A MI TLÖN
Atrás va quedando nuestra Tlön, una isla en el Caribe bañada por aguas cálidas y arenas blancas, donde se calculaba entre veras y burlas, que una generación de tlönistas podía bastar para construirla. ¿Quiénes inventaron nuestra Tlön?. El Plural es inevitable, porque la hipótesis de un solo inventor- de un infinito Leibniz obrando en la tiniebla y en la modestia- ha sido descartada únicamente. Se conjetura que este brave new world es obra de una sociedad secreta de astrónomos, de biólogos, de ingenieros, de metafísicos, de poetas, de químicos, de algebristas, de moralistas, de pintores, de geómetras…dirigidos por un singular hombre de genio.
Las revistas populares han divulgado, con perdonable exceso, la zoología y la topografía de mi Tlön, yo creo que sus tigres transparentes y sus torres de sangre y dolor merecen, tal vez, la continua atención de todos los hombres, pero no hasta el punto de glorificar el todo.
Las provincias que componen este maravilloso país son congénitamente idealistas. Su lenguaje y las derivaciones de su lenguaje - la religión, las letras, la metafísica - presuponen el idealismo. El Mundo para ellos no es un concurso de objetos en el espacio, es una serie heterogéneas de actos independientes, es sucesivo, temporal no espacial, el sustantivo se forma por acumulación de adjetivos. En la Literatura, abundan los objetos ideales, convocados y disueltos en un momento, según las necesidades poéticas.
Este monismo o idealismo total invalida la ciencia. Explicar (o juzgar) un hecho es unirlo a otro, esa vinculación en nuestra Tlön, es un estado posterior del sujeto, que no puede afectar o iluminar el estado anterior. Los metafísicos de mi Tlön no buscan la verdad, ni siquiera la verosimilitud: buscan el asombro.
Han pasado 54 años, 8 meses, 28 días y unas horas, pero una de las escuelas de las tantas que hay en Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado, no tiene realidad sino como recuerdo presente. Otra escuela declara que ha transcurrido ya todo el tiempo y que nuestra vida es apenas el recuerdo o reflejo crepuscular, y sin duda falseado y mutilado, de un proceso irrecuperable. Otra, que la historia del universo – y en ellas nuestras vidas y el mas tenue detalle de nuestras vidas – es la escritura que produce un Dios subalterno para entenderse con un demonio. Otra, que el universo es comparable a esas criptografías en las que no valen todos los símbolos y que solo es verdad lo que sucede cada trescientas noches. Otra, que mientras dormimos aquí, estamos despiertos en otro lado y que así cada hombre es dos hombres. Entre las doctrinas de nuestra Tlön, ninguna ha merecido tanto escándalo, como el materialismo.
En los hábitos literarios de mi Isla también es todopoderosa la idea de un sujeto único. No existe el concepto del plagio: se ha establecido que todas las obras son obras de un solo autor, salvo raras excepciones que son silenciadas o poco divulgadas.
Medio siglo de idealismo no han dejado de influir en la realidad, las investigaciones en masa producen objetos contradictorios, ahora se prefiere los trabajos individuales y casi improvisados. Las cosas se duplican en mi natal Tlön, propenden asimismo a borrarse y a perder los detalles cuando los olvida la gente. Es clásico el ejemplo de un Umbral que perduro mientras lo visitaba un mendigo y que se perdió de vista a su muerte. A veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro.
Esta todo dicho, atrás va quedando mi Tlön del nacimiento, una obra que alguien decidió, que no pactará con el impostor Jesucristo, una obra que quiso demostrar al Dios no existente que los hombres mortales son capaces de concebir un Mundo.
Aquí doy término a la parte personal de mi narración. Lo demás está en la memoria (cuando no en la esperanza o en el temor) de todos mis lectores.
(Plagio sin licencia de "TLÖN, UQBAR, ORBIS TERTIUS" de JORGE LUIS BORGES)
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