The War
on Cuba: ¿Todo es culpa del bloqueo?
(cubadebate.cu)
The War on Cuba está bajo la realización de Belly of the Beast, medio de
prensa dirigido por el periodista norteamericano Reed Lindsay. Foto: Cortesía
de Belly of the Beast.
Más de una vez nos hemos preguntado qué fuéramos nosotros, los cubanos y
esta Isla, sin bloqueo. Más de una vez hemos preferido no escribir del tema,
porque creemos que luego de casi sesenta años de cerco no hay nada nuevo que
aportar o recalcar. Y quizás en ello nos equivocamos, pero es cierto: nos han
llenado las clases y los libros de historia de un discurso que a veces se aleja
de la realidad, y eso ha hecho que algunos digan… “¿bloqueo, otra vez?”.
La pregunta es casi permanente en exámenes. El estudiante se aprende casi
de memoria las causas, pero no interioriza las consecuencias. Aprueba, incluso
puede sacar la calificación máxima, pero poco sabe, a fondo, del hecho en
cuestión.
Para entender cómo hemos sufrido los cubanos esta
política, y cómo nos hemos reinventado durante tantos años, hay que salir a las
calles, recorrer solares, caminar y cazar esas historias de gente que no para
de trabajar y salir pa’lante, que entra en una cola
y va para la otra, al campesino que se bate con sus tierras y produce, al
médico que lo han expulsado de su misión en Brasil porque Bolsonaro ha
decidido imitar a Trump,
al joven pelotero, al zapatero, al relojero, al vendedor de croquetas, a los
niños con cáncer... Todos, de una forma u otra, hemos sido víctimas. It’s
real. El bloqueo es real.
Precisamente ese es el mérito mayor de la miniserie documental The
War on Cuba, bajo la realización de Belly of the Beast,
medio de prensa dirigido por el periodista norteamericano Reed Lindsay, e
integrado por varios profesionales cubanos y extranjeros. Como productores
ejecutivos del audiovisual se encuentran Danny Glover y Oliver
Stone, mientras la edición estuvo a cargo de René Alejandro Díaz.
The War… se sale del panfleto, del discurso meramente
político y humaniza con varios testimonios las consecuencias del bloqueo hacia
los cubanos. Lo primordial: la selección de los entrevistados es
diversa y muy acertada cuando sabemos que, en solo tres episodios de una
duración de 10 a 20 minutos, se quiere brindar una mirada global y justa a un
tema que no es para nada novedoso. El reto, para el equipo, fue
tremendo.
“Empezamos a filmar en agosto. Originalmente habíamos planificado priorizar
historias fuera de La Habana para mostrar otro lado de Cuba que normalmente no
se ve representado en los medios estadounidenses, pero no fue posible por las
restricciones para controlar la pandemia. Sin lugar a dudas, lo más difícil de
este proceso ha sido navegar con las limitaciones impuestas por el nuevo coronavirus.
“Por ejemplo, enfrentamos el desafío de contar historias personales sin
poder ver las caras de las personas, porque traían puesto el nasobuco. Por otro
lado, ha sido difícil mostrar el impacto de las restricciones que impuso Trump
al turismo cuando no hay turistas debido a la COVID-19”, cuenta Reed Lindsay,
director de la propuesta audiovisual.
Partamos de algo. Belly of
the Beast es un equipo
de profesionales que pretende mostrar el impacto de la política
norteamericana en el pueblo de la Isla y las diversas formas que los
cubanos encuentran para resolver la situación y sobrevivir. Su
mirada –dirigida, sobre todo, a un público extranjero– es la de contar a Cuba
desde su gente, desde distintos espacios y niveles sociales, políticos y
culturales. The War on Cuba es la prueba más directa y fresca
de eso.
Belly of the Beast es un equipo de profesionales que pretende mostrar el
impacto de la política norteamericana en el pueblo de la Isla.
¿Cuáles fueron los motivos para desarrollar
una propuesta de este tipo? ¿Cómo seleccionaron las historias? ¿Cómo darle una
diversidad y coherencia a los diversos testimonios? ¿Qué mensaje quiere dejar
claro en el público? Parte del equipo de este proyecto nos
respondieron estas y otras cuestiones.
Reed se asombra cuando muchos estadounidenses le comentan, erróneamente,
que la administración de Barack Obama puso fin al bloqueo. Y es que no
pocos medios estadounidenses tratan
de descontextualizar la realidad de la Isla.
“En Cuba es inevitable estar desinformado del bloqueo, no solo por la
cobertura de la prensa nacional, sino por la propia experiencia de vivir sus
consecuencias día tras día. Pero nuestra audiencia estadounidense es poco
informada sobre el impacto de las políticas de Estados Unidos y los intereses
detrás de ellas.
“Nuestro objetivo ha sido mostrar la realidad del
bloqueo con la mayor profundidad posible y de una forma que engancha y conmueve
a una audiencia joven estadounidense que sabe poco de Cuba y, menos todavía, de
las políticas de su propio país hacia la Isla. Por otra parte, al abordar este tema con una perspectiva nueva y a
través de historias personales fuertes y un nivel de producción alto, esperamos
que esta serie también pueda ser de interés para la audiencia cubana”, apunta
Reed Lindsay.
Maité Rizo Cedeño es periodista y productora de la miniserie. Para ella,
esta no es su primera experiencia documental, si bien la considera la de mayor
responsabilidad. Cuenta que el propósito del equipo consistió siempre en
mostrar, “lo más imparcial posible”, cómo el bloqueo afecta el día a día
de los cubanos:
“Elegimos historias cotidianas, que se repiten en todos los pueblos de la
Isla. Mostramos emprendedores, empresarios privados, campesinos, personas que,
sin siquiera tener posiciones políticas definidas, pagan el precio de las
medidas impuestas ‘contra el gobierno de Castro para salvar a los cubanos del
comunismo’ y otras razones que han justificado el bloqueo durante sesenta
años”.
Así, The War on Cuba se centró en buscar historias de
personas que han encontrado formas de resistir, de resolver, de salir pa’lante
a pesar de los problemas, historias representativas de la realidad cubana que
ofrecieran ejemplos concretos del impacto de las políticas del gobierno de
Estados Unidos. Para eso, mucho antes de rodar, hubo un tiempo de
investigación.
“Trabajamos durante muchos meses antes de empezar a filmar The
War on Cuba. Comenzamos de cero, no solo con este proyecto, sino
con Belly of the Beast, un medio nuevo que recién se lanza
oficialmente este año. Tuvimos que definir nuestro equipo y visión
para la serie de documentales y, por otra parte, fue necesario desarrollar un
plan de distribución.
“Una parte de nuestro plan ha sido publicar trabajos de periodismo de
investigación que acompañarían a los diferentes episodios para poder amplificar
el alcance de los videos, y también porque un artículo ofrece posibilidades de
profundizar, algo difícil o imposible en un audiovisual. Miembros de nuestro
equipo han publicado artículos en The Nation y The
Miami New Times, entre otros medios”, refleja Lindsay.
Para Reed –ganador de un premio Emmy– era necesario contar los
capítulos de The War on Cuba desde la voz e imagen de un
protagonista: “Habíamos considerado la posibilidad de tener diferentes
presentadores para cada episodio, pero tuvimos la suerte de encontrar a una
periodista con el talento y el carisma para poder presentar la serie completa.
Los guiones fueron estructurados, sobre todo, en base a historias personales y,
por otra parte, la conexión que la presentadora tenía con cada tema”.
Con un tono desenfadado, coloquial y hasta
cuestionador, Liz Oliva Fernández, periodista y conductora de la miniserie, es
quien enlaza y guía cada uno de los testimonios. Sin quitarle interés a las historias y los entrevistados, cumple con
creces su papel, si bien a veces se vea más cercana y, en otras, puramente
profesional.
“La posibilidad de conversar con todas estas personas fue sumamente valiosa
para mí, no solo como periodista, sino como ser humano. Son gente increíble que
echan pa’lante, cubanos de a pie, con una resiliencia increíble. Al mismo
tiempo, me era difícil no indignarme con todo aquello. Creo que una de las
cualidades de los cubanos que más admiración causa es la capacidad de
reinventarse una y otra vez. Yo solo me pregunto por qué todo tiene que ser tan difícil para nosotros, por qué tenemos que
seguir buscando alternativas hasta el cansancio, por qué tenemos que sobrevivir
en vez de vivir”, cuenta Liz.
En un momento del primer capítulo, dices que los cubanos estamos aburridos
de escuchar hablar sobre el bloqueo todo el tiempo, pero que este es real.
¿Cómo cree Liz que deba contarse esta política contra Cuba para que sea bien
recibida por la gente?
“Yo creo que lo fundamental es salirse del discurso común, del panfleto.
Dejar de hablar del bloqueo de manera general y profundizar en las
particularidades, contar las historias humanas detrás de la política. De
hecho, no creo que exista un
cubano dentro o fuera de la Isla que no haya sido afectado por el bloqueo por
lo menos una vez en su vida. Ya lo vieron en las historias de
Ernesto, Xian, Idania, Sergio, Luis, Lyhen, Misael, Yohandra, Mario, Talía y
Juan Jesús. La lista es inmensa, porque a cada uno de nosotros el bloqueo nos
afecta de manera diferente.
“Mi generación ha crecido escuchando hablar del bloqueo, en mi opinión, en
demasía y con muy poca efectividad. Tal vez porque a veces parecieran ser
excusas o porque simplemente no lo explicamos bien, y eso es algo que agradecí
mucho de la serie documental. Al ser para un público externo, había que contar
cómo funciona la política de Estados Unidos hacia Cuba con manzanas y con peras
para que todos pudieran entender, y creo que dentro de la Isla falta eso. Pienso que es una deuda que, como
periodistas, tenemos con la gente. Así que si me preguntas por dónde empezar te
diría que saquemos mangos y guayabas y le expliquemos a nuestra audiencia cómo
realmente nos afectan las decisiones que se toman a 90 millas”.
The War on Cuba se centró en buscar historias de personas que han
encontrado formas de resistir. Foto: Cortesía de Belly of the Beast.
Las historias de The War on Cuba muestran, con un lenguaje
sencillo y preciso, que un campesino no puede usar la prótesis de pierna que
necesita, que otro cubano que maneja bicitaxi en La Habana Vieja ha visto
reducido su negocio a causa de las restricciones de viaje de Estados
Unidos a la Isla. Enseñan también, sin eufemismos, cómo afecta a la economía
nacional y personal la persecución a los colaboradores médicos del
país en otras tierras, y por qué un trabajador agrícola tiene que recurrir a
medios de tracción animal para su cosecha de alimentos, debido al déficit
de combustible por las medidas coercitivas de la Casa Blanca contra La
Habana.
Sobre la carencia del crudo y su influencia negativa en la vida de cada
cubano, Maité Rizo comenta que “Cuba tuvo que reajustar su funcionamiento con
solo el 30 por ciento del petróleo que necesitaba. Dicho así, son solo cifras,
pero cuando vives aquí es
frustrante ver a tu gente esperar por horas el transporte público, empezar a
cocinar con carbón, y ver quebrar a los negocios privados que recién
florecían”.
Maité ha crecido escuchando hablar del bloqueo, incluso cuando aún “ni
entendía qué era ser cubana”. La productora de The War on Cuba cuenta
que su trabajo como parte del equipo de la miniserie le hizo “apreciar el
impacto en mucha gente que no puede tener medicamentos y equipos de salud
debido al cerco económico, esas son quizás las historias más difundidas, pero
también reconocí cuántas de mis
carencias cotidianas dependen de las medidas que los Estados Unidos imponen
sobre Cuba. El embargo, como lo llaman ellos, es quizás para
Washington una estrategia política, pero para más de 11 millones de personas es
un problema diario”.
Por ello, para Reed Lindsay, dirigir el proyecto de Belly of the
Beast ha tenido la responsabilidad de que el público tenga claro el costo humano de las medidas de Estados Unidos
contra los cubanos, así como los intereses detrás de esas políticas.
“A pesar del resultado de las elecciones presidenciales
estadounidenses el próximo noviembre, dudo que la guerra económica contra
Cuba se detenga, así que estaríamos abiertos a hacer otros trabajos sobre este
tema en el futuro”, añade.
Entonces, ¿cómo sería Cuba sin bloqueo? Liz Oliva dice que
imaginarlo es complejo:
“No creo que nadie lo sepa con certeza, porque el proceso de la Revolución
Cubana y el bloqueo tienen casi la misma edad. Nosotros tenemos muchos
problemas a lo interno, problemas que atañan a todos, los de dentro y los de
fuera, pero que debemos resolver como cubanos. Pero si a eso le sumas que el país con más influencia del mundo quiere
aplastar tu economía con la esperanza de fomentar un cambio de régimen que
responda a sus intereses, la cosa se complica. Y yo creo firmemente que
los únicos responsables de nuestro destino somos los cubanos. A nadie le duele
más lo que sucede con Cuba y su gente que a nosotros mismos”.
La miniserie muestra historias representativas de la realidad cubana, que
ofrecen ejemplos concretos del impacto de las políticas del gobierno de Estados
Unidos.
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