Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

viernes, 1 de marzo de 2019

EN EL TABLERO

Ahora que Venus
se nos presenta en ceros y unos
¿Cómo hago para que te poses acá?
una palabra por aquí
una tonada por allá
jugando al parchís
tratando de llegar a tu casilla central
con dados gastados
de tanto andar
presiento desgracia en el juego
fortuna en el amar







Para quien lee de todo, como el que escribe acá, ha sido interesante constatar, como una PRENSA OFICIALISTA, autollamada "independiente", se devana sus sesos  para que sus "periodistas" no aparezcan como meros comunicadores de un gobierno en el poder. Me llama poderosamente la atención asistir a ese "proceso" de camuflaje en un país donde se dice que existe "democracia y prensa libre". como cubano que soy, vengo de un país donde su prensa, solo superada en los últimos tiempos por una blogosfera verdaderamente diferente y plural, siempre acompaño a pintar una realidad futura en vez de la real, al tal punto que todos decíamos que en 30 minutos que duraba el noticiero de las ocho de la noche, si lo conectabas al refrigerador (heladera por estos lares) conseguías el llenado completo del mismo, la maldición era en todo caso, que semejante jubilo duraba lo que un merengue en la puerta de un colegio, es decir nada, solo esa media hora de noticias donde las matas de plátanos daban sus frutos en cantidades industriales y la papa se multiplicaba como los panes y peces de Cristo.

Asiste uno en la Argentina, a una situación similar a la descrita en Cuba en tiempos pasados, inclusive peor, no solo describen una realidad que nada tienen que ver con la verdadera, sino que se animan a corregir y dar pautas al gobierno de cómo debe hacer su comunicación con el pueblo, de manera tal que logren que los vuelvan a votar en las próximas elecciones en Octubre de este año, para de alguna manera garantizarse esa PRENSA OFICIALISTA la pauta publicitaria del gobierno que garantice su existencia y finalmente su poder mediático.

El poder mediático y oficialista en la Argentina le tiene tanto miedo que el pueblo vuelva a votar a los "populistas" de antaño que harán cualquier cosa porque así sea, y si acercándose mas a las elecciones de Octubre vieran a su CANDIDATO perder tantas posiciones que peligre su reelección, no se preocupen, ya TIENEN en carpeta un PLAN B con OTRO que le garantice sus intereses, por tanto el tema de ellos y su relación gubernamental, no es decirle la verdad al pueblo sino "buscar maneras" de comunicar que seduzcan a los votantes para que lleguen convencidos de la reelección de Macri y su banda, aun a sabiendas del desastre económico neoliberal que ha impuesto este gobierno Prosista a un pueblo que por enésima vez ha sido engañado, jugando a la timba financiera y apostando poco por el desarrollo del país.


EL ARTE DE OFRECER ESPERANZAS (POR 2a VEZ)
(Por Gonzalo Abascal, publicado en CLARIN)



Aquel 11 de diciembre de 2015 Mauricio Macri vestía camisa celeste y pantalón claro, y parado en la autopista Pilar-Pergamino, aseguraba:“Ante todo se trata de cuidar a los argentinos”. En su primer día como presidente y todavía cargado con la impronta de la campaña electoral, prometía “terminar toda la autovía que hace 15 años espera”.

Ayer el Presidente también vistió camisa celeste (esta vez con saco azul) y acompañado por María Eugenia Vidal recorrió (no inauguró) obras en el río Salado. Con el viento de frente, aseguró: “Estas obras son la base para construir ese país que todos queremos...” .

Las escenas (operarios, paisaje de obra) tienen tantas similitudes que podría intentarse el juego de las siete diferencias. Pero está claro que no son idénticas. Algunas cosas cambiaron. La más importante no es menor: pasaron casi cuatro años de gestión. La pregunta, entonces, sería: ¿qué novedad discursiva puede ofrecer Macri en esta campaña? ¿Cuáles son las palabras para contar lo hecho durante su presidencia? Parte de la respuesta la dio este lunes el propio presidente: “hoy ya tenemos una economía que empieza a acomodarse”.

Más allá de lo acertado o no de sus dichos, está claro que no parece suficiente. La formulación “empieza a acomodarse” lleva una deuda implícita. Es más apropiada para un comienzo de gestión que para la recta final de su último año. Es decir, el eje del discurso de Macri en su camino a la reelección, al menos en estos días (aseguran que en el segundo semestre llegará una ola de inauguraciones) no es diferente al de su primera campaña: ofrecer la esperanza de un cambio todavía pendiente.

Pero si ya pasó gran parte de su presidencia, ¿por qué la promesa podría funcionar? La respuesta no es un secreto: la necesidad de esa ilusión es tan fuerte como el miedo de un posible regreso kirchnerista. Sin Cristina enfrente a Macri se lo evaluaría sólo por sus resultados. Lo saben el Presidente y el Gobierno. De ahí la necesidad de Cristina candidata.

La mención a la ex presidenta sirve para pensar de qué hablará si decide su candidatura. Su estrategia inicial también es visible: primero victimizarse con la persecución judicial; luego apuntar a un punto sensible de la economía, la pérdida de la capacidad de consumo y la suba de tarifas.

Cristina deberá hacer magia para hablar de precios sin mencionar la palabra inflación, notorio fracaso de su etapa. Por eso ayer criticó en Twitter “la suba de los útiles escolares, las facturas de luz, gas y agua, las cuotas de las prepagas”. Tendrá que ser quirúrgica en su lenguaje, y aún así ofrecerá flancos en su gestión que van más allá de la corrupción.

La campaña obliga a renovar esperanzas. Lo sabe Durán Barba y lo evidencia el polémico video subido a Instagram de la gobernadora Vidal junto a una mujer “pobre”, según propia definición. La charla, a la que con torpeza intentó presentarse como no guionada, muestra detalles que pueden ser claves en la comunicación oficial hacia octubre.

Es la mujer -y no Vidal- la que habla. La que dice: “Al pobre díganle, mirá, va a pasar esto y esto, pero sabés qué al final tus hijos y tus nietos van a estar mejor” (…) Es la mujer -y no Vidal- la que sigue: “Hace cuatro años que vivo en un país que es realista (…) yo creo en ustedes. Sé que van a lograr que mis nietos no tengan que preocuparse por el desayuno. Tengo fe y esperanzas en ustedes… y no las perdí… “. Vidal sólo acompaña en silencio, y a final dice: "Yo creo en vos". Que el candidato crea en el votante, y no el votante en el candidato, define la realidad pre electoral y lo que el Gobierno por ahora reclama de sus seguidores: un nuevo acto de fe. 



WASHINGTON: DE FRACASO EN FRACASO
(Por Atilio A. Boron)



El pasado fin de semana fue terrible para la Casa Blanca y sus impresentables capataces del sur del río Bravo, el apropiadamente llamado “Cartel” de Lima dada la estrecha vinculación que algunos de los gobiernos que lo integran mantienen con el narcotráfico, especialmente el colombiano y, antes del advenimiento de López Obrador, el de Peña Nieto en México. El sábado los estrategas estadounidenses decidieron organizar, para el 23 de Febrero, un concierto con algunas de las celebridades consagradas por la industria musical maiamera. El evento atrajo a unas 25.000 personas, la décima parte de lo esperado, divididas jerárquicamente en dos categorías claramente demarcadas. El sector VIP donde fueron a parar presidentes –Duque, Piñera, Abdo Benítez-  ministros y jerarcas del  Cartel y, doscientos metros más atrás (sic!) el resto del público.  (ver:  https://www.laiguana.tv/articulos/438246-concierto-aid-live-fotos-tarima-vip-publico-general/ ) El organizador y financista del espectáculo fue el magnate británico Richard Branson, un conocido evasor de impuestos y acosador sexual que contrató a una serie de cantantes y grupos de derecha entre los cuales Reymar Perdomo, "El Puma" Rodríguez,  Chino, Ricardo Montaner, Diego Torres, Miguel Bosé, Maluma, Nacho, Luis Fonsi, Carlos Vives, Juan Luis Guerra, Juanes, Maná y Alejandro Sanz, que compitieron con fiereza para ver quién se llevaba el Oscar el lambiscón mayor del imperio. 

Este concierto se suponía que crearía el clima necesario para facilitar el ingreso de la “ayuda humanitaria” preparada en Cúcuta por los estadounidenses y sus sirvientes del gobierno colombiano. Pero no fue así, y por varias razones. Primero, porque tal como lo afirmara la Cruz Roja,sólo puede enviarse ese tipo de ayuda, cuidadosamente fiscalizada (cosa que no se hizo, además) si el gobierno del país que va a recibir cargamento lo solicita. En el mismo sentido se explayó el Secretario General de la ONU, Antonio Gutérrez. Y, segundo, porque el gobierno bolivariano no lo hizo porque sabía muy bien que Estados Unidos utiliza esa “ayuda” para introducir espías, agentes encubiertos disfrazados de médicos y asistentes sociales y para-militares en el territorio de sus enemigos y, por supuesto,  no iba a consentir esa movida. Además, si efectivamente la Casa Blanca tuviera un interés genuino en ofrecer una ayuda para aliviar los sufrimientos de la población venezolana tiene en sus manos un recurso mucho más sencillo y efectivo: levantar las sanciones con las cuales ha estado agobiando a la República Bolivariana; o abolir el veto que imponen a las relaciones comerciales internacionales; o devolver los enormes activos de las empresas públicas de ese país confiscados, en un acto que sólo puede calificarse como un robo, por decisión del gobierno de Donald Trump o de autoridades como las del Banco de Inglaterra que se apropió del oro venezolano depositado en su tesoro valuado en algo más de 1.700 millones de dólares. La rabiosa reacción de la derecha ante el fracaso de la operación “ayuda humanitaria” fue tremenda. El propio narcopresidente Iván Duque saludaba desde las alturas del puente internacional a las bandas de delincuentes contratados para producir desmanes mientras preparaban sus bombas molotov y aceitaban sus armas. Cuando ante la firme resistencia de civiles y militares bolivarianos se consumó el fracaso del operativo norteamericano el lumpenaje, protegido por la Policía Nacional de Colombia, tomó al puente por asalto y procedió a incendiar a los camiones que traían la “ayuda humanitaria”. Como era previsible, la prensa culpó del hecho al gobierno venezolano: ahí están las fotos publicadas por toda la canalla mediática mundial con el correspondiente epígrafe satanizando la barbarie chavista y ocultando a los verdaderos responsables de la barbarie. (ver video sobre el tema en: https://youtu.be/fxTDm11_rmE) Mientras tanto,  en perfecta coordinación, los ocupantes de una tanqueta de la policía bolivariana arremete contra las vallas que había en el puente para facilitar la “espontánea” deserción de tres policías buscando asilo en la tranquila y próspera Colombia.  La prensa, empero, nada dijo de los atentos “directores de escena” que, desde el lado colombiano del puente, les indicaban a los desertores cómo debían actuar, por donde entrar,  qué decir y les gritaban “¡levanta el arma, levanta el arma!” para que quedara en evidencia que eran policías o militares bolivarianos que huían de la “dictadura” de Maduro. Todo esto está rotundamente documentado en un video que, por supuesto, la “prensa seria” se ha cuidado muy bien de reproducir. (ver https://twitter.com/OrlenysOV/status/1099505029663412224?s=19 )
En resumen, un fiasco diplomático descomunal e  inocultable que, para desgracia de la tropa comandada por Trump sería apenas el preludio de otro aún peor.

Nos referimos a la tan publicitada reunión del Cartel de Lima en Bogotá, que para su eterno deshonor fue presidida por el Vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, cosa de que quede bien establecida la naturaleza patriótica y democrática de la oposición venezolana. El vice de Trump llegó a Bogotá para reunirse, en patética demostración de la vertiginosa declinación del otrora enorme poderío estadounidense en la región, con un grupo de segundones . En otras épocas, la llegada de un emisario de altísimo nivel de la Casa Blanca hubiera desatado un arrollador “efecto manada” y uno tras otros los nefastos presidentes neocoloniales hubieran corrido en tropel para llegar lo antes posible al besamanos oficial. Pero los tiempos han cambiado y Pence sólo pudo estrechar manos con su desprestigiado anfitrión y con el cómico bufón del magnate neoyorkino, el autoproclamado “Presidente Encargado”  Juan Guaidó. El resto eran gentes de rango inferior:  cancilleres e inclusive vice-cancilleres que con las mejores caras de circunstancias escucharon, con fingida solemnidad, la lectura del acta de defunción del plan golpista estadounidense y, casi con seguridad, del propio Cartel de Lima, habida cuenta de su comprobada inutilidad. El documento, leído con desgano y en medio de un clima deprimente, volvía todo a fojas cero y re-enviaba la cuestión al laberinto sin salida del Consejo de Seguridad de la ONU. Un fracaso gigantesco del gobierno de Estados Unidos en un área que algún troglodita del norte llamó no sólo su “patio trasero” sino su “puerta trasera”.  Los plazos para la “salida” de Maduro (primero planteados por Pedro Sánchez, desde Madrid y luego reiterados por Trump, Pompeo, Pence, Bolton y todos los hampones que hoy se cobijan bajo las alas del presidente norteamericano) se disiparon como una vaporosa niebla matinal bajo el ardiente sol del Caribe venezolano. No sólo eso, ante las evidentes muestras de la declinación  del poder imperial los lacayos neocoloniales optaron por ponerse a salvo del desastre y en un gesto inesperado declararon su oposición a una intervención militar en Venezuela. Los bravos guerreros del sur percibieron que en sus propios países una intervención gringa en Venezuela -aún bajo la infructuosa cobertura de una operación de “fuerzas conjuntas” con militares colombianos o de cualquier otro país- sería impopular y les ocasionaría serios costos políticos y optaron por salvar sus expuestos pellejos y dejar que Washington se encargara del asunto.

¡Qué puede hacer ahora Trump? Víctima de su verborragia y la brutalidad de los torvos gangsters que lo asesoran y aconsejan, ¿extraerá ahora a la última carta del mazo, la opción militar, esta que siempre estuvo sobre la mesa? Difícil que un personaje como él admita tan impresionante derrota diplomática y política sin un gesto violento, una puñalada artera. Por lo tanto, no habría que descartar esa posibilidad aunque creo que la probabilidad de una invasión estilo Santo Domingo 1965 o Panamá 1989 es muy baja. El Pentágono sabe que Venezuela no está desarmada y que una incursión en tierras de Bolívar y Chávez no sería lo mismo que la invasión en la inerme Granada de 1983 y  ocasionaría numerosas bajas entre los invasores.  Escenarios  alternativos: (a) provocar escaramuzas o realizar bombardeos tácticos en la larga e incontrolable  frontera colombo-venezolana; (b) subir un escalón y atacar objetivos militares dentro del territorio venezolano, desafiando empero una represalia bolivariana que podría ser muy destructiva y alcanzar, inclusive, las bases que EEUU tiene en Colombia o las que la OTAN tiene en Aruba y Curazao; o (c) sacrificar a Juan Guaidó, desecharlo debido a la inutilidad de toda la maniobra, y culpar del magnicidio al gobierno bolivariano. Con esto se buscaría crear un clima mundial de repudio que justificaría, con la ayuda de la prensa canalla, una operación militar de vasta envergadura. Claro que esta sería una jugada de altísimo costo político porque la credibilidad que tendría el gobierno de Estados Unidos ante un hecho de este tipo es igual a cero. Si Washington hizo estallar al acorazado Maine en la Bahía de La Habana en 1898 (enviando a la muerte de 254 marineros) para justificar la declaración de guerra contra España y quedarse con Cuba; si para entrar en la Segunda Guerra Mundial el presidente Franklin D. Roosevelt consintió en permitir que la Armada Imperial Japonesa atacara “por sorpresa” a Pearl Harbor en diciembre de 1941 ocasionando la muerte a unos 2500 marineros e hiriendo a otros 1300,  ¿quién podría creer que si algo malo le sucede a Guaidó, que nadie desea, el culpable podría ser otro que el gobierno de Estados Unidos? Los próximos días comenzará a develarse esta incógnita. Lo cierto, sin embargo, es que por ahora toda la operación golpista pergeñada por los hampones de Washington ha ido de fracaso en fracaso.