Alguna
vez por 1995 viaje a Bolivia por trabajo, estuve unos 15 días, luego al año
siguiente viví seis meses enseñando y montando un laboratorio en la Universidad
Mayor de San Andrés en La Paz, volví a visitarla en febrero del 2002, conocí Potosí,
Cochabamba, Oruro, lugares increíbles. Cuando volvía a Cuba, siempre decía que
era mi lugar en el Mundo, hoy me siento muy contento que bajo un gobierno “populista”
haya encontrado progreso y prosperidad la gente humilde de ese país tan querido
por mí.
¿POR
QUE FUNCIONA LA ECONOMIA BOLIVIANA?
(Por Guillermo
Oglietti y Alfredo Serrano, PAGINA12)
Bolivia era un país bimonetario. Justo antes
de la llegada de Evo Morales, en 2005, sólo el 15 por ciento de los depósitos
estaban en moneda nacional; en materia de crédito, únicamente el 7 por ciento
se otorgaba en pesos bolivianos. En esos años, siempre bajo gobiernos
neoliberales, todo el mundo usaba el dólar para refugiarse de la
desvalorización del peso. Aquellos que podían compraban dólares mensualmente y
los vendían a medida que necesitaban gastar. La economía estaba más dolarizada
que la de la Argentina actual. Sin embargo, después de algo más de una década,
en apenas unos 13 años, la situación se revirtió completamente. En 2019 el 99
por ciento de los depósitos y el 87 por ciento de los préstamos son en pesos
bolivianos. En la actualidad, todos prefieren prestar en pesos y tomar
depósitos en pesos porque es una moneda fuerte y rentable.
Esta transformación económica no tuvo lugar
por arte de magia. En economía, los milagros no existen. Todo tiene que ver con
todo. Cada resultado económico es la consecuencia de un gran conjunto de
decisiones que poco o nada tienen que ver con la creencia “paranormal” de que
los mercados, por sí solos, nos llevarán a un equilibrio virtuoso. No. La
economía no funciona así. Ni mucho menos.
Evo logró la bolivianización del sistema
financiero al mismo tiempo que hacía crecer la economía más que nadie en toda
Latinoamérica. Supo, además, combinar el bienestar macroeconómico con el
bienestar microeconómico de las familias, algo diferente a lo que sucede en
Perú, Colombia o Paraguay, que sólo pueden presumir de buenos indicadores
macroeconómicos, y muy diferente de Argentina, que no disfruta bienestar macro
ni microeconómica.
¿Cómo lo hizo? He aquí una breve enumeración
de las principales acciones:
· Evo
recibió el Gobierno con un tipo de cambio de 8 pesos por dólar, a poco de
asumir “apreció” la moneda a 7 pesos y actualmente se mantiene estable (cotiza
en 6,95). Le generó una pérdida a los tenedores de dólares con la que rompió la
inercia y mandó la señal de que no siempre el que apuesta al dólar gana.
· Desalentó
la compra-venta de divisas ampliando el diferencial cambiario entre compra y
venta de dólares hasta una diferencia de 10 centavos.
· Aumentó
a un 66,5 por ciento el encaje líquido que los bancos deben tener por cada
depósito en dólares, mientras que el encaje para los depósitos en pesos es de
11 por ciento. La medida encarece el costo de los créditos en dólares.
· Se
ofrecieron tasas ligeramente más altas a los ahorristas en pesos.
· Se
estableció un impuesto a las transacciones financieras en dólares, que afecta
sólo a las cajas de ahorros con más de 2 mil dólares y a los depósitos a plazos
menores al año.
· Se
aumentaron los requisitos para otorgar créditos en moneda extranjera y se facilitó
el crédito en moneda nacional, por lo que aumentó mucho la preferencia a
otorgar préstamos en pesos.
· Se
utilizó la Unidad de Fomento a la Vivienda, unidad de cuenta actualizada con la
inflación local, como instrumento para realizar todo tipo de contratos en
moneda local y desalentar el uso del dólar como unidad de cuenta.
· Se
emitieron títulos públicos en moneda nacional y desaparecieron los títulos en
dólares.
· Se
emitieron títulos especiales en pesos para pequeños tenedores.
· Usando
varios instrumentos, en especial los coeficientes de reservas y cupos máximos,
se orientó el crédito bancario a las actividades productivas, especialmente
vivienda, vivienda social, empresas, microcréditos y Pymes, expandiendo la
cartera de créditos en casi 7 veces. Las tasas de interés que resultaron de
esta política son envidiables: por debajo del 10 por ciento para los créditos
hipotecarios, por debajo del 7 a los créditos de vivienda social, cercanos al
20 para el consumo, por debajo del 5 si es crédito empresarial y de 7 cuando se
trata de Pymes.
· Se
prohibió indexar las tarifas en función de la evolución del dólar.
· Se
creó un fondo contracíclico de reservas internacionales que ronda el 25 por
ciento del PIB.
· Implementó
una política deliberada de control del monopolio y abuso de posición dominante,
con seguimiento casi diario y control directo por parte de Presidencia sobre
precios relevantes de la economía.
· Se
llevó a cabo una obsesiva política de apoyo a la producción, con crédito
dirigido a la inversión productiva y una vasta inversión en infraestructura que
tuvo el efecto de extender el área geográfica desde donde se provee a las
grandes ciudades, por lo que la oferta productiva se amplió y, con ello, muchos
precios cayeron.
Y por si todo esto fuera poco, se hizo en un
contexto de nacionalizaciones que, según un informe de Celag , tuvo
un impacto en la economía boliviana de generación de riqueza por 74.000
millones de dólares (dos PIB del año 2017), 670.000 puestos de trabajo, ahorro
de divisas del 45 por ciento, aumento de consumo del 125 por ciento y subida de
la inversión hasta 11,2 mil millones de dólares (29,9 por ciento del PIB).
Además, ello tuvo lugar en un clima de inflación a la baja; 1,5 por ciento en
el último año, igual o más baja que la de Estados Unidos a pesar del fuerte
ritmo de crecimiento sostenido y de la mejora en absolutamente todos los
indicadores de bienestar social y económico.
Después de todo lo expuesto, y mirando lo
sucedido con Mauricio Macri en Argentina, ¿quién se atreve a decir que no hay
alternativa ni pragmatismo en esta propuesta económica boliviana?