But I'm not the only one
Viaje a la Luna
Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.
QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR
miércoles, 30 de marzo de 2016
But I'm not the only one
martes, 29 de marzo de 2016
no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos...
lunes, 28 de marzo de 2016
viernes, 25 de marzo de 2016
CUBA STONE: LA DOCTRINA TRUMBO
MINORISMO VS. POPULISMO
(publicado en este blog en marzo 2013)
A los nuevos movimientos socialistas de Latinoamérica y el Mundo, las clases dominantes y sus secuaces “intelectuales” del gran capital, tenían que buscarle una nueva denominación para desacreditarlos, estos movimientos en si mismo regresaban a sus orígenes históricos, a sus peculiaridades como países y emprendían la emancipación de las grandes mayorías olvidadas del planeta Tierra, ya llamarlos “comunistas”, era descredito, que nadie iba a creer, pues en esos movimientos apenas se menciona a Marx, Lenin, etc, había que buscar una vieja palabra que hiciera efecto, que peyorativamente hablara de demagogia, la que tanto ellos mismos, utilizaron para engañar a las masas oprimidas de la Tierra, entonces aparecio la milagrosa palabra “POPULISMO”.
Si entregas tierra a los campesinos, si das la posibilidad que se organicen cooperativas de todas las denominaciones, si entregas el poder centralizado a los barrios humildes, si das educación gratuita, prometida por doscientos años, si llevas agua potable a los barrios marginales, si un catarro no se convierte en una enfermedad terminal, si entregas a las familias humilde un subsidios para compensar la escases y que estos puedan llevar a sus hijos pobres a las escuelas, si llenas plazas enteras de alegría y esperanza para los pueblos, si desafías al nuevo imperio romano, si nacionalizas los fundamentales recursos naturales que mantiene el “estado de bienestar” de las grandes urbes del Mundo, si convocas a referendos y mil elecciones para escuchar (al menos con el voto) a las grande masas oprimidas y tomar decisiones estatales, si las comunas y los barrios deciden qué hacer con su presupuesto, si hablas de redistribución de la riqueza nacional, de salarios mínimos y dignos, entre otras cosas, quiero decirte que serás un POPULISTA.
Lo jodido de esto, (claro está, porque los grandes medios también son de ellos) es que no se le ha dado una denominación a los que con bombas además de su dinero que tratan de comprar todo, están “comprometido con políticas que promueven los principios democráticos, el imperio de la ley y el respeto por los derechos humanos “, ojo, llevan doscientos años gobernando solo para una minoría rica y vendiendo el discurso que mientras ellos sean más ricos, mas rápido se llena la copa que desbordara para saciar de progreso y bienestar a los humildes que no tienen ni agua ni pan, y mucho menos vino para agraciar a Cristo. Es hora que a estos tipos le pongamos un nombre…ellos promueven el MINORISMO en el planeta Tierra, gobernar para facilitar contratos millonarios a amigos del poder, para que los recursos naturales se queden en pocas manos, porque lo privado sabrá mejor que nadie que hacer con ellos, ellos llevaran el progreso a la nación, graduando niños ricos en Harvard, o en la Universidad de los Andes, ellos escribirán tratados enormes de civilidad y democracia, ocultaran que alimentaron a mentes genocidas para combatir al comunismo, que apoyaron golpes de estados en naciones donde había “democracia”, que esta bueno ganar dinero sin producir, porque es bárbaro jugar a la timba en Wall Street, ellos los MINORISTAS, han estado siempre y pretenden que el pueblo no grite mucho.
jueves, 24 de marzo de 2016
OBAMA Y LA ECONOMÍA CUBANA:
Entender lo que no se dijo
(Por Agustín Lage Davila en cubadebate.cu)
Tuve la oportunidad de participar en varios encuentros con la delegación que acompañó al Presidente Obama y escucharlo en tres intervenciones; y siento ahora el deber de compartir con mis compañeros lo que interpreté de lo que se dijo, y también de lo que no se dijo, pues en política lo que se deja de decir suele ser tan importante como lo que se dice.
Hay dos direcciones complementarias de pensamiento para interpretar esta visita y todo el proceso de intento de normalización de las relaciones:
* interpretar lo que significa para una valoración del pasado, e interpretar lo que significa para una proyección hacia el futuro.
De cara al pasado es evidente que el proceso de normalización recién iniciado en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos hay que interpretarlo como una victoria mayúscula del pueblo revolucionario y socialista cubano, de sus convicciones, de su capacidad de resistencia y sacrificio, de su cultura, de su compromiso ético con la justicia social; así como también como una victoria de la solidaridad con Cuba de América Latina.
Hay cosas que nos resultan tan evidentes a los cubanos que a veces olvidamos subrayarlas.
Se inició esta normalización en vida de la generación histórica que hizo la Revolución, y conducida por líderes de esa misma generación.
Implicó un reconocimiento de la institucionalidad revolucionaria cubana, reconocimiento que no hubo hacia el Ejército Libertador en 1898, ni hacia el Ejército Rebelde en 1959 (si lo hubo, sin embargo, hacia las dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista).
Incluyó un reconocimiento explícito de los logros de la Revolución, al menos en Educación y Salud (que fue lo que se mencionó)
Incluyó un reconocimiento explícito a la ayuda solidaria de Cuba hacia otros pueblos del mundo, y su aporte a causas nobles tales como la salud mundial, y la eliminación del apartheid en África.
Incluyó una aceptación explícita de que las decisiones sobre los cambios y los modelos socioeconómicos en Cuba corresponden exclusivamente a los cubanos, que tenemos (hemos ganado) el derecho a organizar nuestra sociedad de manera diferente a como otros lo hacen.
Implicó la declaración del abandono de la opción militar y subversiva, así como la intención de abandonar la coerción, como instrumentos de la política norteamericana hacia Cuba.
Expresó el reconocimiento del fracaso de las políticas hostiles contra Cuba de las administraciones precedentes, lo que implica (aunque no fuese declarado así) el reconocimiento de resistencia consciente del Pueblo Cubano, ya que las políticas hostiles solamente fracasan ante las resistencias tenaces.
Reconoció el sufrimiento que el bloqueo ha causado al Pueblo Cubano.
No partió este proceso de concesiones cubanas en uno solo de nuestros principios. Tampoco en los reclamos de cese del bloqueo y devolución del territorio ilegalmente ocupado en Guantánamo.
Incluyó el reconocimiento público de que los Estados Unidos estaban aislados en América Latina y en el mundo por su política hacia Cuba.
No creo que haya nadie medianamente lúcido e informado en el mundo que pueda interpretar este proceso de normalización en curso como otra cosa que no sea una victoria de Cuba en su diferendo histórico con los Estados Unidos.
De cara al pasado es esa la única interpretación posible.
Ahora bien, de cara al futuro las cosas son más complejas, y hay al menos dos interpretaciones extremas posibles, y sus variantes intermedias:
* La hipótesis de la conspiración perversa
* La hipótesis de las concepciones divergentes sobre la sociedad humana
En las calles de Cuba se discute hoy sobre ambas. Alerto al lector en este punto que no voy a argumentar por ahora a favor o en contra de una de estas dos hipótesis, o de las combinaciones diversas de ambas.
Los acontecimientos futuros se encargarán de hacerlo, y cada cual sacará “sus propias conclusiones” en este “pasaje a lo desconocido”.
Quienes se adhieren a la hipótesis de la conspiración perversa ven las palabras del Presidente Obama como una falsa promesa o un sutil engaño que responde a un plan concebido para que abramos las puertas al capital norteamericano y a la influencia de sus medios de comunicación; para que permitamos la expansión en Cuba de un sector económicamente privilegiado, que con el tiempo se iría transformando en la base social de la restauración capitalista y el renunciamiento a la soberanía nacional. Serían los primeros pasos del camino de retorno hacia la Cuba de ricos y pobres, dictadores y mafiosos, que teníamos en los años 50.
Los cubanos que piensan así, tienen derecho a hacerlo: hay muchos hechos en la historia común que justifican esa enorme desconfianza. Son conocidos y no necesito enumerarlos aquí.
Mucha gente recuerda la famosa frase atribuida al Presidente Franklin D. Roosevelt cuando dijo del dictador nicaragüense Anastasio Somoza: “Tal vez Somoza sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
Ciertamente ni el Presidente Obama, ni las actuales generaciones de norteamericanos de buena voluntad (que hay muchos) tienen la culpa, como personas individuales, de las primeras etapas de esa trayectoria histórica. Pero también es innegable que esa historia está ahí, y que impone condicionamientos a lo que ellos pueden hacer, y a nuestra manera de interpretar lo que ellos hacen. Los procesos históricos son mucho más largos que una vida humana, y eventos ocurridos hace muchas décadas influyen en nuestras opciones de hoy, porque condicionan actitudes colectivas que tienen una existencia objetiva, relativamente independiente de las ideas y las intenciones de los líderes.
Aún distanciando al Presidente Obama de las políticas agresivas e inmorales de administraciones precedentes, que organizaron invasiones, cobijaron terroristas, estimularon asesinatos de líderes cubanos e implementaron el intento de rendir por hambre al Pueblo Cubano; aún estableciendo esa distinción, no se puede olvidar que Obama solo no es la clase política de los Estados Unidos. Hay muchos otros componentes del poder ahí, que siempre han estado presentes, lo están hoy, y lo estarán cuando termine el mandato de Obama dentro de algunos meses, y en el futuro previsible. Los estamos viendo en la campaña electoral en curso.
Para ser honesto con todo el que lea esta nota, debo reconocer que el Presidente Obama no dio aquí la impresión de ser el articulador de una conspiración perversa, sino la de ser un hombre inteligente y culto, que cree en lo que dice. Lo que sucede entonces es que las cosas en las que él cree (con todo su derecho) son diferentes a las que creemos nosotros (también con todo nuestro derecho).
Esa es la segunda hipótesis, la de las concepciones divergentes sobre la sociedad humana, las cuales fueron muy evidentes en todos los momentos de la visita a Cuba del Presidente Obama y su delegación, en todo lo que se dijo, y también en lo que se dejó de decir.
Fue muy claro que la dirección principal de la relación de los Estados Unidos con Cuba estará en el campo de la economía, y dentro de este, la estrategia principal será relacionarse con el sector no estatal y apoyarlo.
Fue muy claro, en el discurso y en los mensajes simbólicos, en tomar distancia de la economía estatal socialista cubana, como si la propiedad “estatal” significase propiedad de un ente extraño, y no propiedad de todo el pueblo como realmente es.
En la necesidad de que exista un sector no estatal en la economía cubana no tenemos divergencias. De hecho la expansión del espacio de los cuentapropistas y las cooperativas es parte de la implementación de los Lineamientos surgidos del 6º Congreso del Partido. Donde está la divergencia es en el rol que debe tener ese sector no estatal en nuestra economía:
* Ellos lo ven como el componente principal de la economía; nosotros lo vemos como un complemento al componente principal que es la empresa estatal socialista. De hecho hoy ese sector no estatal, si bien se acerca a ser el 30% del empleo, no alcanza a aportar el 12% del PIB, lo que indica su carácter limitado para la generación de valor agregado.
Ellos lo hacen equivaler a “la innovación”; nosotros lo vemos como un sector de relativamente bajo valor agregado. La innovación está en la alta tecnología, la ciencia y la técnica, y sus conexiones con la empresa estatal socialista. El espíritu innovador del pueblo cubano se expresó en estos años de muchas otras maneras, tales como el desarrollo de la biotecnología y sus medicamentos y vacunas, la formación masiva de informáticos en la UCI, la agricultura urbana, la revolución energética y otros muchos logros del periodo especial, nada de lo cual se mencionó en los discursos de nuestros visitantes.
* Ellos ven el emprendimiento privado como algo que “empodera” al pueblo; nosotros lo vemos como algo que empodera a “una parte” del pueblo, y relativamente pequeña. El protagonismo del pueblo está en las empresas estatales, y en nuestro gran sector presupuestado (que incluye la salud, la educación, el deporte, la seguridad ciudadana) que es donde se trabaja realmente para todo el pueblo y donde se genera la mayoría de la riqueza. No se puede aceptar el mensaje implícito de hacer equivaler el sector no estatal con “el pueblo cubano”. Eso no fue dicho de esa manera tan brutal, pero se interpreta del discurso de una forma demasiado clara.
* Ellos separan tácitamente el concepto de “emprendimiento”, y el de propiedad estatal. Nosotros vemos en el sector estatal nuestras principales opciones de emprendimientos productivos. Así lo explicamos en el Foro de empresarios al ilustrar la organización en que trabajo (El Centro de Inmunología Molecular) como “una empresa con 11 millones de accionistas”.
* Ellos ven al sector no estatal como una fuente de desarrollo social; nosotros lo vemos en un rol doble, pues también es una fuente de desigualdades sociales (de lo que ya tenemos evidencias, como ilustran los recientes debates sobre los precios de los alimentos), desigualdades que habrá que controlar con una política fiscal reflejo de nuestros valores.
* Ellos creen en la función dinamizadora de la competencia (aunque este concepto ha sido cuestionado ya incluso por ideólogos serios de la economía capitalista). Nosotros conocemos su función depredadora y de erosión de la cohesión social, y creemos más en la dinámica que proviene de programas de país.
* Ellos creen en que el mercado distribuye eficientemente la inversión respondiendo a la demanda; nosotros creemos que el mercado no responde a la demanda real sino a la “demanda solvente”, y profundiza las desigualdades sociales.
* Ellos se apoyan en la trayectoria de desarrollo empresarial de los Estados Unidos, cuya economía despegó en el Siglo XIX, en condiciones de la economía mundial que son irrepetibles hoy. Nosotros sabemos que las realidades de los países subdesarrollados de economía dependiente son otras, especialmente en el Siglo XXI, y que el desarrollo económico y científico-técnico no ocurrirá a partir de pequeños emprendimientos privados en competencia, ni intentando reproducir la trayectoria de los países hoy industrializados, con 300 años de diferencia. Sería la receta de la perpetuación del subdesarrollo y la dependencia, con una economía diseñada como apéndice y complemento de la economía norteamericana, cosa que ya ocurrió en el Siglo XIX, cuando esa dependencia nos sumió en el monocultivo y cerró el camino de la industrialización. Para entender eso sirve la Historia, y por ello no podemos olvidarla.
Emprender el camino de la convivencia civilizada “con nuestras diferencias”, implica conocer bien a fondo y por todo el Pueblo Cubano, dónde es que están esas diferencias, para poder evitar que decisiones puntuales aparentemente racionales ante problemas económicos tácticos, nos puedan llevar a errores estratégicos; y peor aún, que otros nos empujen a ello, a través de las cosas que se dicen y las que no se dicen.
Supimos evitar esos errores en los inicios del periodo especial, ante la desaparición del campo socialista europeo y la marea ideológica neoliberal de los 90. Sabremos hacerlo mejor ahora.
La convivencia civilizada ciertamente nos aleja del riesgo y la barbarie de la guerra (militar y económica), pero no nos exonera de dar la batalla en el plano de las ideas.
Necesitamos vencer en esa batalla de ideas para poder vencer en la batalla económica.
La batalla económica del Siglo XXI cubano se dará en tres campos principales:
El de la eficiencia y capacidad de crecimiento de la Empresa Estatal Socialista, y la inserción de esta en la economía mundial
El de la conexión de la ciencia con la economía a través de empresas de alta tecnología, con productos y servicios de alto valor añadido que enriquezcan nuestra cartera de exportaciones
El de la limitación consciente de la expansión de las desigualdades sociales, a través de la intervención del Estado Socialista
En esos campos se decidirá el Siglo XXI de los cubanos.
La batalla de ideas consiste en consolidar pensamiento y consenso sobre hacia donde queremos ir, y sobre los caminos concretos para llegar.
Las aguas del estrecho de La Florida no deben ser un campo de conflicto bélico, y es muy bueno para todos que así sea, pero esas aguas seguirán separando por mucho tiempo dos concepciones diferentes de la convivencia humana, de la organización de los hombres para la vida social y el trabajo, y de la distribución de sus frutos. Y también es muy bueno que así sea. Nuestro ideal de sociedad humana está enraizado en nuestra experiencia histórica y en el alma colectiva de los cubanos, sintetizada magistralmente por el pensamiento de José Martí. Él estudió y entendió mejor que nadie en su tiempo la sociedad norteamericana y dijo: “nuestra vida no se asemeja a la suya, ni debe en muchos puntos asemejarse”.
La creencia básica del capitalismo, incluso en los que así lo creen honestamente, es la construcción de prosperidad material basada en la propiedad privada y la competencia. La nuestra se basa en la creatividad movida por los ideales de equidad social y solidaridad entre las personas, incluidas las generaciones futuras. Nuestro concepto de sociedad es el futuro, y aunque el futuro se demore, atrapado en los condicionamientos objetivos del presente, sigue siendo el futuro por el que hay que luchar.
La propiedad privada y la competencia son el pasado, y aunque ese pasado siga existiendo necesariamente dentro del presente, pasado sigue siendo.
Hay que saber siempre ver los conceptos que están detrás de las palabras que se dicen, y las razones que están detrás de las palabras que no se dicen.
La batalla por nuestro ideal de convivencia humana estará en las manos de las actuales generaciones de jóvenes cubanos, que enfrentarán en su tiempo desafíos diferentes a los de las generaciones revolucionarias del Siglo XX, pero igualmente grandes y trascendentales, y también más complejos.
Al analizar la complejidad de sus desafíos les confieso que quisiera ingresar otra vez en la Unión de Jóvenes Comunistas, cuyo carnet (Nº7784, de 1963) tengo ahora mismo sobre mi mesa. Sigo siendo comunista, pero he de aceptar que ya no puedo seguir siendo “joven”. Pero si puedo compartir con los jóvenes el análisis de lo que hoy se dice, y la develación de lo que no se dice, y construir junto con ellos las herramientas intelectuales que necesitamos para las batallas que vienen.
José Martí escribió en abril de 1895: “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: Ganémosla a pensamiento”.
miércoles, 23 de marzo de 2016
domingo, 20 de marzo de 2016
viernes, 18 de marzo de 2016
Refleja quien manda
Cada país por lo que entristece
Nos cuenta quien obedece...
miércoles, 16 de marzo de 2016
AFEITES
sábado, 12 de marzo de 2016
PLAN B
(Por David Cufré, publicado en Página12)
El principal argumento del Gobierno para justificar el acuerdo con los fondos buitre es la necesidad de volver a los mercados de deuda para financiar un plan de obras públicas. El Presidente y sus ministros sostienen que sin ese canal de crédito no será posible encarar proyectos de infraestructura indispensables para el país y, junto con ello, no se podrá recuperar el crecimiento económico. No hay plan B, descartó el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Sin embargo, un simple ejercicio de memoria demuestra que no es cierto lo que dicen los funcionarios. No solo existen caminos alternativos a la banca extranjera y a la emisión de títulos públicos para concretar proyectos trascendentes, sino que están vigentes. Son una herencia de la administración anterior, que dejó pactados créditos por unos 30.000 millones de dólares para continuar su profuso plan de obras públicas.
El financiamiento de los proyectos de infraestructura y de recuperación de empresas del kirchnerismo no provino de la colocación de bonos ni de créditos con la banca internacional. El gobierno anterior no fue a pedirle al JP Morgan, HSBC, Citibank y otras entidades miles de millones de dólares para su programa de infraestructura, que resultó el más destacado en cinco décadas. No dependió de ellos para finalizar Yacyretá, estatizar YPF, terminar con las AFJP, recuperar el control de Aerolíneas Argentinas, el Correo, AySA, renovar ferrocarriles, lanzar satélites al espacio, construir centrales atómicas, extender gasoductos, redes eléctricas y de fibra óptica, ampliar la General Paz, transformar en autopista las rutas 14 y de Rosario a Córdoba, entregar computadoras a todos los estudiantes secundarios de escuelas públicas del país o montar una red de televisión digital abierta y gratuita. El financiamiento fue gestionado ante organismos multilaterales como el Banco Mundial, el BID, la CAF, el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, el Banco Popular de China, facilitado por organismos estatales superavitarios como la Anses y con recursos propios del sector público. También recaudó de bancos y compañías de seguros en el mercado local, obligados a destinar una porción de su cartera de depósitos y fondos a créditos productivos. Pero este canal fue desactivado por la nueva conducción del Banco Central.
Tampoco obras que identifican al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como el entubamiento del Arroyo Maldonado, el metrobús y las bicisendas, tuvieron como fuente colocaciones en mercados internacionales. Lo mismo ocurre en Córdoba con el entubamiento del canal Los Molinos, la obra pública más importante en años, que se realiza con créditos de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y recursos provinciales. Esta es una constante que se repite por el país.
Es decir, contra lo que plantea Peña, no hay un único camino para desarrollar los proyectos. El mismo debate se dio antes de la primera reestructuración de la deuda en 2005, cuando los sectores ortodoxos, ahora en el poder, decían que no habría forma de conseguir préstamos para obra pública si no se mejoraba la oferta a los holdouts, dejando al país aislado del mundo.
Contra ello, la realidad refleja que fue posible, por ejemplo, rescatar edificios como las ex Bodegas Giol, en Palermo, para levantar un Polo Científico y Tecnológico del que participan el Ministerio de Ciencia y el Conicet, sin tomar un solo dólar de la banca internacional ni de los mercados de deuda. El financiamiento fue negociado con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Tesoro Nacional. En todo caso, el jefe de Gabinete debió aclarar que el Gobierno pretende cambiar de estrategia y que en función de ello aspira a arreglar con los fondos buitre. Pero eso es una decisión política, no una imposición de la realidad.
El gobierno de Macri heredó del kirchnerismo un convenio marco con el Banco Mundial que le asegura créditos por 1200 millones de dólares anuales hasta 2018. También siguen programas con el BID por 5000 millones de dólares a ser desembolsados los próximos cuatro años. La cartera de créditos en ejecución con la Corporación Andina de Fomento llega a 20.942 millones de pesos (unos 1350 millones de dólares). De estos préstamos, están pactados 6397 millones de pesos para el sector vial, 4692 millones para el energético, 3694 millones para el de agua y saneamiento, 2291 millones para educación, 2062 millones para los municipios, 1741 millones para infraestructura en comunicaciones y 73 millones para el fortalecimiento institucional.
La CAF es el mismo organismo que financió el proyecto Arsat-1, que permitió a la Argentina ser el primer país de América latina en tener en órbita un satélite geoestacional de construcción propia, formando parte de un grupo de ocho países que manejan esa tecnología de punta.
El BID concedió créditos para la finalización de Yacyretá, la represa que tardó 40 años en construirse. También para el tendido de líneas de alta tensión al NOA y al NEA, dentro del programa Norte Grande, y a Chubut.
El Banco Mundial, a su vez, financió 1965 escuelas y jardines en todo el país, la cifra más alta desde el primer peronismo. Otro proyecto importante es el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, con préstamos en ejecución por 13 mil millones de pesos (unos 840 millones de dólares). Además, hay desembolsos previstos para otros 25 programas en diversas áreas, como vial, de prevención de inundaciones, hídrica y obras en municipios.
El kirchnerismo también estableció acuerdos con otro gran financista externo para proyectos de infraestructura: China. El Banco Popular y otras entidades de ese país comprometieron 4700 millones de dólares para la construcción de las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz, 5000 millones para la cuarta central nuclear y otros 7000 millones para la quinta central. También hay convenios firmados para la central térmica Belgrano, en Zárate, por alrededor de 1000 millones de dólares. En materia ferroviaria, ya se firmó el acuerdo para un nuevo desembolso de 2400 millones de dólares para el Belgrano Cargas, aunque queda pendiente la entrega de recursos de otro tramo igual pactado en 2013. La renovación de los ramales urbanos del área metropolitana involucró más de 1000 millones de dólares.
En resumen, entre el Banco Mundial, el BID, la CAF y China hay pactados créditos para los cuatro años del mandato de Macri por 30.000 millones de dólares. Peña no debe haber reparado en este dato cuando dijo que no hay plan B para financiar obra pública si no se acuerda con los buitres. Por otra parte, al mismo tiempo que el gobierno muestra urgencia para cerrar con los buitres recibe quejas de gobernadores e intendentes por la paralización de proyectos en distintos puntos del país; YPF reduce su nivel de inversiones 25 por ciento este año y Aerolíneas Argentinas cancela rutas.
El profesor Aldo Ferrer dejó escrito que un eventual entendimiento con los fondos buitre no necesariamente conlleva una baja importante de la tasa de interés para colocaciones de deuda, ya que las calificadoras de riesgo luego exigirán “un plan económico y financiero respaldado por el FMI”. El palo con la zanahoria del financiamiento a tasas bajas se va corriendo, como lo saben bien los argentinos que vivieron los ‘90 y los 2000: siempre faltaba un nuevo ajuste, una nueva privatización, una nueva ley de flexibilización laboral para que los mercados aceptaran prestar más barato. Como esas políticas hundían al país en recesión y caían los ingresos, los reclamos de ajuste se hacían más pesados. El círculo vicioso que se generó la última vez terminó con el presidente en helicóptero.
Ferrer también aportó otro elemento indispensable en este debate: “Los problemas principales de la economía están en la esfera interna: el déficit de comercio de manufacturas de origen industrial y la consecuente restricción externa, la inflación, el desequilibrio fiscal, entre otros. Ninguno se resuelve por el pago a los buitres”.
Facilitar el acceso al financiamiento de los mercados parece más bien una necesidad de sectores concentrados de la economía que buscan dolarizar ganancias sin límites y fugarlas del país, pretendiendo repetir una experiencia como la de los 90, que dejó a la Argentina sobreendeudada, con tasas de desocupación record y un notable atraso en la infraestructura pública. Ese es el plan que manda a la Argentina a la B.