Guzmán
acuerda con los lobos de Wall Street: festejo en los “mercados”
(Por Pablo
Anino, en LA IZQUIERDA DIARIO)
A las 3:01 a.m. de este martes 4 de agosto,
el Ministerio de Economía, anunció que el país y tres grupos de acreedores
llegaron a un acuerdo para la reestructuración de deuda. En una suerte de
metáfora de lo que significa la estafa de la deuda externa el acuerdo se selló
entre “gallos y medianoche”. En el día de hoy vencía la oferta formulada por
Argentina el 6 de julio, pero, según el comunicado oficial, se va a postergar
hasta 24 de agosto.
El comunicado de Economía indica que las tres
partes con las que se llegó al acuerdo están constituidas por el Grupo Ad Hoc
de Bonistas Argentinos (encabezado por Blackrock; Fidelity y Ashmore), el
Comité de Acreedores de Argentina (liderado por Greylock) y el Grupo de
Bonistas del Canje (liderado por Monarch; HBK, Cyrus y VR) y otros tenedores
(tales como Pimco y Prudential).
Además, desde la autoridad económica indican
que se “ajustará algunas de las fechas de pago contempladas para los nuevos
bonos establecidas en su Invitación del 6 de julio”, lo cual no implica
aumentar el monto total de pago de capital e intereses de la oferta de hace un
mes atrás. No obstante, el adelantamiento de “algunas fechas” mejora el valor
presente neto de la oferta argentina, que según los trascendidos se ubicaría en
alrededor de U$S 54,8 por cada U$S 100 adeudados.
La propuesta oficializada ante la Security
and Exchange Commission (SEC, la Comisión de Valores de los Estados Unidos) el
6 de julio por el ministro de Economía, Martín Guzmán, comprendía la emisión de
cinco títulos en dólares y cinco en euros, con vencimientos entre 2030 y 2046.
De este modo, se establece una hipoteca que recaerá sobre el pueblo trabajador
por más de un cuarto del siglo por delante.
En cuanto a los intereses, se fijaban pagos
cada seis meses, con tasas que parten desde 0,125 % y llegan hasta
4,125 %. Las fechas de estos pagos de intereses son las que se estarían
adelantando para mejorar el valor presente neto. Por último, se estima que la
quita de capital (promedio ponderado) es de 1,9 %. Es decir, casi nula.
Si bien en los primeros años son de una baja
proporción, se comenzarán a realizar los pagos de intereses desde 2021, en
principio con una tasa baja del 0,125 % anual. Por otro lado, con un
título a 2030, se reconocerán los intereses corridos y no pagados desde abril,
cuando el país dejó de abonar la deuda.
El comunicado oficial señala que “Argentina,
sujeto a la oportunidad en que se evidencie su apoyo por parte de la comunidad
internacional en sentido general, ajustará ciertos aspectos de las cláusulas de
acción colectiva”.
Habrá que ver los detalles finales de la
emisión, pero esta parte del comunicado implica otra concesión a los lobos de
Wall Street, que en cuestiones contractuales venían reclamando las mismas
condiciones para el canje de bonos emitidos por el macrismo que para el canje
de los bonos emitidos bajo contrato del 2005 (canje de Néstor Kirchner y
Roberto Lavagna), este último más favorable a los especuladores en términos de
poder entablar un litigio en Nueva York, como aquél que provocó que el país
aborde pagos exorbitantes acatando la orden del fallecido juez Thomas Griesa.
Esta concesión deja expuesto otro hecho poco
explícito en el debate: la reestructuración de Guzmán comprende una parte
importante de deuda emitida durante los gobiernos kirchneristas. En el canje de
2005 también se dijo que el país finalmente había solucionado sus problemas.
La oferta original de Guzmán del mes de abril
comprendía reconocer alrededor de U$S 40 por cada U$S 100 adeudados. Ahora el
Gobierno está reconociendo U$S 54,8 de cada U$S 100 adeudados. Esto es así en
un cálculo técnico que estima lo que se llama valor presente neto de los pagos
futuros de deuda. La situación la graficó bien Emmanuel Álvarez Agis que, en
defensa del acuerdo, señaló que había una mochila de 100 kilos que dejó Macri y
ahora queda una mochila de 55 kilos.
Esta concesión implica, según varios analistas,
que los lobos de Wall Street se embolsarán más de U$S 17 mil millones
adicionales en relación a la propuesta de abril ¿A cuánto equivalen esos U$S 17
mil millones? A más de 14 meses de pago de Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)
a 9 millones de beneficiarios.
No solo eso. La semana pasada el Jefe de
Gabinete, Santiago Cafiero, en su informe de gestión en el Congreso respondió,
ante una pregunta del Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad, que el
presupuesto de salud para todo 2020 es de $ 240 mil millones y que sólo fueron
utilizados hasta 13/7 $ 152 mil millones. Mientras tanto hasta mediados de
julio, el gobierno había pagado deuda por $ 350 mil millones, más de dos veces
que lo desembolsado en salud. El mundo del revés.
Estos pagos de deuda desde que se inició el
año, según algunos analistas, agregan dólares al valor presente neto de la
oferta de Guzmán.
Ningún
especulador pierde
Como insistió en varias oportunidades Alberto
Fernández, los fondos de inversión no van a perder, sólo van a ganar menor de
lo que preveían ¿Por qué? En primer lugar, como se dijo, la quita de capital es
mínima: del 1,9 % promedio ponderado.
En segundo lugar, van a recibir tasas de
interés menores que las exorbitantes que pagó el macrismo, pero muy elevadas en
un mundo donde en las economías centrales los especuladores apenas obtienen
tasas cercanas a cero o negativas.
En tercer lugar, el “exit yield”, un concepto
técnico (que es distinto que la tasa de interés), que refiere al rendimiento
que los acreedores esperan obtener en el canje se ubica en el 10 %. Es un
rendimiento muy importante. El "exit yield" es relativamente
arbitrario porque depende de la cotización futura de los bonos argentinos. Los
acreedores impusieron que se negocie con ese 10 % de referencia. Si se
considera un rendimiento menor al 10 %, lo cual es coherente con lo que
podría pasar si Argentina sale del default en las próximas semanas, el valor
presente neto es incluso mayor de los U$S 54,8.
En cuarto lugar, tanto la tasa de interés
como el “exit yield” expresan rendimientos muy superiores comparados, por
ejemplo, con un bono a diez años de los Estados Unidos cuyo rendimiento es
menor al 1 %. O si se compara con Alemania, Francia, Suecia, Bélgica,
Holanda o Suiza que pagan tasas de interés negativas. No sólo eso: España que
hace pocos años vivió una crisis de deuda, hoy paga 0,5 %; Grecia que
todavía está temblando por su monumental crisis y reestructuró su deuda hace
poco paga 1,5 %. O, más cercano geográficamente, Perú paga 3,5 %.
En quinto lugar, los bonos que tienen en la
mano los especuladores cotizaban a U$S 30 antes de que se iniciaran las
negociaciones. Ahora van a obtener U$S 54,8. Es decir, ya lograron una ganancia
patrimonial enorme. Por la naturaleza de la especulación financiera, no hay
información pública sobre a qué valor compró cada tenedor el bono. Si bien
muchos tenedores pueden haber comprado a U$S 100, U$S 80 o en una amplia gama
de cotizaciones, existen algunos acreedores que compraron justamente a U$S 30,
cuando esos bonos se devaluaron y estaban a “precios de remate” por la debacle
del final del macrismo. En esos casos, los rendimientos y las ganancias
patrimoniales son gigantescos.
Festejo
en los "mercados"
La semana comenzó con festejo en los
"mercados". El Merval vivió una fiesta el día lunes. Las acciones de
las empresas argentinas que cotizan en el exterior exhibieron un aumento
exorbitante en sus papeles: Transportadora General del Sur (+12,5 %),
Supervielle (+12,2 %), Pampa Energía (+11 %), Grupo Financiero
Galicia (+10,6%), Banco Macro (+10,3 %).
Los espíritus animales ("animal
spirits", una expresión de John Maynard Keynes para referirse al estado de
ánimo de los empresarios) de los lobos de Wall Street están exultantes. Hans
Humes, el titular de Greylock dijo estar “muy impresionado por la paciencia y
la forma en que Guzmán y Fernández manejaron este proceso”. Humes fue el
señalado el viernes último por Máximo Kirchner en el Congreso por su
sincericidio, en tanto admitió que el pago de Mauricio Macri a los fondos
buitre fue una decisión política.
Deuda
odiosa
El acuerdo de Guzmán convalida el
endeudamiento de la era macrista, que califica íntegramente como deuda odiosa:
fue tomado contra los intereses de las mayorías populares, que vieron aumentar
la pobreza, el desempleo y caer el poder de compra del salario.
Además, los acreedores tenían pleno
conocimiento de esta situación. Hay varias muestras: desde el origen de la
estafa cuando en los primeros meses de 2016 el Congreso votó pagarle a los
fondos buitre lo que decía el juez Griesa (Sergio Massa y varios peronistas del
Senado incluidos); el bono a cien años, emitido por el exministro de Finanzas,
Luis Caputo, el "Messi" de las finanzas, que favoreció a un fondo de
inversión que él mismo había fundado y a J.P. Morgan del cual había sido
empleado.
En esos años se emitían los bonos
"delivery", como admitió un negociador de un fondo de inversión: le
pedían a Caputo que emita bonos para canalizar excedentes de dólares sobrantes
en Nueva York y aprovechar las altas tasas de interés que pagaba el país. El
festejo en Twitter del exministro, tal vez, exprese su alivio por evitar
futuras investigaciones.
Ese endeudamiento, junto con el del FMI,
financió una fuga de capitales que alcanzó los U$S 86 mil millones en cuatro
años, como expuso un informe del Banco Central hace pocos meses.
La evasión de impuestos y la fuga de
capitales van de la mano. Hay un PIB fugado en el exterior. La diputada
Fernanda Vallejos (Frente de Todos) en la Comisión de Seguimiento de la Deuda
Externa dijo a fines de mayo que los nombres de los fugadores en la causa del
HSBC (dicho sea de paso, este banco fue elegido por Martín Guzmán para lograr
un “éxito” en la reestructuración de deuda), de los dueños de las 950 cuentas
detectadas por la AFIP que están en el exterior sin declarar, de los episodios
de fuga de 2008-2009 y 2011, de la fuga macrista, de los Panamá Papers siempre
se repiten.
Entre ellos, la familia Rocca, dueña de
Techint, o los accionistas del Grupo Clarín, la conducción política de poder
económico, en palabras del periodista y economista de Página 12, Alfredo Zaiat.
También la familia Macri. Hace poco el periodista Horacio Verbitsky develó que
en la fuga de capitales en la era Macri estuvieron involucradas las empresas
Telefónica, Pampa Energía, General Motors, Shell, Quilmes, Monsanto, Aluar,
Procter & Gamble, Arcor y muchas más entre los 100 mayores fugadores. Ahora
el pueblo trabajador pagará por décadas los dólares que fugaron unos pocos.
Los bancos son una organización ilícita que
facilita la evasión impositiva y la fuga de capitales, como develó el
exempleado de J.P. Morgan, el argentino Hernán Arbizu o el exempleado del HSBC,
el ítalo francés Herve Falciani. Como se mencionó, sus acciones volaban el día
de ayer en Buenos Aires y en Nueva York. Todo gracias al acuerdo de Guzmán.
La deuda es un mecanismo de dominación que
atraviesa toda la historia del país. Pero, evidentemente, pegó un salto de
calidad y cantidad en un esquema amplio de ataque a las condiciones de vida
regido por el neoliberalismo. La deuda, desde la dictadura cívico-militar
iniciada el 24 de marzo de 1976, no paró de crecer: pasó de ser U$S 8 mil
millones en 1976 a elevarse a U$S 321 mil millones cuando se fue Macri, no
obstante, desde entonces, se pagaron más U$S 600 mil millones.
Desde 1976 hasta la actualidad el balance es
claro: la pobreza de ser menor al 10 % en los ’70 alcanzó un nuevo piso
histórico de al menos un cuarto de la población para expandirse a más del
50 % en momentos de crisis profundas, como en 2001-2002 (un nivel que
podría alcanzar nuevamente este año), el desempleo se consolidó en alrededor un
décimo de la población activa (es decir, la que busca o tiene trabajo; sin
contar la que se cansó de patear sin encontrar empleo) y trepó a más del
20 % en 2002.
A lo que se suma una distribución de la
riqueza más desigual. De la mano del sometimiento que implica la deuda
avanzaron las privatizaciones, que desde los ’90 dejaron en manos privadas los
servicios públicos. Desde 2011, el país alcanza casi una década de estancamiento
económico y retroceso del PIB per cápita.
Una vez más se repite el ciclo donde unos
hacen la estafa, como Mauricio Macri, y otros la convalidan, como ahora Alberto
Fernández. No está lejos de lo ocurrido en 2005 donde el canje de Lavagna y
Kirchner convalidó la estafa del "blindaje" y el
"megacanje" del Gobierno de la Alianza, como denunció en su
libro La deuda ilegítima el actual director del Banco Nación,
Claudio Lozano. Sería ilustrativo escuchar su opinión sobre el actual acuerdo
de Guzmán.
Todavía resta una negociación con el FMI y el
Club de París, que no traerá mejores consecuencias para las mayorías
trabajadoras. La izquierda seguirá planteado la necesidad de un desconocimiento
soberano de la deuda, un no pago impulsado por la movilización obrera y
popular.
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