Para
quien lee de todo, como el que escribe acá, ha sido interesante constatar, como
una PRENSA OFICIALISTA, autollamada "independiente", se devana sus
sesos para que sus
"periodistas" no aparezcan como meros comunicadores de un gobierno en
el poder. Me llama poderosamente la atención asistir a ese "proceso"
de camuflaje en un país donde se dice que existe "democracia y prensa
libre". como cubano que soy, vengo de un país donde su prensa, solo
superada en los últimos tiempos por una blogosfera verdaderamente diferente y plural,
siempre acompaño a pintar una realidad futura en vez de la real, al tal punto
que todos decíamos que en 30 minutos que duraba el noticiero de las ocho de la
noche, si lo conectabas al refrigerador (heladera por estos lares) conseguías
el llenado completo del mismo, la maldición era en todo caso, que semejante
jubilo duraba lo que un merengue en la puerta de un colegio, es decir nada,
solo esa media hora de noticias donde las matas de plátanos daban sus frutos en
cantidades industriales y la papa se multiplicaba como los panes y peces de
Cristo.
Asiste
uno en la Argentina, a una situación similar a la descrita en Cuba en tiempos
pasados, inclusive peor, no solo describen una realidad que nada tienen que ver
con la verdadera, sino que se animan a corregir y dar pautas al gobierno de cómo
debe hacer su comunicación con el pueblo, de manera tal que logren que los
vuelvan a votar en las próximas elecciones en Octubre de este año, para de
alguna manera garantizarse esa PRENSA OFICIALISTA la pauta publicitaria del
gobierno que garantice su existencia y finalmente su poder mediático.
El
poder mediático y oficialista en la Argentina le tiene tanto miedo que el
pueblo vuelva a votar a los "populistas" de antaño que harán
cualquier cosa porque así sea, y si acercándose mas a las elecciones de Octubre
vieran a su CANDIDATO perder tantas posiciones que peligre su reelección, no se
preocupen, ya TIENEN en carpeta un PLAN B con OTRO que le garantice sus
intereses, por tanto el tema de ellos y su relación gubernamental, no es
decirle la verdad al pueblo sino "buscar maneras" de comunicar que
seduzcan a los votantes para que lleguen convencidos de la reelección de Macri
y su banda, aun a sabiendas del desastre económico neoliberal que ha impuesto
este gobierno Prosista a un pueblo que por enésima vez ha sido engañado,
jugando a la timba financiera y apostando poco por el desarrollo del país.
EL ARTE
DE OFRECER ESPERANZAS (POR 2a VEZ)
(Por Gonzalo Abascal, publicado en CLARIN)
Aquel 11 de diciembre de 2015 Mauricio Macri
vestía camisa celeste y pantalón claro, y parado en la autopista
Pilar-Pergamino, aseguraba:“Ante todo se trata de cuidar a los argentinos”. En
su primer día como presidente y todavía cargado con la impronta de la campaña
electoral, prometía “terminar toda la autovía que hace 15 años espera”.
Ayer el Presidente también vistió camisa
celeste (esta vez con saco azul) y acompañado por María Eugenia Vidal recorrió
(no inauguró) obras en el río Salado. Con el viento de frente, aseguró: “Estas
obras son la base para construir ese país que todos queremos...” .
Las escenas (operarios, paisaje de obra)
tienen tantas similitudes que podría intentarse el juego de las siete
diferencias. Pero está claro que no son idénticas. Algunas cosas cambiaron. La
más importante no es menor: pasaron casi cuatro años de gestión. La pregunta,
entonces, sería: ¿qué novedad discursiva puede ofrecer Macri en esta
campaña? ¿Cuáles son las palabras para contar lo hecho durante su
presidencia? Parte de la respuesta la dio este lunes el propio presidente: “hoy
ya tenemos una economía que empieza a acomodarse”.
Más allá de lo acertado o no de sus dichos,
está claro que no parece suficiente. La formulación “empieza a
acomodarse” lleva una deuda implícita. Es más apropiada para un
comienzo de gestión que para la recta final de su último año. Es decir, el eje
del discurso de Macri en su camino a la reelección, al menos en estos días
(aseguran que en el segundo semestre llegará una ola de inauguraciones) no
es diferente al de su primera campaña: ofrecer la esperanza de un cambio
todavía pendiente.
Pero si ya pasó gran parte de su presidencia,
¿por qué la promesa podría funcionar? La respuesta no es un secreto: la
necesidad de esa ilusión es tan fuerte como el miedo de un posible regreso
kirchnerista. Sin Cristina enfrente a Macri se lo evaluaría sólo por sus
resultados. Lo saben el Presidente y el Gobierno. De ahí la necesidad de
Cristina candidata.
La mención a la ex presidenta sirve para
pensar de qué hablará si decide su candidatura. Su estrategia inicial también
es visible: primero victimizarse con la persecución judicial; luego apuntar a
un punto sensible de la economía, la pérdida de la capacidad de consumo y la
suba de tarifas.
Cristina deberá hacer magia para
hablar de precios sin mencionar la palabra inflación, notorio fracaso de su
etapa.
Por eso ayer criticó en Twitter “la suba de los útiles escolares, las
facturas de luz, gas y agua, las cuotas de las prepagas”. Tendrá que
ser quirúrgica en su lenguaje, y aún así ofrecerá flancos en su gestión que van
más allá de la corrupción.
La campaña obliga a renovar esperanzas. Lo
sabe Durán Barba y lo evidencia el polémico video subido a Instagram de la
gobernadora Vidal junto a una mujer “pobre”, según propia
definición. La charla, a la que con torpeza intentó presentarse como no
guionada, muestra detalles que pueden ser claves en la comunicación oficial
hacia octubre.
Es la mujer -y no Vidal- la que habla. La que
dice: “Al pobre díganle, mirá, va a pasar esto y esto, pero sabés qué
al final tus hijos y tus nietos van a estar mejor” (…) Es la mujer -y
no Vidal- la que sigue: “Hace cuatro años que vivo en un país que es
realista (…) yo creo en ustedes. Sé que van a lograr que mis nietos no tengan
que preocuparse por el desayuno. Tengo fe y esperanzas en ustedes… y no las
perdí… “. Vidal sólo acompaña en silencio, y a final dice: "Yo
creo en vos". Que el candidato crea en el votante, y no el
votante en el candidato, define la realidad pre electoral y lo que el
Gobierno por ahora reclama de sus seguidores: un nuevo acto de fe.