“He amado a esta isla de la única manera que es, digna de fe, con sus luces y sombras”
Viaje a la Luna
Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.
QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR
lunes, 13 de abril de 2015
domingo, 12 de abril de 2015
viernes, 3 de abril de 2015
¡Y si después de tanta
historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!...
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!...
(Cesar Vallejo, “Y si
después de tantas palabras…”)
EL TATA PEDRO
Los gitanos de mi familia
cuando se establecieron en Lawton después de 1924 convivieron con los negros de
las Yaguas, barrio “llega y pon” que se instalo alrededor del Rio Pastrana que
pasaba por la celebre Loma del Burro. De allí de aquel barrio humilde salio el
niño Pedro, que pronto se acerco a la fragua del campamento gitano que por
aquel entonces aunque se movía por toda la isla en época de zafra, el resto del
año radicaba cerca de los campos, hoy en día situados desde Armas por calle E y
hasta Porvenir.
Aquel niño negro y pobre
pronto se convirtió en un adolescente, que Paricho, mi abuela adopto como uno
mas de la familia, ayudaba en los quehaceres del campamento gitano primero,
hasta que mi abuelo Rogelio, le compro un asiento de limpia bota para que se
ganara su pan por si mismo y lo coloco en el portal de la esquina de Porvenir y
Beales, donde existía una cafetería muy concurrida. El Pedro, que mas tarde se
convirtió en el Tata Pedro, siguió viviendo con Paricho y Rogelio cuando estos
decidieron dejar el campamento gitano para comenzar su periplo de compra y
venta de casas en Lawton, como he comentado en otras ocasiones. Pedro dormía en
un catre que se armaba todos los días en el Taller de mi abuelo Rogelio, hasta
que finalmente en Maria Regla 64, este ocupo la casita que había dejado Mamio
(mi bisabuela gitana) en la parte de atrás del ya celebre “Edificio Gitano”.
Cuando mi Abuela Paricho comenzó
a construir el Edificio en Maria Regla No. 64 con ayuda de su primogénito Pepe,
el Tata Pedro que cada vez se hacia mas viejito, dejo su puesto de limpia bota
y comenzó a ayudar en los quehaceres de la casa a mi Tía Piro, esposa de Pepe,
quien ya tenia sus dos primeros hijos, Rogelio y Pepito de los cinco hijos que
finalmente tuvo.
Mi vieja Lisso recuerda que
el Tata Pedro, tuvo en brazos y ayudo a criar a mi Tío Daniel, el ultimo de los
hijos de Paricho, cuando esta se quedo sola y seis hijos por la muerte de su
esposo.
En las manos callosas y
llenas de amor del Tata Pedro se mecieron mis primas Natacha, Beatriz y
Leticia, Pedro, el negro salido del barrio de las Yaguas, que por cierto y no
menos importante fue abolido después de 1959, gracias a un programa de nuevas
viviendas para aquellos pobladores, siempre fue uno mas de la familia, recibió
el amor y el cariño de todos aquellos gitanos, iguales que él, en haber sido
una raza discriminada y atropellada a lo largo de la historia humana y que en
Cuba con la llegada de los barbudos con crucifijos, tanto los gitanos como los
negros recibimos las oportunidades para dejar atrás tantos siglos de vejación y
desigualdad.
miércoles, 1 de abril de 2015
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