Viaje a la Luna

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Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

martes, 11 de abril de 2023

SUBE LA POBREZA PESE A LA EXPANSION ECONOMICA
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En el segundo semestre del año el aumento del nivel de actividad económica (y con ello del nivel de empleo) dejó de ser condición suficiente para que la tasa de pobreza se reduzca. Por primera vez en veinte años, hubo un incremento en la pobreza a pesar de que haya aumentado el PIB per-cápita. Concretamente, en el segundo semestre el PIB per cápita creció 2,9 por ciento interanual, mientras que la pobreza aumentó 1,9 puntos porcentuales en el periodo. Cuáles son los factores que explican este quiebre.

Una mejora de la actividad económica suele estar asociada a un incremento de la producción y a mayores necesidades de empleo, lo cual ayuda a que una mayor proporción de hogares pasen a percibir un salario que sea suficiente para ubicarse por fuera de la línea de pobreza. Sin embargo, el segundo trimestre del 2022 fue la excepción y la consultora Ecolatina analizó las causas. 

- Aumenta el empleo, pero informales y cuentapropistas

La tasa de ocupación llegó a niveles récord para la serie, con un aumento de 1,2 puntos porcentuales (43,2 por ciento a 44,4 por ciento), mientras que el desempleo se redujo del 7 por ciento al 6,7 por ciento en el último semestre.

"El crecimiento del nivel de ocupación en el segundo semestre fue explicado por informales y cuentapropistas", aseguran desde Ecolatina. De los 1,2 p.p. que creció la ocupación respecto al segundo semestre de 2021, 1,4 p.p. correspondió a un incremento de los asalariados informales y 0,2 p.p. al cuentapropismo, mientras que los asalariados formales registraron una caída de 0,3 p.p.

"Cabe destacar que la tasa de actividad compuesta por la población que tiene un empleo o está buscando uno se encontró en niveles récord para la serie, posiblemente escondiendo el efecto de trabajador adicional: personas que no se encontraban dentro del mercado laboral se insertan con la intención de tener un ingreso extra para el hogar, en un contexto de fuerte deterioro de los ingresos".

- Inflación

El contexto de aceleración en la inflación, que pasó de una suba promedio mensual del 5,3 por ciento en el primer semestre al 6,2 por ciento en el segundo; junto al deterioro de los ingresos reales, explican por qué hubo un incremento de la pobreza pese a la mejora en el nivel de ocupación. 

En el segundo semestre, el salario real formal retrocedió 1,6 por ciento interanual, mientras que los informales lo hicieron en un 9 por ciento. En este sentido, con el incremento de la nominalidad que hubo en los últimos años, se fue profundizando el hecho de que poseer un empleo -aún uno formal- no es una condición suficiente para no ser pobre.

- Caída del salario real

En 2022, el salario real formal e informal acumuló cinco años consecutivos de caída. "En el promedio del año pasado los salarios formales lograron ganarle (por poco) a la inflación, respaldados por el acortamiento de las negociaciones paritarias, que permitió que los acuerdos sean menos permeables a la erosión ocasionada por las sorpresas inflacionarias", asegura el informe de Ecolatina. No obstante, los salarios reales informales cayeron 7,6 por ciento. Desde el último pico en 2017, el salario informal arrastra una pérdida en términos reales del 35 por ciento, mientras que el salario real formal cae 18 por ciento.

- Es más caro ser pobre

La suba de precios de las canastas básica y alimentaria superaron al IPC en el segundo semestre. Con relación a 2022, en la segunda parte del año la canasta básica alimentaria (CBA) -que define la línea de indigencia- y la canasta básica total (CBT) -que establece la línea de pobreza- promediaron incrementos del crecieron 92 por ciento y 86 por ciento interanual, respectivamente, por encima de la inflación del periodo (+85 por ciento).

- Menos gasto en prestaciones sociales

La aceleración de los niveles de inflación generó un deterioro real del gasto público en prestaciones sociales de 7,6 por ciento en el segundo semestre. Por caso, la Asignación Universal por Hijo (AUH) siguió perdiendo en términos reales (-9,7 por ciento interanual), representando una menor proporción de la canasta básica alimentaria de un niño, pasando de alcanzar a cubrir un 70 por ciento promedio en el segundo semestre de 2021 a un 62 por ciento promedio en el segundo semestre de 2022.

"La estabilidad macroeconómica (así como la generación de empleo de calidad, entre otras) será una de las principales condiciones de partida para evitar que la pobreza siga consolidándose. Sin ello, las políticas de ingresos seguirán siendo poco efectivas e insuficientes, y la pobreza (crónica) seguirá reproduciéndose de generación en generación, profundizando su impacto en términos con su impacto en términos de capital humano y productividad del país en el futuro", concluye Ecolatina.

 



CONTRA CUBA…¡NI EN LA PELOTA!
(Por
Michel E Torres Corona)

Existe la ingenua –y a veces malintencionada– idea de que la Patria es un concepto más allá de lo político. Suerte de razonamiento metafísico, hay quien plantea que sentirse o saberse cubano no tiene nada que ver con credo ideológico alguno, sino que parte de una cándida «identidad cultural», de una pertenencia a una comunidad humana, a un espacio geográfico con determinadas regularidades características.

Sin embargo, la forja de Cuba como proyecto nacional se dio al calor del debate de ideas en torno a cómo organizar la sociedad en la Isla, a quién o quiénes eran los enemigos de ese proyecto y de cómo ese todavía hipotético Estado-nación tendría que responder a unos u otros criterios económicos, sociopolíticos, culturales…

Lo que hoy entendemos por Cuba no existiría si hubiesen triunfado las ideas anexionistas, si el reformismo o el autonomismo hubieran alcanzado sus metas, si la lucha independentista nunca hubiera cuajado.

La nación, como comunidad histórica, y la nacionalidad, como vínculo consciente y emocional con respecto a esa comunidad, existen en la medida en que la política, la lucha de intereses contrapuestos y antagónicos, ha moldeado los destinos del pueblo. Sentirse cubano es un posicionamiento político de la misma manera en que abjurar de esa condición es una declaración de principios.

Por supuesto, eso no implica que ser cubano determine una homogeneidad. Hay muchas formas de entender y asumir el nacionalismo, formas incluso que pueden estar diametralmente opuestas a lo mejor de la tradición patriótica cubana; formas que discuten unas con otras y que van construyendo un consenso «líquido», inestable, que trasmuta con el decurso de épocas, clases y generaciones.

La Revolución en Cuba es, ante todo, un proyecto nacional, basado en dos valores imprescindibles: la justicia y la libertad. En la etapa decimonónica de ese proceso revolucionario único, pero no uniforme, esos dos valores se tradujeron en la abolición de la esclavitud y la independencia. Para mitad del siglo XX, lo que se buscaba era la justicia social –en el sentido de la erradicación de la desigualdad y la explotación– y la soberanía popular, esa forma de libertad que partía del ejercicio del poder por parte del soberano históricamente oprimido, ese pueblo que debía capitanear su suerte sin injerencias extranjeras ni politiquerías domésticas.

En ese empeño, la Revolución halló en el socialismo y en las ideas marxistas una herramienta para concretar ese proyecto nacional de justicia social y soberanía popular, guardando intacto el núcleo del pensamiento martiano. Por supuesto, hubo –hay– cubanos que se oponen a esas herramientas, que no comprenden o no comparten el criterio de su utilidad, de su eficacia. Eso no los hace menos cubanos, sino que transparenta su visión alterna de la nacionalidad, de la Cuba que debe ser.

No obstante, a estas alturas del siglo XXI, sí podemos hablar de ciertos consensos mínimos en torno a lo que es Cuba y a lo que nos une como cubanos, más allá de las discrepancias tácticas o formas divergentes de asumir e intentar cambiar la realidad. Esos consensos mínimos son también una expresión política, aunque se quiera desconocer, y como casi todo en política, hallan su mejor exposición en la unidad y lucha de contrarios.

Por eso, cuando un grupo de «patriotas» acudieron a un estadio a abuchear a los peloteros de su propio equipo vistiendo la camiseta de los contrarios, el repudio fue mayoritario, tanto entre partidarios del socialismo como entre los que no comparten ese credo.

Hay un mínimo de decencia (no la decencia entendida como buenas maneras aristocráticas o burguesas, sino la decencia como imperativo ético) que se ha sedimentado como base inalienable de la nación cubana y de los que nos sentimos parte de ella.

Ese mínimo de no ir contra Cuba, de no apoyar a los que ahogan o acosan a Cuba, de no justificar por conveniencia aquello que hostiga al pueblo cubano o trata de borrar sus tradiciones, su historia, su identidad. Ese también es un posicionamiento político, un consenso básico para la nación heterogénea y en constante formación que somos; un posicionamiento que, decididamente, excluye a muchos que viven de Cuba y no para ella, que es también una forma de excluir a aquellos que, sencillamente, no valen la pena.