Viaje a la Luna

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Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

martes, 26 de junio de 2012


NUESTRO CAMPO DE HIGGS




Cuando Peter Higgs envió en 1964 por primera vez su artículo a Physical Review Letters sobre la propuesta de un campo “misterioso” por donde se mueven todas las partículas elementales, no fue aceptado porque no había como experimentalmente comprobar la veracidad de su teoría, entonces fue cuando se propuso por él y por otros físicos la partícula equivalente a su campo, que mas tarde se llamo, Bosón de Higgs, pero que se universalizo con el nombre que le llamara el premio nobel de física de 1988 León Lederman en su libro “La partícula Divina” por la “partícula de Dios” (aunque a decir verdad Lederman lo que quiso decir en ingles era “la partícula maldita”, por lo difícil de encontrar un método para su detección). 

Higgs propuso por primera vez en la física, una teoría que explicaba el porqué de la existencia de la propiedad de masa en algunas partículas elementales y en otras no, el fotón o el gluon por ejemplo tienen masa cero, mientras que un electrón tiene masa igual a 9,11 x 10 -31 kg ( 0,511 MeV/c2), ¿Por qué esto es así, como idea filosófica?. El Campo de Higgs es como la gran telaraña donde se mueven todas las partículas elementales, que pueden ser, el mismo fotón, los distintos quarks, o el electrón, cuan “pegajosa” resulta la partícula que se mueve en esa telaraña, define con cuanta dificultad se mueve la misma en ese campo y cuanta masa de la propia telaraña arrastra con su paso, esa característica de interacción de la partícula con la telaraña le proporciona el valor de su “peso”, pero al mismo tiempo como nos podemos dar cuenta la telaraña tiene su propia masa y le da esa propiedad a una partícula, que como condición dual en la Física tiene cualquier onda o campo, en este caso de la telaraña identificada con el Bosón de Higgs.

Muchos países de conjunto en el Mundo han decidido gastar una masa de millones de toneladas de dólares en fabricar una maquina llamada LHC, por su siglas en ingles Large Hadron Collider (El Gran Colisionador de Hadrones) para descubrir la famosa telaraña, en su condición de partícula, donde todo se mueve, encontrar por fin, esa ultima partícula descrita por la Teoría “Modelo Estándar” que falta, para asegurarnos que conocemos y podemos explicar aproximadamente el 5 % de toda la materia existente en el Universo desde el famoso Big Bang, me pregunto ¿Cuánta masa de dólares harán falta para reconocer el otro 95%?.

Se me ocurrió sin embargo ante tal despilfarro humano, con estas premisas de la Física elemental de partículas, algo bien disparatado.

El amor entre los seres humanos es nuestro Campo de Higgs, por donde nos movemos durante toda nuestra corta vida sobre la faz de la tierra, nuestra felicidad, nuestra sensación de placer, de satisfacción personal, tiene un valor, una masa en dependencia de nuestra interacción con los sentimientos de amor, mientras más demos de nosotros mismos a esa red invisible que se llama amor, mas “peso” tendrá nuestras vidas, lo único bueno de toda esta fantasiosa comparación  es que para comprobar experimentalmente la existencia de la partícula “amor” correspondiente a esa gran telaraña humana donde nos movemos, no habrá que gastar kilos ni toneladas del “vil metal” (que tanta falta hace para hacer otras cosas), hagamos el bien a los nuestros y a los ajenos y experimentaremos el aumento de nuestro “peso” en felicidad.

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