EL HOMBRE NUEVO
(Por: Joe Michel López,
publicado en "La Joven Cuba")
Si hay algo que ha chocado a la
Revolución es la compleja inestabilidad económica que siempre la ha afectado.
No es de sorprender que la primera acción que se tomó desde EE.UU en
los inicios de esta, fuera bloquear a nuestra nación. Cuba se vio obligada a
hacer su primer gran cambio.
Hubo que cambiar muchas
políticas internas para ajustar la nación a nuestro nuevo aliado económico: la
URRS. Tras la desaparición de este gigante “comunista” fue necesario otra nueva
óptica y planificación. Luego vino Chávez y el pueblo de Venezuela al rescate.
Más recientemente producto de la crisis que se hay generado en Venezuela
volvemos a vernos afectados, aunque ya Cuba ha aprendido que necesita
diversificar sus mercados y no depender de un solo país para evitar crisis.
El proyecto revolucionario
es un proyecto socialista, desde los mismos inicios de la Revolución la mayoría
del pueblo decidió que seguiríamos un camino hacia el desarrollo sostenible de
la nación sin que fuera necesario el uso de políticas de explotación del hombre
en el proyecto.
Nuestros padres tenían
condiciones de vida donde existía un relativo balance entre salario real y
salario nominal. El pueblo se podía prácticamente movilizar a una determinada
tarea ya que al volver seguirían teniendo aseguradas condiciones básicas
elementales (tanto para ellos como para sus hijos) como; recreación (había
hasta turismo nacional), comida (¡qué recuerdos aquellos!), ropa y otras cosas
materiales (¿recuerdan las tiendas por cupones?). A esto agregar los planes de
bodas, cumpleaños, etc. Hasta por el Día de las Madres se ofertaban cosas que
estaban al alcance de todos.
Hoy en día el contexto es
MUY diferente. El Estado intenta que la economía, planificación y el control
jueguen un mayor papel. Se habla de que debe haber más productividad para
disminuir el enorme desbalance entre salario real y salario nominal. Pero se
deja sin respuesta todos aquellos que ya son extremadamente productivos y aun
no pueden vivir de su trabajo. Los jóvenes que trabajan en centros estatales
productivos aún no saben cuándo podrán contar con un plan de vida para tener
los hijos que necesita nuestra nación. Y nadie les da otra respuesta que no sea
la de tener confianza en nuestro Partido y la dirección del país.
Otros a los que no se les da
respuesta es a los médicos, sobre todo a los internacionalistas. Ninguno de
ellos tiene claro cuándo podrán vivir de sus salarios y si ellos no lo tienen
claro menos los tienen todos los ingenieros y el resto del personal capacitado
que mantienen los equipos de los hospitales, etc.
Sería extremista concluir
que nuestros jóvenes, que estudian y se sacrifican para tener una buena
formación, no marcan la diferencia en cuanto a otros. Es innegable que los
valores humanos que tienen muchos de estos jóvenes son grandes. Esto es, en
gran parte, gracias al sacrificio de nuestros padres que siempre lo han dado
todo de manera incondicional al proyecto revolucionario. Padres que mucho de
ellos hoy en día no tienen casi nada materialmente y solo cuentan con una
pensión (de las que te excita el músculo risorio), la ayuda básica estatal y el
apoyo de nosotros, sus hijos.
El día que el molde del
Hombre Nuevo se logre esculpir con una política económica sostenible, ese será
un gran día para la humanidad.