Todos tenemos un enigmay como es lógico ignoramos
cuál es su clave su sigilo
rozamos los alrededores
coleccionamos los despojos
nos extraviamos en los ecos
y lo perdemos en el sueño
justo cuando iba a descifrarse…
(Mario Benedetti, “Enigmas”)
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Ahuyentada por un
no saber que
desafío de ser amada
no ha pretendido
bendecir su cuerpo
espuma brillante
de un clavel
sollozando
Mi lengua pudiera sin embargo
acariciar el seda
de tu abdomen
y junto al mío
el Big Bang
de nuestros esqueletos
marcarían el resplandor
del comienzo
de este universo
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Versos pobres
miserables
palabras solitarias de mi imagen
que no pudieron penetrar
sus muros
fuiste débil
despreciable
para acaparar mis sentidos
Versos brujos
adoloridos
te condeno te crucifico
por la herejía de tu miedo
te arrastrare
no lo dudes
por desiertos y abismos
abriré tu venas
con navaja oxidada
para que al fin pagues
por mis penas
