Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

lunes, 6 de junio de 2022

COBRE RELUCIENTE Y LADRILLOS AZULES
(Por José Luis Fariñas)

 

Terreno violeta,

en el fondo un muro con álamos

rectos y un cielo muy azul...(*)

Vincent Van Gogh

Recordando una lección de Pisarro,
Van Gogh insiste:
“Hay que exagerar los colores”
a ciertas horas,
a ciertas alturas del día o de la noche,
a cierta edad del horror y de la gracia,
a cierta distancia de casi cualquier cosa.
Hay incluso que insistir en ello
cuando se trate de hablar del amarillo-indio
que creíamos haber visto en el centro
de nuestros remotos corazones.
De lo contrario nadie verá sino retazos de madera,
cenizas y, en el mejor de los casos,
un apretón de manos.

(*) Terreno violeta, en el fondo un muro con álamos rectos y un cielo muy azul. El pequeño peral tiene un tronco violeta y flores blancas, una gran mariposa amarilla sobre uno de los copos. A la izquierda, en el rincón, un pequeño jardín cercado de cañas amarillas y arbustos verdes y un cantero de flores. Una casita rosa (Ref. Vincent Van Gogh. CARTAS A THEO. 1985. ed. Jucar. Madrid, España, Pág. 205, T477 ).

ENSAYOS ÓPTICOS: «La Noche Estrellada» de Van Gogh.
(Por Carlos Avalle)

LA NOCHE ESTRELLADA de VAN GOGH
Medidas : 73.7 x 92.2 (Óleo sobre tela). Pintado en 1889
Nació el 30 de marzo de 1853 en Zundert y falleció a los 37 años en Auvers-Sur Oise, Francia.

Se llamaba Vincent  Willem Van Gogh. La historia marca que se suicidó.

Pintó cuadros que hoy son alabados por el gran público y solicitados para su exposición por todo el planeta. Sobre él se escribieron libros. Se hicieron películas, ensayos, libros. Las mejores publicaciones quieren tener en sus páginas una imagen de su figura y de sus obras. Los grandes directores se rindieron ante su figura y su enigmática vida.

Como pintor se apresuró. Vivió afiebrado sabiendo que nunca lograría ser comprendido. Puso su vida al servicio del arte.

Tuvo amigos que lo evitaron, compradores de sus obras que todavía no habían nacido, museos que no se enteraron de su obra hasta mucho tiempo después. Un hermano que lo ayudó febrilmente. Mujeres que no lo amaron.

LA NOCHE ESTRELLADA se lo devoró. Fue su Magnus Opus, inevitablemente. El  la inventó en el sanatorio que lo cobijó hasta el final. Había llegado a la cima; o quizás hasta el más profundo de sus abismos. Descubrió los colores y los incendió sobre la tela, no tengo dudas de esto. Creó un cielo de fuegos artificiales que será copiado eternamente. Pájaros que nunca morirán. Montañas que transmutan en olas imposibles. Un pueblo donde habitan los fantasmas de su vida.

El Museo de Arte Moderno de New York  tiene a esta obra en su catálogo. También lo tienen los turistas en sus máquinas fotográficas, en sus remeras, en los souvenirs de sus valijas. Está en los afiches de cualquier pared de cualquier casa de este planeta. Está en las copias de los alumnos de todas las academias de arte, en los murales de paredes de cuanta ciudad se te ocurra. Está en el imaginario de la gente.

Sin embargo creo que todo esto es falso. Que este cuadro no existe. Que Vincent se lo llevó consigo. Que sigue riéndose de todos nosotros.

Yo lo vi un día de invierno, junto al fuego, con los mendigos del Museo Nacional de Bellas Artes. Supongo que trataba de explicarles, con voz nerviosa, el sentido de su NOCHE ESTRELLADA.