Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

miércoles, 16 de marzo de 2016

Té para uno

Hay cosas que me siguen molestando desde que uno era un "pendejo", uno es el poder y lo otro "los nuevos Cristóbal Colon", estos últimos son los que después de uno transitar por esta vida luchando contra las cosas mal hecha y no haciendo de franco tirador (que por cierto no lo veo mal), sino involucrado tratando de mejorarse uno como persona y ayudando a que seamos un poquito más eficiente, te tienes que aguantar que venga un tipo con traje y corbata (no porque le tenga odio a esa vestimenta sino todo lo que representa) te de una conferencia magistral explicando cómo se puede ser productivo y eficiente. 

Tenemos nuevas autoridades máximas en el Ministerio de Energía y Minería que atenderán la actividad nuclear en la Argentina, como ha habido cambio de gobierno era de esperar que esto ocurriera, y nada, la frase del día "El sector nuclear Argentino es el cluster tecnológico más importante del país. Sesenta años de desarrollo han configurado un sistema tecnológico que implica mucho más que generación de energía nucleoeléctrica. En la pasada década experimentó un crecimiento muy importante, aunque desordenado y marcado por la falta de un plan estratégico consistente y sustentable"

"Chocolate por la noticia", diría cualquier buen argentino empapado en el tema, pero un poco mas y tengo que presentarme en taparrabo y con pepitas de oro para reverenciar tal idea "encojonada", como dirían en mi tierra.

Llevamos siete años y unos meses, un grupo variopinto de seres humanos, entre doctores en ciencias, ingenieros, tecnólogos, técnicos, torneros, soldadores, etc, etc tratando de desarrollar finalmente Tecnología propia de utilización de Aceleradores en la terapia para la cura de cáncer por captura de neutrones en Boro (conocida por sus siglas en Ingles BNCT), la cantidad de dinero que invirtió el anterior gobierno fue increíble, pero nos hemos demorado tanto no porque seamos "burros" y no demos pie con bola con el asunto, sino porque ya lo dijo un "viejito con barba" en el siglo XIX, las relaciones que establecimos para llevar a cabo este proceso han sido verdaderamente "una maquina de impedir" el desarrollo. Si usted invierte dinero para construir una nave espacial a Saturno, pero luego crea mecanismos de gastos de tal inversión en facturas de 5000 pesos, al final llegará a ver los aros del gigante planeta, si reunió a las inteligencias adecuadas, pero, tal vez viajen sus nietos y no usted.

"Elemental, mi querido Watson", son las relaciones de producción las que determinan el desarrollo de las fuerzas productivas, genial!!! y eso que no recibió nunca un premio Nobel en economía, y ahora vienen estos a querer inventar la pólvora.

Igual hoy no es mi día, un Congreso de la Nación Argentina, que es capaz de derogar Leyes nacionales porque un "JUEZ" en Washington le quiere dar plata a unos millonarios que le gusta jugar a la timba y que no quisieron negociar en el 2005 y en el 2010, es "too much for me" y como me recomendaría mi vieja, es mejor tomarse un té y si es "on the Rocks", mejor.




(...no iba a dejar mi apunte, pero son mis vivencias, recuerdo cuando se fue a inaugurar EXPOCUBA, había estado trabajando unos seis meses junto a Felix Sendoya (tipo duro en la Habana, ja, un incansable laburante) en la construcción del Pabellón de Energía Nuclear (todavía tengo un amigo que se acuerda a cada rato, yo subido a 20 metros de altura colocando los cristales tipo "hombre araña"), y bueno se hizo una reunión en diciembre  para alentar a las masas allí trabajando, que había que tener todo listo para la "Inauguración con el Comandante" en conmemoración del 1 de Enero, se me ocurrió decir que aquello no estaba terminado y que así no se podía inaugurar algo, bueno,...pa`que fue aquello!!!, los del Pacto del Zanjón o los que votaron la Enmienda Platt no recibieron tal acto de repudio como el que recibí ese día, ahora me rió, pero mi única rebeldía fue darme la vuelta e irme el día que Fidel hablaba a los presente, igual "al pedo", nadie noto mi modesta Protesta de Baraguá ...)


AFEITES
(por Eduardo Del LLano blog https://eduardodelllano.wordpress.com)



Cada vez que viene alguien importante repintan los edificios que dan a las calles anchas.

Con arreglos cosméticos, no estructurales, las autoridades intentan embellecer la ciudad cuando se aproxima la visita de una figura política significativa, del calibre del Papa u Obama. Así consiguen quizá obnubilar momentáneamente al huésped extranjero, subvertir la primera mirada superficial, pero nosotros sabemos que es falso, y ellos saben que sabemos, que entendimos la seña: no importa lo que piense el cubano de a pie, igual el Granma siempre dirá que somos felices.

Figuras políticas, repito. O, en una época, deportivas. Y no cualquiera, sino de cierto rango para arriba. (Por lo general no se gasta mucha pintura en inmuebles si quien viene es un escritor o un cineasta famoso, o un grupo de ellos: durante el Festival se les pasa la mano a algunos cines y punto, nada comparable, por ejemplo, a las obras para los Panamericanos del 91 o a la presente efervescencia ante el inminente arribo de Barack). En alguna gaveta por ahí debe haber un escalafón con entradas como:

Presidente de paisito mierdero: recibimiento sobrio, poner ofrenda floral a Martí, y va echando.
Presidente de país del Primer Mundo de cuatro estrellas en la escala política, o Venezuela: Recorrido por lugares turísticos e históricos. Que la gente –escogida- lo espere ahí. Previsoramente, pasarles un poquito la mano a los susodichos lugares turísticos e históricos. Terminar el día antes, no sea cosa que el visitante se recueste a una pared y se manche de pintura barata.
El Papa, algún evento político internacional, presidente o vicepresidente de USA: Que la gente vaya a recibir al huésped y se aposte a ambos lados de las principales vías de su recorrido. Retirar de la calle los pordioseros más conspicuos, los que no resulten turísticos. 

Arreglar a todo trapo aquello que el visitante pueda distinguir desde el carro diplomático, no importa cuántos recursos (mal)gastemos. Dejar claro que dicho mantenimiento a inmuebles y servicios es para que luzcan y funcionen bien una semana, luego da lo mismo. Lo importante es la impresión y luego total, la gente lo aguanta todo…

Vivo en los alrededores de 23 y 12, y nadie negará que hay muchas zonas de la ciudad que necesitan más que el Vedado una mano de pintura. Sin embargo, la están aplicando también a los edificios de mi vecindad. A veces me pongo altruista y pienso en robarme la pintura una de estas noches y llevarla a Centro Habana, Santos Suárez o La Lisa, donde nunca será suficiente.

Incluso están arreglando el sistema eléctrico. No por nosotros, sino para que ningún extranjero vaya a pasar una pena, algo como quedarse trabado en un elevador.

Tenemos una dilatada tradición de instalaciones -hospitales, escuelas al campo, viviendas- que son inauguradas sin una terminación cabal, sólo porque viene un dirigente nacional o en saludo a determinada efeméride. Con el acabado suficiente para que se vean bien en las fotos del periódico, revistas turísticas –aunque ahí interviene el Photoshop para redondear- y en algún reportaje televisivo. El paripé. Luego, a otra cosa.

Hace unos días escuche una pregunta genial: ¿tú crees que a Obama lo saquen de la habitación del hotel para fumigar?

P.S.: El 8 de marzo murió George Martin, a los 90 años. Tuvo una vida hermosa y plena. Y unos días después nos dejó Keith Emerson.
P.P.S: Acuso recibo de La palabra, el primer libro de mi amigo Jorge Bacallao –recordarán aquel video en que hacía su propio Andar La Habana, filmado en vivo en la Facultad de Economía de la UH, que circuló muchísimo hace una década- publicado por la Editorial José Martí y que tuve el honor de prologar. Contiene alrededor de una veintena de cuentos divertidísimos escritos con fluidez y elegancia, algunos de ellos clásicos como 19 de noviembre y Rock and roll.


sábado, 12 de marzo de 2016

PLAN B

(Por David Cufré,  publicado en Página12)

El principal argumento del Gobierno para justificar el acuerdo con los fondos buitre es la necesidad de volver a los mercados de deuda para financiar un plan de obras públicas. El Presidente y sus ministros sostienen que sin ese canal de crédito no será posible encarar proyectos de infraestructura indispensables para el país y, junto con ello, no se podrá recuperar el crecimiento económico. No hay plan B, descartó el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Sin embargo, un simple ejercicio de memoria demuestra que no es cierto lo que dicen los funcionarios. No solo existen caminos alternativos a la banca extranjera y a la emisión de títulos públicos para concretar proyectos trascendentes, sino que están vigentes. Son una herencia de la administración anterior, que dejó pactados créditos por unos 30.000 millones de dólares para continuar su profuso plan de obras públicas.

El financiamiento de los proyectos de infraestructura y de recuperación de empresas del kirchnerismo no provino de la colocación de bonos ni de créditos con la banca internacional. El gobierno anterior no fue a pedirle al JP Morgan, HSBC, Citibank y otras entidades miles de millones de dólares para su programa de infraestructura, que resultó el más destacado en cinco décadas. No dependió de ellos para finalizar Yacyretá, estatizar YPF, terminar con las AFJP, recuperar el control de Aerolíneas Argentinas, el Correo, AySA, renovar ferrocarriles, lanzar satélites al espacio, construir centrales atómicas, extender gasoductos, redes eléctricas y de fibra óptica, ampliar la General Paz, transformar en autopista las rutas 14 y de Rosario a Córdoba, entregar computadoras a todos los estudiantes secundarios de escuelas públicas del país o montar una red de televisión digital abierta y gratuita. El financiamiento fue gestionado ante organismos multilaterales como el Banco Mundial, el BID, la CAF, el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, el Banco Popular de China, facilitado por organismos estatales superavitarios como la Anses y con recursos propios del sector público. También recaudó de bancos y compañías de seguros en el mercado local, obligados a destinar una porción de su cartera de depósitos y fondos a créditos productivos. Pero este canal fue desactivado por la nueva conducción del Banco Central.

Tampoco obras que identifican al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como el entubamiento del Arroyo Maldonado, el metrobús y las bicisendas, tuvieron como fuente colocaciones en mercados internacionales. Lo mismo ocurre en Córdoba con el entubamiento del canal Los Molinos, la obra pública más importante en años, que se realiza con créditos de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y recursos provinciales. Esta es una constante que se repite por el país.

Es decir, contra lo que plantea Peña, no hay un único camino para desarrollar los proyectos. El mismo debate se dio antes de la primera reestructuración de la deuda en 2005, cuando los sectores ortodoxos, ahora en el poder, decían que no habría forma de conseguir préstamos para obra pública si no se mejoraba la oferta a los holdouts, dejando al país aislado del mundo.

Contra ello, la realidad refleja que fue posible, por ejemplo, rescatar edificios como las ex Bodegas Giol, en Palermo, para levantar un Polo Científico y Tecnológico del que participan el Ministerio de Ciencia y el Conicet, sin tomar un solo dólar de la banca internacional ni de los mercados de deuda. El financiamiento fue negociado con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Tesoro Nacional. En todo caso, el jefe de Gabinete debió aclarar que el Gobierno pretende cambiar de estrategia y que en función de ello aspira a arreglar con los fondos buitre. Pero eso es una decisión política, no una imposición de la realidad.

El gobierno de Macri heredó del kirchnerismo un convenio marco con el Banco Mundial que le asegura créditos por 1200 millones de dólares anuales hasta 2018. También siguen programas con el BID por 5000 millones de dólares a ser desembolsados los próximos cuatro años. La cartera de créditos en ejecución con la Corporación Andina de Fomento llega a 20.942 millones de pesos (unos 1350 millones de dólares). De estos préstamos, están pactados 6397 millones de pesos para el sector vial, 4692 millones para el energético, 3694 millones para el de agua y saneamiento, 2291 millones para educación, 2062 millones para los municipios, 1741 millones para infraestructura en comunicaciones y 73 millones para el fortalecimiento institucional.

La CAF es el mismo organismo que financió el proyecto Arsat-1, que permitió a la Argentina ser el primer país de América latina en tener en órbita un satélite geoestacional de construcción propia, formando parte de un grupo de ocho países que manejan esa tecnología de punta.

El BID concedió créditos para la finalización de Yacyretá, la represa que tardó 40 años en construirse. También para el tendido de líneas de alta tensión al NOA y al NEA, dentro del programa Norte Grande, y a Chubut.

El Banco Mundial, a su vez, financió 1965 escuelas y jardines en todo el país, la cifra más alta desde el primer peronismo. Otro proyecto importante es el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, con préstamos en ejecución por 13 mil millones de pesos (unos 840 millones de dólares). Además, hay desembolsos previstos para otros 25 programas en diversas áreas, como vial, de prevención de inundaciones, hídrica y obras en municipios.

El kirchnerismo también estableció acuerdos con otro gran financista externo para proyectos de infraestructura: China. El Banco Popular y otras entidades de ese país comprometieron 4700 millones de dólares para la construcción de las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz, 5000 millones para la cuarta central nuclear y otros 7000 millones para la quinta central. También hay convenios firmados para la central térmica Belgrano, en Zárate, por alrededor de 1000 millones de dólares. En materia ferroviaria, ya se firmó el acuerdo para un nuevo desembolso de 2400 millones de dólares para el Belgrano Cargas, aunque queda pendiente la entrega de recursos de otro tramo igual pactado en 2013. La renovación de los ramales urbanos del área metropolitana involucró más de 1000 millones de dólares.

En resumen, entre el Banco Mundial, el BID, la CAF y China hay pactados créditos para los cuatro años del mandato de Macri por 30.000 millones de dólares. Peña no debe haber reparado en este dato cuando dijo que no hay plan B para financiar obra pública si no se acuerda con los buitres. Por otra parte, al mismo tiempo que el gobierno muestra urgencia para cerrar con los buitres recibe quejas de gobernadores e intendentes por la paralización de proyectos en distintos puntos del país; YPF reduce su nivel de inversiones 25 por ciento este año y Aerolíneas Argentinas cancela rutas.

El profesor Aldo Ferrer dejó escrito que un eventual entendimiento con los fondos buitre no necesariamente conlleva una baja importante de la tasa de interés para colocaciones de deuda, ya que las calificadoras de riesgo luego exigirán “un plan económico y financiero respaldado por el FMI”. El palo con la zanahoria del financiamiento a tasas bajas se va corriendo, como lo saben bien los argentinos que vivieron los ‘90 y los 2000: siempre faltaba un nuevo ajuste, una nueva privatización, una nueva ley de flexibilización laboral para que los mercados aceptaran prestar más barato. Como esas políticas hundían al país en recesión y caían los ingresos, los reclamos de ajuste se hacían más pesados. El círculo vicioso que se generó la última vez terminó con el presidente en helicóptero.

Ferrer también aportó otro elemento indispensable en este debate: “Los problemas principales de la economía están en la esfera interna: el déficit de comercio de manufacturas de origen industrial y la consecuente restricción externa, la inflación, el desequilibrio fiscal, entre otros. Ninguno se resuelve por el pago a los buitres”.

Facilitar el acceso al financiamiento de los mercados parece más bien una necesidad de sectores concentrados de la economía que buscan dolarizar ganancias sin límites y fugarlas del país, pretendiendo repetir una experiencia como la de los 90, que dejó a la Argentina sobreendeudada, con tasas de desocupación record y un notable atraso en la infraestructura pública. Ese es el plan que manda a la Argentina a la B.

viernes, 11 de marzo de 2016

DESDE QUE TE AMO

Hace más de 10 años que a la hora de almuerzo nos reunimos un grupo variopinto de compañeros de trabajo a las 12 en punto, en un lugar cercano a los talleres de mecánica del Centro Atómico, que posee una mesa grande para unas 15 personas, en ese lugar tenemos heladera, cocina, horno eléctrico y la infaltable parrilla, también un estante donde se guardan "las herramientas" para la comelata, una vez por mes como promedio la mesa se alarga y unas 20-25 personas disfrutamos de un buen asado.

Normalmente somos unas 10 personas diariamente, de las mas disimiles profesiones, hay desde especialistas en "caja fuerte" hasta ingenieros que hacen un cohete a Saturno, pasando por la física, la electrónica, la mecánica, la electricidad, la herrería, y la soldadura, las edades han oscilado entre los 21 y los 70 años, son gente de laburo cada uno con su historia a cuesta y viviendo en los más pintorescos barrios del Gran Buenos Aires, los temas que se hablan son de los más desiguales, desde cómo hay que hacer una buena tortilla de papas con jamón y queso hasta si Macri, es un burro o no al frente del Gobierno, pasando por la infaltable pasión argentina "EL FUTBOL", son tan dispares los mismos, que la carcajada puede convertirse en una constante, por supuesto hay espacio para momentos de reflexión política y de la vida, comentarios sobre miedos y angustias humanas, recuerdos sobre los que ya no nos acompañan, o porque se jubilaron o porque se fueron de este Mundo material. Mi amigo Marcelo es uno de los que más habla, y por ello ha recibido más de una condena, pero igual como el mismo recuerda a cada rato "cuando falto me extrañan", yo me divierto mucho sobre lo que conversamos, pero no soy el único, se ha convertido en un "parate" necesario en el ajetreo del día.

El tema Cuba, está a la orden del día, siempre hay una noticia que alguien trae a la mesa, lo hacen en muchos casos por amabilidad, y yo se los agradezco porque me hace tener presente a la isla y por supuesto el disparador para contar algunas de mis vivencias.

Por estos días la visita de Obama y la de los Stones ocupan las conversaciones sobre Cuba, algunos de mis compañeros sin profundizar mucho en las noticias muestran ingenuamente sus preocupaciones porque Cuba, "con todo este despelote con los americanos" se convierta en lo que era antes de la llegada de Fidel, y bueno, ahí está uno para dejar modestamente su óptica sobre el asunto.

A raíz de la próxima "Fiesta de los Stone" en La Habana, surgió la conversación de si en Cuba se escuchaba Rock o no, es por todo conocido que en la Argentina Los Rolling y en general ese género de música tiene una gran fanaticada, hasta el punto, que hoy se reconoce el "Rock Argentino", como un movimiento latinoamericano que ha dejado su impronta para la posteridad y ha tenido una gran influencia en los músicos de este continente.  Conté lo que precisamente leí ayer sobre Silvio Rodriguez en sus palabras de elogio a George Martin cuando el Instituto Superior de Arte de Cuba le otorgo el Doctorado Honoris Causa , que si bien conocía la historia en general sobre su censura por hablar de los Beatles, no conocía el detalle de lo que había expresado entonces, que tanto disgusto a las autoridades del Canal de Televisión en Cuba.

Y por supuesto conté mi historia ligada al Rock, a mi pelo largo camuflajado en el "Cepero" de la Víbora, mi mochila de careta antigás rusa garabateada con todos los nombres de los grupos de Rock que en ese momento escuchaba o de mi extravagancia tipo hippie, con sandalia y jean, aparecerme en Tropicana en los quince de mi prima Natacha. Como siempre pasa, la conversación divagó bastante entre mis anécdotas y las intervenciones de los otros, haciendo sus recuerdos de jóvenes rockeros, "Polémica en el Bar" (programa serio-cómico muy conocido en la argentina y que hace poco volvió a la pantalla, sin sus antiguos "especímenes") es "un poroto" al lado de hacia dónde agarro la tertulia, pero si hubo algo que nos unió en ese momento, la música Rock, esa que te da la sensación de libertad y rebeldía ante las injusticias de este Mundo.

En el medio de aquel "altercado", se pregunto cuales eran los conciertos más multitudinario que se habían dado en general, yo recordé a Woodstock en 1969 y me lance con una cifra de 200 000, aunque alguien me rectifico que habían sido unos 400 000, luego otro menciono el que tiene el record guiness, previa trampa de buscar en Google, era el de Rod Stewart en Copacabana 1994 con unos 3.5 millones, y que allí mismo en 2006 Los Stones habían reunidos a unos 2 millones, luego para no quedar menos les hable del Concierto por la Paz de Juanes (aunque no era rock...) en la Habana en 2009 con 1.2 millones, por supuesto se discutió acaloradamente la manera "científica" que había para determinar semejantes cifras.

Como les dije al principio, todas nuestras conversaciones pueden tomar giros inexplicables, así que no se por qué razón (va si se, dos de mis añoranzas) cuando les hable de Led Zeppelin como mi grupo de rock favorito, y sobre la tierra que me vio nacer, me dio por contarles la anécdota que había leído sobre cómo fue grabado ese Blues increíble "Since I´ve been loving you" (Desde que te amo), que según se cuenta, fue la canción más difícil de grabar en ese controvertido para unos y el mejor para otros, disco LED ZEPPELIN III, ya que Page no encontraba el tono adecuado de su SOLO, relatan que decepcionado, en uno de los descansos Jimmy vio un viejo amplificador Supro Thunderbolt 1965 contra la pared y dijo "probaré con este" ante la incrédula mirada de sus compañeros, allí estuvo la magia o la providencia y su SOLO salió de una, catalogado por muchos "como el mejor de todos los tiempos"


...Said I've been crying, my tears they fell like rain,
Don't you hear, Don't you hear them falling,
Don't you hear, Don't you hear them falling... 



jueves, 10 de marzo de 2016

ENMIENDA PLATT



En este Mundo actual que peca de desmemoriado, y a raíz de los sucedido en la Argentina que en apenas 15 años una parte importante del pueblo (diríamos la mitad de la población) se olvido cuales eran las consecuencias de lidiar con el Neoliberalismo, esta bueno recordar un poco de Historia de Cuba, sobre todo porque dentro unos pocos días, El OBAMA aterrizará sobre "las Tierras más hermosas que ojos humanos hayan visto" (si no remitimos a Colon) y sus majestades los medios de comunicación más poderosos de la Tierra de Gardel y Le Pera acribillaran a mentiras la opinión publica con situaciones sobre el largo conflicto entre La Habana y el Imperio del Norte (por su puesto esta ultima denominación no la vas a encontrar ni por apuro, pues se ha regresado a las "relaciones carnales", que conocimos con el Menemismo).

Poco es conocido por estos lares, que la Republica de Cuba en el 1902, nacía entonces con la bota yanqui puesta sobre su cabeza y eso se lo debemos a que los Constituyentes de 1901 tuvieron que aceptar  (aunque hubieron muchos patriotas que se opusieron) un texto en la "carta magna" de entonces, conocido como la "Enmienda Platt" bajo amenaza que si Cuba no aceptaba, seguiría ocupada militarmente por los del Norte que ya lo hacían desde 1898.

Esta "Enmienda" salió directamente de las instituciones del país del norte, el 25 de febrero de 1901 el Comité de Asuntos Cubanos del senado norteamericano aprobó una enmienda insertada a la Ley de Gastos del Ejército presentada por el senador Orville Platt (de ahí el nombre de la Enmienda) y que se convirtió en un oprobio para aquellos cubanos que habían luchado DURANTE 30 AÑOS para independizarse de España.

Después de intensos y acalorados debates en la Asamblea Constituyente de Cuba (que se inauguró el 5 de Noviembre de 1900 con el discurso del Gobernador durante la ocupación norteamericana Leonard Wood) , y ante la oposición de los Estados Unidos de hacer cambios en la Enmienda, Enrique Villuendas, Gonzalo de Quesada y Diego Tamayo, integrantes de la comisión que viajo a Estados Unidos, presentaron una moción en la cual se recomendaba la aprobación textual de la ley norteamericana. La mayor parte de los delegados estimó que admitir la Enmienda Platt constituía la única forma de instaurar la república y finalizar la evacuación de la Isla por Estados Unidos.

La última votación sobre la Enmienda Platt se efectuó el 12 de junio de 1901, y el apéndice constitucional fue aprobado por 16 votos contra 11. La Enmienda se mantuvo vigente hasta 1934. El 29 de mayo de ese año se firmó un nuevo tratado de relaciones cubano-estadounidense, en el marco de la política de «Buen Vecino» instrumentada por el presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt. El nuevo convenio estipulaba entre otras exigencias, al igual que el anterior, la permanencia de la base naval de Guantánamo, pero derogaba el artículo tres de la Enmienda, que establecía el derecho de intervención en la Isla

EL TEXTO DE LA DESHONRA

Que en cumplimiento de la declaración contenida en la resolución conjunta aprobada en 20 de abril de mil ochocientos noventa y ocho, intitulada "Para el reconocimiento de la independencia del pueblo cubano", exigiendo que el Gobierno de España renuncie a su autoridad y gobierno en la Isla de Cuba, y retire sus fuerzas terrestres y marítimas de Cuba y de las aguas de Cuba y ordenando al Presidente de los Estados Unidos que haga uso de las fuerzas de tierra y mar de los EE.UU. para llevar a efecto estas resoluciones, el Presidente por la presente, queda autorizado para dejar el Gobierno y control de dicha Isla a su pueblo, tan pronto como se haya establecido en esa Isla un gobierno bajo una Constitución, en la cual, como parte de la misma, o en una ordenanza agregada a ella se definan las futuras relaciones entre Cuba y los EE.UU. sustancialmente, como sigue:
I
Que el Gobierno de Cuba nunca celebrará con ningún Poder o Poderes extranjeros ningún Tratado u otro convenio que pueda menoscabar o tienda a menoscabar la independencia de Cuba ni en manera alguna autorice o permite a ningún Poder o Poderes extranjeros, obtener por colonización o para propósitos militares o navales, o de otra manera, asiento en o control sobre ninguna porción de dicha Isla.
II
Que dicho Gobierno no asumirá o contraerá ninguna deuda pública para el pago de cuyos intereses y amortización definitiva después de cubiertos los gastos corrientes del Gobierno, resulten inadecuados los ingresos ordinarios.
III
Que el Gobierno de Cuba consiente que los Estados Unidos pueden ejercitar el derecho de intervenir para la conservación de la independencia cubana, el mantenimiento de un Gobierno adecuado para la protección de vidas, propiedad y libertad individual y para cumplir las obligaciones que, con respecto a Cuba, han sido impuestas a los EE.UU. por el Tratado de París y que deben ahora ser asumidas y cumplidas por el Gobierno de Cuba.
IV
Que todos los actos realizados por los Estados Unidos en Cuba durante su ocupación militar, sean tenidos por válidos, ratificados y que todos los derechos legalmente adquiridos a virtud de ellos, sean mantenidos y protegidos.
V
Que el Gobierno de Cuba ejecutará y en cuanto fuese necesario cumplirá los planes ya hechos y otros que mutuamente se convengan para el saneamiento de las poblaciones de la Isla, con el fin de evitar el desarrollo de enfermedades epidémicas e infecciosas, protegiendo así al pueblo y al comercio de Cuba, lo mismo que al comercio y al pueblo de los puertos del Sur de los EE.UU.
VI
Que la Isla de Pinos será omitida de los límites de Cuba propuestos por la Constitución, dejándose para un futuro arreglo por Tratado la propiedad de la misma.
VII
Que para poner en condiciones a los EE.UU. de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a los EE.UU. las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el Presidente de los EE.UU.
VII
Que para mayor seguridad en lo futuro, el Gobierno de Cuba insertará las anteriores disposiciones en un Tratado Permanente con los Estados Unidos.


La Revolución Cubana no fue casual, la lucha de todo un pueblo durante estos últimos 57 años por ser soberanos e independientes se baso en nuestras históricas raíces antimperiales (primero contra España y luego contra los "Yanqui"), hoy un nuevo Presidente USA se quiere acercar a Cuba, si sus intenciones siguen siendo las mismas que hace 115 años solo encontrara nuevos mambises y dudo mucho que una votación 16 a 11 como entonces.


GEORGE MARTIN
(por Silvio Rodriguez en su blog http://segundacita.blogspot.com.ar/)



Sir George Martin y familia;
Amigos presentes de la Gran Bretaña;
hermanos, compañeros, colegas,
seres que nos escuchan:

Lo primero que me nace decir es la razón que tenemos cuando sentimos gratitud por los que hacen la música. Todavía más por los que logran hacer un aporte a lo que se pudiera llamar la Gran Música, aquella no sólo capaz de hacernos silbar sino que logra convertirse en arquetipo, en el sonido que caracteriza a una época. Por esa razón nos hemos reunido aquí a dar gracias a un hombre que durante casi toda su vida ha estado respondiendo ―de distintas formas y en disímiles circunstancias―, al llamado del arte y de la música; un hombre que un buen día tuvo no sólo el privilegio sino además la valentía de formar parte de una vanguardia musical que después ganó el reconocimiento no sólo de la historia de un país, sino de esa gran Historia que compromete al mundo entero. Mencioné la palabra valentía porque hay que reconocer que George Martin entró en nuestra Historia en el instante en que creyó en cuatro jovencitos que entonces no significaban nada de lo que hoy significan; cuando aquellos muchachos sólo eran sueños por realizar y ansiedad porque alguien les diera la oportunidad de demostrar lo que valían.

Ahora, al llegar hasta aquí, me doy cuenta de que debo modificar lo primero que me nació decir. Porque en la misma medida en que es natural la gratitud por quienes hacen la música, lo es por quienes creen en los jóvenes. Por lo tanto también estamos dando gracias a George Martin por demostrar lo que sucede cuando se cree y se le da una mano al talento bisoño. Por cierto, quede incluido en esa dimensión de gratitud el Instituto Superior de Arte, a quien hoy toca el buen papel de honrar.

De pronto me viene a la memoria que en los primeros días de 1968, estrenando 21 años, perdí mi empleo de conductor de un programa de televisión por elogiar precisamente la música que en ese entonces ayudaba a elaborar el Sr. Martin. Es una coincidencia. A pesar del tiempo transcurrido, recuerdo con bastante nitidez lo que aquella noche comenté ante las cámaras: “los Beatles son admirables porque han borrado la frontera entre la música popular y la música sinfónica”. A mi no me habían gustado mucho las primeras grabaciones de The Beatles, pero me empezaron a interesar a partir de Rubber Soul y sobre todo de Revolver. Yo dije aquello porque acababa de escuchar Sargent Pepper, hoy día un disco de culto, un paradigma sonoro de aquellos chicos de Liverpool y, sin dudas, de su productor musical, el Sr. George Martin. Entonces no podía imaginar que, 34 años más tarde, iba a tener la oportunidad de dar gracias, personalmente, a uno de los autores materiales de aquella proeza que todavía se celebra.

George Martin nació en Holloway, al norte de Londres, en una humilde familia. Cuentan que aprendió a tocar el piano solo y que desde muy joven organizó grupos musicales. A él y a su generación le tocaron durezas ejemplares: siendo un adolescente prestó servicios de observador para la Fuerza Aérea británica, durante la Segunda Guerra. Ya entonces el joven George era un amante de las iniciativas y soñaba con inventar algo digno de presentar al mundo, quizá un avión aún más rápido que el Spitfire frente a los nazis. Sin embargo me parece que cuando continuó escuchando el llamado de la música, después de la guerra, estaba fundando verdaderas maravillas, ya que así pudo convertirse en uno de los seres humanos que puso al mundo de acuerdo respecto a lo que es la calidad musical.

Es de suponer que todos somos capaces de disfrutar de una buena grabación, y por supuesto de la música, pero se conocen pocos detalles de lo compleja que puede ser una buena producción discográfica. Se trata de un trayecto que empieza por saber escuchar, analizar y escoger el material sonoro. Después a veces hay que construir sobre lo virgen, pero es un pecado desvirtuarlo. Siempre he escuchado decir a grandes músicos que ellos no son arregladores sino orquestadores, que la materia prima original contiene implícitas las ideas para su desarrollo. Puede ser que la maestría en este sentido consista en saber distinguir los contracantos y otras sonoridades que son inherentes a un tema, elementos que permiten proyectar una orquestación. Creo que en el caso del productor integral que es George Martín, o sea que no sólo aporta ideas sino que además orquesta y compone, la palabra Maestro está muy bien empleada. También pienso que hay que ser sabio y lúcido para introducirse en la esencia de una música ajena, incorporar riquezas y salir limpiamente, sin que esa incursión parezca intromisión. No hay dudas de que Yesterday es una de las canciones más bellas que se recuerdan, pero la eficacia del cuarteto de cuerdas sugerido por el Sr. Martin está también viajando la eternidad. Lo mismo sucede con la atmósfera, entre evocativa y misteriosa, lograda enStrawberry Fields, también con la Inauguración (con mayúscula) que significa A Day in a Life y gran parte del trabajo que realizó con The Beatles. Aún sin conocer las interioridades de ese trabajo de tantos años y de tantas canciones, cabe conjeturar que una de las funciones del Sr. Martin consistió en favorecer la caracterización que seguramente ya traía consigo cada tema compuesto por aquellos talentos. Esto sin dudas contribuyó a diferenciar tanto los discos como las canciones entre sí. Por eso resulta verdaderamente ejemplar como la formación de este músico fue puesta al servicio de una trayectoria musical que es un arquetipo de diversidad y al mismo tiempo de coherencia.

Luego de su servicio militar, Martín estudió composición y orquestación de música clásica en la Escuela de Música Guildhall, de Londres. Su primer trabajo, después de graduarse, fue en la biblioteca de música de la BBC, donde es de suponer que continuó engordando su aprendizaje. Entró en la industria musical como asistente en 1950, en EMI Parlophone Records, y pronto lo hicieron responsable de las grabaciones de la producción clásica. Trabajó con artistas como Stan Getz y Judy Garland, estableciéndose, además, como productor de música de  jazz y ligera. Siempre inquieto buscaba hacer aportes, en un esfuerzo por mejorar lo que entonces se conocía como el sello junk, de la EMI, y  entonces logró producir una triunfante línea de grabaciones de comedias, con actores de primera línea, que fue conocida como The Goon Show. George Martin ha realizado con mucho éxito música para cine, ha fundado estudios de grabaciones y ha trabajado con los cantantes, actores, directores y músicos más célebres y prestigiosos del mundo occidental. Ha producido 700 grabaciones de las que al menos 30 temas resultaron número 1 en Gran Bretaña. La última de ellas, cuando anunciara su retiro, resulto ser el sencillo más vendido de toda la historia discográfica, dedicado a Lady Di.

Un disco es un viaje emocional donde podrá haber todo tipo de paisajes, pero donde la dramaturgia siempre nos debiera invitar a seguir escuchando. Por eso un buen disco es semejante a un argumento, a una exposición, a una tesis, a una historia bien contada. Haciendo esta labor para su propio goce y para el disfrute de todos, siendo ejemplar en ella, el joven George Martin, que deseaba inventar algo digno del mundo, se transfiguró en revelador de maravillas, en mago, en sabio, en alquimista, en duende del traspatio que sabe los nombres secretos, desarma cerrojos y nos presenta a ese susto encantado que solemos llamar belleza.

Estamos ante un hacedor, ese es el signo de esta vida, y esa causa sabemos que merece alabanza, sobre todo cuando existen fuerzas muy poderosas empeñadas en deshacerlo todo. Por eso el Sr. Martin ha recibido premios y distinciones, por eso lo aman en todas partes, por eso lo queremos nosotros, los cubanos.

Entonces ahora, con respeto ―pero sin almidón―, como tributo a la gloria de una dimensión humana dedicada a crear el bienestar de la belleza y a regocijarse y a regocijarnos con ello, quiero que todos los presentes me ayuden a improvisar una canción para nuestro querido amigo. La orquestación debe ser la de nuestras voces. Sólo es necesario que coronen estos nombramientos con una palabra.
  
George Martin, señor de los sonidos,
                                                             alabanza.
George Martin, encendedor de estrellas,
                                                             alabanza.
George Martin, abridor de caminos,
                                                             alabanza.
George Martin, curador de soledades,
                                                             alabanza.
George Martin, cómplice de enamorados,
                                                             alabanza.
George Martin, sembrador de recuerdos,
                                                             alabanza.
George Martin, compañero del canto,
                                                             alabanza.
George Martin, amigo de la audacia,
                                                              alabanza.
George Martin, hijo de los humildes,
                                                             alabanza.
George Martin, barredor de fronteras,
                                                             alabanza,
                                                             alabanza,
                                                             alabanza.

                                                              
Muchas gracias.


Silvio Rodríguez Domínguez

La Habana, Cuba, 1º de noviembre, 2002.



TODAS LAS VOCES TODAS

...Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.
(José Martí, "Cultivo una Rosa Blanca")


El Perla no aguanta más
(Por Ruslan en su blog EL COLIMADOR http://elcolimador.cubava.cu/)
Cuando tras las lluvias sale el sol y aparecen las grúas y la cinta amarilla de la PNR no es una buena noticia para los vecinos. Casi siempre (que c… casi siempre, siempre) es sinónimo de que ha llegado la hora de alijar el bulto y salir en busca de nuevos techos.
Así les ha sucedido a los residentes del antiguo hotel Perla de Cuba que desde el fin de semana pasado han recibido el mandato municipal de ir bajando de los pisos cuatro y cinco del edificio porque, finalmente, se va a demoler. Es la crónica final de una muerte anunciada pues el dictamen de “inhabitable” pesa sobre el añejo inmueble desde hace más de veinte años.
Así se sumara pronto el Perla a otros venerables desaparecidos de la primera era dorada de la hostelería en Cuba como el Isla, el San Luis, el Alamac, el Nueva York o el Regina de los que sólo nos quedan los recuerdos y las fotos.




miércoles, 9 de marzo de 2016

DOS CONCIERTOS: ¿una misma intención?

Nada es al azar en este Mundo, y la historia es en espiral, parezco uno de esos psicólogos sentado en una silla al lado del diván de mi paciente, pero nada más alejado de la idea de este post, aunque como dice un amigo mío, "no hay que ser boludo", y esta bueno pecar de mas ante una situación determinada.

En 1986 el grupo de rock QUEEN (del cual soy un fan por los tiempos de los tiempos) llegaba por primera vez a Budapest y era su primer concierto detrás de la "cortina de hierro", algunas cosas se han dicho de ese concierto, como que reunió a unas 80 000 personas en el Estadios Nepstadion (hoy nombrado Ferenc Puskas, por el jugador histórico de fútbol de ese país), es más, iban hacer dos conciertos, uno el 25 y otro el 26 de Julio, pero todo se pospuso para uno solo, el 27 de Julio de 1986.

Hace unos tres años atrás en 2012 ese Concierto, para algunos, mitológico de la "Reina", se remasterizo, a partir del video original VHS de 1987, en alta definición y sonido 5.1 sorround sound y no solo se estreno en los cine de una parte del Mundo sino que también se comercializo a través de DVD y el Sistema Blue-Ray.

Freddie Mercury, nacido en Zanzibar, región semiautonoma de Tanzania, dentro de la comunidad religiosa parsi (descendiente de los persas que emigraron a la India en el siglo VII) tuvo el detalle de cantar en húngaro una canción tradicional de ese país, después de haberla ensayado varias veces en el Hotel, para recordarla escribió la primera estrofa en su mano izquierda, el publico enloqueció y le hizo coro como el demando.

Aquel concierto tuvo una gran repercusión no solo musical, sino política, por todos es conocido que Hungría sufrió la invasión de la URSS en 1956 (tres años después de la muerte de Stalin), sobre lo sucedido en ese país en ese momento histórico, hay varias opiniones, pero el hecho concreto es que aquella situación provoco el rechazo de la población a los soviéticos, y se prohibió hablar del asunto hasta mediados de los 80, con la llegada de Gorbachov en 1985 al PCUS en la URSS.

El concierto en Budapest fue el numero 21 de un total de 26 Concierto que la increíble banda QUEEN organizo como "Magic Tour" para promocional su último disco sacado a la venta el 2 de junio de 1986 titulado "A King of Magic".



Queen Live in Budapest se convirtió en el "Concierto Preludio" de la llegada del Capitalismo  a los "Países Socialista del Este". El Muro de Berlín cayó un 9 de Noviembre de 1989, y ese mismo año se instauró en Hungría la "Tercera Republica" y el 23 de Octubre se declaro Fiesta Nacional en conmemoración de la "Revolución de 1956", todo esto ocurrió tres años después de la llegada de la mítica banda al Estadio Nepstadion.

El próximo 25 de Marzo llegara a La Habana, otra banda inglesa, LOS ROLLING STONES, su gira por Latinoamérica "Olé Tour" comenzó el 3 de Febrero de este año en Santiago de Chile, y parece ser, que Cuba será su ultimo concierto de un total de 13.

Lo significativo es que esto sucederá después de la visita de un presidente yanqui a Cuba, por primera vez después de la "Revolución de los Barbudos" en 1959, con toda la implicancia que tiene el hecho, que visite La Habana, la máxima autoridad del país que la ha bloqueado 54 años y SIGUE HACIENDOLO, a pesar de los apretones de manos y las sonrisas para las cámaras de los periodistas extranjeros.

En los últimos tiempo, como si el "Amo del Mundo" hubiera dado autorización, han visitado la isla muchos músicos, algunos rockeros, entre los que se encuentran los ZZ TOP, y los THE DEAD DAISIES, por supuesto siempre en salones con capacidades limitadas, en otros años, inclusive en la década del 80, también viajaron a la Isla músicos provenientes de los Estados Unidos, recuerdo a Billy Joel, sin embargo el concierto de LOS STONES parece ser algo GRATIS y MULTITUDINARIO, se espera la asistencia de unos 200 000 compatriotas, solo comparado con el CONCIERTO POR LA PAZ, que Juanes y otros músicos de la Isla organizaron en la Plaza de la Revolución en el 2009 y donde asistieron más de un millón de cubanos, o el reciente concierto hace unos días atrás de DJ Diplo y Major Lazer con música tecno en la Tribuna Antimperialista José Marti del malecón habanero.

 


No creo que LOS STONES canten la "Guantanamera", ni que la intensión con su concierto, sea el PRELUDIO de algo, no en el sentido que otros le quieren dar a la cita, pero habrá más de uno que se frote las manos pensando que esto servirá para sus propósitos injerencistas y vendepatria, y en ese sentido, no me cabe la duda que Barack Obama es uno de ellos, ha demostrado ser en esencia lo mismo que sus antecesores, su idea NO es respetar a Cuba como nación, sino con la "zanahoria" alargar el cuello de los que sueñan con ser Puerto Rico.


martes, 8 de marzo de 2016


COOLIDGE EN LA HABANA: La visita anterior
(Por Fernando Martinez Heredia, publicado en www.cubadebate.cu)

Coolidge y Sandino son los nombres
que simbolizan el momento presente.
Toda la antítesis de la situación histórica está definida aquí.
(Julio Antonio Mella)


Se ha repetido, con razón, que Barack Obama será el segundo presidente de Estados Unidos que visite a nuestro país. Por cierto, cualquier lector que desconozca la historia de las relaciones entre ambos países se preguntará cómo es posible que, existiendo tantas relaciones entre ellos desde hace siglos y estando tan próximos geográficamente, solamente un presidente estadounidense haya visitado a Cuba en los casi ciento catorce años de establecido el Estado propio en nuestro país.
Pero, ¿quién fue el primero, el anterior? ¿A qué vino, por qué vino?
Durante 1927 hubo grandes contradicciones y conflictos. El presidente cubano elegido en 1925, Gerardo Machado Morales, pisoteó la legalidad republicana. Mediante la llamada Prórroga de Poderes fue dinamitado y se deslegitimó el sistema político: el Congreso aprobó la extensión de los mandatos para los cuales habían sido electos el ejecutivo y ellos mismos, y convocó una reforma constitucional para ratificar aquel engendro. El ejecutivo se reelegiría por seis años más, hasta 1935, y todos los legisladores se “prorrogaron”. Es decir, todos los politiqueros se pusieron de acuerdo para perpetuarse en el poder, y en sus prebendas y malversaciones. Liquidaron la alternancia liberal-conservadora, mantenida durante un cuarto de siglo mediante un activísimo y muy bien organizado sistema político que era uno de los pilares de la hegemonía burguesa neocolonial en la primera república cubana. Y sustituyeron la práctica política por una palabra intragable: cooperativismo. En realidad, conjugaron sus latrocinios y su ambición con la acción represiva que venía imponiendo Machado desde 1925. Estimaron que, para dominar la protesta popular en la etapa que se le venía encima al país, sería suficiente sustituir la democracia corrompida por una dictadura corrompida.
La  coyuntura anunciaba crisis para el modo de producción: iban a terminar ciento cincuenta años de grande y creciente exportación de azúcar. En la segunda mitad de ese lapso se había reducido la calidad del producto, a azúcar crudo, y su destino: de compradores diversos al predominio de Estados Unidos. De aquel modo se había configurado una relación de dependencia económica respecto a ese país, que fue completada a partir de 1898.
Desde 1895 lo decisivo había dejado de ser “la economía”, porque el pueblo de Cuba se fue en masa a la guerra contra el poder colonial, a conquistar la independencia, las libertades ciudadanas y la igualdad efectiva de las personas. José Martí, el organizador de la contienda, había producido un pensamiento de liberación nacional y justicia social mucho más avanzado que los hechos y las ideas que se movían en la colonia cubana, y la corriente radical encabezada por él y por Antonio Maceo pretendía consumar una revolución que educaría en su proceso guerrero al pueblo para la identidad y la cohesión como cubanos, y para los ejercicios cívicos y las reformas sociales en una república de nuevo tipo. La mayor y más organizada institución propia que había tenido la isla, el Ejército Libertador, las estructuras civiles y de colaboración, el gobierno de la República en Armas, libraron una guerra total en la que España apeló al genocidio, y con su abnegación, heroísmos y sacrificios derrotaron a la metrópoli, al precio de cuatrocientos mil vidas y la destrucción del país.
Entonces Estados Unidos le declaró la guerra a España e invadió a Cuba ayudado por tropas cubanas, obtuvo una fácil victoria y ocupó el país. El “águila avasalladora y rapaz”, como la había llamado Martí, desconoció a las instituciones de la Revolución y obtuvo su disolución, logró que los aspectos sociales del proyecto revolucionario se dejaran a un lado, estimuló y aprovechó la formación de un nuevo orden posrevolucionario y le impuso al país un duro régimen neocolonial –con ribetes de protectorado— como condicionante de su constitución en Estado nacional. Después de un siglo de indiferencia u hostilidad a todo intento de independizar a Cuba del colonialismo europeo –extraña manera de cumplir con la Doctrina Monroe–, y de varias maniobras e intentos en dirección a apoderarse de nuestro país, cuando al fin Estados Unidos tuvo fuerzas suficientes para imponer sus intereses y su voluntad en esta región las utilizó contra Cuba. Ya le era imposible anexarse a la nueva nación, pero quebrantó su proyecto, impidió que aspirara a un desarrollo autónomo, implantó su dominio, sometió a sus autoridades a la subordinación y la complicidad, explotó al país mediante el neocolonialismo y tuvo la aspiración de irlo absorbiendo culturalmente.
Un cuarto de siglo después, Gerardo Machado visitó Washington, en abril de 1927, en busca de un espaldarazo a su política de liquidación del sistema político cubano. Como era de esperar, lo obtuvo, sin que Estados Unidos se preocupara por la liquidación del régimen democrático y los ataques a los derechos humanos que Machado encabezaba en Cuba. Dos años antes había viajado allá, como presidente electo, en una gira triunfante de agasajos, anudamiento de negocios con corporaciones norteamericanas y un abierto entreguismo en lo político. Ahora llevaba también una invitación al presidente Calvin Coolidge a visitar La Habana para la inauguración de la Sexta Conferencia Americana Internacional, que se efectuaría en enero-febrero de 1928.
La sede habanera la había acordado la Quinta Conferencia, en Santiago de Chile, en 1923. Estos eventos, creados por iniciativa de Estados Unidos en 1889, tenían el objetivo de impulsar instrumentos suyos de control y ventajas económicas, y la ideología del panamericanismo, la ropa político-diplomática de su expansionismo imperialista. Entre septiembre de 1889 y mayo de 1991, José Martí analizó y denunció, en diversos medios de prensa, la naturaleza y los procedimientos de esa gran empresa yanqui, en el momento mismo de su nacimiento. El conjunto que forman aquellos textos y varias cartas  –esos documentos personales en los que pueden encontrarse elementos que no se considera conveniente publicar–, revela una campaña que aúna dedicación y sagacidad extraordinarias, dirigida a superar ignorancias y condenar complicidades, crear conciencia y unir voluntades en el continente, para que se enfrentaran al peligro inminente del nuevo imperialismo.
En la creación de este acervo iluminador para los cubanos de todos los tiempos, de esta lectura indispensable en los tiempos que corren, Martí vivió un trance doloroso. Sentía el retraso y la falta de preparación de muchos medios latinoamericanos para la tarea ciclópea que veía claramente –la segunda independencia–, y aún más sentía que no fuera a ser Cuba capaz de organizar y desatar muy pronto, a tiempo, su revolución de liberación nacional, que por su contenido y su proyección liquidaría el viejo colonialismo europeo y le cerraría el paso al nuevo colonialismo norteamericano, e inauguraría la época de la nueva liberación continental. Lo dice al inicio de Versos sencillos, una cumbre de su creación poética: “Fue aquel invierno de angustia…” Pero esos versos son coetáneos nada menos que de aquel opúsculo fundamental del continente, “Nuestra América”.
En una de sus cartas, Martí revela a un amigo una profecía:
Sobre nuestra tierra, Gonzalo, hay otro plan más tenebroso que lo que hasta ahora conocemos, y es el inicuo de forzar a la Isla, de precipitarla a la guerra para tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de mediador y de garantizador, quedarse con ella. Cosa más cobarde no hay en los anales de los pueblos libres. Ni maldad más fría. ¿Morir, para dar pie en qué levantarse a estas gentes que nos empujan a la muerte para su beneficio? Valen más nuestras vidas, y es necesario que la Isla sepa a tiempo esto. ¡Y hay cubanos, cubanos, que sirven, con alardes disimulados de patriotismo, estos intereses![2]
Los avances de Estados Unidos hacia el dominio de nuestro continente no estaban exentos de escollos y oposiciones. Por un lado, gran parte de los Estados latinoamericanos había nacido de gestas revolucionarias que reivindicaron una identidad de la región, y el nacionalismo particularizado era una ideología muy fuerte, generalizada desde el siglo XIX; idiomas y otros rasgos culturales muy arraigados resistían a las influencias de la república del Norte. Por otro, varios países mantenían grandes relaciones con Europa, sobre todo con Gran Bretaña. Pero la tendencia general en los Estados independientes latinoamericanos fue de numerosos recortes o conculcación de las libertades, negación de la justicia social, exclusión o represión de grupos étnicos y de luchas sociales, y gran número de conflictos entre países de la región. Al mismo tiempo, predominaron las relaciones económicas desventajosas con los países capitalistas de mayor desarrollo, agravadas por la cooptación que hacían de gobiernos y sectores dominantes en cada país, y por el uso de la violencia para imponerse. Dominantes y dominados a la vez, muchos beneficiarios de los sistemas de la región fueron subordinados o cómplices.[3]
Sin embargo, fue ganando terreno la oposición al uso de la fuerza por las potencias para cobrar deudas de países más débiles, y en la conferencia de Chile había surgido una corriente que reclamaba al panamericanismo establecer como principio la no intervención. Esto último era a todas luces muy sensible, porque Estados Unidos poseía una historia muy extensa de intervencionismo, se había convertido en el gendarme de la cuenca caribeña desde el inicio del siglo, y en 1927 mantenía el dominio colonial sobre Puerto Rico, fuertes controles sobre República Dominicana y la ocupación militar de Haití y Nicaragua.
En aquel momento, Nicaragua era el centro neurálgico –y escandaloso– de la actuación imperialista. Esta comenzó en 1909, al provocar la dimisión del presidente José Santos Zelaya, que había regido a su país desde 1893 con orden y un saldo de avances del Estado y la sociedad. La pugna entre liberales y conservadores, y entre entreguistas y nacionalistas de ambos partidos, fue atizada por el intervencionismo yanqui, hasta desembocar en una gran guerra civil en 1912. Ante el riesgo de ser derrotados, los entreguistas pidieron ayuda militar, y el país fue invadido a partir del 5 de agosto. El general repudio popular a la intervención fue aplastado mediante un baño de sangre, sobre todo en Masaya y en León, en octubre, y los invasores asesinaron al general Benjamín Zeledón, jefe liberal radical que se enfrentó resueltamente al imperialismo.[4]
Ni el republicano Taft ni el demócrata Wilson confrontaron dificultades internas al aplicar la política de ambas administraciones, idéntica, de aplastamiento de Nicaragua. Sin soberanía ni control sobre su economía, sujeto a exacciones y despojo de recursos, peón en la geopolítica norteamericana, administrado por lacayos desnacionalizados y corruptos de la ocupación, el país sufrió graves retrocesos. El “Tratado” Bryan-Chamorro, obligó a Nicaragua a cederle a Estados Unidos la concesión exclusiva para construir, operar y mantener un canal interoceánico por cualquier lugar del país y en el momento en que lo decidieran. Es decir, a no construirlo.
Solo en 1925 terminó la ocupación, pero un año después regresaron los marines para defender al presidente conservador Adolfo Díaz, favorito de Washington, de una insurrección liberal. El pretexto de tan bárbaro atropello puede leerse en un documento oficial, “Objetivos y políticas bolcheviques en México y América Latina”. Nadie ha aportado jamás ninguna evidencia de trabajo alguno de la URSS en la Nicaragua de 1926, pero el presidente Coolidge hizo este comentario para enfrentar las críticas: “No estamos haciéndole la guerra a Nicaragua, del mismo modo que un policía en la calle no le está haciendo la guerra a los transeúntes”.[5] Curiosa o muy despectiva manera de referirse a un país.
Los papeles no siempre son los mismos, y en aquella coyuntura el Congreso fue el que expresó fuertes objeciones a la acción del Ejecutivo. El complot comunista resultaba increíble, y se denunció que el presidente se había excedido en cuanto a sus atribuciones al ordenar que se volviera a ocupar Nicaragua. Como el gobierno alegó que las tropas yanquis estaban tratando de lograr que las elecciones nicaragüenses de 1928 fueran limpias, el senador George Norris declaró que si el presidente enviaba marines para garantizar que se dieran elecciones honestas, entonces debía enviarlos a Filadelfia y a Pittsburgh, notorias por la corrupción política que imperaba en ellas.[6]
Pero, como suele suceder, el destino de los pueblos agredidos no mejora ni cambia a consecuencia de los escarceos políticos y los desacuerdos jurisdiccionales que sucedan dentro de Estados Unidos. Marines, gobernantes, banqueros, políticos y medios de prensa se repartieron el trabajo de engañar a su opinión pública, aplastar la rebelión constitucionalista en Nicaragua, reprimir al pueblo y después pactar con los políticos liberales que les sirvieron para modernizar su dominación. Por ejemplo, el 8 de febrero de 1927, aviones norteamericanos bombardearon la ciudad de Chinandega, causando numerosas víctimas en la población civil y destrucción de viviendas. Pero tres meses después forzaron a los conservadores a un pacto con sus adversarios que ponía fin a la guerra civil, porque habían puesto a su servicio a uno de los principales jefes liberales, José María Moncada. Este fue premiado al año siguiente con la presidencia del país ocupado.
Sin embargo, 1927 no sería el año de otra imposición y otro saqueo impunes. Un trabajador manual nicaragüense procedente de los sectores más humildes, Augusto C. Sandino, que vivía una experiencia laboral y de formación política en México, regresó a su patria en 1926 para participar en la insurrección liberal, reunió a mineros y campesinos consigo, obtuvo armas y comenzó a distinguirse por sus acciones y su decisión. Cuando los líderes liberales le entregaron la causa al invasor y muchas personas fueron ganadas por el derrotismo, Sandino se negó a aceptar la rendición y fijó en una frase sencilla y tajante la disyuntiva: “Ni me vendo, ni me rindo. Yo quiero patria libre o morir”. El 25 de mayo de 1927 se internó en Las Segovias al frente de guerrilleros que comenzaron a pelear sin tregua. Pronto fue obvio que había comenzado una guerra popular, y Estados Unidos fue enviando cada vez más soldados, secundados por la aviación. A fines del año los sandinistas les causaban numerosas bajas y recibían las simpatías de muchos paisanos suyos, que veían como aquel pequeño ejército paupérrimo enfrentaba con éxito al coloso supuestamente todopoderoso.
Una ola de expresiones de solidaridad con la Guerra de Sandino se extendió por el continente y el mundo. En gran número de países se dio publicidad a la lucha nicaragüense; se constituyeron comités de apoyo y también arribaron a Las Segovias combatientes internacionalistas latinoamericanos. Sagazmente, Sandino atendió y le dio calor al trabajo de relaciones internacionales mediante emisarios, activistas y comunicaciones que enviaba a instituciones y eventos. En México la solidaridad alcanzó sus mayores logros, y en enero de 1928 se constituyó el Comité Manos Fuera de Nicaragua (MAFUENIC). Julio Antonio Mella fue uno de sus dirigentes principales.
El súbito y radical cambio de la situación en Nicaragua fue posible por la determinación y la grandeza de un hombre humilde y sin instrucción, hasta ese momento desconocido, y por el espíritu de sacrificio y el heroísmo de una masa de gente del pueblo sencillo, que tuvo que arrostrarlo todo y aprender todo lo necesario para convertirse en el Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua, conducido por Sandino. Nada de esto parecía posible, ni al ánimo de los pusilánimes ni a la lógica y los datos de los analistas. Los sandinistas libraron su guerra de guerrillas durante seis años con varios miles de combatientes, sostuvieron 531 combates, llegaron  a actuar en gran parte del territorio nacional y Estados Unidos nunca pudo derrotarlos.
A fines de 1927, el prestigio internacional norteamericano estaba muy dañado por la resonancia que alcanzaba la resistencia sandinista. El crecimiento de la conciencia era palpable en la difusión que alcanzó la expresión condenatoria “imperialismo yanqui”; activistas e investigadores explicaban la entraña y los manejos de lo que muchos llamaban imperialismo económico, y el papel decisivo de la violencia imperialista para abrir puertas o eliminar oposiciones al despojo y la explotación. La hipocresía de la gran república campeona de la libertad y la democracia, supuestamente diferente al colonialismo de Europa, era puesta al desnudo. La cita del panamericanismo amenazaba convertirse en un teatro de acusaciones contra el imperialismo, a partir de la propuesta de que se firmara una convención que prohibiera la intervención. El gobierno de Estados Unidos necesitaba la fiel colaboración del anfitrión, su lacayo cubano, para impedir una derrota. Y la obtuvo. Un emisario itinerante de Machado le pidió a cada Estado miembro que no dejara de participar, y los cubanos encargados de los preparativos fueron muy diligentes en atar cabos con los documentos, cabildeos y demás engendros de ese tipo de cónclaves, siempre al servicio de su patrón norteamericano.
El canciller Frank Billings Kellogg, en su condición de presidente de la Unión Panamericana, firmaba la invitación a la conferencia y el programa que regiría su contenido. Este constituía una coyunda ejemplar. Un punto acerca de los “métodos de solución pacífica de las diferencias interamericanas” ofrecía a los diplomáticos un lugar en el cual exhibir sus dotes de aparentar que discutirían problemas reales. Los otros siete puntos y el reglamento anulaban toda efectividad a los que divergieran de Estados Unidos. Y el Reglamento limitaba las deliberaciones a las materias contenidas en el programa, salvo que dos terceras partes de los miembros votaran considerar un nuevo asunto, a partir de una moción a la que se le prohibiría debatirse. Le cerraban así el paso a propuestas de México y otros países que reclamaran aprobar el principio de No Intervención, discutir la situación de Nicaragua o rotar la presidencia de la Unión Panamericana, que desempeñaba siempre un norteamericano. Una fuente norteña dijo que “los asuntos fuera del programa no serán tratados”. El cubano Antonio Sánchez de Bustamante Sirvén, presidente de la delegación anfitriona, fue más lejos, al declarar a un diario habanero que “la Conferencia no tratará asuntos políticos”.[7]
Por cierto, este Kellogg, que tuvo tanta responsabilidad en la reocupación de Nicaragua y era muy hostil al gobierno de México, adquirió notoriedad mundial por ser promotor, junto al canciller francés Aristide Brian, del primer pacto internacional que condenó y prohibió la guerra como instrumento de solución en los conflictos internacionales, en 1928. Ese mismo año, Estados Unidos se opuso expresamente, en La Habana, a toda iniciativa que limitara sus intervenciones armadas o permitiera dirimir los conflictos latinoamericanos mediante instrumentos legales internacionales. Pero sesenta y dos países firmaron y ratificaron su adhesión al Pacto Brian-Kellogg, por lo que al norteamericano le otorgaron graciosamente el Premio Nobel de la Paz en 1929. Los dueños del mundo podían firmar acuerdos de paz entre ellos y hasta repartirse premios, los demás países no eran sujetos plenos para el derecho internacional.
Machado quiso vestir de gala a la capital cubana, a la vez que jactarse de su notorio Plan de Obras. La gran escalinata de acceso a la Universidad de La Habana, en construcción, fue dedicada a la Conferencia. La recia protesta cívica organizada en un Directorio Estudiantil contra la Prórroga de Poderes había sufrido la represión creciente, junto a trabajadores y oposicionistas, pero no desapareció. El 11 de noviembre resurgieron los actos de repudio a la dictadura en la Colina, y Gabriel Barceló, el máximo líder juvenil comunista de aquella generación, invitó a los estudiantes a derribar el gran cartel que le dedicaba la obra al evento panamericano. Y lo echaron abajo de inmediato.
La represión fue arreciando según se acercaba la Conferencia. Una comisión de haitianos que pretendía dirigirse a la conferencia fue detenida a su llegada a Cuba y expulsada. En la madrugada del 15 de enero de 1928, los obreros Noske Yalob y Claudio Bouzón, que habían sido detenidos por repartir el manifiesto del Partido Comunista contra la Conferencia, fueron asesinados y sus cuerpos fueron arrojados a la bahía. Fueron los primeros mártires de aquella organización revolucionaria. Pocas horas después, en esa misma bahía, se fondeó el acorazado Texas, en el que viajó a Cuba Calvin Coolidge, presidente de Estados Unidos.
Entre aduladores, cómplices y subordinados locales, y patriotas que detestaban la presencia del representante máximo del país que explotaba y ejercía una dominación neocolonial sobre Cuba, transcurrió la breve visita de Calvin Coolidge. El día 16, de inauguración de la reunión panamericana, fue declarado de fiesta nacional, a ver si así se conseguía que pareciera un día trascendental. Esa noche, acompañado por Gerardo Machado, el mandatario norteamericano llegó al suntuoso Teatro que se había llamado Tacón y ahora se llamaba Nacional. No se pudo evitar que desde el gentío reunido en el Parque Central llegaran algunos gritos de “¡Abajo el imperialismo yanqui!” y “¡Viva Sandino!”, pero el incidente no pasó de allí.
El discurso de Calvin Coolidge en aquel acto solemne no fue realmente importante. Entre lugares comunes y vaciedades como la de que todos los habitantes de América eran iguales, dijo que “el espíritu de libertad es universal, reina entre las naciones una actitud de paz y de buena voluntad. La resolución de arreglar las diferencias entre nosotros mismos, sin recurrir a la fuerza, sino aplicando los principios de justicia y equidad, es una de nuestras características de mayor relieve. La soberanía de las naciones pequeñas es respetada.” Es difícil concebir una diferencia mayor que la que existía entre una alocución tan seráfica como esta y las acciones criminales y los atropellos a la soberanía y la integridad de países latinoamericanos que estaba realizando Estados Unidos en los mismos momentos en que su presidente disertaba.
Los gacetilleros cazadores de anécdotas recogieron su insulsa vendimia. En una cena oficial, Coolidge se negó a tomar champán, y solo bebió agua. Es que al sentirse en Cuba como en territorio yanqui, obedeció el dictamen de la “ley seca” que allá estaba en vigor, ironizó Julio Antonio. Y cumplida la tarea de oficiar en el rito panamericano, el presidente partió de regreso a su país.
Los trabajos de la conferencia duraron cinco semanas. A pesar de algunas oposiciones e incidentes, Estados Unidos logró controlar la situación, porque los Estados de la región estaban muy lejos de disponerse a mantener posiciones autónomas y coordinaciones a favor de sus intereses frente a la gran potencia del continente. Cierto número de gobiernos eran servidores abiertos del imperialismo y otros no se atrevían a desafiarlo. La propuesta de acordar el principio de No Intervención fue diferida para la siguiente Conferencia, que se celebraría en Montevideo en 1933.
La antítesis real, la guerra sandinista, arreció, sin hacer caso a la Sexta Conferencia. A partir del 30 de diciembre los guerrilleros les causaron ocho muertos y treinta y un heridos a sus adversarios –según fuentes militares yanquis– en varios encuentros en la zona de Quilalí, y los mantuvieron sitiados en ese poblado entre el 2 y el 10 de enero de 1928, hasta que las tropas yanquis lograron retirarse a San Albino. El día 9 se ordenó el envío a Nicaragua del 11º regimiento de Infantería de Marina, con 1148 hombres. La rebelión de un pueblo resonaba en la Conferencia de La Habana.[8]
La aviación, que no había podido obtener resultados militares contra los rebeldes, recibió aparatos más capaces y bombardeó sin cesar El Chipote, cuartel general de Sandino, donde la inteligencia militar aseguraba que el rebelde resistiría hasta el final, mientras Coolidge visitaba La Habana. El día 20 se decidió que la infantería tomara El Chipote, pero con cautela y destrozando todo follaje o piedra sospechosos. Con solo tres heridos por francotiradores, tres millas y seis días después ocuparon la cima, sin encontrar ningún enemigo. El jefe de los marines declaró que confiaba en que muy pronto dejaría de correr la sangre en Nicaragua. En realidad, Sandino se había movido tranquilamente un poco más al sur, y ocupó el pueblo de San Rafael del Norte  el 2 de febrero, con 150 combatientes. Al día siguiente le dio allí una larga entrevista  al joven  periodista norteamericano Carleton Beals, el cual, muy bien impresionado por el patriota y su causa, publicó una serie en The Nation, “Con Sandino en Nicaragua”, durante siete semanas a partir del 22 de febrero. El texto de Beals, publicado después como libro, fue una contribución al conocimiento de la verdad sobre la guerra revolucionaria sandinista.
El 22 de febrero también terminó en La Habana la Sexta Conferencia, sin pena ni gloria. Pero, cinco días después, los sandinistas del general Ortez obtenían en El Bramadero un resonante triunfo contra una columna y convoy de marines.[9]
En virtud de la guerra de ideas, los funcionarios norteamericanos estaban obligados a llamarles “bandidos” a los rebeldes nicaragüenses. Macaulay narra algunos sofismas que se utilizaron, y también la censura. Por su parte, Augusto C. Sandino era plenamente consciente del carácter de su lucha y del lugar histórico de la gesta que encabezaba. Por eso pudo escribir: “El pueblo nicaragüense anhela romper, a costa de su propia sangre, con las ligaduras con que lo han atado los agentes del imperialismo yanqui en Nicaragua. Y anhela el pueblo nicaragüense cambiar el régimen oligárquico que hoy pretende regirlo por un régimen común del pueblo y para el pueblo”.  “Este movimiento es nacional y antimperialista. Mantenemos la bandera de libertad para Nicaragua y para toda Hispanoamérica. Por lo demás, en el terreno social este movimiento es popular…” Y fijó la trascendencia histórica de sus ideales y de sus hechos: “Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán”.[10]
Las personalidades estadounidenses que ocuparon la presidencia en aquella primera fase del siglo XX eran diferentes entre sí, como sucede siempre. Sin duda, el más interesante y de mayor colorido fue Theodore  Roosevelt. El famoso Teddy, político con un costado aventurero y que sabía escribir, fue un presidente que impulsó reformas internas, creó los parques nacionales en defensa de los bosques y utilizó con largueza sus poderes ejecutivos. Al mismo tiempo, fue un campeón del expansionismo imperialista, y el creador de la doctrina del gran garrote y del corolario que lleva su apellido, que instituía a Estados Unidos como el policía de la región.[11] Una expresión popular de la política intervencionista norteamericana, buena para uso de los medios, fue “diplomacia del dólar”, una creación de un Secretario de Estado de aquellos años, Philander C. Knox, protagonista del intervencionismo en Nicaragua desde 1909.
Calvin Coolidge tuvo una magra biografía, y no parece haber sido un individuo brillante. Pero, gracias al alto cargo que desempeñó, los estudiosos de materias internacionales pueden encontrar una doctrina que lleva su nombre, fechada en 1922. Estaba destinada a anular la Doctrina Calvo, de 1868. Esta postulaba que un Estado no puede aceptar la “desigualdad injustificable entre nacionales y extranjeros” en casos de conflagraciones internas. “La protección diplomática de los extranjeros –decía—es un instrumento de opresión empleado por los Estados fuertes contra los débiles”.  Según enunció su doctrina el presidente Coolidge, el 25 de abril de 1927:
Esto es… bien claro que nuestro gobierno tiene ciertos derechos sobre o ciertas obligaciones hacia nuestros propios ciudadanos y sus bienes dondequiera que estos se hallen localizados. La persona y la propiedad de un ciudadano son parte del dominio general de la nación, lo mismo estando en el extranjero.[12]
Las diferencias generan consecuencias. La historia no ha olvidado a Theodore Roosevelt. Solo los especialistas recuerdan a Calvin Coolidge. Para millones de personas el nombre de Sandino sigue lleno de significación, más aún que en aquel año 1928 en el que Henri Barbusse le atribuyó un título histórico: general de hombres libres.
Las personalidades estadounidenses que han ocupado la presidencia en la primera fase de este siglo XXI también son diferentes entre sí, como es de rigor. Portan doctrinas y tienen o no rasgos, cualidades y defectos personales que propician cierto número de diferencias y especificidades. Pero nada en el saldo de sus actuaciones se sale del denominador común, de la constante en la que están irremediablemente inscritos: el imperialismo norteamericano.
Dentro de dos semanas el presidente Barack Obama será el protagonista de la segunda visita en casi ciento catorce años. El profesor, todavía joven, nos ha invitado más de una vez a que olvidemos la historia, a dejar a un lado los recuerdos difíciles y mirar solo hacia adelante. Parece un consejo pragmático, una virtud que según ciertos folkloristas y muchos hijos de vecino posee en alto grado el pueblo norteamericano. Pero hacerle caso sería caer en una trampa mortal.
Los pueblos colonizados no tienen historia. Cuba logró ser una nación mediante la determinación de sus hijos de darlo todo por la libertad y la justicia social. A la hora de las grandes pruebas, hizo la guerra revolucionaria y arrostró el genocidio, ofrendó la vida y destruyó sus riquezas, y supo ganar la identidad nacional, la patria, el Estado y la ciudadanía mediante el sacrificio masivo, la abnegación y el heroísmo. El imperialismo norteamericano y sus lacayos nacionales recortaron y truncaron la revolución cubana, pero el paso colosal ya se había dado: Cuba tenía su historia, gloriosa y admonitoria, y tenía por ende futuro, en forma de exigencia y de proyecto.
En la república burguesa neocolonizada la historia cubana sufría, pero estaba viva y alentaba las resistencias, las rebeldías y las propuestas. Y cuando un nuevo movimiento revolucionario logró al fin agrupar fuerzas, atrajo al pueblo al combate y se acercó a la victoria, en aquellos días de diciembre de 1958, se sabía que una población había sido liberada al escuchar que su estación radial trasmitía el Himno Invasor de 1895. Entonces Cuba se liberó definitivamente y conquistó toda la justicia; la unión del poder revolucionario con el pueblo desatado consolidó la soberanía y la voluntad popular, y produjo el proyecto liberador más humano y ambicioso que se ha conocido.
Era tan trascendental aquel proceso que impresionaba en el cuartel general enemigo. John F. Kennedy, sin dudas la personalidad más notable que ocupó la presidencia norteamericana en la segunda mitad del siglo XX, en 1960 reconoció ampliamente en público la verdad de la Cuba de los cincuenta, el papel de Estados Unidos y las razones de la Revolución cubana. Sin embargo, en esa misma campaña presidencial asumió todo el repertorio de acusaciones y amenazas contra Cuba. Y lo decisivo es que como presidente fue protagonista de las acciones y campañas más sangrientas, dirigidas a la liquidación violenta de la Revolución. Es indudable que resultó un adversario muy inteligente y capaz, pero eso no lo llevó a ordenar el cese de las agresiones y aceptar la soberanía plena y la opción socialista de Cuba. No podía superar la constante.
Más de medio siglo después, es imposible borrar la historia terrible de la guerra no declarada y de los crímenes cometidos y los daños causados con el simple reconocimiento de que eso no dio resultado, en declaraciones en las que no se muestra pesar alguno por esos hechos –ni se les menciona–, pero en las que se reitera la misión providencial de Estados Unidos de lograr la libertad, la reeducación y la consecuente felicidad del pueblo cubano. La declaración oficial del 17 de diciembre de 2014 está dentro de ese contenido, y a veces parece una versión trasnochada de la Resolución Conjunta de 1898.
Casi quince meses después, se ha ido desarrollando un proceso de negociaciones entre los dos países cuyo análisis no es del caso emprender aquí, pero es obvio que la política que guía la estrategia norteamericana actual consiste en volverse determinante en un eventual retroceso de la sociedad cubana al capitalismo, separar a Cuba del campo popular y de sus aliados en este continente y disminuir su soberanía nacional.
Sandino trajo a Coolidge a La Habana hace ochenta y ocho años. La gran revolución cubana hace venir hoy al presidente Obama a La Habana. Es solamente por eso que esta segunda visita será importante, mientras que la primera no lo fue. En vez de servidores y cantores del imperialismo, lo interpela la dignísima declaración del Gobierno Revolucionario del viernes 4, que demanda la eliminación de una Orden Ejecutiva contra Venezuela dictada por él hace un año y recién prorrogada. Y “reitera de manera resuelta y leal su apoyo incondicional y el de nuestro pueblo” a la Venezuela bolivariana.
Ya nadie podrá jamás imponernos la dieta de garrote y zanahoria.
La historia puede ser madre y ser maestra: en nuestro caso lo es. Los cubanos de hoy somos hijos de nuestra historia, aprendimos de ella y estamos orgullosos de ella. Y somos muy capaces de actuar en consecuencia, para enfrentar y vencer a garrotes, drones, zanahorias, dólares diplomáticos, sonrisas mentirosas, guerra financiera, iniciativas minúsculas y agresiones permanentes.
Como diría Julio Antonio Mella, la antítesis de la situación histórica sigue estando bien definida.