CUANDO AL SAPIENS LO EMBRUTECEN
Todos los días el público
argentino recibe "opiniones" de los zares del neoliberalismo, que
dicen no serlo, me viene siempre la imagen del pájaro carpintero golpeando
contra el árbol para hacer su nido, solo que en este caso el árbol es nuestro
pobre cerebro, bombardeado por una "realidad imaginada", que nada
tiene que ver con nuestro diario, pero que si un millón de argentinos compran
entre diciembre y febrero de este año, 1500 millones de dólares de ahorro, es
señal que el sistema funciona, los restante digamos 35 millones de argentinos (suponiendo
que ese millón representa a una familia tipo, de 4 integrantes con esa
posibilidad), que no pueden llegar a fin de mes, es una "excepción de la
regla" y no la ley del sistema.
Hace unos días atrás
termine de leer el libro "Sapiens:
de Animales a Dioses" de Noah Harari, lo leí, tengo que ser sincero porque
Obama, Bill Gates y la Merkel, entre otros, lo alababan tanto, que me dije aquí
hay "gato encerrado", y sobre todo, cuando leí que había sido un
libro que había pasado invisible tres años antes de convertirse en todo un Best
Seller, tengo que reconocer que el libro es ameno, y vale la pena leerlo como "conocimiento
de la evolución del humano", y a pesar que a vuelo de pájaro tiene varias
falencias históricas, y hasta de tratamiento científico de como una sociedad se
transforma, lo cierto es que pude encontrar a mi modesto entender, el porqué de
tanto "interés".
Harari propone una
idea "fenomenal" que si bien, esta argumentada, y puede hasta llegar a convencerte
de que esta es "La Idea", porque tiene un sustento de "sentido común",
coincide ella con una manera práctica que utilizan los modernos políticos y la
prensa burguesa a su servicio, para que los llevemos al poder y una vez allí, "minga", ahora a bancárselos
como mínimo cuatro años.
Noah Harari se
pregunta en su libro: "Hace 100 000
años al menos seis especies de humanos habitaban la Tierra, hoy solo queda una,
la nuestra: Homo Sapiens, ¿Como logro nuestra especie imponerse en la lucha por
la existencia?..." y más adelante responde, "La teoría más ampliamente compartida aduce que mutaciones
genéticas accidentales cambiaron las conexiones internas del cerebro de los
sapiens, lo que les permitió pensar de maneras sin precedentes y comunicarse
utilizando un tipo de lenguaje totalmente nuevo. Podemos llamarla la mutación
del árbol del saber. ¿Por qué tuvo lugar en el ADN de los sapiens y no en el de
los neandertales? Fue algo totalmente aleatorio, hasta donde podemos decir.
Pero es más importante comprender las consecuencias de la mutación del árbol
del saber que sus causas. ¿Qué es lo que tenía de tan especial el nuevo
lenguaje de los sapiens que nos permitió conquistar el mundo?"... "Es
relativamente fácil ponerse de acuerdo en que solo Homo sapiens puede hablar sobre cosas que no existen realmente,
y creerse seis cosas imposibles antes del desayuno. En cambio, nunca
convenceremos a un mono para que nos dé un plátano con la promesa de que
después de morir tendrá un número ilimitado de bananas a su disposición en el
cielo de los monos. Pero ¿por qué es eso importante? Después de todo, la
ficción puede ser peligrosamente engañosa o perturbadora. A simple vista,
podría parecer que la gente que va al bosque en busca de hadas y unicornios
tendría menos probabilidades de supervivencia que la que va en busca de setas y ciervos"... "Pero la ficción nos ha permitido no solo imaginar cosas,
sino hacerlo colectivamente"..."La
capacidad de crear una realidad imaginada a partir de palabras permitió que un
gran número de extraños cooperaran de manera efectiva. Pero también hizo algo
más. Puesto que la cooperación humana a gran escala se basa en mitos, la manera
en que la gente puede cooperar puede ser alterada si se cambian los mitos contando
narraciones diferentes"...
A ello nos convoca la prensa de este país
todos los días, a creernos como cierta y seguir siendo dóciles a una realidad
inventada por ellos, y sino véanlo en este "articulo".
SIN CAPITALISMO NO HAY
DERECHOS
(Por Julio Montero (*), publicado en CLARIN)
Los intentos de Cambiemos
por instalar un debate sobre legislación laboral, déficit fiscal y
modernización del Estado han encontrado una firme resistencia por parte de
sindicatos, partidos opositores y algunas personalidades públicas. Es razonable
que haya discrepancias sobre asuntos tan cruciales. De eso se trata la
democracia. Sin embargo, cuesta entender por qué hay sectores que se niegan
sistemáticamente a abordar tópicos tan fundamentales para el futuro,
empeñándose en la más retrógrada perpetuación del estatu quo.
La necesidad de realizar
reformas estructurales se vuelve evidente no bien repasamos nuestra historia. A
principios del siglo XX, Argentina figuraba entre los 10 países con mayor
ingreso per capita del mundo y estaba a la saga de la región en materia de
educación, mortalidad infantil y movilidad social ascendente.
A partir de 1948, iniciamos
un lento pero sostenido declive y ahora, incluso después de la década ganada,
exhibimos tasas de pobreza similares o superiores a las de Chile, Perú y Uruguay.
A mediados de siglo, perdimos el tren de Australia y Canadá. Si no inauguramos
de una vez por todas la Argentina moderna, pronto perderemos también el tren de
los nuevos países emergentes. Consecuencia: más pobres, mayor desocupación y
peores servicios públicos para los más vulnerables.
Los especialistas han
elaborado diversas teorías para explicar el contra-milagro argentino. Una
variable sobre la que casi todos insisten es la cultura económica populista,
cuya médula es la creencia de que la riqueza no surge del trabajo y la
producción sino que brota de un manantial.
El problema no es generarla
sino distribuirla. Las hipótesis sobre por qué este sesgo es tan persistente en
nuestro país son variadas: algunos creen que surge de las entrañas mismas del Virreinato
y sus prácticas de contrabando; otros dicen que se vincula con la matriz
agro-exportadora de base extractiva; y otros lo atribuyen a la estructura
sociopolítica corporativista que surgió en 1940. Para Carlos Nino, el fracaso
de la Argentina es resultado de la “anomia boba”, entendida como una
disposición a infringir las leyes que perjudica incluso a quien saca una
ventaja momentánea.
Un
presupuesto fundamental que el populismo comparte con otras corrientes pseudo
progresistas, es que el capitalismo es el mayor enemigo de la dignidad humana.
Pero en la realidad las cosas son exactamente la revés. Antes de la revolución
industrial una inmensa mayoría de personas vivía en la miseria y la idea misma
del estado de bienestar era una quimera.
Como
sostuvo Cass Sunstein en su celebrada obra The Cost of Rights, todos los
derechos cuestan plata. Por eso, cuanto más se expanda la economía, tantos más
derechos podremos disfrutar. Esto no significa, por supuesto, que uno deba
abrazar las políticas neoliberales ni la teoría del derrame.
El
desarrollo capitalista es sólo una pre-condición para la generación de riqueza
que luego debe distribuirse mediante impuestos progresivos y servicios públicos
de calidad. En todo caso, la lección que conviene aprender es que los países
que han vivido bajo el lema de combatir al capital han sacrificado las
perspectivas de vida de sus habitantes en el altar pequeño burgués de los altos
ideales.
Por lo general, los
filósofos políticos coinciden en que no hay recetas mágicas para trasformar una
cultura pública retrógrada. La tradición republicana insiste en que la clave es
el florecimiento de las virtudes ciudadanas, caracterizadas por un doble
ejercicio de control y debate responsable. En
la Argentina actual un buen punto de partida sería dejar de lado dogmas y
tabúes, hacernos cargo de que la pobreza que tanto lamentamos es producto de
nuestros prejuicios y errores, y discutir de una vez por todas qué camino
seguir para volver a ser una nación próspera capaz de satisfacer los derechos
fundamentales de todos.
(*) Julio Montero es doctor
en Filosofía y Teoría Política. Premio Konex a las Humanidades (2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario