CUANDO YA ME EMPIECE
A QUEDAR SOLO
Muchas veces se le
asume a Borges (en discusión el tema) la convicción teórica de que ya todo está
escrito, que somos y seremos unos verdaderos plagiadores. No
soy un gran lector, ni tampoco escritor alguno como para afirmar o desmentir
semejante aseveración ( va, como si esto le fuera importante a Borges y al
resto de la humanidad), sin embargo creo que tanto el que profesaba dicha
convicción como otros escritores han tenido el talento suficiente (algo que
adolecemos el resto de los mortales) de conjugar esas palabras del diccionario
de una manera prodigiosa para expresar esos sentimientos que deben ser los
mismos desde que los primates superiores pudieron llevar a vocablos, esas cosas
indescifrables que les oprimía el pecho, sus propios sentimientos.
Otro tanto pasa
cuando de música se trata, la combinación de esas 12 notas apropiadamente nos
ha dejado la sensación que toda la música ya está hecha, sin embargo cada
cierto tiempo surgen hombres maravillosos que nos sensibilizan y nos movilizan
con su combinación indiscutible.
En 1955, a la edad de
4 años Carlos Alberto García Moreno, mas conocido como Charly Garcia, ya tocaba
el piano y a los 12 años se recibió del Conservatorio Piazzini de Buenos Aires
de Profesor de Teoría y Solfeo, su delirio por Chopin, Mozart y Bach han
marcado su Rock, después de que en su adolescencia se topo con la música de los
chicos de Liverpool.
Sus manos con esos
dedos garfeados de 62 años, por
perseguir tanto el piano desde temprana edad, han dejado una extensa obra
musical y una poética inconfundible que ha marcado con un sello particular, ese
fenómeno cultural Latinoamericano que se ha llamado “El Rock Nacional
Argentino”.
En Junio de 1973, a
la edad de 22 años grababa “Cuando ya me empiece a quedar solo”, una sublime
lirica y un piano que nos trae en la nostalgia la Sonata No.2 Op.35 de Chopin,
presagiaba como solo lo pueden hacer los genios, su vejez, pero es ante todo
una bellísima canción de amor,…
Tendré los ojos muy lejos
y un cigarrillo en la boca,
el pecho dentro de un hueco
y una gata medio loca.
Un escenario vacío,
un libro muerto de pena,
un dibujo destruido
y la caridad ajena.
Un televisor inútil
eléctrica compañía,
la radio a todo volumen
y una prisión que no es mía.
Una vejez sin temores
y una vida reposada,
ventanas muy agitadas
y una cama tan inmóvil.
Y un montón de diarios apilados
y una flor cuidando mi pasado
y un rumor de voces que me gritan
y un millón de manos que me aplauden
y el fantasma tuyo, sobre todo
cuando ya me empiece a quedar solo.
La Canción
“Alicia en el país de las maravillas”, escrita en 1980, a cuatro años del golpe
de estado y la instauración de la dictadura militar en la Argentina, tiene una
lirica inteligente, comprometida y denunciante…
…Un río de cabezas
aplastadas por el mismo pie
juegan cricket bajo la luna
Estamos en la tierra de nadie, pero es mía
Los inocentes son los culpables, dice su señoría,
el Rey de espadas.
No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos.
Enciende los candiles que los brujos
piensan en volver
a nublarnos el camino.
Estamos en la tierra de todos, en la vida.
Sobre el pasado y sobre el futuro,
ruinas sobre ruinas,
querida Alicia…
Pero esta no fue
la única, Charly pudo decir mucho más que los demás sin que los militares
supieran y eso demostró su sagacidad para describir una realidad nefasta para
todos.
De Charly se
puede escribir mucho mas, y me permito solo esto, porque lo que quiero contar
es que este pasado 16 de Diciembre fui invitado a la Ceremonia de entrega del
Doctorado Honoris Causa a Charly Garcia por parte de la Universidad Nacional de
San Martin, fue una fiesta corta y emotiva en la que no se vio bien físicamente
a Charly, salvo cuando se sentó al piano, que demostró toda su lucidez, la
potencia de su talento, y el porqué de tan merecido reconocimiento. Como
expreso el Rector de esta maravillosa Universidad, con palabras mucho mejores
que las mías y de las cuales me sentí identificado, las manos de Charly
encarnan, la vida y la creación de un hombre atormentado y sublime que nos ha
dejado una obra llena de belleza y contradicciones como la vida misma, una obra
fundacional que merece ser reconocida y cuidada para la posteridad.
Charly lo sabía,
hace cuarenta años atrás, lo visionaba,
…Una vejez sin temores
y una vida reposada,
ventanas muy agitadas
y una cama tan inmóvil…
Todavía tenemos
Charly para rato, y ojala siga deleitándonos con sus creaciones, genios
musicales como este hombre no nacen todo los días, disfrutémoslo mientras lo
tenemos…GRACIAS CHARLY