Viaje a la Luna
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QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR
lunes, 17 de septiembre de 2018
DEUDA SIN TECHO, DERRUMBE A LA PUERTA
(Por Raúl Dellatorre, Publicado en PAGINA12)
En el peor momento de la crisis del plan
económico del gobierno, con los mercados financieros cerrados para nuevos
préstamos y el FMI (la última carta del gobierno) endureciendo las condiciones
para renovar el acuerdo (el primero cayó antes de cumplir tres meses), al PRO
se le está haciendo cuesta arriba convencer, a propios y extraños, que su
política de endeudamiento es sustentable en el tiempo. Ni siquiera para el
tiempo más inmediato, lo que resta de aquí a fin de año. El informe de La Deuda
Externa que acaba de elaborar el Observatorio de la UMET, que dirige Arnaldo
Bocco, señala que el Programa Financiero presentado por el Ministerio de
Hacienda, según el cual las necesidades de divisas para cumplir con los
vencimientos se cubrirían con renovación de títulos, financiamiento externo e
interno, “resulta poco realista en un contexto financiero internacional
crecientemente hostil” y desconfiado de la capacidad de repago del país.
Advierte, además, que tal Programa sólo prevé el cronograma de vencimientos del
Tesoro Nacional, pero no la necesidad de divisas “del conjunto de la economía”.
La administración macrista, por otra parte, se encontrará con un problema
estructural adicional, subraya el informe de la UMET. De mantenerse en el
tiempo el valor actual del dólar (en términos reales), cabe esperar “que la relación
deuda pública/PBI alcance a finales de 2018 un nivel alarmante, superior al 111
por ciento” que, por diversas razones, es insostenible. “Observando el cuadro
general, se podría afirmar que nuestra economía se encuentra en un callejón sin
salida”, concluye el informe, sugiriendo que la crisis insalvable de divisas
llevaría, una vez más, a un default (cesación de pagos) o a una
reestructuración de la deuda (renegociación de vencimientos o canje), como
ocurrió tras el estallido de la convertibilidad.
“La deuda como motor de la
sustentabilidad económica, se agotó. La gestión de Mauricio Macri nos conduce a
un inexorable final con derrumbe económico y con una probable cesación de
pagos”, definió Nicolás Trotta, director de la UMET y uno de los responsables
de la creación del Observatorio de la Deuda Externa. “Como en el pasado, Macri
nos llevó por la ruta que tenía que evitarse; para el gobierno que venga le
queda el poco aliciente de que hasta diciembre de 2019, este proceso lo
conducirá el FMI”.
“Desde la liberalización del mercado
cambiario y financiero, se generó una creciente demanda de dólares financiada
casi exclusivamente por la deuda externa, (pero) esa disponibilidad se
terminó”, indica, a su vez, el informe. Se terminó la disponibilidad de
recursos prestados pero no la demanda de divisas. ¿Cuál fue el principal
destino de esas divisas, quiénes las demandaron? El Observatorio de la Deuda
Externa repasa la evolución de las cuentas del Balance Cambiario del Banco
Central para encontrar la respuesta.
Los números
Desde diciembre de 2015 hasta julio de este
año, se fueron por salida de activos al exterior del sector privado no
financiero (es decir, particulares y empresas, sin bancos) 54.140 millones de
dólares en términos netos (resultado entre los que salió y lo que entró). A
ello se suman otros 6.200 millones de dólares por utilidades, dividendos y
otras transferencias pagados al exterior por firmas que operan en el país. Por
gastos de turistas en el exterior (por encima de lo que gastaron los
extranjeros que ingresaron al país) se llevó otros 21 mil millones de dólares.
Sumando los 13.400 millones de saldo negativo en el intercambio comercial del
período y los 27 mil millones de dólares pagados en concepto de intereses de la
deuda entre diciembre de 2015 y julio de 2018, suman en total algo más de 121
mil millones de dólares fugados o pagados al exterior en términos netos en ese
período. No es casualidad que esa magnitud sea muy similar al monto de la deuda
total emitida por el sector público en ese período.
Las emisiones de deuda del Tesoro Nacional en
moneda local y extranjera, desde el inicio del gobierno de Cambiemos, asciende
a 103.328 millones de dólares. Si a esa cifra se le suma los aproximadamente 15
mil millones del crédito otorgado por el FMI en junio, se llega a 118 mil
millones de dólares. Si, además, se consideran los compromisos asumidos por las
administraciones provinciales y el sector corporativo (empresas privadas) en el
período, se llega a un total de deuda argentina emitida en esos dos años y ocho
meses de 143.830 millones de dólares. Casi el total de esa cifra, como se vio,
se fue en pagar los desequilibrios en el comercio y los servicios, pero
principalemte en financiar la fuga de capitales y pagar los intereses de esa
misma deuda. En total, estos dos últimos destinos explican la salida de 87.300
millones de dólares.
El
precipicio
Dado el extraordinario nivel de endeudamiento
alcanzado, su posibilidad de financiamiento resulta un problema que parece
estar lejos de haber sido resuelto, advierte la UMET. Incluso en caso de que se
accediera a adelantar el cronograma de desembolsos del crédito stand by (del
cual están pendientes 35 mil millones de dólares), no alcanzaría para cubrir
las distintas necesidades de divisas para que el país siga funcionando.
Y el problema no se plantea en el mediano
plazo, sino que es una urgencia inmediata. Los vencimientos totales de deuda en
moneda extranjera entre septiembre y diciembre de este año ascienden a 19.590
millones de dólares. ¿Cómo prevé el Ministerio de Hacienda cubrirlo? No sólo
calcula contar con los 6000 millones de dólares de los desembolsos previstos en
el primer acuerdo con el FMI, sino que cuenta con lograr renovar vencimientos
y, para el año próximo, conseguir financiamiento extra. A juicio del Observatorio
de la UMET, las proyecciones de la cartera de Nicolás Dujovne “resultan poco
realistas, en un contexto financiero internacional crecientemente hostil y en
un escenario de fuerte cuestionamiento a la capacidad de pago de la deuda”.
Además, se agrega en el actual contexto
un clima altamente negativo que se refleja en el endurecimiento de las
negociaciones con el Fondo y una marcada persistencia de la fuga de divisas,
por vía de desarme de posiciones en activos locales por parte de fondos de
inversión extranjeros, retiro de depósitos en dólares de los bancos y la compra
de dólares por particulares para atesoramiento, a pesar del valor alcanzado por
la divisa.
La brutal devaluación producida a
partir de mayo tuvo un impacto nocivo adicional: aumentó fuertemente la deuda
con respecto al PBI, señala el informe. Según cita el estudio, “el stock de
deuda pública al primer trimestre de 2018 creció un 30,7 por ciento con
respecto a octubre de 2015, hasta 331.481 millones de dólares, mientras que la
relación con el PBI creció hasta un 59,3 por ciento; según cálculos propios, se
espera para el cuarto trimestre un stock de deuda de 356.570 millones y una
relación del 111,4 por ciento”, como resultado también del deterioro en el
valor en dólares del producto. Su reflejo será, en el marco de la actual
política económica, la obligación de destinar una mayor proporción del producto
al pago de la deuda. En términos actuales: más ajuste y mayor necesidad de
dólares.
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