RECLINATORIO (*)
(Por
José Luis Fariñas)
Ser
un poco aquella suma de derrotas
que ha dejado residuos de luz sobre la mar oscura.
que ha dejado residuos de luz sobre la mar oscura.
Ser
la lluvia oculta en la espiral que yace.
Volverse
una esfera que corta
y otra que se muere de frio
en un perfecto jardín de piedra.
y otra que se muere de frio
en un perfecto jardín de piedra.
Como
tumba de luz siempre abierta,
siempre viva, corazón de la aguja;
sin nombre, sin dos miradas para una misma cosa,
sin aquella entrañable polifobia,
como el pasado del cielo.
siempre viva, corazón de la aguja;
sin nombre, sin dos miradas para una misma cosa,
sin aquella entrañable polifobia,
como el pasado del cielo.
Anochecer
por dentro
en esa playa donde nunca oscurece.
en esa playa donde nunca oscurece.
Ser
un poco esa fórmula tibetana para resucitar pinos;
cosa de sexagésimos espectros sin alfombra,
cosa sin nombre del jueves menos esperado.
cosa de sexagésimos espectros sin alfombra,
cosa sin nombre del jueves menos esperado.
Porque
los cazadores al fin nacen flechados
en la plenitud, dentro del bisonte.
en la plenitud, dentro del bisonte.
Porque
las puertas sobran en un mundo de ventanas.
Porque
un alma avinagrada puede matar al brujo.
Porque
los santos que nos llaman no son muy antiguos.
Porque
las mejores vasijas están rotas
y nada se derrama.
y nada se derrama.
Porque
los elegidos del silencio están gritando.
Porque
hay un mundo de huellas en tu arena,
y ninguna es mía.
y ninguna es mía.
Porque
las piezas no quieren ya estar en el tablero.
Porque
el día duerme siempre tan mal, tan acostado,
tan medio nocturno en plena mañana.
tan medio nocturno en plena mañana.
Porque
has querido solo a medias tus mitades,
porque he oído en tu voz el paso sin paso de mi abismo.
porque he oído en tu voz el paso sin paso de mi abismo.