PIRO SE MECE
Ha llegado el tiempo de la despedida, me acerco
intimo, nervioso de no perturbarla, canto despacito una tonada fatal de los
laberintos del Abasto, de su morocho inmortal, tantas veces acariciada por mi tío
Pepe, entonces con el quiebre en llanto antiguo, esbozo la primera estrofa,
"Mis buenos aires querido,
cuando...", mi tía Piro recorre con su memoria de caracol desplazado a
una playa desierta, y me segunda con una voz que ya no es, mi lagrima cae sobre
su mejilla y ella, invernada, me aprieta con su mano mi antebrazo para decirme
sin intermediar palabra, que estamos juntos en ese instante divino que Dios nos
ha regalado,...hay un siglo de historia y ella es la última de una familia de
gitanos en aquel solitario edificio en Cuba.
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