CREER O NO CREER
(Por Ernesto Padrón, en “Segunda Cita”)
Resulta que los médicos cubanos de la Brigada
Henry Reeve son “espías”, “esclavos”, “falsos médicos” y “la principal fuente
de ingresos del régimen cubano”. No sé cómo se las arreglan los miembros de la
brigada para hacer espionaje, organizar actos subversivos y al mismo tiempo
curar a los heridos por terremotos o huracanes, o a los enfermos de Ébola,
Cólera o Covid19. Yo me rompo la cabeza y no acabo de entenderlo.
Si a esa diversidad de funciones le suman que
lo hacen obligados —recuerden se trata de trabajo esclavo—; y que no poseen
toda la preparación médica necesaria, entonces el asombro me obliga a
preguntar: ¿Cómo se las arreglan para tener esa cifra tan enorme de consultas,
operaciones, vidas salvadas y acciones de prevención de salud?
Por otro lado, en las fotos no se les ve cara
de esclavos aterrorizados. Recuerdo incluso al médico de la brigada
que enfermó de ébola en África, el cual al curarse regresó a continuar
combatiendo la enfermedad… ¿Alguien me puede explicar eso? ¿Y qué me dicen de
sus familiares? Se les ve muy orgullosos, en vez de atormentados por la
violación de los derechos humanos de sus padres, hijos, esposas o esposos. Esas
actitudes me desconciertan.
Pero sigamos con el razonamiento: si Cuba les
cobra tanto dinero a esas naciones que ayuda —recuerden que es su mayor fuente
de ingresos— ¿cómo es posible entonces que sean más de sesenta países, la
mayoría pobres, los que soliciten esa colaboración médica? Y para colmo, ahora
con la pandemia de la Covid19 hasta países desarrollados han cometido ese
sacrilegio.
¿Será que las acusaciones de Trump, Pompeo,
Bolsonaro, Lenín Moreno, la Áñez y la prensa replicadora son una colosal
MENTIRA? No, no puede ser. Se trata de gobernantes, electos o golpistas, que
defienden la democracia, los derechos humanos, la justicia social, y son
paladines de la salud púbica. Más bien devotos de la salud pública. Nada más
observar lo bien que combaten la pandemia. Y la prensa de esos países no publica
nada que no tenga una base. Sus periodistas siempre buscan pruebas y jamás
fabrican mentiras por el puro placer de complacer a los ricos dueños de esos
medios.
Hasta vi un dibujo en uno de esos periódicos
donde un campesino pobre intentaba pagarle a uno de los médicos cubanos; y
este, aterrorizado le hace señas, pues detrás de él tiene a una especie de
comisario político que lo está vigilando. Esa caricatura hizo que se me
enredaran más los razonamientos: ¿Los campesinos pobres tienen dinero para pagarse
un médico? ¿La plantilla de la brigada también tiene un personal para vigilar a
los médicos? Eso quiere decir que cuando envían ciento cincuenta galenos, la
mitad son comisarios políticos? ¿O hacen multioficio?
Pero aquí me acecha otra interrogante: si se
trata de una campaña de difamación contra los médicos cubanos ¿a qué se debe?
¿Cuál es la causa? ¿Les duele el ejemplo de este pequeño país? ¿Será que esa
bondad y solidaridad hieren profundamente las bases del capitalismo? ¿Por qué
esos gobiernos tan defensores de los derechos humanos no preparan unas brigadas
médicas —con las condiciones que tanto pregonan— y las envían a los países más
necesitados por la pandemia? ¿No pueden?
Pero finalmente mi desconcierto mayor ha sido
cuando me enteré de que la Brigada Henry Reeve está propuesta para recibir el
Premio Nobel de la Paz. ¡Y la cantidad enorme de personalidades, organizaciones
sociales y personas de todo el mundo que están apoyando esa iniciativa! ¿Es que
el mundo se ha vuelto loco?
Sinceramente, no lo creo.
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