Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

jueves, 25 de octubre de 2012


…Debo se feliz porque me engancha
que a la gente que se marcha
de nostalgia se le encharca el corazón.
Debo ser feliz porque, de inventos
que me ingenio, me sustento,
fácilmente, sin sentirme tan
terriblemente ladrón,
Y en la lógica de los cien años de perdón,
tengo síntomas del hombre nuevo…
(“Debo ser Feliz”, Israel Rojas – Frank Delgado)

JUGOS CAMILA
La necesidad engendra la creatividad, hay que agenciárselas en este Mundo para salir adelante cuando todo parece acabado o agotado, personalmente mis mejores momentos han sido cuando he estado en el subsuelo.
Corría el año 1994, el cubano una vez más en su historia daba muestra de su infinita adaptación al medio, somos una especie capaz de cambiar de color, estirar nuestro cuerpo al máximo como una goma de mascar y echar tinta venenosa a nuestros enemigos para que no distingan nuestro lugar, todo eso y mucho más fue lo que hicimos a tres años de haber comenzado el periodo especial, luego de la caída del muro de Berlín.
Volvía yo a mis raíces, a la experiencia de mi vieja, cuando trabajo en la cafetería de Porvenir y C, allí ella había diseñado el mejor batido de plátano de la República de Cuba, con papel y lápiz y varias jarras de batidos tirados por el fregadero acometí la peligrosa tarea de fabricar un brebaje que ya no iba a contener los milagrosos ingredientes que una vez hicieron famosa a la gitana Lisso en Lawton, entre ellos el queso crema.
Mi batido, que se fabricaba al momento, cuando el cliente llegaba al Dpto. No. 2 de Armas 495, se haría conocido y comercializado hasta dos o tres cuadras a la redonda de aquel lugar de origen, sin permisos ni autorización gubernamental, llevaría la marca registrada de JUGOS CAMILA, pronto diseñe una etiqueta que sería pegada sobre el litro de leche de vidrio que por aquella época no circulaba, donde envasaría in situ, mi jugo frio, que llevaba la inspiración, como siempre ha sido después de su nacimiento, de mi hijita Cami.
Del Batido de Plátano, pase al de Mango y hasta llegue a fabricar el GRAN BATIDO DE MAMEY, codiciado por todos, que poco le falto para cotizar en bolsa, recuerdo que un litro de mi pócima salvadora se vendía bien, a unos 25 pesos, teniendo en cuenta que por aquella época 1 dólar estaba a 120 pesos, tuve grandes clientes como El Boli y su novia, que empezó a recibir por aquel año los dólares que su madre le enviaba desde Miami, el tipo, que no le hacía asco a nada, se zumbaban dos y tres litros diarios de aquel mejunje, y yo, feliz.
Mientras tanto seguía haciendo ciencia, que era para lo que la Revolución me había preparado con tantos recursos gastados, aunque a decir verdad JUGOS CAMILA apareció como el microempredimiento salvador, solo por la sencilla razón, que mis 360 pesos (3 dólares) que por aquellos años ganaba, no me alcanzaba ni para mantenerme con la boca cepillada olorosamente.
Las fotos que guardo de esos años, donde iba y venia a mi trabajo en bicicleta a unos 14 km de Lawton, entre subidas y bajadas tipo Sierra Maestra, dan muestra de mi falta de peso, JUGOS CAMILA, la pasta de oca y mi pasión por el trabajo en la ciencia, nos mantuvieron vivo, a mi y mi recién inaugurada familia dos años antes, hasta la época en que vinieron tiempos mejores.