Debieron
morir 3.240.000 personas para que EE.UU. y la UE discutan liberar las patentes
(Por Luján
Calderaro)
El apoyo de Estados Unidos para suspender las
patentes de vacunas contra el Covid despertó el rechazo de la organización
internacional que reúne a las corporaciones farmacéuticas (IFPMA), mostrando
que la vía del consenso es impotente. La emergencia sanitaria exige medidas
excepcionales y urgentes para evitar las muertes, como vienen reclamando hace
meses países como India y Sudáfrica, Médicos Sin Fronteras y la Red
Latinoamericana por el acceso a medicamentos.
Mediante un comunicado publicado en Twitter
por Katherine Tai, representante de comercio exterior, la administración de
Biden anunció este miércoles que Estados Unidos apoyará la exención de las
patentes de las vacunas contra el COVID-19. Este anuncio aparece cuando la
venta de las vacunas ha dejado de ser un negocio en Estados Unidos, ya que los
altos índices de vacunación en el país produjeron una baja en la demanda de
vacunas. Luego del anuncio las acciones de las principales compañías
farmacéuticas productoras de vacunas, incluyendo Moderna, BioNtech y Pfizer,
cayeron abruptamente.
Este jueves, la propuesta de Biden sumó
nuevos apoyos. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo
que “La UE está lista para conversar sobre cualquier propuesta que
responda a la crisis de forma efectiva y pragmática. Y por eso estamos listos
para hablar sobre cómo el levantamiento de la propiedad intelectual puede
ayudar en alcanzar ese objetivo”. Dos semanas atrás, von der Leyen había dicho
al diario estadounidense The New York Times que no era
"amiga de la liberación de patentes", argumentando que la industria
farmacéutica debe ser recompensada por su innovación.
Tanto el presiente de Rusia, Vladimir Putin,
como el de Francia, Emmanuel Macron, apoyaron la idea. Este último, pasó de
oponerse a la medida porque "desalentaba la innovación", a plantear
que es necesario "convertir esta vacuna en un bien público global",
aunque aclaró que a corto plazo se debe dar prioridad "a la donación de
dosis" y a "la producción en colaboración con los países más
pobres". Por su parte, el presidente de la Organización Mundial de la
Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó el anuncio como algo
“histórico" y tuiteó que "es un ejemplo poderoso de liderazgo norteamericano
para abordar los desafíos sanitarios globales" (sic).
Sin embargo, esta "disposición a
discutir" la liberación de las patentes llega tarde: hace meses que
organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) y la Red Latinoamericana por el
acceso a medicamentos, reclaman esta medida, que ya había sido exigida por
India y Sudáfrica ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) en octubre del
año pasado: Estados Unidos, la Unión Europea y otros países, se opusieron,
y priorizaron la protección de los intereses corporativos y económicos de las
farmacéuticas.
Mientras tanto, el virus continuó –y
continúa– circulando, generando nuevas variantes más peligrosas, y
millones de muertes se podrían haber evitado. Como afirmó Lorena Di Giano,
coordinadora de la Red Latinoamericana por el acceso a medicamentos, en
una entrevista con el programa Alerta Spoiler en La Izquierda
Diario, "cuando se empezó a discutir la suspensión de patentes en la
OMC había 1 millón de muertos a nivel mundial, ahora hay 3,2 millones y
sigue dilatándose". Un análisis conducido por científicos del
Instituto de Métrica y Evaluación Sanitaria de la Universidad de Washington
sugiere que los números oficiales de muertes podrían estar subestimados,
llegando a las 6,9 millones de muertes por Covid-19 a nivel global.
Por otro lado, organizaciones por el acceso a
las vacunas, como The poples´s vaccines, insistieron en que no
basta con apoyar el el levantamiento de liberación de derechos de propiedad
intelectual y patentes, sino que tiene que ir acompañado con la transferencia
tecnológica necesaria para producirlas a la escala y con la urgencia necesaria:
"El gobierno de EEUU debe combinar el apoyo a la suspensión de propiedad
intelectual con la insistencia urgente sobre la transferencia de tecnologías
por medio del fondo de Acceso Tecnológico de la OMS para Covid-19, e invertir
estratégicamente en la fabricación a lo largo del mundo en desarrollo",
tuiteó la coalición global en su cuenta.
Tai advirtió que tomaría tiempo alcanzar
el "consenso" global requerido para renunciar a las protecciones bajo
las reglas de la OMC, aunque resulta dudoso que pueda haber
"consenso" posible con laboratorios que hasta el momento han priorizado
enriquecerse a costa de la salud de la población. Este jueves, la Federación
Europea de la Industria Farmacéutica (EFPIA) que conforma la Federación
Internacional de Fabricantes de Productor Farmacéuticos (IFPMA), publicó un
comunicado en Twitter donde afirma que la propiedad intelectual fomenta la
innovación médica y sostiene que la liberación de las patentes "haría
la lucha contra el coronavirus aún más difícil".
Si el gobierno de Estados Unidos buscara
realmente enfrentar la pandemia a nivel global, entonces una medida posible
apuntaría a declarar de utilidad pública los laboratorios que operan en el
país, tal es el caso de los laboratorios Pfizer y Moderna.
De la misma manera, en Argentina el gobierno
de Alberto Fernández podría declarar de utilidad pública los laboratorios
mAbxience (de Hugo Sigman) y Richmond (de Marcelo Filgueiras), ambos con
capacidad para producir y envasar la vacuna en el país. Como afirman
profesionales de la salud, la gravedad de la situación abierta por la
pandemia amerita la toma de medidas excepcionales para cuidar la salud de la
población, como la liberación de las patentes. En ambos países, el
lobby de las empresas farmacéuticas continúa impidiendo la producción masiva de
vacunas.
La declaración de Doha y el derecho a
proteger la salud publica
Lo cierto es que la misma Organización
Mundial de Comercio (OMC) ya reconoce a los Estados miembros la posibilidad de
liberar las patentes como “medida excepcional”. Luego de instalar el sistema de
patentes en la industria farmacéutica en los ´90 por medio de la firma del
acuerdo "Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados
con el Comercio (ADPIC)", la OMC celebró la Declaración de Doha en
noviembre de 2001 en la ciudad de Doha, Qatar.
Esta Declaración configuró
el marco normativo del sistema de propiedad intelectual en la esfera de la
salud, incluyendo opciones concretas que tienen a disposición los gobiernos
para atender necesidades de salud pública, denominadas también
"flexibilidades". Reconociendo “los problemas que afrontan en
particular los países en desarrollo en relación con la aplicación de los
actuales Acuerdos” y a “los problemas de salud pública que afligen a los países
en desarrollo y menos adelantados”, la OMC incluyó la posibilidad de aplicar “licencias
obligatorias”.
En su artículo 4° se establece que el acuerdo
sobre los ADPIC, "puede y deberá ser interpretado y aplicado de una manera
que apoye el derecho de los Miembros de la OMC de proteger la salud
pública y, en particular, de promover el acceso a los medicamentos
para todos”. Además, reconoce a las epidemias y la emergencia sanitaria
derivada de ella, como una situación “excepcional” que daría lugar al uso de
esta “flexibilidad”: “cada Miembro tiene el derecho de determinar lo que
constituye una emergencia nacional u otras circunstancias de extrema urgencia,
quedando entendido que las crisis de salud pública, incluidas las relacionadas
con el VIH/SIDA, la tuberculosis, el paludismo y otras epidemias, pueden
representar una emergencia nacional u otras circunstancias de extrema urgencia”.
Esta medida habilitaría que países como
Argentina restrinjan los derechos de propiedad intelectual de medicamentos con
motivo de la emergencia sanitaria. Como se afirma en el artículo “Acceso
a medicamentos y propiedad intelectual en Brasil: reflexiones y estrategias de
la sociedad civil” publicado en Scielo, la licencia obligatoria permite que las
autoridades “licencien compañías o individuos que no son los titulares de la
patente para fabricar, usar, vender o importar un producto bajo protección
patentaría sin la autorización del titular de la patente”.
Lorena Di Giano, directora ejecutiva del
Grupo Efecto Positivo (GEP) y abogada especialista en derechos de propiedad
intelectual, y coordinadora de la Red Latinoamericana por el acceso a
medicamentos, afirmó el carácter "reparador" de esta medida porque limita
los derechos exclusivos que otorgan las patentes, y recalcó que el sistema
de patentes "está beneficiando más a las multinacionales que a la Salud
Pública”.
Sin embargo, ningún país hasta el momento ha
exigido el uso de esta potestad en el marco de la pandemia generada por el
Covid-19, mientras la monopolización de la producción de vacunas en manos de
pocos laboratorios no hizo más que agravar “la guerra de las vacunas”, y así
reforzar la defensa y protección de las patentes.
Son sus ganancias millonarias o la vida de
millones
Las farmacéuticas han resistido la liberación
de patentes, porque la medida choca contra sus intereses: en plena pandemia el
laboratorio Pzifer ganó US$ 4900 millones con la producción de su vacuna contra
la Covid-19. Las farmacéuticas han llegado al punto de bajar estrepitosamente
el precio de sus medicamentos para que los Estados no hagan uso de la licencia
obligatoria. Para esto, implementaron dos estrategias. Por un lado, la
concesión de licencias a empresas locales. Por otro lado, el sistema de “doble
precio” por medio del cual las farmacéuticas venden a países pobres
tratamientos específicos a un precio mucho más bajo. Así, evitan la competencia
de otros fabricantes de genéricos.
En medio de una emergencia sanitaria, y
tratándose de proyectos financiados en gran medida con fondos públicos, las
ganancias de las farmacéuticas no pueden ser la prioridad de los gobiernos que
dicen "elegir la salud". Es por eso que desde la Red Latinoamericana
por el acceso a medicamentos impulsan una campaña a nivel internacional para
liberar las patentes, y llaman a los diferentes países a discutir la suspensión
de la propiedad intelectual de manera temporal mientras dure la pandemia, no
solamente de las patentes, sino también del copyright, información
no divulgada, tecnología para Covid-19,y otro tipo de derechos de Propiedad
Intelectual contemplados en el acuerdo internacional.
Con un nuevo récord de muertes en
Argentina por el COVID, las medidas "excepcionales" se vuelven cada
vez más urgentes. Como reconoció Vizzotti esta semana, Argentina esta
en condiciones de producir y envasar la vacuna contra el COVID. En lugar
de tomar todas las medidas necesarias para producir las vacunas, el gobierno de
Alberto Fernández continúa negociando con laboratorios privados, sosteniendo
acuerdos secretos entre laboratorios argentinos y extranjeros, medidas que
refuerzan el poder de las patentes sobre la producción y distribución de las
vacunas. La nacionalización de los laboratorios bajo el control de
sus trabajadores es una medida necesaria y urgente, que permitiría priorizar la
salud de las mayorías.
Los mismos que hoy hacen demagogia con el
apoyo para liberar las patentes -como EE.UU y la UE-, fueron los artífices y primeros
defensores de los intereses de los grandes laboratorios: entre el derecho a la
vida y la salud de las grandes mayorías populares, y la defensa de la propiedad
privada de la industria farmacéutica, eligieron a la segunda. Mientras
continúan negociando, la vida de millones corre peligro. Es urgente: liberen
las patentes ya.
(en https://www.laizquierdadiario.com/)