Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

lunes, 4 de febrero de 2019


CRÍTICAS DE UNA ALIADA

(Margarita Barrientos, una luchadora de la vida)

La dirigente social Margarita Barrientos, referente del comedor de los Piletones y aliada del macrismo, criticó las políticas de Cambiemos. Luego de admitir los efectos de la profundización de la crisis económica, ahora apuntó contra las propuestas punitivistas que buscan estigmatizar a los jóvenes, como la baja de edad de imputabilidad que impulsa el gobierno de Mauricio Macri. “Mandarlos presos no va a cambiar la situación”, enfatizó.

Barrientos se mostró disconforme con la instalación del debate para llevar a 15 años la edad de imputabilidad, una decisión que comparten todos los funcionarios de Gabinete, desde la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, hasta el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano. “Lamentablemente, el Gobierno plantea lo opuesto a lo que digo yo. Hay muchas cosas por hacer para que los chicos salgan de la calle y tengan un incentivo para que tengan un oficio para el día de mañana”, aseguró. 

Con respecto al proyecto del Gobierno para bajar la edad de imputabilidad, Barrientos consideró: “Somos responsables de nuestros hijos, tiene mucho que ver la familia. Mandarlos presos no va a cambiar la situación”. En consonancia, cuestionó que el Gobierno no ponga el énfasis en abrir espacios de contención y aprendizaje para los chicos. “El chico tiene que tener un incentivo, hay que abrir escuelas de oficios para que los chicos aprendan a usar una herramienta. Si mandamos a un chico de 15 años a la cárcel, va a volver a delinquir porque no tiene un futuro preparado y nadie le da un trabajo por haber estado preso”, puntualizó. 

Barrientos también se quejó de la situación que afronta con el comedor. “La situación me superó por la cantidad de gente que viene, sobre todo de provincia”. La dirigente social reclamó que los ministros de Macri “se pongan una bota y caminen por el barro en lugares donde hay mucha necesidad. Me gustaría que los funcionarios conozcan porque detrás de una oficina nadie conoce lo que pasa a su alrededor”, concluyó.


(Publicado el 28 de septiembre de 2018 en este blog)
El mismo día que se conocía la situación de pobreza en la Argentina, se organizaba la cena anual para recaudar fondos para la Fundación Margarita Barrientos, mujer que desde los horribles años 90 neoliberales, más exactamente desde 1996, se mudo con nueve hijos propios y tres adoptados al barrio "Los Piletones", en el Sur de Buenos Aires y decidió ayudar con su esfuerzo personal inicialmente a establecer un comedor comunitario para brindar ayuda a los vecinos de entonces, mas tarde su tarea fue apoyada por otras organizaciones sociales, inclusive grandes marcas de supermercado, Mauricio Macri desde su cargo como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires encontró en Margarita la posibilidad de acercarse al Mundo de la Pobreza y creó con ella lazos fraternos de mutua conveniencia que perduran hasta hoy. Lo significativo de todo esto no es empañar la labor que realiza Margarita Barrientos, sino su utilización por parte de la burguesía rica local, que dándose cita a estas cenas benéficas, crean pobres por la mañana y a la noche le dejan caer alguna migaja de la mesa.



SI VES AL FUTURO DILE QUE NO VENGA
(Por Javier Lewkowicz, publicado en PAGINA12)



El 27,3 por ciento de la población se encontró en el primer semestre en situación de pobreza por ingresos, lo cual representa una suba de 1,6 punto porcentual frente a los segundos seis meses de 2017, indicó ayer el Indec. La indigencia se ubicó en el 4,9 por ciento, 0,1 punto por encima del semestre anterior. El deterioro no se verifica en la comparación anual, en donde las cifras oficiales muestran una mejora de las condiciones sociales difícil de explicar, que sólo podría encontrar asidero en el hecho de que el derrape económico empezó en los segundos tres meses del período en cuestión (abril, mayo y junio). La aceleración inflacionaria en julio, agosto y los meses que siguen, junto al ajuste fiscal y la aplicación de una política monetaria ultra-ortodoxa por el segundo acuerdo con el FMI, ofrecen dudas en materia de estabilidad cambiaria pero certezas en las condiciones de vida: la pobreza va a seguir aumentando.

La mejora interanual de las condiciones sociales es muy llamativa porque al mismo tiempo el propio Indec midió una suba del desempleo en el segundo trimestre, al pasar de 8,7 por ciento en 2017 al 9,6 en 2018. Al mismo tiempo, los ingresos de los trabajadores no registrados, que componen un tercio de los empleados y pueden considerarse como un universo similar al de los pobres, crecieron apenas 21,6 por ciento en junio frente al mismo mes del año pasado, según el Indec. En el mismo período, el organismo calculó una suba de la canasta básica del 36,9 por ciento. Pese a ello, la pobreza bajó de 28,6 por ciento en el primer semestre de 2017 a 27,3 en igual período de este año, en tanto que la indigencia pasó de 6,2 a 4,9 por ciento.

El 41 por ciento de las personas de 14 años o menos se encontró en situación de pobreza en el primer semestre, seguido por el 32,9 por ciento entre quienes tienen de 15 a 29 años. En los partidos del Gran Buenos Aires, la pobreza alcanzó al 31,9 por ciento de la población, desde el 29,5 por ciento que registraba a finales de 2017. En el Conurbano se encuentran más de la mitad de las personas pobres que viven en los 31 aglomerados urbanos que releva el Indec. La ciudad con mayor nivel de pobreza es Santiago del Estero-La Banda, con el 44,7 por ciento, seguido de Corrientes (36,8). Por el contrario, los niveles más bajos se verificaron en Ushuaia-Río Grande, con el 10,4 por ciento de las personas, y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el 11,2 por ciento.

En su breve mensaje de ayer, el presidente Mauricio Macri hizo referencia al aumento de la pobreza. “Cuando asumimos tuvimos momentos de avance, pero a raíz de esta tormenta los resultados van a tardar más. Nuestro único objetivo es que cada vez más argentinos puedan salir de la pobreza y vivir mejor”, afirmó. Enumeró que “realizamos un pago extraordinario para beneficiarios de la AUH y aumentamos los montos de programas sociales”. El incremento en los planes a cargo del Ministerio de Desarrollo Social siguen por debajo de la inflación de este año, con lo cual esos programas perderán poder adquisitivo. Los titulares de la AUH recibieron una suma fija de 1200 pesos por hijo en septiembre y obtendrán 1500 pesos adicionales en diciembre. Macri también mencionó la ampliación de Precios Cuidados, el programa de ferias en los barrios y los créditos de la Anses para jubilados (con tasas del 40 al 44 por ciento).

Más allá de la preocupación de Macri y de las aspirinetas que da el Gobierno, el programa económico de Cambiemos-FMI es el principal motor de crecimiento de la pobreza. En primer lugar, el reforzado ajuste fiscal se monta sobre la continuidad en la quita de subsidios a la electricidad, gas y agua y el transporte público, lo cual impacta con mayor fuerza en el bolsillo de los sectores de menores ingresos. Según el Indec, los gastos de servicios públicos vinculados al hogar subieron en el último año un 52,8 por ciento y el transporte, un 45 por ciento. Por otro lado, la brutal devaluación del peso tiene principal impacto sobre los alimentos, que subieron 3,3 por ciento en mayo, 5,2 en junio, 4 en julio y otro 4 por ciento en agosto. En tercer lugar, el gobierno expulsa mano de obra estatal y también de la obra pública, en el marco del recorte de gastos.

En los 31 aglomerados urbanos en donde el Indec releva la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) se detectaron 7,6 millones de pobres. Si ese cálculo se extrapola a la población total, se supone que en el país hay más de 11 millones de pobres, unos 750 mil más que a fines de 2017. Ese número “va a crecer en los próximos meses”, según admitió el propio Macri, quien además reiteró que en el segundo trimestre de 2016, según la por entonces nueva metodología del Indec, la pobreza era del 32,2 por ciento, “que encima estaba disfrazada por la inflación contenida, un Estado que despilfarraba recursos y una política tarifaria insostenible”, se quejó, pese a que esas medidas evitaban una mayor pobreza.

El 27,3 por ciento de las personas en condición de pobreza equivalen al 19,6 por ciento de los hogares, que en promedio cuentan con 4,3 miembros y tienen un ingreso total familiar de 12.397 pesos. Esas familias están 7038 pesos mensuales por debajo del ingreso de casi 20 mil pesos necesario para acceder a los bienes y servicios que componen la canasta básica, aunque el dato excluye el pago del alquiler. Según la entidad Inquilinos Agrupados, el impacto del alquiler en relación a los ingresos es del 44,6 por ciento. En tanto, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires calculó que el peso del alquiler sobre los ingresos alcanzó un máximo histórico del 50 por ciento. Es decir que si la familia en cuestión es inquilina, va a requerir unos 40 mil pesos para acceder al pago del alquiler y a canasta que le permita no caer en la pobreza.





GOL EN CONTRA
(Por Santiago Fraschina (*), publicado en PAGINA12)

(Nicolas Dujovne, Ministro de Hacienda de Macri)

Después de tres años de gobierno, resulta fundamental realizar un balance de la gestión Cambiemos. Como se sabe, la llegada del macrismo suponía un cambio radical de modelos. De uno basado en un papel activo del Estado a otro donde el Estado se retiró de sus atribuciones más importantes: dejó de recaudar impuestos progresivos, disminuyó subsidios a los servicios públicos y eliminó programas sociales. Dentro de los resultados que se esperaban a priori de este tipo de medidas –al menos las que esperaba el oficialismo– se encontraba la posibilidad de consolidar un nuevo ciclo de crecimiento basado en la inversión, tanto interna como externa. Sin embargo, una vez más en la historia económica argentina la teoría del derrame brilló por su ausencia. La redistribución de riqueza a favor de un pequeño grupo de conglomerados de empresas no hizo más que favorecer la acumulación desigual y la fuga de capitales. Por otro lado, la desmejora del salario real de los trabajadores y la caída del consumo generó una contracción del mercado interno y, principalmente, una destrucción del entramado industrial. Para repasar los desaciertos de la gestión macrista, en lo que sigue se realiza un racconto de los principales indicadores económicos y su evolución a lo largo de 2018.

Inflación
Resulta paradigmático que la fuerza gobernante haya caracterizado como uno de sus principales objetivos de gobierno, previo a su asunción, el combate a la inflación. Sin embargo, a un año de terminar su mandato, la variación de los precios minoristas de 2018 fue la más elevada en 27 años. Según el Indec, alcanzó a 47,6 por ciento, la mayor desde 1991, año que arrastraba el alza de precios de la hiperinflación del ‘89/90, superando la de 2002, 2014 y 2016. Asimismo, algunos rubros sensibles aumentaron más que la inflación general, lo que demuestra el impacto asimétrico que ha tenido la suba de precios, con mayor perjuicio sobre los deciles más bajos de la distribución del ingreso. Por ejemplo, el precio del transporte público creció 66,8 por ciento y los alimentos y bebidas no alcohólicas, 51,2. 

Ingresos reales
Una de las consecuencias inmediatas de la aceleración inflacionaria fue la notoria pérdida en el poder adquisitivo de los ingresos de los hogares argentinos. El salario medio registrado acumuló a octubre una pérdida de 9,4 por ciento de poder adquisitivo, que superaría los 10 puntos cuando se conozcan los datos del último bimestre. No obstante, es todavía mayor el impacto que tuvo la inflación de 2018 sobre el poder adquisitivo tanto del haber mínimo jubilatorio como de la asignación universal por hijo (AUH). La merma en el poder adquisitivo tanto de la jubilación mínima como de la AUH es sustantiva, especialmente a partir de agosto, cuando se acelera la suba de precios tras el fuerte salto del tipo de cambio. Esos ingresos aumentaron 28,8 por ciento el año pasado contra una inflación de 47,6. Si se compara la actual fórmula con una indexación perfecta al IPC, un jubilado que percibe el haber mínimo hubiera recibido casi 8500 pesos más, prácticamente un haber adicional. 

Producción
Era de esperarse que en el contexto depresivo que han mantenido los salarios reales de los trabajadores el consumo doméstico se deprimiera y eso impactara sobre el PIB. Según las proyecciones del Gobierno en el consolidado de 2018, la economía caería 2,4 por ciento. En la misma línea, las consultoras encuestadas por el Banco Central en su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) adelantaron igual resultado. En cambio, distintos organismos internacionales esperan resultados con mayor deterioro. Es así que el FMI estimó que la actividad cayó 2,6 por ciento. Tanto la CEPAL como la OCDE pronosticaron que la economía retrocedió aún más (-2,8 por ciento). Con lo cual, alcanzado el tercer año de gobierno, se promediará un magro desempeño en materia de crecimiento. Analizando este desempeño en relación al inicio de su gestión, la actual administración terminará 2018 con un PIB 1,4 por ciento menor al de 2015. La demanda agregada caerá 2 por ciento. Desagregando los componentes de la demanda global, el consumo privado disminuirá 3,4 por ciento, y el consumo público bajará 2 puntos. Producto de esta caída en la demanda cayeron las importaciones (-2,2 por ciento) y solamente crecieron las exportaciones (pero en un escaso 5,1). 

Balance comercial 
En materia comercial, el macrismo aplicó desde un principio una serie de medidas tendientes a desregular el comercio exterior. El país abrió sus puertas hacia todo tipo de productos de origen transnacional. Las importaciones crecieron más que proporcionalmente respecto de las exportaciones, por lo cual el saldo comercial se deterioró. El rojo comercial alcanzó los 8500 millones de dólares en 2017 (el más importante de la historia en dólares corrientes). En 2018, las importaciones cayeron levemente como consecuencia de la contracción de la actividad doméstica. Solo por esto, el rojo comercial fue menor al del año anterior, con 3820 millones de dólares. Además, la nueva configuración del comercio exterior propuesta por el oficialismo con mayor relevancia, al menos en lo discursivo, del comercio con los Estados Unidos, se mostró improductivo para el país. El saldo comercial con ese país resultó deficitario para Argentina en 4243 millones de dólares el año pasado. En cambio, los mayores volúmenes de compras externas están asociados al denostado Mercosur. Las exportaciones a estos países aumentaron 18,5 por ciento en 2018, hasta 14.161 millones de dólares, con lo cual han aportado incluso más dólares que el comercio con toda Europa, hacia adonde se realizaron exportaciones por 9219 millones.

Industria
Dentro de los diversos sectores productivos, la industria fue el más afectado. La corrida cambiaria de abril volvió a producir un desplome del mercado doméstico y con él, una profunda caída del sector industrial. Según los datos del EMI (Estimador Mensual Industrial), en mayo comenzaron los números rojos. En noviembre, último dato publicado, la industria derrapó 13,3 por ciento. Para el caso de la industria, la mayoría de las medidas económicas aplicadas por el oficialismo fueron recesivas. El ajuste fiscal, la devaluación, la suba de las tasas, las importaciones, entre tantas otras políticas, sumergieron al sector fabril en una crisis que no tiene un horizonte de resolución  en el corto plazo.

Deuda
La transferencia de ingresos de los sectores bajos y medios a los sectores concentrados, la fuga de capitales, la remisión de utilidades y dividendos de las multinacionales a sus casas matrices, el turismo de las clases altas y medias-altas en el exterior y la apertura importadora no pudieron haber sido posibles de no ser por el fenomenal proceso de endeudamiento llevado adelante desde diciembre de 2015. La deuda pública bruta al segundo trimestre de 2018 alcanzó los 327.166 millones de dólares, es decir, la deuda creció en 92.942 millones en relación a diciembre de 2015, o bien, se incrementó en un 40 por ciento. No obstante, lo que más aumentó dentro de este monto es la deuda en moneda extranjera, que alcanzó en junio de 2018 los 244.669 millones de dólares, es decir, creció un 53 por ciento, 84.336 millones. Con lo cual, del incremento de la deuda en dos años y medio, el 91 por ciento correspondió a deuda en moneda dura. Con todo, la deuda pública externa pasó de rondar el 11,2-13,9 por ciento del PIB durante el periodo 2011-2015 a elevarse hasta el 35,4 por ciento en el segundo trimestre de 2018 (un aumento de 22 puntos porcentuales en apenas dos años y medio).

En suma, y como lo reflejan diversos indicadores y agregados macro, la economía argentina se encuentra atravesando un panorama sombrío. La actividad económica cayó en 2018, con una baja del salario real y del consumo. Las esquirlas de los desbalances externos se sintieron en el mercado local. La salida de divisas por distintos conceptos llevó al BCRA a subir las tasas, medida que fue insuficiente para evitar que el tipo de cambio pegue un salto notorio hasta duplicarse. Este escenario hubiera sido incluso peor sin la ayuda financiera del FMI. Lo que queda por delante es incierto. Las necesidades de financiamiento externo son crecientes y los próximos meses serán clave para saber si el Gobierno podrá renovar los vencimientos de la deuda.

(*)  Director de la Licenciatura en Economía de la Universidad Nacional de Avellaneda e integrante del colectivo Economía Política para la Argentina (EPPA).