Antes
que me sentencien
por
comerme tu ventrículo izquierdo
confesaré
otros males
recoger
tus lágrimas en el desierto
poner
mi hombro
a
tu pesada herencia
condenadme,
no importa
la
leve sombra de un suspiro
en
tu memoria
hará
de mi
un
hombre absuelto
…Las
calles son leones
devorando portales,
desalojando el sueño,
despidiéndolo del mundo.
Y ahí está el enamorado
pidiéndole a la esperanza
que su pecho no se inunde
con el llanto de su tiempo…
(Santiago
Feliú, “Ayer y hoy enamorado”)