua non para su fin, dar el tiro de gracia a la
Revolución que sobrevivía al derrumbe de la Unión Soviética y desestimular la
inversión extranjera en la Isla. Creyendo que bastaba con apretar un poco más
para que Cuba cayera, idearon posponer la aplicación del Título III de dicha
Ley -que permite reclamar en tribunales estadounidenses las propiedades que los
batistianos y adláteres abandonaron en Cuba sin ser ciudadanos estadounidenses,
así como aquellas cuya indemnización el gobierno estadounidense impidió
negociar a las empresas de su país. Si el fin de la Revolución estaba cerca, o
en el peor de los casos esta no sobreviviría al fin biológico de sus
fundadores, para qué crearse un problema con sus aliados europeos y
canadienses.
Pero llegó el año 2019. Una nueva Ley de
inversión extranjera en Cuba empieza a tener éxito y el flujo de capitales
hacia la Isla bloqueada está creciendo, para colmo, desde abril de 2018 una
persona nacida después de 1959 está al frente del gobierno cubano y tiene cada
vez más consenso entre el pueblo.
Para más peligro del sector extremista que en
Miami sueña con “tres días para matar” tras del fin de la Revolución, el
gobierno de Barack Obama, con posterioridad a que su antecesor W. Bush
recruceciera el bloqueo -limitando hasta a los nacidos en ella residentes en
EE.UU. viajar a la Isla y enviar remesas- había intentado una “normalización”
que aunque estableció récord en los acápites de multas a bancos de terceros
países por hacer transacciones cubanas y en fondos para la subversión, e inició
la guerra económica para destruir al principal aliado cubano, Venezuela, avanzó
hacia un clima de distensión entre Washington y La Habana y adoptó algunas
medidas que alentaron la esperanza de ver cercano el fin del bloqueo. Los
extremistas no podían perder la oportunidad de que el regreso de los
republicanos a la Casa Blanca les asegurara no dejar recurso por emplear contra
Cuba. El lobbysta encargado de promover en el Congreso las leyes anticubanas,
Mauricio Claver Carone, es hoy el Asesor de Seguridad Nacional para América
Latina, su jefe -John Bolton- que como embajador en la ONU de W. Bush se hizo
célebre acusando fraudulentamente a la Isla de fabricar armas biológicas, fue
quien anunció en Miami la puesta en vigor del Título III de la Helms-Burton.
Tienen a su favor a un Presidente que desconoce abiertamente el
multilateralismo y sólo habla con quienes le suponen una costosa amenaza a sus
intereses.
Cuba desde que se aprobó la Ley implementó su
legislación antídoto: Ley 80, “de reafirmación de la soberanía y la dignidad
cubanas” de 1999 que declara “nula toda reclamación amparada en ella de persona
natural o jurídica, cualquiera que fuere su ciudadanía o nacionalidad” basada
en la Helms-Burton y ha ratificado a empresarios con inversiones en la Isla su
total respaldo y la inaplicabilidad de cualquier decisión de tribunales
norteamericanos en su territorio. Algo que también han respaldo tanto la Unión
Europea como Canadá.
El gobierno cubano ha declarado de prioridad
absoluta la defensa y la economía y ha concentrado su estrategia de desarrollo
en el turismo, la industria biotecnológica y farmacéutica; el sector
electroenergético relacionado con las fuentes renovables de energía, la
producción de alimentos; la exportación de servicios profesionales y la
construcción, a la vez que busca eliminar trabas burocráticas para hacer más
eficiente la empresa estatal y su integración con el sector privado nacional y
la inversión extranjera.
Frente a un cerco que además ha limitado los
ingresos cubanos saboteando su colaboración médica en Brasil y Venezuela y ha
presionado la Isla para que retire su apoyo al proceso bolivariano en este
último país, Cuba no ha bajado la cabeza. La permanencia de los revolucionarios
venezolanos en Miraflores y el fracaso de los sucesivos intentos de golpe de
estado contra el Presidente Nicolás Maduro, han constituido también una derrota
para los enemigos de La Habana. Que en Washington hayan tenido que aceptar el
diálogo que tanto el gobierno venezolano como el cubano han defendido siempre
es una derrota de quienes desde Miami impulsan la agresión a Venezuela como un
modo de destruir la Revolución cubana.
Cuba enfrenta grandes desafíos, pero hay
conciencia absoluta entre su gente de que ninguno se resuelve complaciendo a
quienes llevan sesenta años haciéndole la guerra.