...Dirán que pasó de moda la
locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
más yo seguiré soñando travesuras
acaso multiplicar panes y peces...
dirán que la gente es mala y no merece,
más yo seguiré soñando travesuras
acaso multiplicar panes y peces...
("El Necio",
Silvio Rodriguez)
¿LE LEGAREMOS ALGO A FIDEL?
(Por Josué Veloz Serrade,
publicado en https://lapupilainsomne.wordpress.com/)
El anuncio de la eliminación de la posición
común de la Unión Europea, la llegada del primer vuelo de American Airlines, la
visita del Rey Emérito Juan Carlos y la de Peña Nieto en medio de los
acontecimientos recientes posteriores al fallecimiento de Fidel; no son regalos
inocentes ni casuales.
Fidel es un territorio en
disputa, habrá muchos Fidel. La reacción tendrá el suyo, la burocracia también.
Cada cual se aferrará al Fidel que le sea necesario en el presente que vive.
Fidel tendrá que defenderse de Fidel. Su fuerza mística, si no es acompañada en
los próximos tiempos de un examen minucioso de su práctica revolucionaria, se
volverá inservible para la Revolución y podría servir lo mismo a la
socialdemocracia que a una zona de nuestra sociedad que apuesta por un
capitalismo a la cubana con una democracia formal vacía. Pero no al proyecto
socialista de la revolución cubana como fue el servicio de toda su vida.
Es lógico que nos indignemos
por las reacciones irracionales de un grupo de personas, que cuestionan a Fidel
a partir de sus historias personales o por el resultado de los momentos más
intensos de la lucha de clases. Pero no olvidemos que si una revolución es
verdadera, tendrá que enfrentar la complejidad de ambas cosas. Para dar
propiedades hay que expropiar, para responder a la guerra, hay que ir a la
guerra. Fidel y su generación no filosofaron la Revolución: la hicieron. Cada
cual escoge los muertos que le asaltarán en medio de la noche. No creamos que
alguien que vive en Noruega, o cerca de la Calle 8 durmiendo con tranquilidad,
no haya escogido previamente quién va a morir, de qué muertes se hará
responsables y a qué horrores dará la espalda para poder vivir. Mientras no
llegue la sociedad futura todos somos cómplices, cada cual decide donde vive su
redención o su ilusión de neutralidad.
¿A qué Fidel debiéramos
aferrarnos? ¿Cuáles son las lecciones de su conducta? ¿Qué le dicen esas
lecciones de su práctica revolucionaria a la Cuba de hoy?
Uno de los aspectos más
importantes de su conducta fue la apuesta toda la vida por un proyecto
socialista, que pusiera el cambio cultural de las personas en el centro de la
práctica revolucionaria. La aparición de los excedentes económicos no eran
seguidos de procesos de acumulación capitalista, sino que estos regresaban a la
sociedad en forma de programas no solo para la distribución de ingresos,
también para operar cambios en las vidas y subjetividades de las personas.
Que algunos de esos
programas no se hayan traducido en los rendimientos esperados por cierta visión
clásica de la economía puede haber favorecido la idea de que lo más adecuado
sería poner en manos del Capital lo que el Socialismo no ha podido ejecutar con
eficiencia. El Socialismo no está reñido con la eficiencia, pero esta debe
estar subordinada a la justicia social y no al revés.
Las nuevas formas de
propiedad que comenzaron a implementarse en los noventa no tienen un valor
abstracto, sino que recomponen y configuran una nueva estructura clasista. Es
erróneo suponer que se desarrollan las distintas formas de propiedad de manera
armónica, porque las relaciones entre clases antagónicas nunca se desarrollan
de ese modo. Una cosa es considerar que no queda más remedio que hacer uso de
mecanismos del Capitalismo para el desarrollo; otra cosa muy diferente es
suponer que el Socialismo se mantendrá intocable en medio de ese escenario. Hay
procesos de naturalización que se irán dando sin que ni siquiera se decida que
ocurran.
Al mismo tiempo que se
asumen otras formas de propiedad, se debe buscar el modo de que aquellas de
contenido socialista estén cada vez más en posibilidad de disputar la
hegemonía. A su vez, ello implica cuestionar el supuesto de que la propiedad
estatal es por su esencia socialista, cuando lo que define la intensidad de lo
socialista es la dimensión de la relación humana que el sujeto produce en el
trabajo y, en igual sentido, el lugar que ocupan sus decisiones en la
producción.
Él entendió y practicó un
poder revolucionario fuerte. Este incluye crear una fuerza material lo
suficientemente contundente como para garantizar la defensa de lo conquistado.
Un proyecto revolucionario que deje intactas las fuerzas materiales que
acompañan al Capital, está condenado a verse limitado en el mejor de los casos.
En el peor, con el tiempo desaparece o es reducido a sangre y fuego con
regímenes de seguridad nacional o de otro tipo. Al mismo tiempo que se crea
esta fuerza material en forma de ejército popular,el poder revolucionario tiene
que asumir la creación de un poder paralelo o endógeno que despliegue la
sociedad de nuevo tipo. Para ello hay que desatar la mayor cuota de creatividad
posible.
Él y su generación se dieron
cuenta que solo la austeridad personal y la entrega desinteresada unidas a la
creación y profundización de una conciencia revolucionaria, pueden garantizar
la mayor cuota de consenso. Al interés por las aspiraciones populares hay que
unir la integridad a toda prueba unida a la aparición de una subjetividad de
nuevo tipo. La corrupción que combatieron, proveniente de la república
burguesa, la entendieron como un resultado de las exigencias del sistema de
dominación capitalista y no solo por una cuestión de honestidad. La lucha
contra la corrupción es un componente esencial del cuestionamiento a la sociedad
anterior. En los momentos más difíciles solo se puede mantener el consenso de
millones de personas a través de la consagración a principios esenciales.
Por otro lado, para él se
hacía esencial la unidad en el campo revolucionario. Esa unidad se teje
minuciosamente, combinando flexibilidad con diseños de consenso que incluyan la
mayor discusión posible, el ejercicio de un poder subordinado a la revolución misma
y no al revés. Lo cual hace que no sea una nomenclatura, o un individuo, quien
defina al enemigo, sino que esa definición es un resultado de la lucha
política.
La práctica
internacionalista en él, es una escuela para los revolucionarios, el modo en que
cada sujeto puede participar de la lucha mundial frente a la explotación
despiadada del Capital. Este internacionalismo tiene que hacerse, además,
primando el sacrificio personal y no los beneficios que de él se deriven a
nivel material. Solo así, en la persona que lo practica, se producen los
cambios donde renuncia a su cuota de narcisismo nacional.
Mostró que la paz no es una
abstracción. Vale la paz que se acompaña de justicia social y de independencia.
La verdadera paz, sin entrar a analizar el método específico por el que se le
obtiene, solo puede ser a través de la lucha. La paz que ofrece la dominación
es una escena ilusoria, donde queda la mesa servida para que el estado siga
asesinando en la sombra mientras combina esto con camisas de blanco y discursos
patrioteros.
En su práctica, ninguna
problemática de la dominación actúa por aislado; todas las dominaciones
específicas son formas de expresión del dominio del Capital. Pudo haber
dominación de la mujer antes del capitalismo, pero aquella asume contenidos
específicos en la hegemonía del Capital. Incluso cuando aparentemente se le
libera.
La lucha contra el
imperialismo, en su prédica, es una lucha frente a los Estados Unidos pero le
trasciende: es esencialmente una lucha contra el sistema de dominación
imperial. El antiimperialismo es una necesidad de todo proyecto socialista; y a
su vez solo la lucha por el socialismo le otorga un contenido particular que no
estaba dado en otras formas de antiimperialismo. Podríamos decir que el
socialismo es la fase superior del antiimperialismo, pues trasciende la
dominación de un país en específico sobre otro y llega hasta la dominación que
se ejerce por los poderes financieros internacionales, a través del Banco
Mundial, el FMI y de otros mecanismos menos visibles. El sistema de dominación
imperial incluye hasta a los países de los llamados “estados de bienestar”. Por
ello es una ilusión pensar que a Cuba le pueda corresponder una especie de
“socialismo nórdico” o de “estado de bienestar” pues está en la órbita de los
países subdesarrollados.
Ahí es donde aparece otro
elemento fundamental en su pensamiento: el subdesarrollo no es una fase del
desarrollo de un país sino que es una de las funciones del desarrollo. No puede
existir la tranquilidad económica de las economías del primer mundo sin la
opresión y subdesarrollo de la mayoría del mundo. Incluso, si Cuba se
desarrollara en el modo de los estados de bienestar general sería solo si entra
dentro del sistema de la normalidad capitalista que le rodea.
En sus críticas contra la
democracia formal declarativa y en abstracto, esta es una farsa utilizada por
la dominación mientras el Capital tiene la vía libre para actuar. Cualquier
democracia real, cualquier cuota de justicia ganada, solo es posible a través
de la lucha, no las produce un republicanismo leguleyo. Sola, la revolución
cubana pudo trascender los límites de la democracia que venía como tradición.
Cualquier forma de democracia política en profundidad que se realice en Cuba,
debe tomar la tradición de la revolución cubana para trascenderla y dotarla de
nuevos contenidos; pero esto debe hacerse al mismo tiempo por oposición a las
formas democráticas al uso en el mundo.
Se dio cuenta, y lo llevó a
la práctica, que las revoluciones se ven obligadas a crear instituciones de
nuevo tipo con contenidos específicos e identidades propias, subordinadas al
proyecto socialista. Estas instituciones, a la vez que garantizan la defensa
frente a las adversidades, tienen que generar relaciones de nuevo tipo. Tienen
que ser cuestionadas de manera permanente si quieren conservar su hegemonía, o
crearla ahí donde hubiera retrocesos. El liderazgo en este contexto funciona
como una especie de poder paralelo, que interpela constantemente a la
institucionalidad cuando esta pierde vínculo con los sectores populares.
Para él se disputa el
socialismo en todos los espacios de la sociedad, no en una parte o en alguno de
ellos en específico. Eso no quiere decir que se haga en todos los órdenes del
mismo modo. Pero no es como si se pudiera pretender que se defiende una parte
conquistada y se entrega otra. No podemos amurallarnos en las “conquistas
históricas”; tenemos que intentar profundizarlas, llevarlas más allá, por
oposición a reformarlas o hacerlas más viables desde el punto de vista
puramente económico, y realizar otras que no estaban anteriormente. Si la
revolución no va más allá de sus límites, si no se plantea impugnar los moldes
establecidos y no lo realiza en la práctica, no podrá defender ni lo
conquistado.
Si convertimos a Fidel en
algo tan suave, tan humano, tan cálido, sin hacer énfasis en su personalidad de
revolucionario capaz de subvertir los moldes establecidos, lo podremos volver
inservible. Él asumió el destino agónico de los verdaderos revolucionarios, y
como tal tenía que fabricarse adversarios. No nos conviene que se quede sin
adversarios. Ojalá en los próximos años no lo castiguen con un Premio Nobel del
la Paz. El entendió que la “guerra era la paz del futuro”. Siempre entendió que
la lucha tenía que estar asociada a la movilización de masas, la guerrilla era
la vía para desatar las fuerzas del pueblo en el momento indicado. Cuando dijo,
en medio de una nueva coyuntura, que ningún problema podía resolverse por la
vía de las armas dijo al mismo tiempo que el método de luchas tenía que ser
fundamentalmente la movilización de masas. Nos dijo no usar las armas en un
cambio de coyuntura, no que dejáramos de luchar. ¿Quiere la paz? luche por
ella, eso fue lo que dijo al mundo de los oprimidos.
Hay que analizar cada elemento
de su pensamiento y de su práctica, las circunstancias que le rodearon y los
límites de esa propia práctica. Si uno analiza en profundidad la cantidad de
factores en juego durante todos estos años y las decisiones en medio de los
distintos escenarios, se da cuenta que la única manera de aprender tenía que
ser equivocándose. Ahora, idealizarlo sería invalidarlo y no respetar su
voluntad de no querer estatuas.
La relación
pueblo-líder-partido tiene peculiares características en su ejecutoria, pero
tiene también su límite. Se hace necesario generar estructuras nuevas, o que se
reinventen las ya existentes cuando sea posible. En el imaginario colectivo
circulaba la idea: “si Fidel se entera”, “si Raúl se entera”: una forma de
escape subjetivo donde la gente se refugiaba ante la ausencia de un proceder
democrático. Por esta vía se personaliza el control popular de una manera
condenada a fracasar. Debe buscarse la manera en que todo sea sometido al
control popular socialista más profundo, mientras que al mismo tiempo se
garantiza el poder conquistado. Y tienen que ser las dos cosas a la vez.
Cuando Fidel y sus
compañeros llegaron al poder, se vieron obligados a inventar, a crear. Ni
cuando durmieron ellos más cerca de los manuales, pudieron dejar de ser subversivos.
Claro que se equivocaron en algunas cosas; no nos preocupemos: ya tendremos
nosotros nuestras propias equivocaciones si no las tuvimos ya.
Pero ahora tenemos un
acumulado cultural, que no existía cuando recorría todo el país la Caravana de
la Victoria. Se crearon instrumentos para subvertir la práctica que no existían
previamente. Él y sus compañeros de lucha no se tomaron un cafecito mientras
depuraban su estilo a lo Mañach (1), sino que se impusieron la agonía de la
travesía sin ninguna certeza.
No tuvieron tiempo ni
siquiera para analizar la distancia entre su tiempo y el nuestro, para ellos el
tiempo fue siempre de la misma violenta intensidad. No pudieron sobrevivir como
el abate Sieyes (2) en los márgenes de una Revolución enorme. Enfrentaron la agonía
de su época y tuvieron que pelear y unir a la gente al mismo tiempo.
Es cierto que Fidel nos legó
mucho. Nosotros, los que queremos defender y profundizar el proyecto socialista
de la revolución abrazados a Calibán y frente a Próspero y Ariel,(3) ¿le
legaremos algo a Fidel?
Notas
1. Participante en la
Protesta de los Trece. Fue, además, miembro importante del grupo Minorista;
pero la radicalización del movimiento de jóvenes encabezados por Villena y bajo
el influjo de la labor revolucionaria de Mella, hace que sus caminos se vuelvan
cada vez más opuestos a los de Jorge Mañach. La revolución cubana del 30 hará
ya irreconciliables al núcleo de Roa, Pablo de la Torriente Brau, y el mismo
Villena, con la figura de Mañach. Terminará incluyéndose en el campo de la
reacción y oponiéndose, después de 1959, a los presupuestos de la revolución
cubana. Ver en: http://www.ecured.cu/Jorge_Mañach
2. Fue una figura importante
dentro de la Revolución Francesa de 1789. Su obra intelectual condenaba los
privilegios del antiguo régimen y tuvo una participación importante en la
redacción de los Derechos del Hombre y el Ciudadano. La radicalización de la
Revolución lo llevó a defender posturas más moderadas, desde el liberalismo.
Hizo una contribución importante para la llegada de Napoleón Bonaparte al poder
y terminó integrándose a las estructuras creadas por este. Ver: “El Abate
Sieyes”. En: http://www.bdigital.unal.edu.co/42037/1/12066-30510-1-PB.pdf
3. Personajes presentes de
La tempestad, pieza teatral escrita por William Shakespeare. Calibán representa
junto a Próspero el par dominado- dominador. Próspero representa en esta
lectura la modernidad capitalista, que puede estar contenida en las
contradicciones culturales propias de la transición socialista. Ariel es la
representación de la sabiduría y de la inteligencia, su romanticismo y representación
de la razón pueden ser asociados al lugar que ostenta dentro de una sociedad el
trabajo intelectual. Ver: Roberto Fernández Retamar: “Calibán: Apuntes sobre la
Cultura Nacional”: http://www.literatura.us/roberto/caliban3.html
(Josué Veloz Serrade es Ms.
C Psicología Clínica, Profesor del Programa FLACSO-Cuba y de la Facultad de
Psicología en la Universidad de la Habana. Es colaborador de la Cátedra Gramsci
del Instituto de Investigación Cultural Juan Marinello.)
(Fuente:
http://www.caimanbarbudo.cu/articulos/2016/12/le-legaremos-algo-a-fidel/)
RECLAMOS DECENTES
(Por: Manuel Roblejo Proenza,
publicado en https://jovencuba.com/)
Buscar alternativas, dicen;
hacer más con menos —lo que es, según mis modestos estudios, físicamente
imposible—, dicen; nuestra meta es… seguir, dicen. “Es verdad que todavía
tenemos algunas dificultades…”
La gente que está ocupada en
conformar al menos un menú en el día para su mesa no tiene tiempo para ser
engañada. A esa gente no se le puede mentir. Son los humildes que cada día le
dan otra oportunidad a nuestro proyecto. Y otra, y otra, y otra. Cada día y sin
derecho a vacaciones.
Y no se le debe mentir a esa
gente. No mentirle jamás sí debe ser nuestra meta. Casi todos se desentienden
de lo que sucede en Siria o en Colombia, y tal vez tengan una vaga idea de lo
que pueda significar que el presidente de los Estados Unidos sea Trump ahora;
conformada, en su mayoría, por lo que escuchan en el noticiero, si es que no
prefieren poner un poco de música a esa hora, para olvidar las penas del día.
A esas personas hay que
hablarles con hechos. No se les puede pedir más conciencia, ni paciencia, ni
sapiencia. Hay que resolver el bombillo de la esquina, que hace cinco años
vienen reclamando; el desagüe para las aguas albañales; la guagua nueva que
solo pasó el primer mes.
Hay que cambiar lo que
necesita y debe ser cambiado, no remendarlo con urgencias; porque las urgencias
encomendadas casi siempre caen en manos de oportunistas, que las aprovechan
para escalar a través de ese esfuerzo que casi nunca trae una solución que dure
más de una semana.
Existen mecanismos que están
obsoletos, organizaciones que perdieron su razón de existir, dirigentes que han
saltado más que una pelota en un mal terreno de béisbol. Uno creería que la
gente se acostumbra, que es boba, incluso que es ingrata si alguna vez
protesta: pero hay que ponerse en el lugar de los que solo piden el oído
respetuoso y el dedo salvador.
Todavía estamos a tiempo.
Estas personas, lo famosos “de a pie”, que son la mayoría, todavía están de
nuestro lado. Es aconsejable mantener las cosas así. Esa correlación de fuerzas
es la única que puede salvar la Revolución y preservar el Socialismo. Miremos
en su dirección, ayudemos y hasta mimemos si fuera necesario; creo que a estas
alturas no se puede escatimar, si aún eso significara humillarse para que ellos
vean que en verdad lamentamos no haber sido mejores.
La realidad para ellos está
lejos de ser la que te encuentras por 1.50 CUC en un mundo que les es
totalmente ajeno.
La realidad para ellos está
en una esperanza que todavía no ha muerto, en un precio que sí se puede bajar,
en un salario que sí se puede subir, en un bloqueo que amerita un remate con
más potencia.
La realidad para ellos está
en sus hijos y en lo que sus hijos les cuentan de la vida. A sus hijos les
creen ya, porque se han dado por vencido en la cuestión de tratar de
convencerlos de que las cosas son como los mayores dicen.
La vida les ha demostrado
que no hay una alianza más genuina que la que se hace con los que les calman el
dolor, y luego se olvidan de que lo han hecho, así, porque hay deudas que son
de un reclamo indecente.